lunes, 13 de abril de 2015

Epílogo para abrir otro prólogo


Este epílogo fue escrito para el libro próximo a aparecer, Cruces entre Psicoanálisis y Neurobiología II, escrito por Roberto Rosler, Irma Peusner, Laura Lueiro y quien firma dicho epílogo, Sergio Rodríguez. Epílogo que trata de resumir el contenido del libro, tomando también elementos energéticos que operan en los lazos sociales y dilucidados por la física cuántica. Me centré en cuáles podrían ser, los Puentes Factorías en los que se elaboran pensamientos, para responder a las demandas de lo Real.

Percepciones<>Neuronas<>Partículas elementales<>Inconsciente
Sergio Rodríguez, 2014
El inconsciente y el sistema neuronal operados por partículas elementales[1] tienen la información acumulada durante la vida por los significantes, sus redes, y por experiencias corporales diversas. Esta es la estructura, que cuando se torna necesario, pone en acto dicha acumulación de informaciones. El síntoma que no cesa de escribirse en y desde lo inconsciente va marcando al sistema nervioso central y al autónomo, y desde ellos, a órganos, músculos y esqueleto óseo. El síntoma, que no cesa de escribirse, informa que algo está fallando. Que algo no cesa de no escribirse, de ser puramente Real. Lo que lleva a que tanto el lenguaje y el aparato neuronal traten, con eso, de hacer algo distinto. Usan lo que no cesa de escribirse para que en la contingencia, evidenciado algo de lo Real[2], usando lo registrado en las memorias neurológica, muscular, de órganos y orificios corporales, se escriba algo distinto. Esto incidirá en los agrupamientos moleculares. Se escribirá (<>), en un juego de conjunción/disyunción y de menor/mayor.
Las propuestas de Lacan para la lógica modal están fuertemente referidas al inconsciente y al sistema nervioso central. Lacan nunca dejó de tenerlo presente. Por desgracia, murió en 1981, época en la que recién comenzaba un desarrollo distinto en la neurobiología y la física cuántica. Estos desarrollos se desplegaron fuertemente a partir del año 2000 en adelante.
Complejidades epistemológicas. Pretendo cruzar prácticas científicas muy diferentes en tanto acceden a su objeto a través de modos de abordaje muy diversos y con instrumentos muy dispares. Son prácticas distintas a pesar de que investigan el mismo objeto (el humano). Pero abordan distintas cualidades de este, y lo hacen con objetivos dispares. En consecuencia, tienen teorizaciones, criterios estadísticos, recopilación de datos y experiencias, lógicas para sus herramientas de investigación. El mismo “objeto total” en sí tiene, además, diferencias importantes para su desarrollo. Empezando por la sexual (hembras y machos), siguiendo por etapas de la vida, condiciones sociales y contextos culturales. Estas diferencias condicionan particularidades, y a veces, hasta singularidades, pero a partir de sostenerse en lo general de las estructuras básicas.
 
Las diferencias metodológicas complican la colaboración.
El saber filtrado y acumulado por la experiencia y la teorización psicoanalítica ha ido y va siendo producto de escuchar millones de historias singulares, inmersas en relatos sobre generaciones previas a las de quien nos las contó y elaboradas por este en el seno de los conflictos que, de una forma u otra, se produjeron en las parejas de sus padres y entre el conjunto de hermanos. Esto matizará y sobredeterminará la narración de los conflictos que traen a quienes concurren a psicoanalizarse. Narraciones que nos van revelando cómo el sujeto que las enuncia fue reaccionando ante aquellos conflictos. Y cómo, a su vez, se le fue armando su plataforma de creencias según las que relata y trata los propios. Eso es lo que les da resonancias míticas. Qué recuerdan y cómo lo recuerdan. La intervención del psicoanalista, desde una neutralidad sostenida en tensión con sus propios ideales, creencias, historias, deseos y hábitos de goce, busca lograr modificaciones en hábitos y modalidades de goce del analizante. Dichas modalidades le dificultan articularse a sus propios deseos inconscientes, los que habitualmente suelen ser más propicios para que viva mejor. Trabajamos así hasta que el sujeto pasa al acto de dar por terminado su análisis y seguir su vida, sin conversar con el psicoanalista pero dispuesto a utilizar las herramientas recibidas para seguir analizando las manifestaciones de su inconsciente, por cuenta propia, hasta el final de sus días. Esto último es muy importante. Presto mucha atención a cómo reacciona el paciente cuando está en su casa, fuera del análisis. Por ejemplo cuando cuenta en el consultorio: “El otro día me pasó tal cosa y encima tal otra, y me di cuenta de que era por tal otra”. Suele denotar en qué dirección hubo cambios, o no los hubo.

