Este
epílogo fue escrito para el libro próximo a aparecer, Cruces entre
Psicoanálisis y Neurobiología II, escrito por Roberto Rosler, Irma Peusner,
Laura Lueiro y quien firma dicho epílogo, Sergio Rodríguez. Epílogo que trata
de resumir el contenido del libro, tomando también elementos energéticos que operan en los lazos sociales y dilucidados por la física cuántica.
Me centré en cuáles podrían ser, los Puentes Factorías en los que se elaboran
pensamientos, para responder a las demandas de lo Real.
Percepciones<>Neuronas<>Partículas elementales<>Inconsciente
Sergio Rodríguez, 2014
El inconsciente y el sistema neuronal operados por partículas
elementales[1] tienen la información acumulada durante la vida por los
significantes, sus redes, y por experiencias corporales diversas. Esta es la
estructura, que cuando se torna necesario, pone en acto dicha acumulación de
informaciones. El síntoma que no cesa de escribirse en y desde lo inconsciente
va marcando al sistema nervioso central y al autónomo, y desde ellos, a
órganos, músculos y esqueleto óseo. El síntoma, que no cesa de escribirse,
informa que algo está fallando. Que algo no cesa de no escribirse, de ser puramente
Real. Lo que lleva a que tanto el lenguaje y el aparato neuronal traten, con
eso, de hacer algo distinto. Usan lo que no cesa
de escribirse para que en la contingencia, evidenciado algo de lo Real[2], usando lo
registrado en las memorias neurológica, muscular, de órganos y orificios
corporales, se escriba algo distinto. Esto incidirá en los agrupamientos
moleculares. Se escribirá (<>), en un juego de conjunción/disyunción y de
menor/mayor.
Las propuestas de Lacan para la lógica modal están fuertemente
referidas al inconsciente y al sistema nervioso central. Lacan nunca dejó de
tenerlo presente. Por desgracia, murió en 1981, época en la que recién
comenzaba un desarrollo distinto en la neurobiología y la física cuántica.
Estos desarrollos se desplegaron fuertemente a partir del año 2000 en adelante.
Complejidades epistemológicas. Pretendo cruzar prácticas científicas
muy diferentes en tanto acceden a su objeto a través de modos de abordaje muy
diversos y con instrumentos muy dispares. Son prácticas distintas a pesar de
que investigan el mismo objeto (el humano). Pero abordan distintas cualidades
de este, y lo hacen con objetivos dispares. En consecuencia, tienen
teorizaciones, criterios estadísticos, recopilación de datos y experiencias,
lógicas para sus herramientas de investigación. El mismo “objeto total” en sí
tiene, además, diferencias importantes para su desarrollo. Empezando por la
sexual (hembras y machos), siguiendo por etapas de la vida, condiciones
sociales y contextos culturales. Estas diferencias condicionan
particularidades, y a veces, hasta singularidades, pero a partir de sostenerse
en lo general de las estructuras básicas.
Las diferencias
metodológicas complican la colaboración.
El saber filtrado y acumulado por la experiencia y la teorización
psicoanalítica ha ido y va siendo producto de escuchar millones de historias
singulares, inmersas en relatos sobre generaciones previas a las de quien nos
las contó y elaboradas por este en el seno de los conflictos que, de una forma
u otra, se produjeron en las parejas de sus padres y entre el conjunto de
hermanos. Esto matizará y sobredeterminará la narración de los conflictos que
traen a quienes concurren a psicoanalizarse. Narraciones que nos van revelando
cómo el sujeto que las enuncia fue reaccionando ante aquellos conflictos. Y
cómo, a su vez, se le fue armando su plataforma de creencias según las que
relata y trata los propios. Eso es lo que les da resonancias míticas. Qué
recuerdan y cómo lo recuerdan. La intervención del psicoanalista, desde una
neutralidad sostenida en tensión con sus propios ideales, creencias, historias,
deseos y hábitos de goce, busca lograr modificaciones en hábitos y modalidades
de goce del analizante. Dichas modalidades le dificultan articularse a sus
propios deseos inconscientes, los que habitualmente suelen ser más propicios
para que viva mejor. Trabajamos así hasta que el sujeto pasa al acto de dar por
terminado su análisis y seguir su vida, sin conversar con el psicoanalista pero
dispuesto a utilizar las herramientas recibidas para seguir analizando las
manifestaciones de su inconsciente, por cuenta propia, hasta el final de sus
días. Esto último es muy importante. Presto mucha atención a cómo reacciona el
paciente cuando está en su casa, fuera del análisis. Por ejemplo cuando cuenta
en el consultorio: “El otro día me pasó tal cosa y encima tal otra, y me di
cuenta de que era por tal otra”. Suele denotar en qué dirección hubo cambios, o
no los hubo.
