martes, 15 de mayo de 2012

Juegos de Mente


H. BORDA
Clase del 17 de mayo 2002
Esquizofrenia 1

Sergio Rodríguez : Hoy traje esta corbata adornada con un fragmento de Picasso. Picasso no era ningún esquizofrénico, pero lamentablemente las guerras si son bastante esquizofrénicas.  Y Uds. saben que Guernica es el efecto que produjo en Picasso el bombardeo de esa población basca por parte de la aviación franquista. Les cuento que la clase esta armada sobre la base de lo que planteó a Henry Ey en su libro de Psiquiatría, sobre la semiología de la esquizofrenia. Pero van a encontrar diferencias porque yo tomaré algunos planteamientos y clasificaciones de Henry Ey y transformaré otros. Por qué? Porque la semiología psiquiátrica se apoya (y lo digo con todo respeto, porque a los buenos semiólogos psiquiatras es muy interesante escucharlos) pero se apoya en el registro imaginario, o sea se apoya básicamente en la imagen, el sentido, y especialmente el llamado sentido común. De ahí también que los que reaccionaron contra la psiquiatría (Uds. recuerdan que hubo un movimiento muy fuerte que se llamó anti-psiquiatría, justamente) muchos de ellos, reaccionaron equivocadamente reivindicando a la locura como expresión de libertad. Cualquiera que lleve años trabajando con los psicóticos, saben que no hay nada menos libre que ser psicótico. En cualquiera de las psicosis de las que pudiéramos hablar. Pero de ahí también la creencia del psiquiatra similar a la del vulgo, de que el loco es otra cosa que los supuestamente normales. La estadística para encontrar una media y las normas a que responde, no pueden partir de otra cosa que las normas. Las normas, típicamente pensado desde un punto de vista semiológico, pero desde la semiología lingüística, o psicoanalítico también, las normas típicamente son signos, o sea efectos de convenciones explicitas o implícitas. Los psicoanalistas para conjeturar sobre la semiología de la psicosis, signos y síntomas, no debemos dejar de partir de la primacía del significante, como fundadora y sostén de la equivalencia  de los 3 registros. Cuando digo 3 registros obviamente me estoy refiriendo a real-simbólico-imaginario. Pero ojo, del significante de la linguistería que es diferente al de la lingüística. Aquel significante que después de muchos años de trabajo, Lacan termina definiendo, y a partir de ahí mantiene esa definición hasta el final de su vida, define en el 64 cuando da el seminario de los cuatro conceptos, como aquello de que un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante, de eso les hablo extensamente Laura Lueiro, me abstengo.   Entonces partimos del significante de la linguistería, y de la función de la letra de hacer de litoral entre lo simbólico y lo real.  O sea, hay un punto, que el punto más difícil de trabajo para los psicoanalistas, con relación a las variantes con las que nos tengamos que ver: neurosis, psicosis, perversiones. Y es ese punto donde algo no termina de acceder a lo simbólico y por lo tanto se nos presenta todavía como real, pero con algún indicio, de donde podremos ir intentando tirar, trabajar, ver que hacemos, como hacemos, etc. para ver si logramos ahí que lo simbólico agujeree lo real, tomando una expresión de Lacan. O sea si logramos que lo simbólico logre hacer algo con eso que sino se nos presenta como puramente real. O sea los psicoanalistas cuando hacemos la semiología de las psicosis, debemos partir de esas ideas, que como Uds. ven son diferentes a la de los psiquiatras.  La de los psiquiatras parte, como les decía anteriormente, del sentido común, del imaginario, y a partir de ahí, observan, clasifican etc. Con relación a la esquizofrenia, la psiquiatría divide en rasgos negativos, que son los que tienen que ver con la disociación y la desestructuración, en ese ser parlante con el que nos encontramos; y positivos, que tienen que ver con la producción delirante. Desde los viejos psiquiatras, Freud lo tomó, y Lacan también lo tomó, el delirio (Freud lo llamó así, Lacan lo llama así  en el seminario 3, y van a ver que pasado mucho tiempo, en el 75, en el sinthôme de alguna manera lo vuelve a retomar) el delirio juega una función curativa en la psicosis, a diferencia de lo que supone la gente común: de que el delirio es la expresión de la psicosis. Es expresión, pero es cuando el psicótico puede tranquilizarse un poco. Es importante esta cuestión de los rasgos negativos, de disociación y desestructuración , y los positivos: producción delirante, porque en el terreno de la psicofarmacología, y especialmente en la evolución de estos últimos 10 años de psicofarmacología, ha llevado a la aparición de psicofármacos nuevos que operan particularmente en el sentido de mantener, después de haberse producido el gran acceso desencadenante, y cuando ya se va mejorando, estabilizando, curando en cierto sentido, entre comillas. Pasaron de usar fármacos como la risperidona y hay todavía una generación mas nueva lamentablemente muy cara como es la olanzapina, que realmente están produciendo efectos muy interesantes en el mantenimiento de la estabilización.  Entonces, saber diagnosticar la diferencia entre desestabilización y delirio, es muy importante desde  el punto de vista psicofarmacológico y en la medida que trabajemos, vamos a ver que desde el punto de vista psicoanalítico, también es muy importante. Plantea la psiquiatría algunos caracteres comunes con el tema de la paranoia, por ejemplo el tema de la ambivalencia. Uds. saben, la ambivalencia es la aparición de sentimientos absolutamente contradictorios, amor y odio al mismo tiempo, haciendo bromas con eso, Lacan, en Encore, hablaba del odioamoramiento.  A mí me parece interesante acá reivindicar un planteo de Pichón Riviere, donde en el terreno de la esquizofrenia especialmente, pero también de la paranoia, Pichón prefería hablar de divalencia en lugar de ambivalencia.
¿Y por qué él planteaba esa diferencia?, porque el neurótico sufre la ambivalencia, el neurótico se da cuenta de que no advierten sus sentimientos ambivalentes. Estoy entrevistando a un muchacho joven, con sus problemas de amor, un neurótico común, y donde había vivido tranquilo y feliz con su esposa durante muchísimos años, por supuesto con sus escapadas, algunas amantes, en fin, nada que le moviera demasiado el piso, hasta que hubo una mujer que lo sacó totalmente, se enamoró perdidamente. Y ella también de él. Pero, la verdad que son difíciles, son difíciles los dos. Entraron fuertemente en la relación, inclusive él se separó de la esposa, y al no mucho tiempo se separó de esta segunda mujer. Y, la descripción de él, es la descripción que a él le produce darse cuenta que la ama y la odia perdidamente al mismo tiempo. Y que hay veces que “la quiere matar”, como él dice, y hay veces que la ama desesperadamente. En cambio en los esquizofrénicos especialmente, no es advertido eso. Aman desesperadamente, odian desesperadamente, pero sería algo así como que lo viven vez por vez. No advierten el conflicto que se les arma. Bueno, esta es una observación de Pichón que creo que hay que tenerla en cuenta porque es muy rica en cuanto a como trabajar con relación al tema de los sentimientos.  Otra cuestión que describe fuertemente la psiquiatría es la impenetrabilidad en los esquizofrénicos.
