Buscando
lo Conjuntivo sin aplastar lo Disyuntivo.
Sergio
Rodríguez 30 de Noviembre 2012
Charla
que en esa fecha di en el hospital infanto juvenil Vilela, de Rosario, y
editada por mí.
La trilogía edípica, sus diferencias, circunstancias,
alternativas y efectos, han sido y serán motivo de trabajo para los
psicoanalistas y las religiones[1].
Para nosotros, tanto en nuestra práctica clínica, cómo en
las elaboraciones conceptuales que de ella devengan. Como siempre, algunos lo
harán mejor, otros peor.
Hay un punto que se me ha ido instalando, no sólo por
lecturas, sino como efecto de mis observaciones y escuchas. Con el índice
estadístico de diferencias habituales entre distintas subjetivaciones,
prácticamente no ha habido hablanteseres[2]
en los que no se encuentren fuertes rasgos posturales, gestuales, hasta de
identificación sexual, modalidades de habla, de carácter, elección sexual de
objeto, en los que no reaparecieran elementos similares del hábitat corporal
visual y locutorio de la madre.
Mi madre falleció unos meses antes de cumplir 100 años.
Hacía unos 7, que estaba en muy malas condiciones físicas y psíquicas. A los 87
años, en los que estaba mucho mejor físicamente y más lúcida que en los
finales, me dijo, -“para vivir así
hubiera sido mejor morirme antes”. Relato esto, porque tanto ella como los
hijos, pensábamos parecido. O sea, que su muerte tuvo mucho de liberación de un
penar, innecesariamente prolongado. La duelé, en apariencia, sin muchas
dificultades. Casi exactamente al año de su muerte, entregamos el que había
sido su departamento a quienes lo compraron.
A partir de esos días me aquejó un misterioso mal.
Después de almorzar, como siempre me iba a descansar un rato. Estábamos en
primavera. Al acostarme, me agarraba un intenso frío que me hacía tiritar
durante unos 20 minutos. Tenía 72 años. Soy de origen médico, así que comencé a
preguntarme qué extraña enfermedad me estaba aquejando. Ya estaba por acudir a
mi cardiólogo y clínico de confianza. En uno de esos accesos recordé, que había
observado en mi madre, un temblor parecido la última vez que la vi con vida,
aunque ya muriéndose. Acontecimiento que me enteré después. También la escuché
quejarse de un frío intenso que iba ascendiendo desde sus pies, hacia el torso.
Cuando recordé eso, caí en cuenta que mi cuerpo se estaba
identificando, a los últimos instantes de vida de mi madre. En los días
siguientes, el síntoma cesó. Ahí empecé a pensar sobre el peso del cuerpo
materno en cada uno de nosotros. Tal vez algunos de los que están siguiendo
esta charla esté pensando -pero eso era
pura identificación imaginaria. Si alguno lo está pensando, argumento que
no. Quedé identificado en los tres registros. La superficie de mi cuerpo, se
acercaba por la lividez a la que había ido tomando el de ella (imaginario) El
frío fue real. Radicalmente, no sabía a qué se debía. Tomó estatuto Simbólico,
cuando logré interpretármelo. En aquellos últimos instantes, ella daba su
última batalla contra la muerte. La muerte, la iba ganando, en el frío que la
invadía. Evidentemente mi deseo, más allá de toda razón y proceso secundario,
era que aún estuviera viva. Aunque fuera en las magras condiciones de esos
últimos momentos.
El
“vientre” Materno. Pequeños relatos. Grandes sombras
Un problema tradicional en las escuelas psicoanalíticas
que surgieron con mayor consistencia y homogeneidad teórica, se manifiesta
comúnmente en la escritura, por identificaciones imaginarias de sus masas a los
grandes teóricos en que se referencian. En cambio, la práctica clínica impulsa
a los que pueden salirse del circuito de la repetición, a revisar teorías y a
producir nuevas. A veces acertadamente, a veces no. Habitualmente de un modo
parcial, una y otra posibilidad. Lo que fue y será lógico. Por la propia
materia de que estamos hechos y están hechos quienes analizamos. Materia que
deviene del cuerpo a cuerpo no sólo en la mirada sino también en la piel, el
habla, y consiguientemente la estructuración pulsional. Lo que torna imposible,
que cualquier teorización psicoanalítica no tenga junto a verdades, elementos
míticos. En ellas se cruzan, no sólo nuestros saberes conscientes, sino también
todos los otros vectores.