La biología
Resumo[3] lo siguiente: la biología tiene como objeto de estudio a los seres vivos y, más específicamente, su origen, evolución y propiedades: génesis, nutrición, morfogénesis, reproducción, patogenia, etcétera. Estudia la estructura y la dinámica funcional comunes a todos los seres vivos, con el fin de establecer las leyes generales que rigen la vida orgánica y sus principios explicativos fundamentales. Todos los organismos perpetúan sus caracteres hereditarios mediante el material genético, que está basado en el ácido desoxirribonucleico (ADN), empleando un código genético universal.

Acoto. Llamativamente ocurre algo parecido con lenguas y lenguajes. Hay una estructura similar  en las formas, aunque cada lengua tiene sus particularidades. Y más aún, cada hablante va produciendo una forma muy propia de hablar. Con múltiples dificultades y malentendidos –por dichas singularidades de cada sujeto–, igual semi comunican, gracias a las identidades de estructuras. Los frecuentes malentendidos ocurren porque resulta imposible una lengua totalmente común. Además, en todas siempre falta algo para definir lo desconocido –Real– cuando este se hace presente de un modo absoluto.
 
Las neuronas
En “Descubrimiento de vibraciones cuánticas en microtúbulos dentro de las neuronas respalda controvertida teoría de la conciencia”, artículo aportado por Eduardo J. Carletti a Science Daily y “levantado” por quien escribe en Internet, se cita: “Nuestro nuevo documento actualiza la evidencia, deja en claro los bits cuánticos Orch OR, o ‘qubits’[4], como caminos helicoidales[5] [...] Formato similar al del ADN en las neuronas […] en los enrejados de microtúbulos, refuta la crítica y revisa veinte predicciones comprobables de la Orch O publicadas en 1998 […] de ellas, seis se confirman y ninguna es refutada”.
Me sorprendió encontrar indicados los “qubits” como caminos helicoidales porque entonces tienen, como señalan los autores, también un formato similar al del ADN en las neuronas. ¿Azar o interdependencia adaptativa? Recordemos, además, lo que planteé antes, en el apartado sobre biología. Dicha estructura helicoidal –que es la que sostiene y teje, nada más y nada menos que a los genes–[6], de forma es similar a la de los discursos.





 
Dice en el mismo artículo, citando a Stuart Hameroff y sir Roger Penrose: “El trabajo del laboratorio de Roderick G. Eckenhoff, MD, de la Universidad de Pennsylvania, sugiere que la anestesia, que borra selectivamente la conciencia sin afectar las actividades cerebrales no conscientes, actúa a través de microtúbulos en las neuronas del cerebro”. Y agrega: “Esto abre una potencial caja de Pandora, pero nuestra teoría toma en cuenta estos dos puntos de vista, lo que sugiere que la conciencia deriva de las vibraciones cuánticas en los microtúbulos[7], polímeros de proteína dentro de las neuronas cerebrales, que gobiernan
tanto las funciones neuronal como la sináptica, y conectan los procesos cerebrales con los procesos de auto-organización a escala fina,
la estructura cuántica proto-consciente de la realidad[8]. Aunque no utilizan el concepto de inconsciente, descriptivamente lo refieren, cuando dicen “estructura cuántica proto[9]-consciente “de la realidad”. El inconsciente se realiza en y desde la articulación molecular-neuronal. La necesita, como archivo y portadora material de imágenes y significantes con los que construir respuestas a lo que debe ir resolviendo el humano en cada momento de su vida.
No es claro dónde termina la nota al pie y dónde sigue el texto corrido y si estas imágenes pertenecen a la nota al pie. Sí, van con la nota 8