Ahora, ahí al psicoanalista le ocurre otra cuestión que al psiquiatra. Los comienzos de mi formación fueron muy psiquiátricos. Yo trabajaba fuertemente en una clínica psiquiátrica, e inclusive hacia tres guardias semanales. Estaba  72 horas viviendo con los psicóticos. Y la verdad que el dueño de la clínica era un gran maestro psiquiatra. El Dr. Roimiser.  Era un psiquiatra típico de aquella época. Era psiquiatra, forense, y neurólogo. Era típico que  tuvieran esas tres especializaciones. Pero la verdad es que con él aprendí mucha psiquiatría. Y también aprendí mucho con relación a porque me hice psicoanalista después.  Tenia la paciencia con alguno de nosotros de invitarnos a estar con él, cuando él hacia las entrevistas. Claro, las entrevistas que él hacia eran típicamente médicas, donde hacia todo un interrogatorio para ver si entraba dentro de determinadas pautas de normalidad-anormalidad, neurosis-psicosis, tipo de psicosis, etc. Pero ¡ojo!, no despreciemos eso, porque (bueno era un hombre que hacia como 40 años  que tenía su clínica) tenía, yo diría, un  olfato para pescar determinadas cuestiones. Me acuerdo dos anécdotas. Una vez... nosotros, los médicos jóvenes, que ya nos estábamos orientando para el psicoanálisis, había un esquizofrénico que estaba internado ahí, sobre el que insistíamos e insistíamos que ya había que darle el alta, que ya no hacia falta que estuviera allí. Bueno, era un hombre con el que comíamos en el comedor, jugábamos a las cartas, charlábamos, teníamos conversaciones muy interesantes... ¿para qué estaba ahí? Dijo “¿les parece?, bueno, vamos a llamarlo”.  Entonces nos puso a los dos que estábamos presionando, ahí, junto con él. Le pregunta... “que tal, como te va”  conversación así común, digamos, todo bien. Dice “¿che, cómo anda el asunto ese del piloto que vistes en Morón?”. Se transformó, el hombre... y empezó a contar todo un delirio, de un piloto que se había tirado de un avión y había caído parado y no sé que había hecho en Morón... ¡Toda  una historia!.  
La otra: había otra esquizofrénica que llevaba como 12 años internada ahí. Y también, para nosotros ya era absolutamente normal. Entonces era presionar y presionar para que le dieran el alta, porque por supuesto nosotros pensábamos que era una cuestión meramente comercial. En fin, todas esas cosas que uno piensa cuando es joven acerca de esas cuestiones.  Entonces él, nos decía que “no”, nos paraba, “no, miren que es grave, esta mujer sola afuera no sobrevive....” Y eso a nosotros no nos cabía en la cabeza. Y uno de nosotros, que encima era familiar de él, estaba a cargo de esta mujer... Entonces,  este colega insiste tanto, que finalmente el dueño de la clínica dice “si querés darle el alta, bajo tu responsabilidad, dásela” Dice que conversará con la familia y efectivamente el colega, con mucha responsabilidad, conversó con la familia. Conversó con la paciente. Todo bien. Pero, sale de la clínica y la familia la manda a vivir sola en su departamento. Era una familia más bien rica. Al octavo día de estar viviendo sola, se tiró desde un décimo piso. 
Bueno. Les cuento estas cosas porque a veces, hay colegas psicoanalistas que desprecian a los psiquiatras, también es una tontería, aquellos psiquiatras que desprecian a los psicoanalistas. A veces la combinación entre ambas prácticas para pensar, reflexionar sobre un caso es muy importante. Toda esta perorata de recién era porque lo que les quería decir es que los psicoanalistas cuando entramos en relación con el esquizofrénico captamos que esa supuesta impenetrabilidad no es tal si logramos meternos en lo que lo tiene ocupado al esquizofrénico. No es que son impenetrables, sino que no quieren hablar de otra cosa que aquello que los tiene gravemente atrapados. Y  si uno se mete ahí se abre la posibilidad de conversar con los esquizofrénicos. Pero a la apariencia de ese tipo de interrogatorio, como les contaba antes, como el que hacía este psiquiatra, lo empuja a aparecer impenetrables. Si él llama a un esquizofrénico y le dice, a ver contame tal cosa, tal otra, tal otra....mira para arriba, se mete para adentro a su mundo, y no contesta.  También la cuestión del aparente desapego del que habla la psiquiatría. La psiquiatría habla de un desapego. Pero el desapego tiene mucho que ver con eso, que están metidos, tratando de hacer algo con eso que no pueden terminan de resolver nunca. Entonces, aparecen desapegados del conjunto de los normales que no tienen ese tipo de problema. Ellos saben lo que están sintiendo y saben que eso no puede ser entendido por el sentido común. De ahí también aparece la extravagancia de la que hablan los psiquiatras,  que esta acorde con responder de algún modo a lo que ellos van sintiendo como desestructuración de su mundo.
Me acuerdo de un esquizofrénico que atendía en mi consultorio privado. Y que venía vestido con hojotas indígenas, de esas que son con tiritas ¿vieron? Medias tejidas de lana de llama y con dibujos de llamas... bueno, toda ropa de ese tipo. Y además  fumaba como una chimenea. Entonces, claro, para cualquiera que lo ve por la calle es un extravagante. Pero obviamente esa mimesis que él había hecho, llamémosle así, a los coyas del norte era un intento de él, de encontrar un lugar donde ubicarse en ese mundo donde él no podía tener ningún tipo de ubicación. El otro punto que comentan los psiquiatras y que para mí es el punto más importante y que es el que va a diferenciar a las esquizofrenias de las paranoias, es lo que el psiquiatra llama disgregación. Este punto es clave realmente. En la disgregación, en el esquizofrénico aparece una pérdida absoluta del orden lógico, no sólo para el psiquiatra  sino también para el psicoanalista. A diferencia de la paranoia. Porque en la paranoia, si Uds. escuchan el delirio paranoico como me decía alguien  ayer en una reunión de Televerdades, y que se refería a Hadad, decía “claro, la habilidad de Hadad es que establece un axioma falso y a partir de ahí, una lógica rigurosa, que lleva a una determinada y supuesta verdad. El punto es el punto de partida. Bueno, eso es lo típico del paranoico. Pero hay una lógica. En cambio para el psicoanalista, cuando Uds. escuchan al esquizofrénico, no encuentran lógica. A menos que se metan en cada micro delirio que el esquizofrénico trae. En cada una de esas parcialidades hay una lógica. Entonces para el psiquiatra parece incoherente el esquizofrénico, en cambio para el psicoanalista aparece como si la vida anímica del viviente se hubiera soltado de una lógica elemental y organizadora, incluidas sus fallas. Y sólo encontrara su lógica propia en cada uno de los islotes del archipiélago en que la vida psíquica quedó transformada. Esta es la otra cuestión del esquizofrénico. Uds. no lo van a ver girar siempre alrededor de lo mismo como pasa con el paranoico. Sino que Uds. van a tener la sensación de que ese hombre en vez de vivir en un país como la Argentina, por ejemplo, vive en un archipiélago. Y que uno tiene que ir circulando por ahí. 