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El llanto de los recién nacidos ya contiene la marca del lenguaje que hablan sus padres, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Wurzburgo (Alemania) y publicado en la edición digital de la revista Current Biology (doi:10.1016/j.cub.2009.09.064). Los descubrimientos sugieren que los bebés comienzan ya en el útero a captar elementos de lo que será su primer lenguaje mucho antes de poder empezar a balbucearlo. En palabras de la Dra. Kathleen Wermke, directora de la investigación, “el descubrimiento clave de este estudio es que los neonatos humanos no sólo son capaces de producir diferentes melodías de llanto, sino que prefieren producir aquellos patrones de melodía que son típicos del lenguaje del ambiente que han escuchado durante su vida fetal, durante el último trimestre de gestación”. Al contrario de lo que afirman las interpretaciones ortodoxas, la Dra. Wermke señala que estos datos apoyan la importancia del llanto de los bebés humanos para promover el desarrollo del lenguaje. Lenguaje circundante Estudios previos han mostrado que los fetos humanos son capaces de memorizar sonidos del mundo exterior hacia el último trimestre del embarazo, con una sensibilidad especial al perfil melódico tanto de la música como del lenguaje. Es más; los recién nacidos prefieren la voz de su madre en vez de otras voces y perciben el contenido emocional de los mensajes transmitidos a través de la entonación del perfil del lenguaje materno. Su preferencia perceptiva por el lenguaje circundante y su capacidad para distinguir entre diferentes lenguajes y cambios en el tono están basadas sobre todo en la melodía. Y aunque se sabía que la exposición prenatal al lenguaje nativo influye en la percepción de los recién nacidos, los científicos pensaban que el lenguaje circundante afectaba a la producción de sonidos en un período mucho más tardío. Sin embargo, y a la luz de las nuevas evidencias, se sabe que no sucede así.
La
psicóloga norteamericana Patricia Kuhl, luego de una serie de experimentos
con bebés, dice:
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La
diferencia fundamental
Los
seres hablantes tenemos una sola diferencia esencial con el resto de las
especies animales: Inventamos.
El resto puede llegar a imitar y hasta aprender en dimensiones mucho menores,
que lo que podemos aprender o imitar los homínidos. ¿Qué hace posible esa
diferencia? Los humanos, hemos ido respondiendo a lo que se nos presenta como
obstáculo, tratando de resolverlo. ¿Cómo? Utilizando lo que nos legaron 15000
años de historia cultural, social, política, científica y técnica para inventar
e ir más allá del obstáculo. Quince mil años que se han ido registrando desde
la escritura cuneiforme hasta las bibliotecas de la modernidad. Y ahora en la
biblioteca planetaria, llamada Internet. Para inventar, tenemos que hacer de
los recuerdos y de las nuevas dificultades “una
máquina de producir pensamientos”[3].
En esa máquina se asocian, las constelaciones significantes y el Sistema
Nervioso Central con todas sus conexiones.
Complejidades
epistemológicas de lo propuesto.
Pretendemos cruzar prácticas
científicas muy diferentes, en tanto acceden a su objeto a través de modos de
abordajes muy diversos y con instrumentos muy dissímiles. Son prácticas
distintas, porque investigan con objetivos parciales dispares. Son modalidades
diversas de investigación, recopilación de datos, experiencias, criterios
estadísticos y formulaciones prospectivas. En consecuencia, formulan referidos
a esos objetivos dispares, descubrimientos y conceptualizaciones que no pueden
ser otra cosa, que particulares y
parciales. Se escriben, desde el momento y el punto de vista, del autor.
Además, el “objeto total”
tiene en sí, diferencias importantes. Empezando por la sexual (hay mujeres y
varones). También por etapas de la vida,
condiciones sociales y contextos culturales de producción. Esas
disparidades, llevan a producir particularizando, desde la singularidad. Pero
no sin apoyarse, en algunas estructuras básicas generales. Las prácticas
diversas, incluido el psicoanálisis, tienen campos pendientes para ser
investigados. Colaborar entre disciplinas distintas facilitará a cada una,
reforzar investigaciones. Siempre subsistirán preguntas, que abrirán nuevas
elaboraciones. Lo universal de cualquier disciplina científica está, lógica y
metodológicamente, en saber preguntarse.
A eso, los psicoanalistas, lo llamamos: no renegar la Castración.
El
Pero…
Dichas diferencias metodológicas complican la
colaboración.
El saber filtrado y acumulado por la experiencia y la
teorización psicoanalítica, ha sido producto de la escucha de millones de
historias singulares. Inmersas en relatos sobre generaciones previas a las de
quien nos las contó, y trabajadas por éste, en el seno de los conflictos que de
una forma u otra se produjeron en las parejas de sus padres y entre el conjunto
de hermanos. Dichos relatos nos han ido mostrando, cómo el relator fue
reaccionando ante aquellos conflictos, y como se le fue armando su libreto para relatar y tratar los suyos.
