H.
BORDA
Clase
del 17 de mayo 2002
Esquizofrenia
1
Sergio Rodríguez : Hoy traje esta corbata adornada con un fragmento de Picasso.
Picasso no era ningún esquizofrénico, pero lamentablemente las guerras si son
bastante esquizofrénicas. Y Uds. saben
que Guernica es el efecto que produjo en Picasso el bombardeo de esa población
basca por parte de la aviación franquista. Les cuento que la clase esta armada
sobre la base de lo que planteó a Henry Ey en su libro de Psiquiatría, sobre la
semiología de la esquizofrenia. Pero van a encontrar diferencias porque yo
tomaré algunos planteamientos y clasificaciones de Henry Ey y transformaré
otros. Por qué? Porque la semiología psiquiátrica se apoya (y lo digo con todo
respeto, porque a los buenos semiólogos psiquiatras es muy interesante
escucharlos) pero se apoya en el registro imaginario, o sea se apoya
básicamente en la imagen, el sentido, y especialmente el llamado sentido común.
De ahí también que los que reaccionaron contra la psiquiatría (Uds. recuerdan
que hubo un movimiento muy fuerte que se llamó anti-psiquiatría, justamente)
muchos de ellos, reaccionaron equivocadamente reivindicando a la locura como
expresión de libertad. Cualquiera que lleve años trabajando con los psicóticos,
saben que no hay nada menos libre que ser psicótico. En cualquiera de las
psicosis de las que pudiéramos hablar. Pero de ahí también la creencia del
psiquiatra similar a la del vulgo, de que el loco es otra cosa que los
supuestamente normales. La estadística para encontrar una media y las normas a
que responde, no pueden partir de otra cosa que las normas. Las normas,
típicamente pensado desde un punto de vista semiológico, pero desde la
semiología lingüística, o psicoanalítico también, las normas típicamente son
signos, o sea efectos de convenciones explicitas o implícitas. Los
psicoanalistas para conjeturar sobre la semiología de la psicosis, signos y
síntomas, no debemos dejar de partir de la primacía del significante, como
fundadora y sostén de la equivalencia de
los 3 registros. Cuando digo 3 registros obviamente me estoy refiriendo a
real-simbólico-imaginario. Pero ojo, del significante de la linguistería que es
diferente al de la lingüística. Aquel significante que después de muchos años
de trabajo, Lacan termina definiendo, y a partir de ahí mantiene esa definición
hasta el final de su vida, define en el 64 cuando da el seminario de los cuatro
conceptos, como aquello de que un significante es lo que representa a un sujeto
para otro significante, de eso les hablo extensamente Laura Lueiro, me
abstengo. Entonces partimos del
significante de la linguistería, y de la función de la letra de hacer de
litoral entre lo simbólico y lo real. O
sea, hay un punto, que el punto más difícil de trabajo para los psicoanalistas,
con relación a las variantes con las que nos tengamos que ver: neurosis,
psicosis, perversiones. Y es ese punto donde algo no termina de acceder a lo
simbólico y por lo tanto se nos presenta todavía como real, pero con algún
indicio, de donde podremos ir intentando tirar, trabajar, ver que hacemos, como
hacemos, etc. para ver si logramos ahí que lo simbólico agujeree lo real,
tomando una expresión de Lacan. O sea si logramos que lo simbólico logre hacer
algo con eso que sino se nos presenta como puramente real. O sea los
psicoanalistas cuando hacemos la semiología de las psicosis, debemos partir de
esas ideas, que como Uds. ven son diferentes a la de los psiquiatras. La de los psiquiatras parte, como les decía
anteriormente, del sentido común, del imaginario, y a partir de ahí, observan,
clasifican etc. Con relación a la esquizofrenia, la psiquiatría divide en
rasgos negativos, que son los que tienen que ver con la disociación y la
desestructuración, en ese ser parlante con el que nos encontramos; y positivos,
que tienen que ver con la producción delirante. Desde los viejos psiquiatras,
Freud lo tomó, y Lacan también lo tomó, el delirio (Freud lo llamó así, Lacan
lo llama así en el seminario 3, y van a
ver que pasado mucho tiempo, en el 75, en el sinthôme de alguna manera lo
vuelve a retomar) el delirio juega una función curativa en la psicosis, a
diferencia de lo que supone la gente común: de que el delirio es la expresión
de la psicosis. Es expresión, pero es cuando el psicótico puede tranquilizarse
un poco. Es importante esta cuestión de los rasgos negativos, de disociación y
desestructuración , y los positivos: producción delirante, porque en el terreno
de la psicofarmacología, y especialmente en la evolución de estos últimos 10
años de psicofarmacología, ha llevado a la aparición de psicofármacos nuevos
que operan particularmente en el sentido de mantener, después de haberse
producido el gran acceso desencadenante, y cuando ya se va mejorando,
estabilizando, curando en cierto sentido, entre comillas. Pasaron de usar
fármacos como la risperidona y hay todavía una generación mas nueva
lamentablemente muy cara como es la olanzapina, que realmente están produciendo
efectos muy interesantes en el mantenimiento de la estabilización. Entonces, saber diagnosticar la diferencia
entre desestabilización y delirio, es muy importante desde el punto de vista psicofarmacológico y en la
medida que trabajemos, vamos a ver que desde el punto de vista psicoanalítico,
también es muy importante. Plantea la psiquiatría algunos caracteres comunes
con el tema de la paranoia, por ejemplo el tema de la ambivalencia. Uds. saben,
la ambivalencia es la aparición de sentimientos absolutamente contradictorios,
amor y odio al mismo tiempo, haciendo bromas con eso, Lacan, en Encore, hablaba
del odioamoramiento. A mí me parece
interesante acá reivindicar un planteo de Pichón Riviere, donde en el terreno
de la esquizofrenia especialmente, pero también de la paranoia, Pichón prefería
hablar de divalencia en lugar de ambivalencia.
¿Y por qué él planteaba esa diferencia?,
porque el neurótico sufre la ambivalencia, el neurótico se da cuenta de que no
advierten sus sentimientos ambivalentes. Estoy entrevistando a un muchacho
joven, con sus problemas de amor, un neurótico común, y donde había vivido
tranquilo y feliz con su esposa durante muchísimos años, por supuesto con sus
escapadas, algunas amantes, en fin, nada que le moviera demasiado el piso,
hasta que hubo una mujer que lo sacó totalmente, se enamoró perdidamente. Y
ella también de él. Pero, la verdad que son difíciles, son difíciles los dos.