Otro punto importante es la cuestión de la inteligencia potencial conservada pero usada alteradamente. Al usarla alteradamente se produce una pérdida de cohesión y de eficacia. Distinción de los psiquiatras con la cual yo coincido. A habido ejemplos, uno es Fisher, el ajedrecista, que llegó a campeón mundial imbatible en el ajedrez y sin embargo estaba loco. En él se podía observar como a este hombre se le había desperdigado la vida. Dicen que uno entraba a la casa y encontraba tableros de ajedrez con partidas en ejercicio en todos lados, inclusive flotando en la pileta de natación. En este momento están dando una película  “Una mente brillante” que se las recomiendo (si bien tienen que recurrir a algunos recursos típicos de la necesidad de la imagen, pero es muy interesante para seguir la cuestión de la esquizofrenia)  Y donde describen un caso efectivamente ocurrido, John Forbes Nash que sacó un premio Nobel, arreglándoselas como pudo con su esquizofrenia. Entonces se nos aparecen como un pensamiento enmarañado, desordenado, lentificado, con excepción de los estados maníacos, en lo que resulta difícil hacer el diagnóstico diferencial con las manías veras. La manía del esquizofrénico y la manía vera, muchas veces es muy difícil de diferenciar. Porque en la manía vera aparece mucho la fuga de pensamiento, también aparece una disgregación aparente.  Después cuando se va reordenando la cuestión ya es más fácil captar las diferencias.  Y, pueden llegar hasta la rumiación. Me acuerdo en esa clínica, un paciente que ya estaba en estado terminal.  Era una demencia esquizofrénica. Y, lo único que podía era repetir su apellido. Y lo repetía rumiantemente. Caminaba como si tuviera un parkinson. Y lo único que decía era pane-puchi, pane-puchi... y a eso se había reducido ese hombre. Era un caos. Un caos inclusive en lo que se refería a alimentación, control de esfínteres, etc. 
Otra cosa llamativa en los esquizofrénicos y  esto lo pueden encontrar también en las pre-esquizofrenias,  pero lo pueden encontrar también en los normales es lo que se llama asociaciones por contaminación. Le llaman así los psiquiatras. Observado el fenómeno psicoanalíticamente, lo que se encuentra es que la conversación comienza, tras el intento de dar cuenta del objeto de la misma, de lo que se esté conversando en ese momento.  Si uno lo deja librado a su discurrir, uno empieza a observar que el objeto en cuestión queda de lado y que el esquizofrénico o el pre-esquizofrénico, va produciendo asociaciones, que es a lo que los psiquiatras llaman por contaminación, que es por provocación de determinadas palabras. ¿Qué les quiero decir? Que no es que están tratando de explicar, supónganse,  que este es un cenicero rojo, con estas aberturas, que lo donó coca-cola, sino que en determinado momento cuando llegan a coca, por ejemplo, lo dono cola-cola y mi prima coca que es una chica muy buena que le gusta hacerse los rulos en la peluquería de...  y se va por ahí hasta que aparece otra palabra a la que se queda pegado y cambia de rumbo y sigue por otro lado.  Este punto es muy importante para sospechar previamente. Y es muy importante si el psicoanalista logra sospechar  que esta frente a una pre-esquizofrenia. Lacan decía que la primera obligación de un psicoanalista era: no producir psicóticos. Y efectivamente, si a una pre-esquizofrenia la sometemos a lo que es un psicoanálisis tradicional, con la regla de asociación libre, etc, etc, lo más probable es que provoquemos un desencadenamiento esquizofrénico. 
Otro elemento es la intersectación. O sea el esquizofrénico les esta hablando como les estoy hablando yo a Uds. y por ahí se queda tildado (tomando un significante de la informática). Se queda tildado y después retoma. A veces desde donde dejó y a veces desde otro lado. Esto es importante porque también están las ausencias en la epilepsia, donde  pueden encontrar algo parecido. El tema es que el epiléptico no puede retomar desde donde dejó. Esta es una deferencia importante. 
Bueno, después los transtornos del lenguaje.   Esto para nosotros los psicoanalistas es muy importante.  Para el psiquiatra aparece simplemente como un síntoma, digamos así. En cambio para nosotros aparece como un lugar desde donde empezar a entender  que le está pasando a esa persona. Aparece el mutismo, la musitación: esto que yo les decía de este hombre pane-puchi, eso es una musitación típica, las incursiones verbales. El otro día estaba viendo no que serie televisiva cómica y un tipo iba con su candidata a novia en el auto, y la tipa empezaba de golpe: “¡la puta que lo p...!” Es  ese tipo de impulsión, donde de golpe, en medio de una conversación común aparece brutalmente un lenguaje escatológico incontrolable,  muchas veces está hablando de que ahí se está incubando algo de este orden. Cuando esta desencadenada la esquizofrenia es mucho más común encontrarlo.  El esquizofrénico (con el paranoico ocurre algo parecido), en relación a lo que le está ocurriendo, no acepta intercambiar con el interlocutor. Las conversaciones en general, entre nosotros “los normales” son conversaciones de intercambio.  Yo escucho lo que el otro me dice. Respondo a lo que el otro me dice. El otro escucha lo que yo respondí. Escucha lo que yo le digo. Mejor, peor, con errores de interpretación, lo que sea, pero se establece una comunicación de ese orden.  En cambio el esquizofrénico no. Para el psiquiatra no quiere intercambiar con el interlocutor, no acepta intercambiar con el interlocutor. En realidad lo que pasa es que el psiquiatra no habla desde lo que el esquizofrénico esta tratando de poner en comunicación, sino que trata que el esquizofrénico se ordene alrededor de lo que él le va a proponer como conversación.  El esquizofrénico, cuando el otro le opera así, o sea le opera más al estilo del psicoanalista, no sólo lo tiene para convencerlo. Sino también para que le funcione como testigo. Para el esquizofrénico, la función del testigo le es muy importante, porque tengan en cuenta que les cuesta mucho considerarse reales, no en el sentido lacaniano del término, sino en el sentido vulgar, común. (Después vamos a hablar del tema de la despersonalización, el extrañamiento, la des-realización, etc.)   El esquizofrénico no hace lazo social, lo que no le impide agruparse. Si Uds. observan en las internaciones de las clínicas psiquiátricas o de los hospitales psiquiátricos, van a ver que se arman grupos de esquizofrénicos que tienden a andar juntos y a hacer muchas cosas juntos, eso no quiere decir que hayan hecho lazo social.  Cuando Uds. observan o escuchan hablar sobre que pasa en esos grupos, se van a dar cuenta que en realidad se agrupan pero sólo para estar juntos. Yo usaría un término de los mejicanos acá: ...exactamente...  Laura me decía, y es exactamente el término que yo pensaba usar... necesitan estar amuchados, se amuchan.  Yo me acuerdo de un muchacho que atendía, una esquizofrenia simple,  tenía de amigo a uno que evidentemente era un paranoico, pero un paranoico en serio, o sea, absolutamente desencadenado. Tenía otro  amigo que era un esquizofrénico, mucho más desestructurado que él, de tal orden, por ejemplo, que le pegaba unas palizas terribles a la madre, unas palizas terribles a la abuela, a la abuela la mandó al sanatorio con fractura de cadera, por ejemplo. Una vez no mató a la madre por muy poco,  cuchillo en mano la corrió. El paciente que trabajaba conmigo, no.  Entonces, le pedía que me contara sobre que hablaban. Me decía: “no, fulano me cuenta eso que piensa, que van a venir los marcianos y que entonces van a dominar el mundo y que entonces van a matar a todos y que entonces él piensa matarse antes para que no lo maten...” “Ah!, ¿y vos que decís?”  “yo nada, no, nada”   Era una esquizofrenia simple.  Él no tenía una gran producción  delirante. Hubo un momento por ahí que tuvo una producción delirante, pero él no tenía una gran producción delirante. “Y al otro, ¿por qué lo vas a visitar?¿por qué sos tan amigo?” (del que era tan violento, al que además criticaba porque le parecía mal que reventara a la abuela...no le parecía que estuviera bien) Me decía que en realidad él no iba a visitarlo a este muchacho, sino que él iba a cortarse el pelo con la madre del muchacho. La madre tenía una peluquería de barrio, de estas del suburbio y entonces, como para que el hijo tuviera un amigo, la madre le cortaba el pelo a mi paciente. De paso, Uds. van captando, como se arma ese mundo ¿no? De un modo muy diferente al mundo de nosotros los “normales”.  Bueno.  En la fonética, aparecen también problemas que ya no se ven, les diría, por efectos de los neurolépticos y por efecto del progreso en las psicoterapias, y digo a propósito así, porque no es sólo el psicoanálisis.  Yo siempre cuento una anécdota de un amigo mío que fue nombrado interventor en la Colonia Federación, que es una gran Colonia Psiquiátrica en Entre Ríos. Y  cuando llegó, se encontró con una gran cantidad de crónicos, absolutamente gatosos. ¿Saben lo que significa? Cuando no controlan  esfínteres. ¡Un desastre!  Habían ido de interventor, junto con la esposa. Ni un mango, por supuesto. Se imaginan, aquí nunca hubo un mango para esas cosas. Bueno. Pero este muchacho que en esa época era sistémico, (después se hizo lacaniano) y era un tipo con buenas intenciones, lo primero que hizo fue ir a comer al comedor con ellos. Cosa que ninguno de los que habían ido anteriormente  había hecho.  Comiendo en el comedor con ellos, comenzó a conversar con algunos que estaban más cerca o que se acercaban más, pero también a observar que pasaba. Bueno, simplemente ese hecho: que la pareja que dirigía la colonia, fuera a comer con ellos y entraran en relaciones de conversación, ninguna psicoterapia, nada, sino hablaran con ellos, hizo que en algunos meses hubiera un porcentaje pero muy grande, yo no recuerdo ahora, pero supónganse un 30-40% de esos gatosos, crónicos, arruinados, que pasaron a tener un orden, limitado, pero un orden, o sea: a controlar sus esfínteres, a comer, a andar por ahí de otra manera.... y se llegó a encontrar, (y esto es una anécdota verdadera) con uno que estaba internado hacia no sé cuantos años. Pobre hombre, nadie se había dado cuenta que el problema no era que tenía una jerganofasia, sino que era un húngaro! Era un húngaro que había venido de inmigrante, y no sé que había pasado y había terminado ahí en el psiquiátrico, ¡y claro!   Todo el mundo creía que era una jerganofasia. En realidad era que hablaba en húngaro ¡pobre! Bueno.  Terminó volviendo a Hungría. No creo que haya salido muy bien parado de la experiencia, porque se paso como 30 años  dentro de esa colonia.  Bueno, digo esto porque cuando Uds. se encuentren con esos trastornos en la fonética, (que ya no se encuentran, les decía) pero  tengan en cuenta que muchas de las cosas que la psiquiatría describe de los esquizofrénicos tenían mucho que ver con como reacciona el mundo común, vulgar, nosotros, (no me refiero como psicoanalistas, sino como gente común) frente a los esquizofrénicos. O sea no es un producto propio sólo de la enfermedad sino de cómo la enfermedad era alojada en el mundo donde a ellos les tocaba vivir. Los psiquiatras describen y tienen razón  que arman una semántica propia a la que el otro queda ajeno, aparecen neologismos o uso muy propio de signos que  pierden el sentido común. Ahora, muchas veces me pregunté, por qué a Lacan se le daba por inventar neologismos. Lacan está lleno de neologismos. Y uno puede pensar dos cosas: una que él, más de una vez en broma, ha dicho “Uds. tendrían que pensar si yo no soy psicótico”;  o, que justamente lo que trataba era de demostrar en acto que la aparición de un neologismo no era de por sí sola, indicadora de enfermedad mental.  Es más, ya mucho mas avanzado en su enseñanza, allá por el año 74, va a inventar otro neologismo: lalengua (en una sola palabra) y va a armar una conceptualización alrededor de eso, que tiene bastante que ver con: cuando lo que fue neologismo entra a sedimentarse (como lo decía él) en la lengua y pasa a funcionar, pasa a entrar en el sentido común de la gente. La jerga porteña nuestra...por ejemplo, en Brasil, siempre se creen que soy italiano, porque la jerga porteña nuestra tiene incorporado términos que en realidad provienen particularmente del italiano y del napolitano. Vamos a ir a hablar a Chile y me estoy cuidando mucho en las cosas que estoy escribiendo, de tratar de usar un castellano lo más hispánico posible, porque los chilenos son muy hispánicos para hablar. Y entonces si nosotros hablamos en nuestro porteñismo habitual, quedan afuera. No quiere decir que hay que renunciar a su propia lalengua, digamos, para hablar con ellos, pero en todo caso sí tener esto presente, cuando digo “defoltiado” por ejemplo. Bueno, ahí tienen, una palabra que proviene del inglés[1] y que no sólo se la apropia el castellano por la situación social, sino que además  le da un uso que en inglés, lo transforma en verbo.  Creo que en los esquizofrénicos pasa bastante eso. O sea, como ellos no pueden dar cuenta de lo que les esta pasando necesitan inventar palabras, tratan de transmitir de alguna manera eso horroroso que sienten. Lo digo así porque es una suerte no ser esquizofrénico, es un horror,  sentir lo que ellos sienten.  Bueno, dentro de esto, la escritura, los dibujos, quedan ungidos por todo eso. Y acá les quiero señalar algo que no es patognomónico, pero es muy frecuente, que es lo que los psiquiatras llaman el signo del espejo. Y yo le agregue y su rotura. Especialmente cuando el desencadenamiento se está por producir alrededor de la pubertad, la adolescencia, es muy común que esté precedido por un largo tiempo, un mes, 45 días, de la persona  (muchacho o chica), de horas y horas frente al espejo. Ya ahí Uds. tienen dos cosas para observar: una, porque tienen que estar tanto tiempo frente al espejo, y dos: que pasa con esa familia a la que no le llama el atención que un hijo, un hermano, un familiar, se pase horas y horas frente al espejo.... Hasta que de golpe aparece lo que un psiquiatra llamaría una impulsión violenta, agarra un florero y paf! Rompen el espejo. Inexplicable. No es inexplicable. Lo que pasa es que se llena de odio contra eso que no le devuelve esa unidad que él necesitaría sentir y no logra sentir. Reacciona motorizado  por la angustia, angustia que se transforma en odio hacia ese objeto, en agresión hacia ese objeto. En los chicos jóvenes el tema del espejo, (ojo, acá veo varias mujeres que tienen edad como para tener hijas de 15, nada, si se paran a  llenarse de rimel, cambiar los peinados, mirar para acá, mirar para allá, totalmente normal!) están como estáticos observando y observando, y cuando producen cambios son cambios totalmente extravagantes. Por ejemplo, es muy llamativo cuando un pibe se afeita la cabeza de golpe. Una cosa es cuando está de moda afeitarse la cabeza y los pibes se afeitan la cabeza, o los punk se ponen las puntas.  Por supuesto está hablando de la dificultad de estructuración típica de la adolescencia, de la pubertad; pero otra cosa son esos accesos donde se afeitan toda la cabeza, se afeitan todos los pelos, se afeitan los pelos de los pendejos, todo. Es la desesperación por encontrar algo que le devuelva una posibilidad de identificación, que  han perdido.