En este sentido, escuchamos los relatos cómo mitos. Forman parte de cómo
recuerdan y qué recuerdan. La intervención del psicoanalista, desde su
neutralidad sostenida en tensión con sus propios ideales, deseos y hábitos de
goce, intenta develar hábitos y modalidades de goce que obstaculizan la
articulación del analizante con sus
deseos inconscientes, y fantasmas de goce. Esos deseos, suelen ser más
propicios para que viva mejor. Se sigue así, hasta que el efecto sujeto, pasa
al acto de dar por terminado su psicoanálisis y seguir su vida sin
psicoanalizarse. Claro qué, dispuesto a utilizar las herramientas recibidas,
para continuar analizándose él, hasta el final de sus días. Por eso es muy
importante, tomar nota de cómo reacciona el paciente cuando está en su casa y
no sólo en análisis.
Hay una estructura formal común,
pero luego, cada lengua así como elementos estructurantes de su lenguaje,
tienen sus particularidades. Y cada hablante, usa una jerga con singularidades.
A lo que los psicoanalistas inspirados en Lacan, llamamos lalengua en una sola palabra.
Por eso y algunas cuestiones más, comunican a partir de las identidades de
estructuras, pero no sin malos entendidos frecuentes. Ocurre, que no hay lengua
capaz de dar cuenta plena, de los diversos modos y acontecimientos con que la
vida nos va sorprendiendo. Su universal reside, en estar afectadas por faltas
para definir. A las que los psicoanalistas de orientación lacaniana llamamos Lo Real y qué como fácilmente se
advierte, es causa de La Castración
antes nombrada.
Ejemplos de lo que nos aporta la
Neurobiología.
En la biología del
desarrollo, la característica de la universalidad también está presente. Por
ejemplo, el desarrollo temprano del embrión sigue unos pasos básicos que son
muy similares en todos los organismos. Lo mismo que ocurre con lenguas y
lenguajes humanos.
Como nos explicó Irma Peusner, el ADN está organizado
estructural y funcionalmente, por ciertas proteínas y compuestos moleculares
que toman formas de estructuras bastonadas llamadas cromosomas. Las unidades de ADN (ácido desoxirribonucleico) son
las responsables de las características estructurales y metabólicas de la
célula y de la transmisión de estos caracteres de una célula a otra. Estas
reciben el nombre de genes y están colocadas en un orden lineal a lo largo de
los cromosomas.
Moléculas de ADN
Señalé en la primera clase, con la que abrí el seminario,
ciertas similitudes que hay en las formas entre cadenas de ADN, y las de
cadenas significantes con que se eslabonan conversaciones. También con las que articulan filogenia y ontogenia,
incluidas fallas genéticas y de tiempos de las Culturas.
El gen es la unidad base de material hereditario, y físicamente está
formado por un segmento del ADN del cromosoma. Atendiendo al aspecto que afecta
a la herencia, esa unidad de base recibe también otros nombres, como recón,
cuando lo que se completa es la capacidad de recombinación (el recón será el
segmento de ADN más pequeño con capacidad de recombinarse), y mutón, cuando se
atiende a las mutaciones (el mutón
entonces, será el segmento de ADN más pequeño con capacidad de mutarse). A
esto, lo considero la argamasa receptora neuronal que recibe al lenguaje y la
cultura generándole condiciones para incidir en el Sistema Nervioso Central.
También, lo creo el punto en el cual cambios en las aferencias que recibe un
receptor, le exigen cambios en sus eferencias, emitidas al lazo social con
significantes como respuesta.
Caja Negras…
Desde lo común en los genes, ¿cómo se llega a la particularización de las lenguas y lenguajes y más específicamente a las jergas de cada uno? Dice Patricia Kuhl www.ted.com : “¿Qué hemos aprendido? Que los bebés de todo el mundo /…/ pueden discriminar todos los sonidos de todos los idiomas sin importar el país en que estemos ni el idioma que estemos usando. /…Los adultos…/ Somos oyentes cultura-dependientes.” Utilizando el método experimental científico, logró: 1) determinar tiempos del pasaje de -abiertos a todas las lenguas, a -cultura dependientes. 2) abrir hipótesis. El cerebro del bebé tomaría estadísticas y caería en asimilar la lengua que resultara más insistente en su presencia, no sólo cómo voz, sino también como imagen visual, presencia, y asistencia corporal. Lo primero, la técnica experimental, facilitó determinarlo con mayor precisión que lo intentado pensar y determinar, por el psicoanálisis. Abona, a lo que se está tratando de averiguar sobre patologías graves como el autismo y las esquizofrenias. Sobre lo segundo, observación y conceptualización psicoanalíticas han ido más lejos.