Entraron fuertemente en la relación, inclusive él se separó de la esposa, y al
no mucho tiempo se separó de esta segunda mujer. Y, la descripción de él, es la
descripción que a él le produce darse cuenta que la ama y la odia perdidamente
al mismo tiempo. Y que hay veces que “la quiere matar”, como él dice, y hay
veces que la ama desesperadamente. En cambio en los esquizofrénicos
especialmente, no es advertido eso. Aman desesperadamente, odian desesperadamente,
pero sería algo así como que lo viven vez por vez. No advierten el conflicto
que se les arma. Bueno, esta es una observación de Pichón que creo que hay que
tenerla en cuenta porque es muy rica en cuanto a como trabajar con relación al
tema de los sentimientos. Otra cuestión
que describe fuertemente la psiquiatría es la impenetrabilidad en los
esquizofrénicos.
Ahora, ahí al psicoanalista le ocurre
otra cuestión que al psiquiatra. Los comienzos de mi formación fueron muy
psiquiátricos. Yo trabajaba fuertemente en una clínica psiquiátrica, e
inclusive hacia tres guardias semanales. Estaba
72 horas viviendo con los psicóticos. Y la verdad que el dueño de la
clínica era un gran maestro psiquiatra. El Dr. Roimiser. Era un psiquiatra típico de aquella época.
Era psiquiatra, forense, y neurólogo. Era típico que tuvieran esas tres especializaciones. Pero la
verdad es que con él aprendí mucha psiquiatría. Y también aprendí mucho con
relación a porque me hice psicoanalista después. Tenia la paciencia con alguno de nosotros de
invitarnos a estar con él, cuando él hacia las entrevistas. Claro, las
entrevistas que él hacia eran típicamente médicas, donde hacia todo un
interrogatorio para ver si entraba dentro de determinadas pautas de
normalidad-anormalidad, neurosis-psicosis, tipo de psicosis, etc. Pero ¡ojo!,
no despreciemos eso, porque (bueno era un hombre que hacia como 40 años que tenía su clínica) tenía, yo diría,
un olfato para pescar determinadas
cuestiones. Me acuerdo dos anécdotas. Una vez... nosotros, los médicos jóvenes,
que ya nos estábamos orientando para el psicoanálisis, había un esquizofrénico
que estaba internado ahí, sobre el que insistíamos e insistíamos que ya había
que darle el alta, que ya no hacia falta que estuviera allí. Bueno, era un
hombre con el que comíamos en el comedor, jugábamos a las cartas, charlábamos,
teníamos conversaciones muy interesantes... ¿para qué estaba ahí? Dijo “¿les
parece?, bueno, vamos a llamarlo”.
Entonces nos puso a los dos que estábamos presionando, ahí, junto con él.
Le pregunta... “que tal, como te va”
conversación así común, digamos, todo bien. Dice “¿che, cómo anda el
asunto ese del piloto que vistes en Morón?”. Se transformó, el hombre... y
empezó a contar todo un delirio, de un piloto que se había tirado de un avión y
había caído parado y no sé que había hecho en Morón... ¡Toda una historia!.
La otra: había otra esquizofrénica que
llevaba como 12 años internada ahí. Y también, para nosotros ya era
absolutamente normal. Entonces era presionar y presionar para que le dieran el
alta, porque por supuesto nosotros pensábamos que era una cuestión meramente
comercial. En fin, todas esas cosas que uno piensa cuando es joven acerca de
esas cuestiones. Entonces él, nos decía
que “no”, nos paraba, “no, miren que es grave, esta mujer sola afuera no
sobrevive....” Y eso a nosotros no nos cabía en la cabeza. Y uno de nosotros,
que encima era familiar de él, estaba a cargo de esta mujer... Entonces, este colega insiste tanto, que finalmente el
dueño de la clínica dice “si querés darle el alta, bajo tu responsabilidad,
dásela” Dice que conversará con la familia y efectivamente el colega, con mucha
responsabilidad, conversó con la familia. Conversó con la paciente. Todo bien.
Pero, sale de la clínica y la familia la manda a vivir sola en su departamento.
Era una familia más bien rica. Al octavo día de estar viviendo sola, se tiró
desde un décimo piso.
Bueno. Les cuento estas cosas porque a
veces, hay colegas psicoanalistas que desprecian a los psiquiatras, también es
una tontería, aquellos psiquiatras que desprecian a los psicoanalistas. A veces
la combinación entre ambas prácticas para pensar, reflexionar sobre un caso es
muy importante. Toda esta perorata de recién era porque lo que les quería decir
es que los psicoanalistas cuando entramos en relación con el esquizofrénico
captamos que esa supuesta impenetrabilidad no es tal si logramos meternos en lo
que lo tiene ocupado al esquizofrénico. No es que son impenetrables, sino que
no quieren hablar de otra cosa que aquello que los tiene gravemente atrapados.
Y si uno se mete ahí se abre la
posibilidad de conversar con los esquizofrénicos. Pero a la apariencia de ese
tipo de interrogatorio, como les contaba antes, como el que hacía este
psiquiatra, lo empuja a aparecer impenetrables. Si él llama a un esquizofrénico
y le dice, a ver contame tal cosa, tal otra, tal otra....mira para arriba, se
mete para adentro a su mundo, y no contesta.
También la cuestión del aparente desapego del que habla la psiquiatría.
La psiquiatría habla de un desapego. Pero el desapego tiene mucho que ver con
eso, que están metidos, tratando de hacer algo con eso que no pueden terminan
de resolver nunca. Entonces, aparecen desapegados del conjunto de los normales
que no tienen ese tipo de problema. Ellos saben lo que están sintiendo y saben
que eso no puede ser entendido por el sentido común. De ahí también aparece la
extravagancia de la que hablan los psiquiatras,
que esta acorde con responder de algún modo a lo que ellos van sintiendo
como desestructuración de su mundo.
Me acuerdo de un esquizofrénico que
atendía en mi consultorio privado. Y que venía vestido con hojotas indígenas,
de esas que son con tiritas ¿vieron? Medias tejidas de lana de llama y con
dibujos de llamas... bueno, toda ropa de ese tipo. Y además fumaba como una chimenea. Entonces, claro,
para cualquiera que lo ve por la calle es un extravagante. Pero obviamente esa
mimesis que él había hecho, llamémosle así, a los coyas del norte era un
intento de él, de encontrar un lugar donde ubicarse en ese mundo donde él no
podía tener ningún tipo de ubicación. El otro punto que comentan los
psiquiatras y que para mí es el punto más importante y que es el que va a
diferenciar a las esquizofrenias de las paranoias, es lo que el psiquiatra
llama disgregación. Este punto es clave realmente. En la disgregación, en
el esquizofrénico aparece una pérdida absoluta del orden lógico, no sólo para
el psiquiatra sino también para el
psicoanalista. A diferencia de la paranoia. Porque en la paranoia, si Uds.
escuchan el delirio paranoico como me decía alguien ayer en una reunión de Televerdades, y que se
refería a Hadad, decía “claro, la habilidad de Hadad es que establece un axioma
falso y a partir de ahí, una lógica rigurosa, que lleva a una determinada y
supuesta verdad. El punto es el punto de partida. Bueno, eso es lo típico del
paranoico. Pero hay una lógica. En cambio para el psicoanalista, cuando Uds.