Bueno, voy a tratar de ir más rápido. Hay un montón de cosas que no las voy a tomar, entonces.  La desorganización de la vida afectiva, la inversión de la vida afectiva. Ahí hay una observación interesante de los psiquiatras. Porque, se observa en conversaciones absolutamente egocéntricas, les es prácticamente imposible hablar de otra cosa que no sean ellos. Pero si el fenómeno se observa psicoanalíticamente, uno se da cuenta que son tan egocéntricos, yo lo diría de este modo paradojal: porque no pueden dejar de ser el centro del mundo que no son.  O sea, tienen esa pasión por ser el centro justamente porque profundamente sienten que están absolutamente expulsados del llamado mundo. Y ahí viene la supuesta inmotivación de impulsiones emocionales, el negativismo, los asesinatos.  El otro día conversaba con Abel Langer sobre el tema. Vieron que los norteamericanos impusieron la nominación de asesinos seriales.  Yo creo que hay que distinguir entre los asesinos de colección a los asesinos seriales.  El asesino serial, en general es un perverso.  Es un perverso psicotizado....
Pero en cambio en el esquizofrénico no aparece eso. Entonces, mientras el perverso arma una serie de asesinatos, el esquizofrénico arma una colección. ¿Por qué lo de serie y lo de colección? Porque en uno hay algún rasgo que lo identifica, supónganse, nosotros aquí en Argentina tenemos hace unos cuantos años, un tipo dedicado a matar prostitutas de entre treinta y cuarenta años.  Ahí hay una serie. En cambio están esos tipos en Estados Unidos que por ahí se suben a una torre, agarran un fusil y entran a tirar, ta-ta-ta-ta... tiran hasta que los bajan a ellos. Tiran a cualquiera, no armaron una serie, armaron una colección de muertos. Eso sí tiene más que ver con una esquizofrenia. No logran darle una lógica.  Están buscando darle una lógica, algo. Obviamente no lo logran. Les recomiendo una película, que se consigue en video. Hay que tener estómago para soportarla. Cada vez que la he recomendado a mis alumnos, me la han hecho pagar (risas) pero vale la pena si quieren pescar un poco sobre eso. Se llama “Henry, retrato de un asesino”.
....:no se escucha.
Sergio R: sí, es una conversación que hacer. Tienen un rasgo común. Saben cual es el rasgo en común por el cual es colección: que los matan. Ahora, eso no quita que son asesinatos en masa.  Pero en fin, da para conversar evidentemente. 
Bueno, los delirios paranoides. Distinguirlos de las esquizofrenias, de los organizados y  monosistemáticos de las paranoias.  Aparecen, los de las esquizofrenias, como reactivos a las diferentes problemáticas que se le van presentando en la relación con los objetos de amor y que de algún modo las viven como encuentros con un vacío. A diferencia del paranoico, que en general, se va ordenando al tratar de sustituir de algún modo ese lugar de padre fracasado, inexistente, para hablar sencillo por ahora. De ahí las diferencias. La esquizofrenia (esto es una definición de Henry Ey, que me parece interesante, buena) es una forma de existencia delirante que comporta experiencias delirantes primarias y una elaboración autística o secundaria del delirio en la constitución del mundo. O sea, ahí Henry Ey plantea claramente como en realidad es una reacción a la pérdida primaria. La vivencia delirante: vivencias de extrañeza, profundos cambios en la experiencia sensible, ya que no le permite enlazar con los anteriores sistemas de referencia. Es como que se han caído las referencias. Tiene una sensación de angustia que nosotros los neuróticos nunca llegamos a tenerla. En un grado de desborde, porque en realidad están ante la sensación de una catástrofe eminente, caótica, y entonces empiezan a aparecen ilusiones, interpretaciones. Ahí también, lo que se le escapa al psiquiatra, me parece, es la articulación de lo que le pasa al esquizofrénico y la reacción del mundo que lo rodea. Porque , por ejemplo, cuando el esquizofrénico dice “me miran” suele tener razón, ahora, eso no quiere decir que no esté el delirio de senso-perceptivo en él de ser mirado. Pero se arma una especie de círculo vicioso, supónganse ¿quien no iba a mirar a ese paciente que yo les contaba que andaba vestido de esa manera? Es para mirarlo.  Me adivinan: yo creo que en realidad ellos buscan ser adivinados, ellos quisieran que alguien adivinara eso que a ellos les pasa y de lo que no están pudiendo dar cuenta. Otras veces, suplen (pero allí esta también la reacción) son el don mágico de clarividencia y omnipotencia. Es el caso del esquizofrénico que viene y dice “yo vi bajar el plato volador . me subieron al plato volador. Me trasladaron de provincia. Me hicieron hacer una serie de experiencias y después me trajeron nuevamente y me dejaron otra vez acá”   están tratando de darle una explicación a eso que ellos no pueden explicar. De ahí también la sensación de que les roban el pensamiento, que suele ser solidaridad con dicha reacción. Las alucinaciones: (todo esto lo vamos a ir viendo en mas profundidad) las alucinaciones también le producen a ellos la ilusión de que hay  quienes se ocuparían de ellos liminalmente. Las alucinaciones suelen ser muy crueles. Yo me acuerdo una paciente que sentía la voz del padre diciendo (pobrecita, además era más fea) “sos una puta, sos una puta” . Bueno, fíjense que había algo de ilusión, probablemente ella hubiera deseado ser una puta, pero además había un padre que de algún modo se ocupaba de ella, en la alucinación. Que esto no les llame tanto la atención, piensen Uds. que a nosotros suele llevarnos todo un psicoanálisis de muchos años sobre nosotros mismos, para llegar a aquello de “mi padre me pega” Ah, pero entonces “me ama”.  Esto, que es una de las formas que toma el fantasma en el  neurótico, en ellos aparece de otra manera. Tal es así que en el lacanismo se impuso mucho la idea de que en la psicosis no hay fantasma, si embargo un psicoanalista muy interesante que había dentro del lacanismo, (lamentablemente ahora se dedicó a profesor universitario en Estados Unidos) que se llama Contardo Calegaris, él armó inclusive una formalización del fantasma y yo creo que tenía razón.  Bueno, las vivencias de despersonalización, donde ellos se sienten extraños, no son lo que eran, se sienten metamorfoseados.  U otras veces eso deriva hacia hipocondrías psicóticas severas. 
Me acuerdo de un paciente, animalote, grande, joven, lindo pibe, internado en esa clínica que yo les decía, que decía “pero  no escucha doctor, no escucha?. Yo tengo acá, acá ¿ve? Bop-bop, bop-bop ... Ve como va la sangre del hígado al corazón, todo el tiempo ¿no escucha , no escucha?”, y estaba inamovible de ahí.   Bueno, sobre los delirios de respuesta, todo eso,  no hablo porque ya estuve hablándoles antes.  Quiero decirles, para los que van a leer H. Ey, que H. Ey tiene un error  ahí cuando trata de meterse en alguna explicación psicoanalítica sobre la cuestión, que es un error muy común entre los psicoanalistas, que es creer que en el psicótico no hay represión y que el inconsciente emerge como tal. Es una simplificación del fenómeno. Algo, por supuesto, del fracaso de la represión hay, pero eso es suponer que el inconsciente se produce individualmente, y el inconsciente se produce en lazo social.  Eso es lo que nos va a dar cierta posibilidad de trabajo desde el psicoanálisis con relación a los esquizofrénicos, que es lo que  hablaremos en otras clases ¿no?.  Las formas terminales: ya no se las ve, por suerte, porque terminaban verdaderamente en demencia, más o menos les conté algunas antes.