Creo que estamos ante un ejemplo interesante, de lo fructífero de que ambas metodologías de investigación no se empeñen en ignorarse y por el contrario, busquen colaborar, sin aplastar diferencias.
Estamos en pañales. Pero, si nos encontramos con altos impactos, como los citados y no nos cerramos, trataremos de seguir buceando en la similitud formal entre cadenas de ADN y discurso, o el tiempo de incorporación de la lengua materna y sus consecuencias. Entonces, se podrán acelerar investigaciones y elaboraciones, a ambos lados de la frontera sin contrabandos y sin rigideces aduaneras.
Grandes
del psicoanálisis, entre ellos Freud, Ferenczi, Rank, Theodor Reik, Winnicott,
Lacan, etc… se debatieron en la disyuntiva sobre si el psicoanálisis era una
ciencia o un arte. Progresivamente se
fue advirtiendo que la letra o está demás. Resulta más apropiada
la letra y. El psicoanálisis, extrae conceptos que le sirven de
de proto andamiaje y que transforma para usarlos, de todos los campos del
quehacer humano incluido el científico.
Por
tomar algunos ejemplos solamente: represión lo importa de la política, pero le
da un sentido distinto en nuestra teoría, lo mismo ocurre con investidura y
representantes, -muy usados también en la diplomacia-, censura lo extrae
también de la política y de los códigos morales, tanto religiosos como laicos.
Carga, de la física, pero lo desplazó para utilizarlo en psicoanálisis.
Posición, fijación, regresión, de la estrategia militar, pero tomando otros
sentidos en psicoanálisis. Transferencia y economía (libidinal) de las ciencias
económicas. Significante, signo, significado, significancia, de la lingüística
pero para retrabajarlos en su lingüistería transformándolos, para un uso
adecuado a no despegarse del efecto sujeto del inconsciente y del objeto como
perdido o gozado y correspondientemente soportado por la castración como
constitutiva y exigente de la función fálica. Ni qué decir del recorrido
topológico llevado adelante por Lacan, cercano a la topología combinatoria sin
ser esta, para trasmitir mostrativamente estructuras no corporizadas, pero
existentes sustancialmente como sostén de la complejidad simbólica, imaginaria
y real de los hablantes seres. Topología que, acordando con Juan David Nasio y
en la tradición inaugurada por Lacan cuando a su lingüística la nomina
lingüistería, prefiero llamarla Topologería. Las ciencias nos aportan
conceptos y figuras topológicas útiles, para transformándolas, sin simplemente
extrapolarlas, nos faciliten ir dándole armazón a nuestras teorizaciones.
Últimamente
parece que algunos colegas han
"descubierto" la importancia que Lacan dio a la poesis en su
práctica, cosa que está presente en acto desde Función y campo de la palabra
en adelante. Importancia íntimamente articulada a la que llevó a Freud a
prestar atención a los sueños, el chiste (en su sentido de ingeniosidad, de
retruécano), el humor, el fantasear poético, el acto fallido (paradojalmente
exitoso en denunciar las falacias del yo) y a Winnicott al juego (en el sentido
de play, no de game) como fenómeno transicional y espacio potencial. Es lógico
que estos teóricos y prácticos le hayan concedido ese lugar a dichas
formaciones, pues al serlo del Inconsciente, constituyen la sustancia básica de
nuestra práctica y de nuestra posibilidad de, colaborando con nuestros
analizantes para que las usen, facilitarles ampliar su disposición de
herramientas para trabajar sobre los reales con que les toque lidiar.
Mientras
la búsqueda en las ciencias de lo que nos pueda ayudar a construir nuestras
teorías y mostrarlas, nos pueden hacer recurrir a consultar libros y
científicos no limitados por el positivismo vulgar y/o por el poder económico
de los laboratorios, e imaginario de los medios masivos de comunicación, el
acto artístico creo que tiene que formar parte de la cotidianeidad de nuestro
agrupamiento. Para ser más exacto, creo que tenemos que formarnos, embebernos
en él. Es la forma que sus mecanismos pasen a habitar de tal manera nuestro
inconsciente, que obstaculicen a nuestro yo y a nuestros goces obsesivos
intelectualizadores y abonen nuestra práctica a las leyes del inconsciente y a
las funciones más amplificadoras de la letra y el significante como
aquello que representa a un sujeto para otro significante.
[1] El mito cristiano por ejemplo, intenta da respuesta a una falla en
el funcionamiento entre José, María y el nacimiento de Jesucristo.
[2] Con la condensación parlêtres, metaforizaba Lacan en sus últimos
años, el hecho de nuestra dependencia radical del lenguaje y la lengua materna
[3] Wifred Bion Aprendiendo de la
Experiencia
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