escuchan al esquizofrénico, no encuentran lógica. A menos que se metan en cada
micro delirio que el esquizofrénico trae. En cada una de esas parcialidades hay
una lógica. Entonces para el psiquiatra parece incoherente el esquizofrénico,
en cambio para el psicoanalista aparece como si la vida anímica del viviente se
hubiera soltado de una lógica elemental y organizadora, incluidas sus fallas. Y
sólo encontrara su lógica propia en cada uno de los islotes del archipiélago en
que la vida psíquica quedó transformada. Esta es la otra cuestión del
esquizofrénico. Uds. no lo van a ver girar siempre alrededor de lo mismo como
pasa con el paranoico. Sino que Uds. van a tener la sensación de que ese hombre
en vez de vivir en un país como la Argentina, por ejemplo, vive en un
archipiélago. Y que uno tiene que ir circulando por ahí.
Otro punto importante es la cuestión de
la inteligencia potencial conservada pero usada alteradamente. Al
usarla alteradamente se produce una pérdida de cohesión y de eficacia.
Distinción de los psiquiatras con la cual yo coincido. A habido ejemplos, uno
es Fisher, el ajedrecista, que llegó a campeón mundial imbatible en el ajedrez
y sin embargo estaba loco. En él se podía observar como a este hombre se le
había desperdigado la vida. Dicen que uno entraba a la casa y encontraba
tableros de ajedrez con partidas en ejercicio en todos lados, inclusive
flotando en la pileta de natación. En este momento están dando una película “Una mente brillante” que se las recomiendo
(si bien tienen que recurrir a algunos recursos típicos de la necesidad de la
imagen, pero es muy interesante para seguir la cuestión de la esquizofrenia) Y donde describen un caso efectivamente ocurrido,
John Forbes Nash que sacó un premio Nobel, arreglándoselas como pudo con su
esquizofrenia. Entonces se nos aparecen como un pensamiento enmarañado,
desordenado, lentificado, con excepción de los estados maníacos, en lo que
resulta difícil hacer el diagnóstico diferencial con las manías veras. La manía
del esquizofrénico y la manía vera, muchas veces es muy difícil de diferenciar.
Porque en la manía vera aparece mucho la fuga de pensamiento, también aparece
una disgregación aparente. Después
cuando se va reordenando la cuestión ya es más fácil captar las
diferencias. Y, pueden llegar hasta la
rumiación. Me acuerdo en esa clínica, un paciente que ya estaba en estado terminal. Era una demencia esquizofrénica. Y, lo único
que podía era repetir su apellido. Y lo repetía rumiantemente. Caminaba como si
tuviera un parkinson. Y lo único que decía era pane-puchi, pane-puchi... y a
eso se había reducido ese hombre. Era un caos. Un caos inclusive en lo que se
refería a alimentación, control de esfínteres, etc.
Otra cosa llamativa en los
esquizofrénicos y esto lo pueden
encontrar también en las pre-esquizofrenias,
pero lo pueden encontrar también en los normales es lo que se llama asociaciones
por contaminación. Le llaman así los psiquiatras. Observado el fenómeno psicoanalíticamente,
lo que se encuentra es que la conversación comienza, tras el intento de dar
cuenta del objeto de la misma, de lo que se esté conversando en ese
momento. Si uno lo deja librado a su
discurrir, uno empieza a observar que el objeto en cuestión queda de lado y que
el esquizofrénico o el pre-esquizofrénico, va produciendo asociaciones, que es
a lo que los psiquiatras llaman por contaminación, que es por provocación de
determinadas palabras. ¿Qué les quiero decir? Que no es que están tratando
de explicar, supónganse, que este es un
cenicero rojo, con estas aberturas, que lo donó coca-cola, sino que en
determinado momento cuando llegan a coca, por ejemplo, lo dono cola-cola y mi
prima coca que es una chica muy buena que le gusta hacerse los rulos en la
peluquería de... y se va por ahí hasta
que aparece otra palabra a la que se queda pegado y cambia de rumbo y sigue por
otro lado. Este punto es muy importante
para sospechar previamente. Y es muy importante si el psicoanalista logra
sospechar que esta frente a una
pre-esquizofrenia. Lacan decía que la primera obligación de un psicoanalista
era: no producir psicóticos. Y efectivamente, si a una pre-esquizofrenia la
sometemos a lo que es un psicoanálisis tradicional, con la regla de asociación
libre, etc, etc, lo más probable es que provoquemos un desencadenamiento
esquizofrénico.
Otro elemento es la intersectación.
O sea el esquizofrénico les esta hablando como les estoy hablando yo a Uds. y
por ahí se queda tildado (tomando un significante de la informática). Se queda
tildado y después retoma. A veces desde donde dejó y a veces desde otro lado.
Esto es importante porque también están las ausencias en la epilepsia,
donde pueden encontrar algo parecido. El
tema es que el epiléptico no puede retomar desde donde dejó. Esta es una
deferencia importante.
Bueno, después los transtornos del
lenguaje. Esto para nosotros los
psicoanalistas es muy importante. Para
el psiquiatra aparece simplemente como un síntoma, digamos así. En cambio para
nosotros aparece como un lugar desde donde empezar a entender que le está pasando a esa persona. Aparece el
mutismo, la musitación: esto que yo les decía de este hombre pane-puchi,
eso es una musitación típica, las incursiones verbales. El otro día estaba
viendo no que serie televisiva cómica y un tipo iba con su candidata a novia en
el auto, y la tipa empezaba de golpe: “¡la puta que lo p...!” Es ese tipo de impulsión, donde de golpe, en
medio de una conversación común aparece brutalmente un lenguaje escatológico
incontrolable, muchas veces está
hablando de que ahí se está incubando algo de este orden. Cuando esta
desencadenada la esquizofrenia es mucho más común encontrarlo. El esquizofrénico (con el paranoico ocurre
algo parecido), en relación a lo que le está ocurriendo, no acepta
intercambiar con el interlocutor. Las conversaciones en general, entre
nosotros “los normales” son conversaciones de intercambio. Yo escucho lo que el otro me dice. Respondo a
lo que el otro me dice. El otro escucha lo que yo respondí. Escucha lo que yo
le digo. Mejor, peor, con errores de interpretación, lo que sea, pero se
establece una comunicación de ese orden.
En cambio el esquizofrénico no. Para el psiquiatra no quiere
intercambiar con el interlocutor, no acepta intercambiar con el interlocutor.