Como parecen ir indicando dichas investigaciones experimentales, suponemos[10] que ahí encontramos los Puentes Factorías de pensamientos e invenciones causados por deseos y prácticas de goce. O sea: serían las vibraciones cuánticas en los microtúbulos y polímeros de proteína –microtubulinas– dentro de las neuronas cerebrales, las que gestionan las funciones neuronales y sinápticas. Conectan los procesos cerebrales con los procesos de auto-organización a escala fina. Tendríamos ahí la estructura neuronal cuántica de lo inconsciente, de sus significantes y actos[11].
Cromosomas.-repetimos del capítulo 1, por el carácter de este epílogo en parte de resumen, que agregamos para facilitar el entendimiento de lo que deseamos, prologue investigar conceptos nuevos, para nosotros psicoanalistas. Sabemos que el ADN, sustancia fundamental del material cromático difuso (así se observa en la célula de reposo), está organizado estructural y funcionalmente junto con ciertas proteínas y ciertos constituyentes en formas de estructuras abastonadas llamadas cromosomas. Las unidades de ADN son las responsables de las características estructurales y metabólicas de la célula y de la transmisión de estos caracteres de una célula a otra. Estas reciben el nombre de genes y están colocadas en un orden lineal a lo largo de los cromosomas. En consecuencia, hay similitudes formales entre las cadenas de ADN, las cadenas de discurso, de articulaciones y fallas de articulación, entre filogenia y ontogenia (lo que es muy importante, pues son la argamasa receptora neuronal que recibe al lenguaje y la Cultura y le generan condiciones para que incidan en el sistema nervioso central). En términos generales, un gen es un fragmento de ADN que codifica una proteína o un péptido.
Observo, entonces, equivalencias entre las imágenes de ADN y cómo podríamos graficar discursos y cadenas significantes. En estos, se producen combinatorias, quiebres, enredos. Si los dibujáramos, como hizo Ferdinand de Saussure para graficar cadenas metonímicas y efectos metafóricos, los dibujaríamos parecidos a
11 cintas de Moebius con lo que evocan de infinito. Entonces, ADN y discursos operarán sobre y en las membranas neuronales, en su red articulada a través de axones, dendritas y espículas. Lo pueden observar en el croquis de Hammer y Penrose.
Filogenia. Se llama filogenia al estudio de la historia evolutiva y las relaciones genealógicas de las estirpes. Las comparaciones de secuencias de ADN y de proteínas, facilitadas por el desarrollo técnico de la biología molecular y la genómica, junto con el estudio comparativo de fósiles u otros restos paleontológicos, generan la información precisa para el análisis filogenético. El árbol filogenético de los seres vivos se basa en datos sobre su ácido ribonucleico (ARN). Se nos plantea ahí una pregunta. Desde lo común en los genes, ¿cómo se llega a la particularización de las lenguas y lenguajes y más específicamente a la lalengua de cada uno? Recordemos con  el mismo objetivo, lo que hemos citado en los comienzos de este libro del video de Patricia Kuhl –psicóloga norteamericana– llamado “La genialidad lingüística de los bebés” (www.ted.com).
La biología encuentra entonces en los hablantes, como condicionamiento clave, al lenguaje. Agregamos los psicoanalistas –con su operatoria sobre y a través de la experiencia de las pulsiones–, sus zonas erógenas y también del cuerpo, sus músculos[12], la piel y sus órganos. La neurobiología, como especialidad de la biología, se concentra en investigar las funciones y dependencias del sistema nervioso y en particular, del sistema nervioso central y sus relaciones no absolutas con la filogenia.
El doctor Roberto Rosler, neurobiólogo, se plantea y nos plantea la siguiente pregunta: “¿Cómo hacemos los humanos, con el cerebro del paleolítico, para pensar en la actualidad?”[13] Pregunta importante, pues plantea la cuestión de las articulaciones entre filogenia y ontogenia en relación con el más que milenario antropomorfismo.
Parto de reivindicar la teoría estructural de Freud y de sus tres instancias: Inconsciente, Preconsciente y Consciente. Ninguna, ubicable en zonas específicas del cerebro. Van, vez por vez, produciéndose por articulaciones puntuales y diferentes de recuerdos, según la lógica temporal del Inconsciente (instante de la mirada, tiempo de comprender, momento de concluir pasando al acto). Responde a causas, razones e incitaciones a actuar. Se articulan en la búsqueda de responder en acto, a demandas de los otros y/o de lo Real, según deseos emergentes de cómo su Øtro[14] funcione y haya funcionado.
Los olvidos pueden responder no solo a represiones psíquicas, sino también a causas biológicas de distinto cuño. Cierto tipo de adicciones prolongadas, envejecimientos, accidentes en vías nerviosas, accidentes cerebrales vasculares, arterioesclerosis, Alzheimer, otras demencias.