Las formas clínicas: la paranoide, que es la que se observa mas comúnmente, y que aparece mas o menos de los 20 a los 35/40 años, pero puede aparecer antes también. La hebefrenia, que aparece en la pubertad habitualmente, aunque se pueden detectar formas de hebefrenia que después están en discusión si son psicosis o no, bueno, toda una discusión que hay en Lacan mismo, en los niños, por ejemplo.  En la hebefrenia lo que se produce muy rápidamente es un empobrecimiento psíquico, yo les diría que incluso, que casi no deliran, pero a diferencia del esquizofrénico simple que aparece como casi normal, digamos, si no fuera una serie de modos de vivir que él va tomando, en cambio el hebefrénico aparece como una infantilización muy grande de ese ser viviente. Me acuerdo de uno que teníamos internado en esa clínica: un gordo enorme, un obeso, que lo único que hacía era pedir, digamos, todo su ideal, deseo, goce  en el mundo era que le sirvieran milanesa con papas fritas y huevos fritos, que era lo que justamente en esa clínica no iba a encontrar nunca. Quiero decir, el mundo se le había reducido sólo a eso. A veces me lo cruzo pidiendo limosna en una esquina de Villa Crespo. Y les defino Catatonía: en tanto predominan los trastornos motores sobre un fondo de estupor y negativismo. Ese estupor y negativismo, en realidad,  es ya la radicalización de esa sensación de fin del mundo, de catástrofe.. ahí la catástrofe ya está ocurriendo ¿no?.  Lo contrario, (que ya casi no se la ve) es la sugestibilidad pasiva y con respuesta automática, por ahí acá  todavía pueden encontrar, pueden evolucionar rápidamente a la demencia.  La Catatonía, que también se le ve poco actualmente, pero que afecta principalmente al sistema psicomotor, lleva a la pasividad motora, a la tensión muscular o catalepsia, al estupor, al negativismo, al amaneramiento, al patetismo, a las estereotipias, a las impulsiones.  Diría, al rasgo eco, son  eco-mímicos, eco-práxicos, eco-lálicos, o sea un pueden hacer otra cosa que repetir  lo que ven o lo que escuchan. Este tema es muy importante, luego lo vamos a ver en relación a las internaciones, y cuestiones de ese orden.  Voy a decirle algunas cosas mas, pero Uds. lo van a encontrar en H. Ey. Simplemente les quiero leer muy brevemente, para hacer una diferencia entre las esquizofrenias y un paranoico genial como era Dalí, del cual les habló tanto Abel Langer. Mi idea sobre Dalí, (aunque creo que amerita hacer alguna vez un trabajo en serio, es un tipo que es realmente interesantísimo), es que en realidad él era un paranoico estabilizado no era ni siquiera un pre-paranoico. La forma de la paranoia de Dalí era la megalomanía, a mi modo de ver, pero estabilizado.   Entonces, fíjense, en “El diario de un genio”, que es la autobiografía de él, ya el nombre ... no porque no fuera un genio en la pintura, pero como me hacia observar  Mariel hoy en el viaje una cosa es ser “un genio en la pintura” y otra es “creerse un genio”, completamente distinto.
Dice: “este libro va destinado a probar que la vida cotidiana de un genio, su sueño, su digestión, sus éxtasis, sus uñas, sus resfriados, su sangre, su vida y su muerte son esencialmente diferentes a los del resto de la humanidad. Este libro único es, pues, el primer diario escrito por un genio, diría más, por el único genio que ha conocido la suerte única de haberse casado con la genial Gala, la única mujer mitológica de nuestro tiempo” miren en que pequeño delirio vivía el hombre!  Entonces, afirma un poco mas adelante:  “la única diferencia entre un loco y yo es la de que yo no estoy loco” típica afirmación de los locos! Ninguno de nosotros se animaría a decirlo con esa seguridad. Y después les leo, muy breve, por un lado para divertirnos un rato y que no se les haga muy pesada la clase, pero por otro porque tómenselo en serio a todo lo que dice este hombre, como todo lo anterior   Dice: “como de costumbre, un cuarto de hora después del desayuno, me coloco una flor de jazmín detrás de la oreja y me dirijo al retrete.  En cuanto me siento, hago una deposición sin apenas olor. Y eso a tal extremo que el papel higiénico perfumado y mi brizna de jazmín dominan por entero el ambiente. Este acontecimiento hubiera podido ser fácilmente pronosticable gracias a los sueños beatíficos y extrañamente placenteros de la noche anterior que, en mi caso, anuncian indefectiblemente defecaciones suaves e inodoras. La deposición de hoy es, de entre todas, la más pura, si es que el empleo de este adjetivo resulta el mas adecuado para el caso. Atribuyo este hecho, sin asomo de duda, (fíjense la certeza) a mi ascetismo casi absoluto, y vuelven a mi memoria mis deposiciones en la época de mis excesos madrileños con Lorca y Buñuel, cuando tenía 21 años (fue amante de Lorca, Dalí) era una innombrable ignominia pestilente, discontinua, espasmódica, salpicante, convulsiva, infernal, ditirámbica (fijense la palabra que utiliza ahí, que esta dirigida al lenguaje la cuestión ditirámbica) existencialista, escocedura y sanguinolenta comparada con la de hoy. Esta continuidad casi fluida, me ha hecho pensar durante toda la jornada en la miel de las industriosas abejas. Tuvo una tía que sentía horror por cualquier escatología. El sólo pensamiento de que podía dejar escapar un pedo, le llenaba los ojos de lágrimas. Ella cifraba toda su honra en el hecho de que nunca en su vida había echado uno. Hoy me parece una superchería menos impresionante que entonces. En  efecto, durante mis períodos de ascetismo y de vida espiritual intensa, debo hacer constar que casi nunca dejo escapar un pedo. Esta afirmación que encontramos a menudo en los viejos textos según la cual los anacoretas jamás producen excremento me parece cada vez mas cerca de la verdad, sobre todo .....”  y sigue... se dan cuenta lo que es un delirio sistematizado razonante, a diferencia de esa pobreza que encontramos en los islotes delirantes de los esquizofrénicos.  Nada más.
.....: en realidad me reía porque te la pasaste afirmando “nosotros los normales” todo el tiempo...! Lo que me preguntaba por un lado, con esta descripción de armar una temática propia y los neologismos... y yo creo que esto esta totalmente enlazado desde las temáticas propias que aparezcan. Pero además, (no me acuerdo como lo describiste),lo interesante es cuando uno le pregunta,...Ah, la diferencia con Lacan... Lacan podía dar toda una  explicación porque usaba ese neologismo; en cambio cuando uno pregunta no hay posibilidad de devolución ¿qué quiere decir eso?.  Por otro lado, me quedaba escuchando cuando hablabas de la hebefrenia (a ver si entendí mal), que aparecía en la pubertad, mi pregunta es ¿qué pasa con esas estructuras si no aparecen antes? O sea cuando recibimos niños con trastornos muy graves como el mutismo, neologismo, de la imposibilidad del yo y él vos, 3 años, de no poder diferenciarse. Digamos que de esta estructura esta poniéndose en juego y esto que se planteaba del inconsciente y de los otros, o de una familia que mira para otro lado y de pronto se le saltó un delirio a los 15 años. Algo se fue armando previamente... bueno desde ahí....preguntaba.