En realidad lo que pasa es que el psiquiatra no habla desde lo que el
esquizofrénico esta tratando de poner en comunicación, sino que trata que el
esquizofrénico se ordene alrededor de lo que él le va a proponer como
conversación. El esquizofrénico, cuando
el otro le opera así, o sea le opera más al estilo del psicoanalista, no sólo
lo tiene para convencerlo. Sino también para que le funcione como testigo. Para
el esquizofrénico, la función del testigo le es muy importante, porque tengan
en cuenta que les cuesta mucho considerarse reales, no en el sentido lacaniano
del término, sino en el sentido vulgar, común. (Después vamos a hablar del tema
de la despersonalización, el extrañamiento, la des-realización, etc.) El esquizofrénico no hace lazo social, lo
que no le impide agruparse. Si Uds. observan en las internaciones de las
clínicas psiquiátricas o de los hospitales psiquiátricos, van a ver que se
arman grupos de esquizofrénicos que tienden a andar juntos y a hacer muchas
cosas juntos, eso no quiere decir que hayan hecho lazo social. Cuando Uds. observan o escuchan hablar sobre
que pasa en esos grupos, se van a dar cuenta que en realidad se agrupan pero sólo
para estar juntos. Yo usaría un término de los mejicanos acá:
...exactamente... Laura me decía, y es
exactamente el término que yo pensaba usar... necesitan estar amuchados, se
amuchan. Yo me acuerdo de un muchacho
que atendía, una esquizofrenia simple,
tenía de amigo a uno que evidentemente era un paranoico, pero un
paranoico en serio, o sea, absolutamente desencadenado. Tenía otro amigo que era un esquizofrénico, mucho más
desestructurado que él, de tal orden, por ejemplo, que le pegaba unas palizas
terribles a la madre, unas palizas terribles a la abuela, a la abuela la mandó
al sanatorio con fractura de cadera, por ejemplo. Una vez no mató a la madre
por muy poco, cuchillo en mano la
corrió. El paciente que trabajaba conmigo, no.
Entonces, le pedía que me contara sobre que hablaban. Me decía: “no,
fulano me cuenta eso que piensa, que van a venir los marcianos y que entonces
van a dominar el mundo y que entonces van a matar a todos y que entonces él
piensa matarse antes para que no lo maten...” “Ah!, ¿y vos que decís?” “yo nada, no, nada” Era una esquizofrenia simple. Él no tenía una gran producción delirante. Hubo un momento por ahí que tuvo
una producción delirante, pero él no tenía una gran producción delirante. “Y al
otro, ¿por qué lo vas a visitar?¿por qué sos tan amigo?” (del que era tan
violento, al que además criticaba porque le parecía mal que reventara a la
abuela...no le parecía que estuviera bien) Me decía que en realidad él no iba a
visitarlo a este muchacho, sino que él iba a cortarse el pelo con la madre del
muchacho. La madre tenía una peluquería de barrio, de estas del suburbio y
entonces, como para que el hijo tuviera un amigo, la madre le cortaba el pelo a
mi paciente. De paso, Uds. van captando, como se arma ese mundo ¿no? De un modo
muy diferente al mundo de nosotros los “normales”. Bueno.
En la fonética, aparecen también problemas que ya no se ven, les diría,
por efectos de los neurolépticos y por efecto del progreso en las
psicoterapias, y digo a propósito así, porque no es sólo el psicoanálisis. Yo siempre cuento una anécdota de un amigo
mío que fue nombrado interventor en la Colonia Federación, que es una gran
Colonia Psiquiátrica en Entre Ríos. Y
cuando llegó, se encontró con una gran cantidad de crónicos,
absolutamente gatosos. ¿Saben lo que significa? Cuando no controlan esfínteres. ¡Un desastre! Habían ido de interventor, junto con la
esposa. Ni un mango, por supuesto. Se imaginan, aquí nunca hubo un mango para
esas cosas. Bueno. Pero este muchacho que en esa época era sistémico, (después
se hizo lacaniano) y era un tipo con buenas intenciones, lo primero que hizo
fue ir a comer al comedor con ellos. Cosa que ninguno de los que habían ido
anteriormente había hecho. Comiendo en el comedor con ellos, comenzó a
conversar con algunos que estaban más cerca o que se acercaban más, pero
también a observar que pasaba. Bueno, simplemente ese hecho: que la pareja que
dirigía la colonia, fuera a comer con ellos y entraran en relaciones de
conversación, ninguna psicoterapia, nada, sino hablaran con ellos, hizo
que en algunos meses hubiera un porcentaje pero muy grande, yo no recuerdo
ahora, pero supónganse un 30-40% de esos gatosos, crónicos, arruinados, que
pasaron a tener un orden, limitado, pero un orden, o sea: a controlar sus
esfínteres, a comer, a andar por ahí de otra manera.... y se llegó a encontrar,
(y esto es una anécdota verdadera) con uno que estaba internado hacia no sé
cuantos años. Pobre hombre, nadie se había dado cuenta que el problema no era
que tenía una jerganofasia, sino que era un húngaro! Era un húngaro que había
venido de inmigrante, y no sé que había pasado y había terminado ahí en el
psiquiátrico, ¡y claro! Todo el mundo
creía que era una jerganofasia. En realidad era que hablaba en húngaro ¡pobre!
Bueno. Terminó volviendo a Hungría. No
creo que haya salido muy bien parado de la experiencia, porque se paso como 30
años dentro de esa colonia. Bueno, digo esto porque cuando Uds. se
encuentren con esos trastornos en la fonética, (que ya no se encuentran, les
decía) pero tengan en cuenta que muchas
de las cosas que la psiquiatría describe de los esquizofrénicos tenían mucho
que ver con como reacciona el mundo común, vulgar, nosotros, (no me refiero como
psicoanalistas, sino como gente común) frente a los esquizofrénicos. O sea no
es un producto propio sólo de la enfermedad sino de cómo la enfermedad era
alojada en el mundo donde a ellos les tocaba vivir. Los psiquiatras describen y
tienen razón que arman una semántica
propia a la que el otro queda ajeno, aparecen neologismos o uso muy propio de
signos que pierden el sentido común.
Ahora, muchas veces me pregunté, por qué a Lacan se le daba por inventar
neologismos. Lacan está lleno de neologismos. Y uno puede pensar dos cosas: una
que él, más de una vez en broma, ha dicho “Uds. tendrían que pensar si yo no
soy psicótico”; o, que justamente lo que
trataba era de demostrar en acto que la aparición de un neologismo no era de
por sí sola, indicadora de enfermedad mental.