Los seres hablantes tenemos una sola diferencia esencial con el resto de las especies animales: inventamos. Lo que ocurre gracias a que pensamos y a que hablamos. El resto puede llegar a imitar y hasta a aprender pero muchísimo menos que los humanos[15]. Los humanos, en cambio, hemos buscado ir resolviendo lo que se nos fue presentando como obstáculo. Para inventar, tenemos que hacer de los recuerdos y dificultades una “máquina de producir pensamientos”. Metáfora que tomo de Wilfred Bion, autor inglés, que siempre me pareció de interés. En esa máquina se conjugan las constelaciones significantes y el sistema nervioso central con todas sus conexiones[16]. A esa máquina la llamé Puente Factoría[17] El cambio de nombre no fue porque sí. Quise metaforizar algo que Bion no pudo, quizás, por la época (décadas de 1950 y 1960) en que desarrolló sus investigaciones. En esa época Lacan se centraba, en la función y la estructura del lenguaje y del significante, para la subjetivación. En neurobiología y física cuántica, estaban naciendo los saberes actuales sobre la red y dinámica neuronal. A comienzos del siglo XX, y en los sesenta y setenta, empiezan a despegar elaboraciones y experimentos sobre la existencia y los modos de funcionamiento de las partículas elementales (átomos con sus protones, neutrones, electrones y otras). Antes solo se podía pensar por separado: Inconsciente, Cultura, producción de nuevos saberes científicos y artísticos. Hoy nos resulta más fácil pensar, suponer, dónde y cómo se va procesando la ensalada mental y fáctica que ha llevado a que los seres hablantes tengamos una sola diferencia esencial con el resto de las especies animales: inventamos, y lo hacemos complejamente. Hablamos, para no dejarnos aplastar fácilmente por los déficits de la realidad. Estos inventos transitan por y se producen en los puentes, para tránsito y fabricación. Por eso los llamo Puentes Factorías, con sus puntos de arribo, de idas y vueltas entre aconteceres y Cultura. Lo que transcurre en, desde y con: las partículas elementales, el sistema nervioso central y el cuerpo en general.
Si recurrimos a la última producción de Lacan y usamos su síntesis mayor –el Nudo Borromeo de la Tercera de Roma–, tal vez nos resulte más fácil captar la importancia de que los psicoanalistas averigüemos qué pasa en la neurobiología que incluye su química y su mecánica cuántica. Lo que no nos transforma en neurobiólogos, ni en físicos cuánticos. Veremos más adelante la imagen de dicho nudo.
Los psicoanalistas, analizando, le hacemos presente a cada analizante las diferentes apariencias con que se puede mostrar él y el otro, o sus partes, formas de cada uno para convocar deseos de otros. El Nudo Borromeo muestra topológicamente al objeto (que Lacan llamó a), atrapado entre sus tres registros. Nuestro deseo de analistas reside en confrontarlos con los desconocimientos derivados a sus síntomas, o vividos como carencias (castraciones) y angustias, para producir alguna diferencia  entre su ser objeto e ir efectuándose como sujeto.
En esos movimientos de gestación de una persona con cualidades para entrar en discurso, lazo social, y subjetivarse, intervienen las moléculas de las células en juego, y sus componentes de ARN y DRN, y en consecuencia, “el zoo”[18] de sus partículas elementales (átomos y  sus componentes: protones, neutrones y electrones), el cual se agrupa, se fragmenta, desagrupa, se traslada por efecto de vibraciones cuánticas y variaciones de temperatura. Solo podrían permanecer estables a bajísimas temperaturas, inexistentes en el planeta. Con lo que, en cada uno de esos movimientos, se producen variaciones en los componentes de las células (incluidas las neuronas) en que ocurren. Y como consecuencia de ello, también en cuerpos y mentes de las personas.
Este pequeño repaso ayuda a entender la lógica que lleva a utilizar lo que de la neurobiología y la mecánica cuántica resulte importante, para proceder mejor y más rápido en la cura de nuestros pacientes.
Los científicos en tanto científicos, en el nudo
Porque el futuro de la vida es real, no simbolizable previamente, hay deseos de los científicos que los empujan a un goce muy enlazado por las tres cuerdas, disparando su flecha para investigar la vida. Van desde lo imaginario a lo real, sin atravesar lo preconsciente, pero sin ser aplastados por él. Sí, son tocados por la cuerda del Inconsciente, proveniente de lo simbólico. Cuerda que reverbera en sus síntomas, como en cualquier humano. A veces para bien, a veces para mal. De ahí que una flecha proveniente de lo simbólico atraviese una de las cuerdas constitutivas de lo Real. Un elemento de primer plano en Erwin Schrödinger[19] fue su intento apasionado por articular elementos de la mecánica cuántica y de la biología de su época (año 1944).