La biología
Resumo[3] lo
siguiente: la biología tiene como objeto de estudio a los seres vivos
y, más específicamente, su origen,
evolución y propiedades: génesis,
nutrición,
morfogénesis,
reproducción,
patogenia,
etcétera. Estudia la estructura y la dinámica funcional comunes a todos los
seres vivos, con el fin de establecer las leyes generales que rigen la vida
orgánica y sus principios explicativos fundamentales. Todos los organismos
perpetúan sus caracteres hereditarios mediante el material genético, que
está basado en el ácido desoxirribonucleico (ADN), empleando un código genético universal.
Acoto. Llamativamente ocurre algo parecido
con lenguas y lenguajes. Hay una estructura similar en las formas, aunque cada lengua tiene sus
particularidades. Y más aún, cada hablante va produciendo una forma muy propia
de hablar. Con múltiples dificultades y malentendidos –por dichas
singularidades de cada sujeto–, igual semi comunican, gracias a las identidades de
estructuras. Los frecuentes malentendidos ocurren porque resulta imposible una
lengua totalmente común. Además, en todas siempre falta algo para definir lo
desconocido –Real– cuando este se hace presente de un modo absoluto.
Las neuronas
En “Descubrimiento
de vibraciones cuánticas en microtúbulos dentro de las neuronas respalda
controvertida teoría de la conciencia”, artículo aportado por
Eduardo J. Carletti a Science Daily
y “levantado” por quien escribe en Internet, se cita: “Nuestro nuevo documento
actualiza la evidencia, deja en claro los bits cuánticos Orch OR, o ‘qubits’[4], como
caminos helicoidales[5] [...]
Formato similar al del ADN en las neuronas […] en los enrejados de
microtúbulos, refuta la crítica y revisa veinte predicciones comprobables de la
Orch O publicadas en 1998 […] de ellas, seis se confirman y ninguna es
refutada”.
Me sorprendió encontrar indicados los
“qubits” como caminos helicoidales porque entonces tienen, como señalan los
autores, también un formato similar al del ADN en las neuronas. ¿Azar o
interdependencia adaptativa? Recordemos, además, lo que planteé antes, en el
apartado sobre biología. Dicha estructura helicoidal –que es la que sostiene y
teje, nada más y nada menos que a los genes–[6],
de forma es similar a la de los discursos.
tanto las funciones neuronal como la
sináptica, y conectan los procesos cerebrales con los procesos de auto-organización
a escala fina,
la estructura cuántica
proto-consciente de la realidad”[8].
Aunque no utilizan el concepto de inconsciente, descriptivamente lo refieren,
cuando dicen “estructura cuántica proto[9]-consciente
“de la realidad”. El inconsciente se realiza en y desde la articulación
molecular-neuronal.
No es claro dónde termina la nota al
pie y dónde sigue el texto corrido y si estas imágenes pertenecen a la nota
al pie. Sí, van con la nota 8 |
Cromosomas.-repetimos del capítulo 1, por el carácter de este
epílogo en parte de resumen, que agregamos para facilitar el entendimiento de
lo que deseamos, prologue investigar conceptos nuevos, para nosotros
psicoanalistas. Sabemos que el ADN, sustancia fundamental del material cromático difuso (así
se observa en la célula de reposo), está organizado estructural y
funcionalmente junto con ciertas proteínas y ciertos constituyentes en formas
de estructuras abastonadas llamadas cromosomas. Las unidades de ADN son las
responsables de las características estructurales y metabólicas de la célula y
de la transmisión de estos caracteres de una célula a otra. Estas reciben el
nombre de genes y están colocadas en un orden lineal a lo largo de los cromosomas.
En consecuencia, hay similitudes formales entre las cadenas de ADN, las cadenas
de discurso, de articulaciones y fallas de articulación, entre filogenia y
ontogenia (lo que es muy importante, pues son la argamasa receptora neuronal
que recibe al lenguaje y la Cultura y le generan condiciones para que incidan
en el sistema nervioso central). En términos generales, un gen es un fragmento
de ADN que codifica una proteína o un péptido.
Observo, entonces, equivalencias entre las imágenes de ADN y cómo
podríamos graficar discursos y cadenas significantes. En estos, se producen
combinatorias, quiebres, enredos. Si los dibujáramos, como hizo Ferdinand de
Saussure para graficar cadenas metonímicas y efectos metafóricos, los
dibujaríamos parecidos a
11 cintas de Moebius con lo que evocan de
infinito. Entonces, ADN y discursos operarán sobre y en las membranas
neuronales, en su red articulada a través de axones, dendritas y espículas. Lo
pueden observar en el croquis de Hammer y Penrose.