Es más, ya mucho mas avanzado en su enseñanza, allá por el año 74, va a
inventar otro neologismo: lalengua (en una sola palabra) y va a armar
una conceptualización alrededor de eso, que tiene bastante que ver con: cuando
lo que fue neologismo entra a sedimentarse (como lo decía él) en la lengua y
pasa a funcionar, pasa a entrar en el sentido común de la gente. La jerga
porteña nuestra...por ejemplo, en Brasil, siempre se creen que soy italiano,
porque la jerga porteña nuestra tiene incorporado términos que en realidad
provienen particularmente del italiano y del napolitano. Vamos a ir a hablar a
Chile y me estoy cuidando mucho en las cosas que estoy escribiendo, de tratar
de usar un castellano lo más hispánico posible, porque los chilenos son muy
hispánicos para hablar. Y entonces si nosotros hablamos en nuestro porteñismo
habitual, quedan afuera. No quiere decir que hay que renunciar a su propia
lalengua, digamos, para hablar con ellos, pero en todo caso sí tener esto
presente, cuando digo “defoltiado” por ejemplo. Bueno, ahí tienen, una palabra
que proviene del inglés[1]
y que no sólo se la apropia el castellano por la situación social, sino que
además le da un uso que en inglés, lo
transforma en verbo. Creo que en los
esquizofrénicos pasa bastante eso. O sea, como ellos no pueden dar cuenta de lo
que les esta pasando necesitan inventar palabras, tratan de transmitir de
alguna manera eso horroroso que sienten. Lo digo así porque es una suerte no
ser esquizofrénico, es un horror, sentir
lo que ellos sienten. Bueno, dentro de
esto, la escritura, los dibujos, quedan ungidos por todo eso. Y acá les quiero
señalar algo que no es patognomónico, pero es muy frecuente, que es lo que los
psiquiatras llaman el signo del espejo. Y yo le agregue y su rotura.
Especialmente cuando el desencadenamiento se está por producir alrededor de la
pubertad, la adolescencia, es muy común que esté precedido por un largo tiempo,
un mes, 45 días, de la persona (muchacho
o chica), de horas y horas frente al espejo. Ya ahí Uds. tienen dos cosas para
observar: una, porque tienen que estar tanto tiempo frente al espejo, y dos:
que pasa con esa familia a la que no le llama el atención que un hijo, un
hermano, un familiar, se pase horas y horas frente al espejo.... Hasta que de
golpe aparece lo que un psiquiatra llamaría una impulsión violenta, agarra un
florero y paf! Rompen el espejo. Inexplicable. No es inexplicable. Lo que pasa
es que se llena de odio contra eso que no le devuelve esa unidad que él
necesitaría sentir y no logra sentir. Reacciona motorizado por la angustia, angustia que se transforma
en odio hacia ese objeto, en agresión hacia ese objeto. En los chicos jóvenes
el tema del espejo, (ojo, acá veo varias mujeres que tienen edad como para
tener hijas de 15, nada, si se paran a
llenarse de rimel, cambiar los peinados, mirar para acá, mirar para
allá, totalmente normal!) están como estáticos observando y observando, y
cuando producen cambios son cambios totalmente extravagantes. Por ejemplo, es
muy llamativo cuando un pibe se afeita la cabeza de golpe. Una cosa es cuando
está de moda afeitarse la cabeza y los pibes se afeitan la cabeza, o los punk
se ponen las puntas. Por supuesto está
hablando de la dificultad de estructuración típica de la adolescencia, de la
pubertad; pero otra cosa son esos accesos donde se afeitan toda la cabeza, se
afeitan todos los pelos, se afeitan los pelos de los pendejos, todo. Es la
desesperación por encontrar algo que le devuelva una posibilidad de
identificación, que han perdido.
Bueno, voy a tratar de ir más rápido. Hay
un montón de cosas que no las voy a tomar, entonces. La desorganización de la vida afectiva, la
inversión de la vida afectiva. Ahí hay una observación interesante de los
psiquiatras. Porque, se observa en conversaciones absolutamente egocéntricas,
les es prácticamente imposible hablar de otra cosa que no sean ellos. Pero si el
fenómeno se observa psicoanalíticamente, uno se da cuenta que son tan
egocéntricos, yo lo diría de este modo paradojal: porque no pueden dejar de ser
el centro del mundo que no son. O sea,
tienen esa pasión por ser el centro justamente porque profundamente sienten que
están absolutamente expulsados del llamado mundo. Y ahí viene la supuesta
inmotivación de impulsiones emocionales, el negativismo, los asesinatos. El otro día conversaba con Abel Langer sobre
el tema. Vieron que los norteamericanos impusieron la nominación de asesinos
seriales. Yo creo que hay que distinguir
entre los asesinos de colección a los asesinos seriales. El asesino serial, en general es un
perverso. Es un perverso psicotizado....
Pero en cambio
en el esquizofrénico no aparece eso. Entonces, mientras el perverso arma una serie
de asesinatos, el esquizofrénico arma una colección. ¿Por qué lo
de serie y lo de colección? Porque en uno hay algún rasgo que lo identifica,
supónganse, nosotros aquí en Argentina tenemos hace unos cuantos años, un tipo
dedicado a matar prostitutas de entre treinta y cuarenta años. Ahí hay una serie. En cambio están esos tipos
en Estados Unidos que por ahí se suben a una torre, agarran un fusil y entran a
tirar, ta-ta-ta-ta... tiran hasta que los bajan a ellos. Tiran a cualquiera, no
armaron una serie, armaron una colección de muertos. Eso sí tiene más que ver
con una esquizofrenia. No logran darle una lógica. Están buscando darle una lógica, algo.
Obviamente no lo logran. Les recomiendo una película, que se consigue en video.
Hay que tener estómago para soportarla. Cada vez que la he recomendado a mis
alumnos, me la han hecho pagar (risas) pero vale la pena si quieren pescar un poco
sobre eso. Se llama “Henry, retrato de un asesino”.
....:no se escucha.
Sergio R: sí, es una
conversación que hacer. Tienen un rasgo común. Saben cual es el rasgo en común
por el cual es colección: que los matan. Ahora, eso no quita que son asesinatos
en masa. Pero en fin, da para conversar
evidentemente.
Bueno, los delirios
paranoides. Distinguirlos de las esquizofrenias, de los organizados y monosistemáticos de las paranoias. Aparecen, los de las esquizofrenias, como
reactivos a las diferentes problemáticas que se le van presentando en la
relación con los objetos de amor y que de algún modo las viven como encuentros
con un vacío. A diferencia del paranoico, que en general, se va ordenando al
tratar de sustituir de algún modo ese lugar de padre fracasado, inexistente,
para hablar sencillo por ahora. De ahí las diferencias. La esquizofrenia (esto
es una definición de Henry Ey, que me parece interesante, buena) es una forma
de existencia delirante que comporta experiencias delirantes primarias y una elaboración
autística o secundaria del delirio en la constitución del mundo. O sea, ahí
Henry Ey plantea claramente como en realidad es una reacción a la pérdida
primaria. La vivencia delirante: vivencias de extrañeza, profundos cambios en
la experiencia sensible, ya que no le permite enlazar con los anteriores
sistemas de referencia. Es como que se han caído las referencias. Tiene una
sensación de angustia que nosotros los neuróticos nunca llegamos a tenerla. En
un grado de desborde, porque en realidad están ante la sensación de una
catástrofe eminente, caótica, y entonces empiezan a aparecen ilusiones,
interpretaciones. Ahí también, lo que se le escapa al psiquiatra, me parece, es
la articulación de lo que le pasa al esquizofrénico y la reacción del mundo que
lo rodea. Porque , por ejemplo, cuando el esquizofrénico dice “me miran” suele
tener razón, ahora, eso no quiere decir que no esté el delirio de
senso-perceptivo en él de ser mirado. Pero se arma una especie de círculo
vicioso, supónganse ¿quien no iba a mirar a ese paciente que yo les contaba que
andaba vestido de esa manera? Es para mirarlo.