Científicos


Nuestras pulsiones (fuentes de energía libidinal) son cargadas desde nuestras percepciones. Todas ellas reciben electrones. Fotones, claves para la visión. Fonones, transmisores de los sonidos, para la audición. Con un agregado importante: los fotones que transmiten la luz dan lugar a ver, lo que juega una función muy importante en los lazos sociales, con amores, odios y/o indiferencias. Observen el efecto de la apariencia de una jovencita o de un jovencito, comparado con la de los mismos veinte años después. Algo parecido ocurre con las voces. Los significantes escritos operan sobre y desde nosotros, vehiculizados en fotones por la luz. Los hablados operan sobre y desde nosotros, vehiculizados por fonones.
¿Las otras pulsiones como gusto, tacto, olfato, son vehiculizadas a través de qué tipo de partículas elementales? No son preguntas sin importancia.
¿Qué pasa, cómo funcionan y cómo llamar a las relacionadas con el gusto y las papilas linguales? La misma pregunta, en relación con el olfato. Y en general con el sistema nervioso periférico y el autónomo. Todas cuestiones ligadas a la sexualidad por vía de las pulsiones. Y por la presencia en ella de la respiración, de las reacciones intestinales, renales, hepáticas. Podemos hacernos preguntas parecidas con respecto a la sensibilidad de la piel y de los órganos sexuales. Se me va haciendo evidente, que tienen como respuesta su relación con las vibraciones. Fuera por caricias o besos suaves, o por chirlos u otros golpes, que pueden llegar a los extremos de los boxeadores o de los torturadores. Las vibraciones en sí, no son ondas, ni partículas elementales. Pero sí son fenómenos físicos que operan sobre las partículas y en particular sobre grupos de electrones. Algo similar ocurre con las temperaturas.
Ergo, las partículas elementales son sostén material de la sexualidad en sentido amplio: (1) por sostener a la biología y neurobiología humana en su conjunto; (2) por ser imprescindibles, fotones y fonones, para la producción y transmisión de significantes en lo escrito y voceado en las conversaciones, así como de imágenes visuales y auditivas (dichas imágenes también se reciben de otros por los que la persona esté interesada); (3) porque vibraciones y temperaturas, en sus diferencias de amplitud, inciden en las organizaciones y reorganizaciones de las partículas elementales que intervienen. Producen diferentes efectos, reacciones y funcionamientos de cada persona. Entre ellas: deseos, amores, odios, indiferencias, etcétera.
Cito extensamente algunos párrafos de Erwin Schrödinger que me facilitaron discernir estas ideas que voy sintetizando. Dice[20] en el apartado “Teoría cuántica. Estados discretos, saltos cuánticos”[21] “La gran revelación de la teoría cuántica fue el descubrimiento de estados discretos[22] en el libro de la Naturaleza, en un contexto en el cual todo lo que no fuera continuidad parecía absurdo, de acuerdo con los puntos de vista mantenidos hasta entonces. […] En los sistemas de dimensiones muy reducidas, la mayoría de esas o similares características –no podemos entrar bien en detalles– cambian de forma discontinua. Están ‘cuantizados’ lo mismo que la energía. El resultado es que cierto número de núcleos atómicos, incluyendo sus acompañantes, los electrones, cuando se encuentran cerca unos de otros, formando un ‘sistema’, son incapaces por su misma naturaleza de asumir cualquier configuración arbitraria imaginable. Su propia índole les deja una serie, numerosa pero discreta, de ‘estados’ para escoger, a los que denominamos simplemente niveles o niveles energéticos, porque la energía es una parte muy destacada de su caracterización. Pero debe tenerse presente que una completa descripción comprende muchas otras cosas además de la energía. Es virtualmente correcto imaginar un estado como una determinada configuración de todos los corpúsculos. La transición de una de esas configuraciones a otra es un salto cuántico. Cuando la segunda configuración tiene una mayor energía (‘es un nivel superior’), el sistema debe recibir del exterior al menos la diferencia entre esas dos energías para hacer posible la transición. El cambio puede hacerse espontáneamente cuando es hacia un nivel inferior, gastando en radiación el exceso de energía”.
En otro párrafo dice sobre las moléculas: “Entre el conjunto discreto de estados de una selección dada de átomos puede existir, aunque no necesariamente, un nivel inferior a todos, lo cual implica un estrecho acercamiento de los núcleos entre sí. En tal estado los átomos forman una molécula. La estabilidad de las moléculas depende de la temperatura. Supongamos que nuestro estado de átomos está realmente en su estado de menor energía. El físico lo denominaría en el cero absoluto de temperatura. Para elevarlo al estado o nivel inmediatamente superior, se requiere un definido aporte de energía. El modo más simple de intentar hacerlo es ‘calentar’ la molécula. Puede ponérsela en un ambiente de mayor temperatura (‘baño térmico’), permitiendo así que otros sistemas átomos, moléculas golpeen sobre ella […] el tiempo medio que debe esperarse hasta que se produce el ascenso (es) el ‘tiempo de expectación’. El ‘tiempo de expectación’ depende en gran medida del cociente entre dos energías, siendo la primera la diferencia de energía para efectuar la elevación mientras que la segunda caracteriza la intensidad del movimiento térmico a la temperatura en cuestión[23] […] La probabilidad de acumular la cantidad requerida, aunque muy pequeña, vuelve una y otra vez ‘con cada vibración’[24].
Agrega Schrödinger: “Primera corrección: al presentar estas consideraciones como una teoría de la estabilidad de la molécula, se ha admitido tácitamente que el salto cuántico al que llamábamos ‘elevación’ conduce, si no a una completa desintegración, sí al menos a una configuración esencialmente diferente de los mismos átomos, a una molécula isomérica, como dirían los químicos, es decir, a una molécula compuesta por los mismos átomos con diferente distribución (lo cual al aplicarlo a la Biología, representaría un alelo[25] diferente en el mismo locus; y el salto cuántico, una mutación). […] En consecuencia, los impactos de las partículas del ‘baño térmico’ pueden bastar para provocar vibraciones ya a una temperatura bastante baja[26] Si la molécula es una estructura extensa, podemos imaginar esas vibraciones como ondas sonoras de alta frecuencia que cruzan la molécula sin alterarla[27] […] Cuanto mayor es la molécula, más alternativas isoméricas se le ofrecen. […] Ahora podemos proceder ya a nuestra ‘segunda corrección’, consistente en que las transiciones de este tipo ‘isomérico’ son las únicas que nos interesan para la aplicación biológica[28] […] Las transiciones en las que no existe un umbral interpuesto entre los estados inicial y final carecen totalmente de interés, y no solo para nuestra aplicación biológica. De hecho, no tienen nada con qué contribuir a la estabilidad química de la molécula. ¿Por qué? Porque su efecto no es duradero, pasan inadvertidas. Porque, cuando se producen, son seguidas casi inmediatamente por una vuelta al estado inicial, ya que nada impide su retroceso”.
Sintetizo, para la práctica analítica, la lógica de estas reflexiones.
La mecánica cuántica investiga específicamente esa especialidad de la física que atañe a las moléculas y sus componentes. Los psicoanalistas no podemos ni debemos, a menos que varíe nuestra vocación, incluirnos en esta rama de la física, pero sí utilizar algunos de sus descubrimientos y asesorarnos por físicos cuánticos. Para desarrollar nuestro saber hacer con grupos de personas, y con las diferencias entre cada una, para subjetivarse. También para deducir cómo eso le va ocurriendo a cada uno, en el seno de las diferentes masas en las que participa[29]
La diferencia, ejemplificada tan graciosamente por Alberto Rojo en su libro Borges y la física cuántica)[30], no estará en la cantidad de moléculas sino en su distribución, que puede ir variando según diferentes acontecimientos, entre los cuales pueden estar: diferencias en lo que cada uno vea a caballo de los fotones en juego y de los que recibe (sea en contactos personales directos o producidos por teatro, televisión, fotografías, cine, dibujos, pinturas, o cualquier otro medio de imagen o gráfico, incluyendo manuscritos e impresos); en lo que se escuche encabalgado en fonones, en las voces y otros instrumentos: tiempos, timbres, volúmenes, tonalidades, resonancias; en lo que se huela, deguste, se sienta como presiones (caricias, lamidas, pellizcos, golpes), choques, temperaturas. Movilizadores y reorganizadores de átomos, y en consecuencia, de moléculas. En cómo se transmitan significantes, que también materialmente están constituidos por moléculas y sus variaciones. En esas diferencias, se apoyan y también son efecto, variantes en las relaciones sociales. Cuando los adolescentes y jóvenes de ahora, hablan de tener buena ‘onda’ y buenas ‘vibras’, usan una jerga con resonancias de mecánica cuántica. Magias del lenguaje y las formas de hablar.
 