Filogenia. Se llama filogenia al estudio de la historia evolutiva y
las relaciones genealógicas de las estirpes. Las comparaciones de secuencias de
ADN y de proteínas,
facilitadas por el desarrollo técnico de la biología molecular y la genómica,
junto con el estudio comparativo de fósiles
u otros restos paleontológicos, generan la información precisa para el análisis
filogenético. El árbol filogenético de los seres vivos se
basa en datos sobre su ácido ribonucleico (ARN). Se nos plantea ahí una
pregunta. Desde lo común en los genes, ¿cómo se llega a la particularización de
las lenguas y lenguajes y más específicamente a la lalengua de cada uno?
Recordemos con el mismo objetivo, lo que
hemos citado en los comienzos de este libro del video de Patricia Kuhl –psicóloga
norteamericana– llamado “La genialidad
lingüística de los bebés” (www.ted.com).
La biología encuentra entonces en los hablantes, como
condicionamiento clave, al lenguaje. Agregamos los psicoanalistas –con su
operatoria sobre y a través de la experiencia de las pulsiones–, sus zonas
erógenas y también del cuerpo, sus músculos[12],
la piel y sus órganos. La neurobiología, como especialidad de la biología, se
concentra en investigar las funciones y dependencias del sistema nervioso y en
particular, del sistema nervioso central y sus relaciones no absolutas con la
filogenia.
El doctor Roberto Rosler, neurobiólogo, se plantea y nos plantea la
siguiente pregunta: “¿Cómo hacemos los humanos, con el cerebro del paleolítico,
para pensar en la actualidad?”[13] Pregunta
importante, pues plantea la cuestión de las articulaciones entre filogenia y
ontogenia en relación con el más que milenario antropomorfismo.
Parto de reivindicar la teoría estructural de Freud y de sus tres
instancias: Inconsciente, Preconsciente y Consciente. Ninguna, ubicable en
zonas específicas del cerebro. Van, vez por vez, produciéndose por
articulaciones puntuales y diferentes de recuerdos, según la lógica temporal
del Inconsciente (instante de la mirada, tiempo de comprender, momento de concluir
pasando al acto). Responde a causas, razones e incitaciones a actuar. Se
articulan en la búsqueda de responder en acto, a demandas de los otros y/o de
lo Real, según deseos emergentes de cómo su Øtro[14]
funcione y haya funcionado.
Los olvidos pueden responder no solo a represiones psíquicas, sino
también a causas biológicas de distinto cuño. Cierto tipo de adicciones
prolongadas, envejecimientos, accidentes en vías nerviosas, accidentes
cerebrales vasculares, arterioesclerosis, Alzheimer, otras demencias.
Los seres hablantes
tenemos una sola diferencia esencial con el resto de las especies animales:
inventamos. Lo que ocurre gracias a que pensamos y
a que hablamos. El resto puede llegar a imitar y hasta a aprender pero
muchísimo menos que los humanos[15]. Los
humanos, en cambio, hemos buscado ir resolviendo lo que se nos fue presentando
como obstáculo. Para inventar, tenemos que hacer de los recuerdos y
dificultades una “máquina de producir pensamientos”. Metáfora que tomo de
Wilfred Bion, autor inglés, que siempre me pareció de interés. En esa máquina
se conjugan las constelaciones significantes y el sistema nervioso central con
todas sus conexiones[16]. A esa
máquina la llamé Puente Factoría[17] El cambio
de nombre no fue porque sí. Quise metaforizar algo que Bion no pudo, quizás,
por la época (décadas de 1950 y 1960) en que desarrolló sus investigaciones. En esa época Lacan se centraba, en la función y la estructura del
lenguaje y del significante, para la subjetivación. En neurobiología y física
cuántica, estaban naciendo los
saberes actuales sobre la red y dinámica neuronal. A comienzos del siglo XX, y
en los sesenta y setenta, empiezan a despegar elaboraciones y experimentos
sobre la existencia y los modos de funcionamiento de las partículas elementales
(átomos con sus protones, neutrones, electrones y otras). Antes solo se podía
pensar por separado: Inconsciente, Cultura, producción de nuevos saberes
científicos y artísticos. Hoy nos resulta más fácil pensar, suponer, dónde y
cómo se va procesando la ensalada mental y fáctica que ha llevado a que los
seres hablantes tengamos una sola diferencia esencial con el resto de las
especies animales: inventamos, y lo hacemos complejamente. Hablamos, para
no dejarnos aplastar fácilmente por los déficits de la realidad. Estos inventos
transitan por y se producen en los puentes, para tránsito y fabricación. Por
eso los llamo Puentes Factorías, con
sus puntos de arribo, de idas y vueltas entre aconteceres y Cultura. Lo que
transcurre en, desde y con: las partículas elementales, el sistema nervioso
central y el cuerpo en general.