Me adivinan: yo creo que en realidad ellos buscan ser adivinados, ellos
quisieran que alguien adivinara eso que a ellos les pasa y de lo que no están
pudiendo dar cuenta. Otras veces, suplen (pero allí esta también la reacción)
son el don mágico de clarividencia y omnipotencia. Es el caso del
esquizofrénico que viene y dice “yo vi bajar el plato volador . me subieron al
plato volador. Me trasladaron de provincia. Me hicieron hacer una serie de
experiencias y después me trajeron nuevamente y me dejaron otra vez acá” están tratando de darle una explicación a
eso que ellos no pueden explicar. De ahí también la sensación de que les
roban el pensamiento, que suele ser solidaridad con dicha reacción. Las
alucinaciones: (todo esto lo vamos a ir viendo en mas profundidad) las
alucinaciones también le producen a ellos la ilusión de que hay quienes se ocuparían de ellos liminalmente. Las
alucinaciones suelen ser muy crueles. Yo me acuerdo una paciente que sentía la
voz del padre diciendo (pobrecita, además era más fea) “sos una puta, sos una
puta” . Bueno, fíjense que había algo de ilusión, probablemente ella hubiera
deseado ser una puta, pero además había un padre que de algún modo se ocupaba
de ella, en la alucinación. Que esto no les llame tanto la atención, piensen
Uds. que a nosotros suele llevarnos todo un psicoanálisis de muchos años sobre
nosotros mismos, para llegar a aquello de “mi padre me pega” Ah, pero entonces “me
ama”. Esto, que es una de las formas que
toma el fantasma en el neurótico, en
ellos aparece de otra manera. Tal es así que en el lacanismo se impuso mucho la
idea de que en la psicosis no hay fantasma, si embargo un psicoanalista muy
interesante que había dentro del lacanismo, (lamentablemente ahora se dedicó a
profesor universitario en Estados Unidos) que se llama Contardo Calegaris, él
armó inclusive una formalización del fantasma y yo creo que tenía razón. Bueno, las vivencias de despersonalización,
donde ellos se sienten extraños, no son lo que eran, se sienten
metamorfoseados. U otras veces eso
deriva hacia hipocondrías psicóticas severas.
Me acuerdo de un
paciente, animalote, grande, joven, lindo pibe, internado en esa clínica que yo
les decía, que decía “pero no escucha
doctor, no escucha?. Yo tengo acá, acá ¿ve? Bop-bop, bop-bop ... Ve como va la sangre del
hígado al corazón, todo el tiempo ¿no escucha , no escucha?”, y estaba
inamovible de ahí. Bueno, sobre los
delirios de respuesta, todo eso, no
hablo porque ya estuve hablándoles antes.
Quiero decirles, para los que van a leer H. Ey, que H. Ey tiene un
error ahí cuando trata de meterse en
alguna explicación psicoanalítica sobre la cuestión, que es un error muy común
entre los psicoanalistas, que es creer que en el psicótico no hay represión y
que el inconsciente emerge como tal. Es una simplificación del fenómeno. Algo,
por supuesto, del fracaso de la represión hay, pero eso es suponer que el
inconsciente se produce individualmente, y el inconsciente se produce en lazo
social. Eso es lo que nos va a dar
cierta posibilidad de trabajo desde el psicoanálisis con relación a los
esquizofrénicos, que es lo que hablaremos
en otras clases ¿no?. Las formas
terminales: ya no se las ve, por suerte, porque terminaban verdaderamente en
demencia, más o menos les conté algunas antes.
Las formas
clínicas: la paranoide, que es la que se observa mas comúnmente, y que
aparece mas o menos de los 20 a los 35/40 años, pero puede aparecer antes
también. La hebefrenia, que aparece en la pubertad habitualmente, aunque
se pueden detectar formas de hebefrenia que después están en discusión si son
psicosis o no, bueno, toda una discusión que hay en Lacan mismo, en los niños,
por ejemplo. En la hebefrenia lo que se
produce muy rápidamente es un empobrecimiento psíquico, yo les diría que
incluso, que casi no deliran, pero a diferencia del esquizofrénico simple que
aparece como casi normal, digamos, si no fuera una serie de modos de vivir que
él va tomando, en cambio el hebefrénico aparece como una infantilización muy
grande de ese ser viviente. Me acuerdo de uno que teníamos internado en esa
clínica: un gordo enorme, un obeso, que lo único que hacía era pedir, digamos,
todo su ideal, deseo, goce en el mundo
era que le sirvieran milanesa con papas fritas y huevos fritos, que era lo que
justamente en esa clínica no iba a encontrar nunca. Quiero decir, el mundo se
le había reducido sólo a eso. A veces me lo cruzo pidiendo limosna en una
esquina de Villa Crespo. Y les defino Catatonía: en tanto predominan los
trastornos motores sobre un fondo de estupor y negativismo. Ese estupor y
negativismo, en realidad, es ya la
radicalización de esa sensación de fin del mundo, de catástrofe.. ahí la
catástrofe ya está ocurriendo ¿no?. Lo
contrario, (que ya casi no se la ve) es la sugestibilidad pasiva y con
respuesta automática, por ahí acá
todavía pueden encontrar, pueden evolucionar rápidamente a la demencia. La Catatonía, que también se le ve poco
actualmente, pero que afecta principalmente al sistema psicomotor, lleva a la
pasividad motora, a la tensión muscular o catalepsia, al estupor, al
negativismo, al amaneramiento, al patetismo, a las estereotipias, a las
impulsiones. Diría, al rasgo eco,
son eco-mímicos, eco-práxicos, eco-lálicos,
o sea un pueden hacer otra cosa que repetir
lo que ven o lo que escuchan. Este tema es muy importante, luego lo
vamos a ver en relación a las internaciones, y cuestiones de ese orden. Voy a decirle algunas cosas mas, pero Uds. lo
van a encontrar en H. Ey. Simplemente les quiero leer muy brevemente, para
hacer una diferencia entre las esquizofrenias y un paranoico genial como era
Dalí, del cual les habló tanto Abel Langer. Mi idea sobre Dalí, (aunque creo
que amerita hacer alguna vez un trabajo en serio, es un tipo que es realmente
interesantísimo), es que en realidad él era un paranoico estabilizado no era ni
siquiera un pre-paranoico. La forma de la paranoia de Dalí era la megalomanía,
a mi modo de ver, pero estabilizado.