En qué puede resultarnos útil
¿Para qué nos pueden servir estos descubrimientos de la mecánica cuántica? Para darle valor equivalente, en su contexto de realización, a un decir (el silencio y hasta el mutismo, pueden ser formas, actos de enunciar) a la palabra enunciada, a la gestualidad, cambios de colores del rostro, de temperatura y a actos con el cuerpo. Así se transmiten en los humanos, las relaciones sexuales y otras formas de relaciones sociales. La mecánica cuántica nos agrega fundamentos, para analizar frente a frente, y no en diván, excepto en casos muy singulares, que para su entrada en análisis, necesitan en unos primeros tiempos –a veces extensos– no ver el rostro del analista.
 
Tacto, presión, frío y calor
A través del tacto, el cuerpo percibe el contacto con las distintas sustancias, objetos, etcétera. Los humanos tenemos terminaciones nerviosas especializadas y localizadas en la piel, llamadas receptores del tacto, los cuales pueden ser de diversos tipos. Son estimulados por una deformación mecánica de la piel y transportan las sensaciones hacia el cerebro a través de fibras nerviosas. Los receptores se encuentran en la epidermis, que es la capa más externa de la piel, y están distribuidos por todo el cuerpo de forma variable, por lo que hay zonas con distintos grados de sensibilidad táctil en función del número de receptores que contengan. Existe una forma compleja en el tacto del receptor, en la cual los terminales forman nódulos diminutos o bulbos terminales. A este tipo de receptores pertenecen los corpúsculos de Paccini, sensibles a la presión, que se encuentran en las partes sensibles de las yemas de los dedos. El tacto es el menos especializado de los cinco sentidos, pero a base de usarlo se puede aumentar su agudeza. En él se juegan caricias y golpes.

Gusto
El sentido del gusto actúa por contacto de sustancias solubles con y en la lengua. Se puede percibir un abanico amplio de sabores, como respuesta a la combinación de varios estímulos. Apariencia, textura, temperatura, olor y gusto. Cada gusto es detectado por un tipo especial de papilas.
Las casi diez mil papilas gustativas que tiene el ser humano están distribuidas en forma desigual en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a clases determinadas de compuestos químicos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general, las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la punta de la lengua, las sensibles a lo ácido ocupan los lados y las sensibles a los amargos están en la parte posterior.
Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado por una de las sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia con que se repiten los impulsos indica la intensidad del sabor. Por lo tanto, cuando se le dice a alguien que es dulce, amargo, saleroso, ácido, se está metaforizando con sensaciones percibidas en la carnalidad de la lengua. Los primeros contactos en una pareja, junto con las caricias, suelen ser los besos de lengua.
 