Sergio R.: bueno, ahí hay todo un debate dentro del campo lacaniano. No sé a esta altura como está, porque no me dedico a niños por lo tanto no lo sigo demasiado de cerca. Pero  creo que estaba planteado de la siguiente manera y creo que respondía a una lógica que tenía que ver también con la época en que ese debate se produjo. El debate estaba planteado en el sentido de que hasta después del segundo despertar sexual de la pubertad no se podía diagnosticar psicosis en los niños, pues todavía no se sabía como habían atravesado lo que sería la retrosignificación de la castración, hablando en términos absolutamente amplios. Que además, todavía no habían llegado al momento dónde efectivamente debían separarse de los padres y que por lo tanto la transferencia pudiera entrar a funcionar a partir de ese a priori. No porque no haya transferencia en los niños, porque cualquiera que trabaje con niños se dará cuenta que hay transferencia. Pero hay una transferencia de otro orden, no es una transferencia efectivamente como la de los adultos.   Y la otra cuestión que se planteaba tenía que ver con que había que advertir que ocurría con el funcionamiento del Nombre del Padre. Mientras que en una de las versiones del padre real, el padre viviente, estaba apegado, estaba de un modo u otro funcionando ahí.  Ahora lo que pasa que ahí me apuras, porque justamente la idea que yo tengo es que la estructura de la esquizofrenia es muy distinta de la estructura de la paranoia , porque en la estructura de la paranoia lo que esta forcluido (como plantea Lacan) tanto en el “Seminario 3” como lo va a replantear después en “El sinthôme”, lo que esta forcluido es el Nombre del Padre, que es un significante fundamental, en cambio la idea que tengo es que en la esquizofrenia, no pudo desprenderse del diente del otro el significante que represente a ese sujeto, el S1, lo  cual hace que no se constituya la estructura significante en su globalidad. Entonces, creo que muchos de esos casos  que vemos como psicosis infantiles, creo que efectivamente son esquizofrenias infantiles. Ahí les estoy diciendo de mi creencia, pero al mismo tiempo les informo de que hay todo un debate alrededor de esas cuestiones. Y que no es tonto el debate, digamos. Cualquiera de los lugares en que uno se ponga en el debate, puede dar una cantidad de argumentos.
...: (no se escucha)
Sergio R: Claro, en las esquizofrenias, la idea que tengo es que no se puede constituir un significante que represente al sujeto. Al no poderse constituir el significante que represente al sujeto lo que queda forcluido es la estructura significante como tal. Pero ojo!, partan de lo que fue el comienzo de la clase: el significante de la linguistería no el significante de la lingüística. Uds. van a ver a muchos esquizofrénicos hacer hermosas poesías con hermosas metáforas. El sustituto no está, si no está con relación a la linguistería. Está la relación entre el significante y el sujeto y cuando decimos sujeto, decimos sujeto del inconsciente. Entonces al no haberse constituido ese representante no hay estructura significante. Pero les insisto: el significante de la linguistería. En ese sentido el significante del Nombre del Padre en la esquizofrenia también esta forcluido, es obvio. En realidad la que está forcluida es la estructura significante como tal. Eso va a hacer que sea muy distinto el trabajo terapéutico desde la práctica de un psicoanalista, muy distinto al trabajo terapéutico con el paranoico que con un esquizofrénico.
...: Sergio, esto que vos decís, podríamos traducirlo de alguna manera a la propuesta de Freud de denegación, de restitución fundamental que no esta articulada, incorporado, a nivel significante? Se me ocurrió.
Sergio R.: Sí, en realidad yo mucho no lo seguí por ese lado. Lo seguí más por un planteo freudiano básico, que está en la metapsicología, en el artículo “El discernimiento del inconsciente”, donde Freud plantea que  en la esquizofrenia, lo que no se logra instalar es un lugar para el objeto, y por lo tanto la esquizofrenia se desencadena en el encuentro con  el objeto.   Fíjense que es muy distinto a la paranoia, que se desencadena cuando el nombre del padre es convocado en oposición simbólica al sujeto y no hay nombre del padre que responda. Acá es cuando el viviente se enfrenta a la relación de objeto, no encuentra lugar para esa relación. Ese es el planteo de Freud. Ahí no hay contrabando mío, digamos. Entonces lo que yo empecé a pensar, (a esta altura he caminado un trecho, todo esto  comencé a trabajarlo fuertemente “hacia Lacan, en Mar del Plata”, hace como 12 años, y sigo, porque es un tema que me apasiona); tome lo de Bateson, que en general los psicoanalistas lo habían despreciado, y es una tontera despreciarlo. El planteo de Bateson es, que el que va a ser  esquizofrénico se encuentra con lo que él llama una madre esquizofrenizante. Creo que les comenté esto pues lo sustancializa demasiado.  Se encuentra, con lo que él va a llamar un doble vínculo. Que después se lo traduce como “doble discurso”, que no es que esté mal, esta bien también, pero él se instala mucho en la relación con el vínculo, y el vínculo es la relación con el objeto.  Entonces, el esquizofrénico se va a encontrar con una relación de doble vínculo ¿qué quiere decir esto?    No la pavada que dicen los periodistas, especialmente los periodistas estrella, que son muy  dados a decir pavadas. Entonces si Menem un día dijo que hay que nacionalizar no sé que cosa y otro día dijo que hay que venderla, lo acusan de doble discurso. Pero eso no es doble discurso, porque es muy sencillo de pescar el conflicto entre las dos aceleraciones. Doble discurso, son por ejemplo los ejemplo que da Lorenzon : “sé libre”, si yo a alguien le digo “sé libre” si sigue mi indicación, no es libre, y si no la sigue queda preso. Bueno, de ese  tipo de fórmulas él da varias. Y lo que se encuentra trabajando con los esquizofrénicos es mucho de lo que proviene de ese tipo de aceleraciones. Pero eso no dio lugar a que se constituya el objeto. ¿por qué? Porque para ellos nunca se sabe que va a venir del lado del objeto.  Nosotros los neuróticos, “creemos” que se sabe que  va a venir del lado del objeto. Es una pavada de nosotros los neuróticos, por supuesto. Pero que nos sirve mucho para vivir. Ellos, digamos, son mucho más apegados a la verdad, pero también por eso sufren mucho más.  Es como que para ellos fuera transparente que el objeto es imprevisible, en cambio nosotros creemos que sabemos lo que va a venir.  Entonces desde ese lado, yendo al artículo de “la negación”, yo diría que hay una expulsión permanente de lo que le viene del otro. Por eso también, es muy común, encontrar en las esquizofrenias las anorexias psicóticas que van hasta la muerte.