Entonces, fíjense, en “El diario de un genio”, que es la autobiografía
de él, ya el nombre ... no porque no fuera un genio en la pintura, pero como me
hacia observar Mariel hoy en el viaje
una cosa es ser “un genio en la pintura” y otra es “creerse un genio”,
completamente distinto.
Dice: “este
libro va destinado a probar que la vida cotidiana de un genio, su sueño, su
digestión, sus éxtasis, sus uñas, sus resfriados, su sangre, su vida y su
muerte son esencialmente diferentes a los del resto de la humanidad. Este libro
único es, pues, el primer diario escrito por un genio, diría más, por el único
genio que ha conocido la suerte única de haberse casado con la genial Gala, la
única mujer mitológica de nuestro tiempo” miren en que pequeño delirio
vivía el hombre! Entonces, afirma un
poco mas adelante: “la única
diferencia entre un loco y yo es la de que yo no estoy loco” típica
afirmación de los locos! Ninguno de nosotros se animaría a decirlo con esa
seguridad. Y después les leo, muy breve, por un lado para divertirnos un rato y
que no se les haga muy pesada la clase, pero por otro porque tómenselo en serio
a todo lo que dice este hombre, como todo lo anterior Dice: “como de costumbre, un cuarto de
hora después del desayuno, me coloco una flor de jazmín detrás de la oreja y me
dirijo al retrete. En cuanto me siento,
hago una deposición sin apenas olor. Y eso a tal extremo que el papel higiénico
perfumado y mi brizna de jazmín dominan por entero el ambiente. Este
acontecimiento hubiera podido ser fácilmente pronosticable gracias a los sueños
beatíficos y extrañamente placenteros de la noche anterior que, en mi caso,
anuncian indefectiblemente defecaciones suaves e inodoras. La deposición de hoy
es, de entre todas, la más pura, si es que el empleo de este adjetivo resulta el
mas adecuado para el caso. Atribuyo este hecho, sin asomo de duda, (fíjense
la certeza) a mi ascetismo casi absoluto, y vuelven a mi memoria mis
deposiciones en la época de mis excesos madrileños con Lorca y Buñuel, cuando
tenía 21 años (fue amante de Lorca, Dalí) era una innombrable ignominia
pestilente, discontinua, espasmódica, salpicante, convulsiva, infernal,
ditirámbica (fijense la palabra que utiliza ahí, que esta dirigida al
lenguaje la cuestión ditirámbica) existencialista, escocedura y sanguinolenta
comparada con la de hoy. Esta continuidad casi fluida, me ha hecho pensar
durante toda la jornada en la miel de las industriosas abejas. Tuvo una tía que
sentía horror por cualquier escatología. El sólo pensamiento de que podía dejar
escapar un pedo, le llenaba los ojos de lágrimas. Ella cifraba toda su honra en
el hecho de que nunca en su vida había echado uno. Hoy me parece una
superchería menos impresionante que entonces. En efecto, durante mis períodos de ascetismo y
de vida espiritual intensa, debo hacer constar que casi nunca dejo escapar un
pedo. Esta afirmación que encontramos a menudo en los viejos textos según la
cual los anacoretas jamás producen excremento me parece cada vez mas cerca de
la verdad, sobre todo .....” y
sigue... se dan cuenta lo que es un delirio sistematizado razonante, a
diferencia de esa pobreza que encontramos en los islotes delirantes de los
esquizofrénicos. Nada más.
.....: en realidad me reía porque te la pasaste afirmando “nosotros los
normales” todo el tiempo...! Lo que me preguntaba por un lado, con esta
descripción de armar una temática propia y los neologismos... y yo creo que
esto esta totalmente enlazado desde las temáticas propias que aparezcan. Pero
además, (no me acuerdo como lo describiste),lo interesante es cuando uno le
pregunta,...Ah, la diferencia con Lacan... Lacan podía dar toda una explicación porque usaba ese neologismo; en
cambio cuando uno pregunta no hay posibilidad de devolución ¿qué quiere decir
eso?. Por otro lado, me quedaba
escuchando cuando hablabas de la hebefrenia (a ver si entendí mal), que
aparecía en la pubertad, mi pregunta es ¿qué pasa con esas estructuras si no
aparecen antes? O sea cuando recibimos niños con trastornos muy graves como el
mutismo, neologismo, de la imposibilidad del yo y él vos, 3 años, de no poder
diferenciarse. Digamos que de esta estructura esta poniéndose en juego y esto
que se planteaba del inconsciente y de los otros, o de una familia que mira
para otro lado y de pronto se le saltó un delirio a los 15 años. Algo se fue
armando previamente... bueno desde ahí....preguntaba.
Sergio R.: bueno, ahí hay todo un debate dentro del campo lacaniano. No sé a
esta altura como está, porque no me dedico a niños por lo tanto no lo sigo
demasiado de cerca. Pero creo que estaba
planteado de la siguiente manera y creo que respondía a una lógica que tenía
que ver también con la época en que ese debate se produjo. El debate estaba
planteado en el sentido de que hasta después del segundo despertar sexual de la
pubertad no se podía diagnosticar psicosis en los niños, pues todavía no se
sabía como habían atravesado lo que sería la retrosignificación de la
castración, hablando en términos absolutamente amplios. Que además, todavía no
habían llegado al momento dónde efectivamente debían separarse de los padres y
que por lo tanto la transferencia pudiera entrar a funcionar a partir de ese a
priori. No porque no haya transferencia en los niños, porque cualquiera que
trabaje con niños se dará cuenta que hay transferencia. Pero hay una transferencia
de otro orden, no es una transferencia efectivamente como la de los
adultos. Y la otra cuestión que se
planteaba tenía que ver con que había que advertir que ocurría con el
funcionamiento del Nombre del Padre. Mientras que en una de las versiones del
padre real, el padre viviente, estaba apegado, estaba de un modo u otro
funcionando ahí. Ahora lo que pasa que
ahí me apuras, porque justamente la idea que yo tengo es que la estructura de
la esquizofrenia es muy distinta de la estructura de la paranoia , porque en la
estructura de la paranoia lo que esta forcluido (como plantea Lacan) tanto en
el “Seminario 3” como lo va a replantear después en “El sinthôme”, lo que esta
forcluido es el Nombre del Padre, que es un significante fundamental, en cambio
la idea que tengo es que en la esquizofrenia, no pudo desprenderse del diente
del otro el significante que represente a ese sujeto, el S1, lo cual hace que no se constituya la estructura
significante en su globalidad. Entonces, creo que muchos de esos casos que vemos como psicosis infantiles, creo que
efectivamente son esquizofrenias infantiles. Ahí les estoy diciendo de mi
creencia, pero al mismo tiempo les informo de que hay todo un debate alrededor
de esas cuestiones. Y que no es tonto el debate, digamos. Cualquiera de los
lugares en que uno se ponga en el debate, puede dar una cantidad de argumentos.