La nariz, equipada con nervios olfativos, es el principal órgano del olfato. Los nervios olfativos también son importantes para diferenciar el gusto de las sustancias que transitan por la boca. Sensaciones que se perciben como gustativas tienen su origen en el olfato[31]. Hay investigaciones que indicarían la existencia de siete olores primarios: alcanfor, almizcle, flores, menta, éter, acre (avinagrado) y podrido. Olores primarios que corresponden a siete tipos de receptores existentes en las células de la mucosa olfatoria. Investigaciones sobre el olfato indicarían, asimismo, que sustancias con olores similares tienen moléculas del mismo tipo. Estudios recientes, a su vez, indican que la forma de las moléculas que originan los olores determina la naturaleza del olor de esas moléculas o sustancias. Se cree que estas moléculas se combinan con células específicas de la nariz, o con compuestos químicos que están dentro de esas células. La captación de los olores es el primer paso de un proceso que continúa con la transmisión del impulso a través del nervio olfatorio y acaba con la percepción del olor por el cerebro[32]. Aportado todo esto, no podemos dejar de recordar que el valor que tome cualquier percepción, suele estar sobredeterminado por escenas, tanto traumáticas como felices, recordadas u olvidadas, pero que inciden desde lo inconsciente.
 
Final. ¿Por ahora?
Si repasamos lo dicho, podemos acercarnos a resolver la pregunta por los Puentes Factorías. Estos se encuentran y funcionan desde la base material pulsional y corporal en general. De lo que vemos y damos a ver, lo que escuchamos y damos a escuchar, lo que olemos y damos a oler, lo que tocamos y damos a tocar, lo que gustamos y damos a gustar. Sea en los coitos -vaginales o anales-, en las caricias, piñas, chirlos, besos, felatios, cunilingüis, mordiscos. Todo puede resultar significante. Esa base material va siendo conformada por agrupamientos particulares de moléculas constituidas por organizaciones atómicas singulares. Dichas agrupaciones, en los humanos, varían según lógicas temporales, cuyos tiempos están determinados por cada circunstancia singular, en  modalidades particulares de lazos sociales.
Si tenemos en cuenta estas cuestiones, podemos entender la función y el valor de la colaboración entre diferentes disciplinas para el tratamiento del sufrimiento psíquico. Según cada caso, encuentro o no, lógica a buscar colaboración en psiquiatras para medicar, terapeutas corporales, de grupos, músicos y artistas diversos, “personal trainers”, maestros de oficios y docentes de diferentes disciplinas. En síntesis, captando los nortes de sus deseos, favorecer desarrollar actividades que vayan en sentido de generar condiciones para reestructurarse subjetivamente atendiendo lo más posible a dichos deseos y hacer más firme su Cuarto Nudo[33]
Aquellos Puentes Factorías se estructuran, entonces, por el capital molecular –en qbits– y el trabajo libidinal de cada uno en cada circunstancia. O sea, por la disposición y distribución de las partículas elementales, en función de lo que esté convocando a esa persona a inventar y producir, actos y significantes.




[1] Según lo que he ido entendiendo, y trataré de ir demostrando, átomos y sus componentes.
[2] Tomo la lógica modal según la reformulación de Lacan.
[3] Desarrollado en este libro por Irma C. W. de Peusner.
[4] Unidades mínimas de información cuántica.
[5] Lo destacado, lo fue, por Sergio Rodríguez.
[6] Véase, en Cruces entre Psicoanálisis y Neurobiología I, el capítulo sobre la temática, escrito por Laura Lueiro.
Señalamos en el apartado “Biología”, resumido de  Wikipedia: las unidades de ADN son las responsables de las características estructurales y metabólicas de la célula y de la transmisión de estos caracteres de una célula a otra.
[7] Los microtúbulos son estructuras tubulares de las células, de 25 nm de diámetro exterior y unos 12 nm de diámetro interior, con longitudes que varían entre unos pocos nanómetros a micrómetros, que se originan en los centros organizadores de microtúbulos y que se extienden a lo largo de todo el citoplasma. Se hallan en las células eucariotas y están formadas por la polimerización de un dímero de dos proteínas globulares, la alfa y la betatubulina.
 Subunidad alfa de la tubulina, componente de los microtúbulos. Los microtúbulos intervienen en diversos procesos celulares que involucran desplazamiento de vesículas de secreción, movimiento de orgánulos, transporte intracelular de sustancias, así como en la división celular (mitosis y meiosis) y que, junto con los microfilamentos y los filamentos intermedios, forman el citoesqueleto. Además, constituyen la estructura interna de los cilios y los flagelos (Wikipedia).
Los microtúbulos se nuclean y organizan en los centros organizadores de microtúbulos (COMTs), como pueden ser el centrosoma o los cuerpos basales de los cilios y flagelos. Estos COMTs pueden poseer centriolos o no.
Además de colaborar en el citoesqueleto, los microtúbulos intervienen en el tránsito de vesículas (dineína o cinesina), en la formación del huso mitótico mediante el cual las células eucariotas segregan sus cromátidas durante la división celular, y en el movimiento de cilios y flagelos.