Si recurrimos a la última producción de Lacan y usamos su síntesis
mayor –el Nudo Borromeo de la Tercera de Roma–, tal vez nos resulte más fácil
captar la importancia de que los psicoanalistas averigüemos qué pasa en la
neurobiología que incluye su química y su mecánica cuántica. Lo que no nos
transforma en neurobiólogos, ni en físicos cuánticos. Veremos más adelante la
imagen de dicho nudo.
Los psicoanalistas, analizando, le hacemos presente a cada
analizante las diferentes apariencias con que se puede mostrar él y el otro, o
sus partes, formas de cada uno para convocar deseos de otros. El Nudo Borromeo
muestra topológicamente al objeto (que Lacan llamó a), atrapado entre sus tres
registros. Nuestro deseo de analistas reside en confrontarlos con los
desconocimientos derivados a sus síntomas, o vividos como carencias
(castraciones) y angustias, para producir alguna diferencia entre su ser objeto e ir efectuándose como
sujeto.
En esos movimientos de gestación de una persona con cualidades para
entrar en discurso, lazo social, y subjetivarse, intervienen las moléculas de
las células en juego, y sus componentes de ARN y DRN, y en consecuencia, “el
zoo”[18] de sus partículas elementales (átomos y sus componentes: protones, neutrones y
electrones), el cual se agrupa, se fragmenta, desagrupa, se traslada por efecto
de vibraciones cuánticas y variaciones de temperatura. Solo podrían permanecer estables
a bajísimas temperaturas, inexistentes en el planeta. Con lo que, en cada uno
de esos movimientos, se producen variaciones en los componentes de las células
(incluidas las neuronas) en que ocurren. Y como consecuencia de ello, también
en cuerpos y mentes de las personas.
Este pequeño repaso ayuda a entender la lógica que lleva a utilizar
lo que de la neurobiología y la mecánica cuántica resulte importante, para
proceder mejor y más rápido en la cura de nuestros pacientes.
Los científicos
en tanto científicos, en el nudo
Porque el
futuro de la vida es real, no simbolizable previamente, hay deseos de los
científicos que los empujan a un goce muy enlazado por las tres cuerdas,
disparando su flecha para investigar la vida. Van desde lo imaginario a lo real,
sin atravesar lo preconsciente, pero sin ser aplastados por él. Sí, son tocados
por la cuerda del Inconsciente, proveniente de lo simbólico. Cuerda que
reverbera en sus síntomas, como en cualquier humano. A veces para bien, a veces
para mal. De ahí que una flecha proveniente de lo simbólico atraviese una de
las cuerdas constitutivas de lo Real. Un elemento de primer plano en Erwin
Schrödinger[19] fue su intento apasionado por articular elementos de la mecánica
cuántica y de la biología de su época (año 1944).
|
Nuestras pulsiones (fuentes de energía libidinal) son cargadas desde
nuestras percepciones. Todas ellas reciben electrones. Fotones, claves para la
visión. Fonones, transmisores de los sonidos, para la audición. Con un agregado
importante: los fotones que transmiten la luz dan lugar a ver, lo que juega una
función muy importante en los lazos sociales, con amores, odios y/o
indiferencias. Observen el efecto de la apariencia de una jovencita o de un
jovencito, comparado con la de los mismos veinte años después. Algo parecido
ocurre con las voces. Los significantes escritos operan sobre y desde nosotros,
vehiculizados en fotones por la luz. Los hablados operan sobre y desde
nosotros, vehiculizados por fonones.
¿Las otras pulsiones como gusto, tacto, olfato, son vehiculizadas a
través de qué tipo de partículas elementales? No son preguntas sin importancia.
¿Qué pasa, cómo funcionan y cómo llamar a las relacionadas con el
gusto y las papilas linguales? La misma pregunta, en relación con el olfato. Y
en general con el sistema nervioso periférico y el autónomo. Todas cuestiones
ligadas a la sexualidad por vía de las pulsiones. Y por la presencia en ella de
la respiración, de las reacciones intestinales, renales, hepáticas. Podemos
hacernos preguntas parecidas con respecto a la sensibilidad de la piel y de los
órganos sexuales. Se me va haciendo evidente, que tienen como respuesta su
relación con las vibraciones. Fuera por caricias o besos suaves, o por chirlos
u otros golpes, que pueden llegar a los extremos de los boxeadores o de los
torturadores. Las vibraciones en sí, no son ondas, ni partículas elementales.