Hoy cuando les contaba sobre la catatonía, me acordaba de un paciente con el que nos la tuvimos que ver en aquella época, y me acuerdo que ya no sabíamos que hacer, le dimos una droga que se llamaba antiperidol, (no sé si se sigue usando) porque tratábamos de que ese muchacho se moviera de alguna manera y comiera de alguna manera, que hiciera algo de alguna manera. Y un negativismo, un mutismo, y una anorexia absoluta. Acá mi apuntadora me da las indicaciones...efectivamente le habíamos hecho también electroshock. Uds. están ante un antediluviano que hizo unos cuantos electroshock en aquella época.  Pero tampoco había reaccionado. Freud dice, que como no tiene acceso al objeto, porque al no haber lugar para el objeto no hay acceso al objeto, por lo tanto se tiene que conformar con las palabras. Eso también tiene mucho que ver con la pregunta que hacías vos antes de A. García. Ellos no te pueden decir el significado de esos neologismos porque esos neologismos no le sirvieron para significar lo que querían significar y que no saben que es.
....: quería preguntar..., cuando se habla de autismo ¿a qué se esta refiriendo? Por ejemplo autismo infantil ¿a qué se esta refiriendo...a un tipo de psicosis...a un tipo de esquizofrenia?
Se habla también de lo mismo en la edad adulta?... no me quedó nunca muy claro lo que es esa entidad...
Sergio R.: a mi tampoco. Los colegas del Tobar, en el segundo módulo, Miguel Calvano, va a hablar de  autismo justamente.
...: Claro  pero Ey también habla de autismo.
Sergio R.: Ahora voy, si, ahora voy.  Simplemente era para calmar un poco la ansiedad y poder decir más pavadas... Simplemente decirles que Miguel Calvano, que es el jefe de Docencia e Investigación del Tobar García, les va a dar una clase sobre autismo. Y los colegas del Hospital de Día del Tobar van a dar dos clases donde van a hablar del tratamiento de los casos de autismo que yo............Efectivamente la palabra autismo se usa para un fregado y para un resfriado. En psiquiatría, por lo menos.   En psicoanálisis cada vez más se lo acota al autismo infantil. También hay muchas corrientes, muchas opiniones.  Yo creo que hay que reservarlo para el autismo infantil. ...No me animo a decirte nada sobre autismo infantil. No es que no haya leído nada, no es que no tenga algún conocimiento, pero la verdad es que es una entidad que da lugar por ejemplo a decir las cosas más opuestas. Supónganse, no sé si Miguel Calvano se encuentra en esa posición, pero una vez él (escuchándolo) afirmaba que el autista infantil estaba habilitado nada más que por la pulsión de vida. En cambio van a encontrar a otros psicoanalistas que están habilitados nada más que por la pulsión de muerte.  Bueno, se los digo no para saldar, sino para decir que es una entidad tan difícil... También el tema de la curación del autismo. Actualmente ahí si hay una coincidencia entre varios, muchos, unos cuantos, que la curación del autismo logra un esquizofrénico. Pero no,  si vos lo pensar, vivir esquizofrénicamente  la vida es mucho mejor que vivirla autistamente. Es complicado el tema.
...: quería preguntarles. De la clase pasada, creo que la posición del analista en la paranoia como de no confrontarlo, podríamos decir.
Sergio R.: y en la esquizofrenia también.
.....: y que pasa con eso de meterse en el delirio?
Sergio R.: Claro, ahí, digamos, hay dos cuestiones: la posición del analista en cuanto a como escucha y la posición del analista en cuanto a como interviene. Son dos tiempos. En ese sentido, tanto con relación al delirio paranoico como con relación a los islotes delirantes de los esquizofrénicos, uno puede hacer el esfuerzo de entender, y puede entender bastante. Yo puedo llegar a dar algunos ejemplos donde eso se daría. Ahora, no hacerse la ilusión que, como ocurre con el neurótico, a partir de lo que el analista interpreta, se lo devuelve como interpretación y ese viviente va a captar y se va a lanzar de alguna manera ¿no? Eso le esta vedado. Entonces lo que uno hace es tomar registro, tomar nota de lo que uno entendió, para ver que movimiento, inclusive discursivo, sí; pero también muchas veces de ubicaciones, de organizaciones, va haciendo para que ese paciente vaya evolucionando de un modo que pueda arreglárselas mejor con la vida, para decirlo en términos sencillos. En ese sentido es diferente porque por ejemplo en la paranoia uno va trabajando, lo que yo decía en la clase anterior, va como socavando el delirio, sin tocarlo directamente, sin ir al corazón del delirio y eso va produciendo una ampliación de la relación del sujeto con las cosas de su vida, digamos. En cambio en el esquizofrénico uno tiende más a ir a partir de lo que va entendiendo de sus islotes delirantes, a partir de eso (después le doy un ejemplo de un psicoanalista que desgraciadamente se murió: Rodolfo Iuorno, algo que él contaba) a partir de esos islotes delirantes, digamos, ahí se expresan deseos también, y se expresan cuestiones relacionadas al goce y entonces uno puede ir como le ayuda a ordenar su vida con relación a eso. Para eso, como yo pienso la cosa, uno se va apoyando en el YO, en la primer concepción del YO de Freud, que es la que esta en el “Proyecto de una Psicología para neurólogos”, que es muy interesante.  Pero fíjense que el YO esta tejido por signos, llamémosle así, no por significantes. Hay una gran deferencia allí. Bueno...mas o menos...?
Laura L.: ....una pregunta de la clase en este sentido, de cómo se interviene. Y me parece que se esta generando un malentendido de que no confrontar es no hablar del delirio. No meterse es no tocar el punto del delirio, y me parece que confrontar es otra cosa, tanto en la paranoia como en la esquizofrenia. Me gustaría que lo aclararas porque me parece que  esta generando eso. Que ahí si uno no se mete de ninguna manera no pasa nada.
Sergio  R.: Si es correcta la aclaración de Laura. Cuando uno dice “no confrontar” es no entrar en lo que entra el psiquiatra. El psiquiatra le entra a discutir  lo irracional de lo que esta diciendo. Nosotros a lo que entramos es a saber que vamos haciendo con eso. En el paranoico, para ir puliéndoselo, para ir por vía del borde; en cambio en el esquizofrénico, lo que buscamos es que eso que vamos encontrando nos permita ir facilitándole que su vida transcurra de determinada manera, que de esa manera les va debilitando el delirio. Porque  esa es la otra cuestión, no es que sigan delirando igual. El debilitamiento del delirio no proviene  de la interpretación que el analista le hizo,  que va a aparecer como opuesta a su delirio, por ejemplo: una persona que esta absolutamente segura de que los confabulados lo han inseminado artificialmente y va a ser madre, y decirle que dentro de nueve meses vas a ver que no...pero uno puede empezar a trabajar alrededor de “¿quiénes son los confabulados?¿cómo es esa confabulación?¿por qué apelarían por el lado de la inseminación y no de otra manera?” uno esta trabajando con el delirio, y ¡ojo! Uno esta trabajando sin identificarse al delirio. No es que lo que uno dice es “en lo que Ud. dice tiene razón”, uno la va de frontón.
Abel Langer: me parece que la incitación. El paranoico incita. Provoca de alguna manera el enfrentamiento y va a la búsqueda y el trabajo es ir cercándolo, ir trabajando con los alrededores. Mientras que, me parece, que con la esquizofrenia hay una situación donde permite entrar, hay una suerte de posibilidad de diálogo en el delirio sin estar uno certificándolo.

(se corta la grabación)



[1] Proviene del inglés: default

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