Una kinesina unida a un microtúbulo.
Subido el 3 de abril del 2006
[8] Subrayado en negritas, mío (SR)
[9] Proto-. (Del gr. πρωτο-, primero). 1. elem. compos. Indica prioridad, preeminencia o superioridad. Protomártir, protomédico, prototipo. (Real Academia Española).
[10] Con el Dr. Carlos Názara
[11] Subrayado en negritas por mí (SR)
[12] Esto lo planteaba Freud y Lacan se lo discutió. Estoy más de acuerdo con Freud.
[13] Véase los capítulos de Rosler en este libro.
[14] Las que tomó de las que dejaron los que hayan funcionado como madre, padre y otros cercanos.
[15] Las especies más desarrolladas de gorilas tienen mínimas capacidades para inventar.
[16] De mi exposición ( SR) en el panel de Cruces… 26 –VII – 2013.
[17] Puede verse, mi  “Puentes Factorías entre Cultura y Sistema Nervioso Central”.
[18] Gerard’t Hooft, en su libro Partículas elementales. En busca de las estructuras más pequeñas del  universo. p. 39.
[19] Uno de los adelantados de la física cuántica, lamentablemente muerto en 1944, mucho antes del despegue de la disciplina en los setenta.
[20] En su libro: Que es la Vida
[21] página 79.
[22] En el sentido de separados, distintos.
[23] Cuándo los argentinos metaforizamos con calentar los placeres preliminares en el acto sexual, intuitivamente, no estamos demasiado alejados de la mecánica cuántica (SR).
[24] p. 84.
[25] La mayoría de los mamíferos son diploides: poseen dos juegos de cromosomas, uno de ellos procedente del padre y el otro de la madre. Cada par de alelos se ubica en igual locus o lugar del cromosoma. Por alelo debe entenderse el valor de dominio que se otorga a un gen cuando rivaliza contra otro gen por la ocupación de posición final en los cromosomas durante la separación que se produce durante la meiosis celular. De ese valor de dominación del alelo procreador resultará la transmisión, idéntica o distinta, de la copia o serie de copias del gen procreado. De acuerdo con esa potencia, un alelo puede ser dominante y expresarse en consecuencia en el hijo solamente con una de las copias procreadoras; por lo tanto, si el padre o la madre poseen lo poseen, el cromosoma del hijo lo expresará siempre; o bien puede ser un alelo recesivo, por lo tanto se necesitarán dos copias del mismo gen, dos alelos, para que se exprese en el cromosoma procreado, esto es, deberá ser provisto al momento de la procreación por ambos progenitores. El concepto de alelo se entiende a partir de la palabra alelomorfo (en formas alelas) es decir, algo que se presenta de diversas formas dentro de una población de individuos. (Wikipedia).
[26] Los adolescentes y jóvenes de ahora usan en su lalengua, tener buena ‘onda’ y buenas ‘vibras’. ¿Intuirán algo de mecánica cuántica? (SR).
[27]Ondas sonoras transmitidas por fonones.
[28] pp. 87 y 88.
[29]Recomiendo releer el clásico y uno de los escritos principales de Sigmund Freud, Psicología de las masas y análisis del yo.
[30] El secreto es que todos los elementos están hechos de átomos y que esos átomos están hechos de tres y solo tres partículas microscópicas: protones, electrones y neutrones. La diferencia entre Britney Spears y una carretilla de ripio del mismo peso es la manera en que están distribuidos esos protones, neutrones y electrones. La “sustancia” está en el ordenamiento de ese “rasti” microscópico que solo tiene tres tipos de piezas, con carga eléctrica de distinto signo: protones positivos y neutrones sin carga en el núcleo, y orbitando alrededor del núcleo, electrones negativos.
[31]Recordemos que las neuronas olfativas son las que más se renuevan. Véase Cruces entre Psicoanálisis y Neurobiología I.
[32]Extracción resumida de un trabajo de españoles, lamentablemente no nombrados, aparecido en Internet. Intenté (SR) comunicarme con la página web, sin éxito. No obstante ello, y teniendo en cuenta lo aprendido con los doctores Fernando Álvarez, Gabriel Brarda y Roberto Rosler, me parece pertinente incluirla.
[33] Lacan planteó el Nudo Borromeo de 4 en el que se configura desde el Nombre –del– Padre, pero más allá, el propio nombre anudando mejor al 4º nudo.





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