Pero sí son fenómenos físicos que operan sobre las partículas y en particular
sobre grupos de electrones. Algo similar ocurre con las temperaturas.
Ergo, las partículas elementales son sostén material de la
sexualidad en sentido amplio: (1) por sostener a la biología y neurobiología
humana en su conjunto; (2) por ser imprescindibles, fotones y fonones, para la
producción y transmisión de significantes en lo escrito y voceado en las
conversaciones, así como de imágenes visuales y auditivas (dichas imágenes
también se reciben de otros por los que la persona esté interesada); (3) porque
vibraciones y temperaturas, en sus diferencias de amplitud, inciden en las
organizaciones y reorganizaciones de las partículas elementales que
intervienen. Producen diferentes efectos, reacciones y funcionamientos de cada
persona. Entre ellas: deseos, amores, odios, indiferencias, etcétera.
Cito extensamente algunos párrafos de Erwin Schrödinger que me
facilitaron discernir estas ideas que voy sintetizando. Dice[20]
en el apartado “Teoría cuántica. Estados discretos, saltos cuánticos”[21] “La gran revelación de la teoría cuántica fue el descubrimiento de
estados discretos[22] en el libro de la Naturaleza, en un contexto en el cual todo lo que
no fuera continuidad parecía absurdo, de acuerdo con los puntos de vista
mantenidos hasta entonces. […] En los sistemas de dimensiones muy reducidas, la
mayoría de esas o similares características –no podemos entrar bien en
detalles– cambian de forma discontinua. Están ‘cuantizados’ lo mismo que la
energía. El resultado es que cierto número de núcleos atómicos, incluyendo sus
acompañantes, los electrones, cuando se encuentran cerca unos de otros,
formando un ‘sistema’, son incapaces por su misma naturaleza de asumir
cualquier configuración arbitraria imaginable. Su propia índole les deja una
serie, numerosa pero discreta, de ‘estados’ para escoger, a los que denominamos
simplemente niveles o niveles energéticos, porque la energía es una parte muy
destacada de su caracterización. Pero debe tenerse presente que una completa
descripción comprende muchas otras cosas además de la energía. Es virtualmente
correcto imaginar un estado como una determinada configuración de todos los
corpúsculos. La transición de una de esas configuraciones a otra es un salto
cuántico. Cuando la segunda configuración tiene una mayor energía (‘es un nivel
superior’), el sistema debe recibir del exterior al menos la diferencia entre
esas dos energías para hacer posible la transición. El cambio puede hacerse
espontáneamente cuando es hacia un nivel inferior, gastando en radiación el
exceso de energía”.
En otro párrafo dice sobre las moléculas: “Entre el conjunto
discreto de estados de una selección dada de átomos puede existir, aunque no
necesariamente, un nivel inferior a todos, lo cual implica un estrecho
acercamiento de los núcleos entre sí. En tal estado los átomos forman una
molécula. La estabilidad de las moléculas depende de la temperatura. Supongamos
que nuestro estado de átomos está realmente en su estado de menor energía. El
físico lo denominaría en el cero absoluto de temperatura. Para elevarlo al
estado o nivel inmediatamente superior, se requiere un definido aporte de
energía. El modo más simple de intentar hacerlo es ‘calentar’ la molécula.
Puede ponérsela en un ambiente de mayor temperatura (‘baño térmico’),
permitiendo así que otros sistemas átomos, moléculas golpeen sobre ella […] el
tiempo medio que debe esperarse hasta que se produce el ascenso (es) el ‘tiempo
de expectación’. El ‘tiempo de expectación’ depende en gran medida del cociente
entre dos energías, siendo la primera la diferencia de energía para efectuar la
elevación mientras que la segunda caracteriza la intensidad del movimiento
térmico a la temperatura en cuestión[23] […] La probabilidad de acumular la cantidad requerida, aunque muy
pequeña, vuelve una y otra vez ‘con cada vibración’[24].
Agrega Schrödinger: “Primera corrección: al presentar estas
consideraciones como una teoría de la estabilidad de la molécula, se ha
admitido tácitamente que el salto cuántico al que llamábamos ‘elevación’
conduce, si no a una completa desintegración, sí al menos a una configuración
esencialmente diferente de los mismos átomos, a una molécula isomérica, como
dirían los químicos, es decir, a una molécula compuesta por los mismos átomos
con diferente distribución (lo cual al aplicarlo a la Biología, representaría
un alelo[25] diferente en el mismo locus; y el salto cuántico, una mutación).
[…] En consecuencia, los impactos de las partículas del ‘baño térmico’ pueden
bastar para provocar vibraciones ya a una temperatura bastante baja[26] Si la molécula es una estructura extensa, podemos imaginar esas
vibraciones como ondas sonoras de alta frecuencia que cruzan la molécula sin
alterarla[27] […] Cuanto mayor es la molécula, más alternativas isoméricas se le
ofrecen. […] Ahora podemos proceder ya a nuestra ‘segunda corrección’,
consistente en que las transiciones de este tipo ‘isomérico’ son las únicas que
nos interesan para la aplicación biológica[28] […] Las transiciones en las que no existe un umbral interpuesto
entre los estados inicial y final carecen totalmente de interés, y no solo para
nuestra aplicación biológica. De hecho, no tienen nada con qué contribuir a la
estabilidad química de la molécula. ¿Por qué? Porque su efecto no es duradero,
pasan inadvertidas. Porque, cuando se producen, son seguidas casi
inmediatamente por una vuelta al estado inicial, ya que nada impide su
retroceso”.
Sintetizo, para la práctica analítica, la lógica de estas
reflexiones.
La mecánica cuántica investiga específicamente esa especialidad de
la física que atañe a las moléculas y sus componentes. Los psicoanalistas no
podemos ni debemos, a menos que varíe nuestra vocación, incluirnos en esta rama
de la física, pero sí utilizar algunos de sus descubrimientos y asesorarnos por
físicos cuánticos. Para desarrollar nuestro saber hacer con grupos de personas,
y con las diferencias entre cada una, para subjetivarse. También para deducir
cómo eso le va ocurriendo a cada uno, en el seno de las diferentes masas en las
que participa[29]
La diferencia, ejemplificada tan
graciosamente por Alberto Rojo en su libro Borges y la física cuántica)[30], no estará en la cantidad de moléculas sino en su distribución, que
puede ir variando según diferentes acontecimientos, entre los cuales pueden
estar: diferencias en lo que cada uno vea a caballo de los fotones en juego y
de los que recibe (sea en contactos personales directos o producidos por
teatro, televisión, fotografías, cine, dibujos, pinturas, o cualquier otro
medio de imagen o gráfico, incluyendo manuscritos e impresos); en lo que se
escuche encabalgado en fonones, en las voces y otros instrumentos: tiempos,
timbres, volúmenes, tonalidades, resonancias; en lo que se huela, deguste, se
sienta como presiones (caricias, lamidas, pellizcos, golpes), choques,
temperaturas. Movilizadores y reorganizadores de átomos, y en consecuencia, de
moléculas. En cómo se transmitan significantes, que también materialmente están
constituidos por moléculas y sus variaciones. En esas diferencias, se apoyan y
también son efecto, variantes en las relaciones sociales. Cuando los
adolescentes y jóvenes de ahora, hablan de tener buena ‘onda’ y buenas
‘vibras’, usan una jerga con resonancias de mecánica cuántica. Magias del
lenguaje y las formas de hablar.
En qué puede resultarnos
útil
¿Para qué nos pueden servir estos descubrimientos de la mecánica
cuántica? Para darle valor equivalente, en su contexto de realización, a un
decir (el silencio y hasta el mutismo, pueden ser formas, actos de enunciar) a
la palabra enunciada, a la gestualidad, cambios de colores del rostro, de
temperatura y a actos con el cuerpo. Así se transmiten en los humanos, las
relaciones sexuales y otras formas de relaciones sociales. La mecánica cuántica
nos agrega fundamentos, para analizar frente a frente, y no en diván, excepto
en casos muy singulares, que para su entrada en análisis, necesitan en unos
primeros tiempos –a veces extensos– no ver el rostro del analista.
Tacto, presión, frío y
calor
A través del tacto, el cuerpo percibe el contacto con las distintas
sustancias, objetos, etcétera. Los humanos tenemos terminaciones nerviosas
especializadas y localizadas en la piel,
llamadas receptores
del tacto, los cuales pueden ser de diversos
tipos. Son estimulados por una deformación mecánica de la piel y
transportan las sensaciones hacia el cerebro
a través de fibras nerviosas.
Los receptores se encuentran en la epidermis, que es la capa más externa de la
piel, y están distribuidos por todo el cuerpo de forma variable, por lo que hay
zonas con distintos grados de sensibilidad táctil en función del número de
receptores que contengan. Existe una forma compleja en el tacto del receptor,
en la cual los terminales forman nódulos diminutos o bulbos terminales. A este
tipo de receptores pertenecen los corpúsculos
de Paccini, sensibles a la presión, que se encuentran en las partes
sensibles de las yemas de los dedos. El tacto es el menos especializado de los
cinco sentidos, pero a base de usarlo se puede aumentar su agudeza. En él se
juegan caricias y golpes.
Gusto
El sentido del
gusto actúa por contacto de sustancias solubles con y en la lengua.
Se puede percibir un abanico amplio de sabores, como respuesta a la combinación
de varios estímulos. Apariencia, textura, temperatura, olor y gusto. Cada gusto
es detectado por un tipo especial de papilas.
Las casi diez mil papilas gustativas que tiene el ser humano están
distribuidas en forma desigual en la cara superior de la lengua, donde forman
manchas sensibles a clases determinadas de compuestos químicos que inducen las
sensaciones del gusto. Por lo general, las papilas sensibles a los sabores
dulce y salado se concentran en la punta de la lengua, las sensibles a lo ácido
ocupan los lados y las sensibles a los amargos están en la parte posterior.
Los compuestos químicos de los alimentos se
disuelven en la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a
través de los poros de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con
células sensoriales. Cuando un receptor es estimulado por una de las sustancias
disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La frecuencia con que se
repiten los impulsos indica la intensidad del sabor. Por lo tanto, cuando se le
dice a alguien que es dulce, amargo, saleroso, ácido, se está metaforizando con
sensaciones percibidas en la carnalidad de la lengua. Los primeros contactos en
una pareja, junto con las caricias, suelen ser los besos de lengua.
La nariz,
equipada con nervios
olfativos, es el principal órgano del olfato. Los nervios
olfativos también son importantes para diferenciar el gusto de las
sustancias que transitan por la boca.
Sensaciones que se perciben como gustativas tienen su origen en el olfato[31]. Hay investigaciones que indicarían la existencia de siete olores
primarios: alcanfor, almizcle, flores, menta, éter, acre (avinagrado) y
podrido. Olores primarios que corresponden a siete tipos de receptores
existentes en las células de la mucosa olfatoria. Investigaciones sobre el
olfato indicarían, asimismo, que sustancias con olores similares tienen
moléculas del mismo tipo. Estudios recientes, a su vez, indican que la forma de
las moléculas que originan los olores determina la naturaleza del olor de esas
moléculas o sustancias. Se cree que estas moléculas se combinan con células
específicas de la nariz, o con compuestos químicos que están dentro de esas
células. La captación de los olores es el primer paso de un proceso que
continúa con la transmisión del impulso a través del nervio
olfatorio y acaba con la percepción del olor por el cerebro[32]. Aportado todo esto, no podemos dejar de recordar que el valor que
tome cualquier percepción, suele estar sobredeterminado por escenas, tanto
traumáticas como felices, recordadas u olvidadas, pero que inciden desde lo
inconsciente.
Final.
¿Por ahora?
Si repasamos lo dicho, podemos acercarnos a
resolver la pregunta por los Puentes Factorías. Estos se encuentran y funcionan
desde la base material pulsional y corporal en general. De lo que vemos y damos
a ver, lo que escuchamos y damos a escuchar, lo que olemos y damos a oler, lo
que tocamos y damos a tocar, lo que gustamos y damos a gustar. Sea en los
coitos -vaginales o anales-, en las caricias, piñas, chirlos, besos, felatios,
cunilingüis, mordiscos. Todo puede resultar significante. Esa base material va
siendo conformada por agrupamientos particulares de moléculas constituidas por
organizaciones atómicas singulares. Dichas agrupaciones, en los humanos, varían
según lógicas temporales, cuyos tiempos están determinados por cada
circunstancia singular, en modalidades
particulares de lazos sociales.
Si tenemos en cuenta estas cuestiones, podemos entender la función y
el valor de la colaboración entre diferentes disciplinas para el tratamiento
del sufrimiento psíquico. Según cada caso, encuentro o no, lógica a buscar
colaboración en psiquiatras para medicar, terapeutas corporales, de grupos,
músicos y artistas diversos, “personal trainers”, maestros de oficios y
docentes de diferentes disciplinas. En síntesis, captando los nortes de sus
deseos, favorecer desarrollar actividades que vayan en sentido de generar
condiciones para reestructurarse subjetivamente atendiendo lo más posible a
dichos deseos y hacer más firme su Cuarto Nudo[33]
Aquellos Puentes Factorías se estructuran, entonces, por el capital
molecular –en qbits– y el trabajo
libidinal de cada uno en cada circunstancia. O sea, por la disposición y
distribución de las partículas elementales, en función de lo que esté
convocando a esa persona a inventar y producir, actos y significantes.
[6] Véase, en Cruces entre
Psicoanálisis y Neurobiología I, el capítulo sobre la temática, escrito por
Laura Lueiro.
Señalamos
en el apartado “Biología”, resumido de
Wikipedia: las unidades de ADN son las responsables de las
características estructurales y metabólicas de la célula y de la transmisión de
estos caracteres de una célula a otra.
[7] Los microtúbulos son
estructuras tubulares de las células, de 25 nm de diámetro exterior y unos 12 nm de diámetro
interior, con longitudes que varían entre unos pocos nanómetros a micrómetros, que se originan en los
centros organizadores de microtúbulos y que se extienden a lo largo de todo el citoplasma. Se hallan en las células eucariotas y están formadas por la
polimerización de un dímero de dos proteínas globulares, la alfa y la betatubulina.
Los microtúbulos se nuclean y organizan en los centros
organizadores de microtúbulos (COMTs), como pueden ser el centrosoma
o los cuerpos
basales de los cilios y flagelos.
Estos COMTs pueden poseer centriolos o no.
Además de colaborar en el citoesqueleto, los microtúbulos
intervienen en el tránsito de vesículas (dineína
o cinesina),
en la formación del huso mitótico mediante el cual las células eucariotas segregan sus cromátidas
durante la división celular, y en el movimiento de cilios
y flagelos.
Una kinesina unida a un microtúbulo.
Subido el 3 de abril del 2006
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Kinesin, License migration completed, Microtubule complexes, Self-published work
[9] Proto-.
(Del gr. πρωτο-, primero). 1. elem. compos. Indica prioridad,
preeminencia o superioridad. Protomártir, protomédico, prototipo. (Real
Academia Española).
[18] Gerard’t Hooft, en su
libro Partículas elementales. En busca de las estructuras más pequeñas del universo. p. 39.
[19] Uno de los adelantados de
la física cuántica, lamentablemente muerto en 1944, mucho antes del despegue de
la disciplina en los setenta.
[21] página 79.
[23] Cuándo
los argentinos metaforizamos con calentar los placeres preliminares en el acto
sexual, intuitivamente, no estamos demasiado alejados de la mecánica cuántica
(SR).
[24] p. 84.
[25] La mayoría de los
mamíferos son diploides: poseen dos juegos de cromosomas, uno
de ellos procedente del padre y el otro de la madre. Cada par de alelos se
ubica en igual locus o lugar del cromosoma. Por alelo debe entenderse el valor
de dominio que se otorga a un gen cuando rivaliza contra
otro gen por la ocupación de posición final en los cromosomas durante la separación que se produce
durante la meiosis celular. De ese valor de dominación
del alelo procreador resultará la transmisión, idéntica o distinta, de la copia
o serie de copias del gen procreado. De acuerdo con esa potencia, un alelo
puede ser dominante y expresarse en consecuencia en el hijo solamente con una
de las copias procreadoras; por lo tanto, si el padre o la madre poseen lo
poseen, el cromosoma del hijo lo expresará siempre; o bien puede ser un alelo
recesivo, por lo tanto se necesitarán dos copias del mismo gen, dos alelos,
para que se exprese en el cromosoma procreado, esto es, deberá ser
provisto al momento de la procreación por ambos progenitores. El concepto de
alelo se entiende a partir de la palabra alelomorfo (en formas alelas) es
decir, algo que se presenta de diversas formas dentro de una población de
individuos. (Wikipedia).
[26] Los adolescentes y jóvenes
de ahora usan en su lalengua, tener buena ‘onda’ y buenas ‘vibras’. ¿Intuirán
algo de mecánica cuántica? (SR).
[27]Ondas sonoras transmitidas
por fonones.
[28] pp. 87 y 88.
[29]Recomiendo releer el
clásico y uno de los escritos principales de Sigmund Freud, Psicología de las
masas y análisis del yo.
[30] El secreto es que todos los
elementos están hechos de átomos y que esos átomos están hechos de tres y solo
tres partículas microscópicas: protones, electrones y neutrones. La diferencia
entre Britney Spears y una carretilla de ripio del mismo peso es la manera en
que están distribuidos esos protones, neutrones y electrones. La “sustancia”
está en el ordenamiento de ese “rasti” microscópico que solo tiene tres tipos
de piezas, con carga eléctrica de distinto signo: protones positivos y
neutrones sin carga en el núcleo, y orbitando alrededor del núcleo, electrones
negativos.
[31]Recordemos que las neuronas
olfativas son las que más se renuevan. Véase Cruces entre Psicoanálisis y
Neurobiología I.
[32]Extracción resumida de un
trabajo de españoles, lamentablemente no nombrados, aparecido en Internet. Intenté
(SR) comunicarme con la página web, sin éxito. No obstante ello, y teniendo en
cuenta lo aprendido con los doctores Fernando Álvarez, Gabriel Brarda y Roberto
Rosler, me parece pertinente incluirla.
[33] Lacan planteó el Nudo
Borromeo de 4 en el que se configura desde el Nombre –del– Padre, pero más
allá, el propio nombre anudando mejor al 4º nudo.
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