...: (no se escucha)
Sergio R: Claro, en las esquizofrenias, la idea que tengo es que no se puede
constituir un significante que represente al sujeto. Al no poderse constituir
el significante que represente al sujeto lo que queda forcluido es la
estructura significante como tal. Pero ojo!, partan de lo que fue el comienzo
de la clase: el significante de la linguistería no el significante de la
lingüística. Uds. van a ver a muchos esquizofrénicos hacer hermosas poesías con
hermosas metáforas. El sustituto no está, si no está con relación a la
linguistería. Está la relación entre el significante y el sujeto y cuando
decimos sujeto, decimos sujeto del inconsciente. Entonces al no haberse
constituido ese representante no hay estructura significante. Pero les insisto:
el significante de la linguistería. En ese sentido el significante del Nombre
del Padre en la esquizofrenia también esta forcluido, es obvio. En realidad la
que está forcluida es la estructura significante como tal. Eso va a hacer que
sea muy distinto el trabajo terapéutico desde la práctica de un psicoanalista,
muy distinto al trabajo terapéutico con el paranoico que con un esquizofrénico.
...: Sergio, esto que vos decís, podríamos traducirlo de alguna manera a
la propuesta de Freud de denegación, de restitución fundamental que no esta
articulada, incorporado, a nivel significante? Se me ocurrió.
Sergio R.: Sí, en realidad yo mucho no lo seguí por ese lado. Lo seguí más por
un planteo freudiano básico, que está en la metapsicología, en el artículo “El
discernimiento del inconsciente”, donde Freud plantea que en la esquizofrenia, lo que no se logra
instalar es un lugar para el objeto, y por lo tanto la esquizofrenia se
desencadena en el encuentro con el
objeto. Fíjense que es muy distinto a
la paranoia, que se desencadena cuando el nombre del padre es convocado en
oposición simbólica al sujeto y no hay nombre del padre que responda. Acá es
cuando el viviente se enfrenta a la relación de objeto, no encuentra lugar para
esa relación. Ese es el planteo de Freud. Ahí no hay contrabando mío, digamos.
Entonces lo que yo empecé a pensar, (a esta altura he caminado un trecho, todo
esto comencé a trabajarlo fuertemente
“hacia Lacan, en Mar del Plata”, hace como 12 años, y sigo, porque es un tema
que me apasiona); tome lo de Bateson, que en general los psicoanalistas lo
habían despreciado, y es una tontera despreciarlo. El planteo de Bateson es,
que el que va a ser esquizofrénico se
encuentra con lo que él llama una madre esquizofrenizante. Creo que les comenté
esto pues lo sustancializa demasiado. Se
encuentra, con lo que él va a llamar un doble vínculo. Que después se lo
traduce como “doble discurso”, que no es que esté mal, esta bien también, pero
él se instala mucho en la relación con el vínculo, y el vínculo es la relación
con el objeto. Entonces, el
esquizofrénico se va a encontrar con una relación de doble vínculo ¿qué quiere
decir esto? No la pavada que dicen los
periodistas, especialmente los periodistas estrella, que son muy dados a decir pavadas. Entonces si Menem un
día dijo que hay que nacionalizar no sé que cosa y otro día dijo que hay que
venderla, lo acusan de doble discurso. Pero eso no es doble discurso, porque es
muy sencillo de pescar el conflicto entre las dos aceleraciones. Doble
discurso, son por ejemplo los ejemplo que da Lorenzon : “sé libre”, si yo a alguien le digo “sé
libre” si sigue mi indicación, no es libre, y si no la sigue queda preso.
Bueno, de ese tipo de fórmulas él da
varias. Y lo que se encuentra trabajando con los esquizofrénicos es mucho de lo
que proviene de ese tipo de aceleraciones. Pero eso no dio lugar a que se
constituya el objeto. ¿por qué? Porque para ellos nunca se sabe que va a venir
del lado del objeto. Nosotros los
neuróticos, “creemos” que se sabe que va
a venir del lado del objeto. Es una pavada de nosotros los neuróticos, por supuesto.
Pero que nos sirve mucho para vivir. Ellos, digamos, son mucho más apegados a
la verdad, pero también por eso sufren mucho más. Es como que para ellos fuera transparente que
el objeto es imprevisible, en cambio nosotros creemos que sabemos lo que va a
venir. Entonces desde ese lado, yendo al
artículo de “la negación”, yo diría que hay una expulsión permanente de lo que
le viene del otro. Por eso también, es muy común, encontrar en las
esquizofrenias las anorexias psicóticas que van hasta la muerte.
Hoy cuando les
contaba sobre la catatonía, me acordaba de un paciente con el que nos la
tuvimos que ver en aquella época, y me acuerdo que ya no sabíamos que hacer, le
dimos una droga que se llamaba antiperidol, (no sé si se sigue usando) porque
tratábamos de que ese muchacho se moviera de alguna manera y comiera de alguna
manera, que hiciera algo de alguna manera. Y un negativismo, un mutismo, y una
anorexia absoluta. Acá mi apuntadora me da las indicaciones...efectivamente le
habíamos hecho también electroshock. Uds. están ante un antediluviano que hizo
unos cuantos electroshock en aquella época.
Pero tampoco había reaccionado. Freud dice, que como no tiene acceso
al objeto, porque al no haber lugar para el objeto no hay acceso al objeto,
por lo tanto se tiene que conformar con las palabras. Eso también tiene
mucho que ver con la pregunta que hacías vos antes de A. García. Ellos no te
pueden decir el significado de esos neologismos porque esos neologismos no le
sirvieron para significar lo que querían significar y que no saben que es.
....: quería preguntar..., cuando se habla de autismo ¿a qué se esta
refiriendo? Por ejemplo autismo infantil ¿a qué se esta refiriendo...a un tipo
de psicosis...a un tipo de esquizofrenia?
Se habla también de lo mismo en la edad
adulta?... no me quedó nunca muy claro lo que es esa entidad...
Sergio R.: a mi tampoco. Los colegas del Tobar, en el segundo módulo, Miguel
Calvano, va a hablar de autismo
justamente.
...: Claro pero Ey también habla
de autismo.
Sergio R.: Ahora voy, si, ahora voy.
Simplemente era para calmar un poco la ansiedad y poder decir más
pavadas... Simplemente decirles que Miguel Calvano, que es el jefe de Docencia
e Investigación del Tobar García, les va a dar una clase sobre autismo. Y los
colegas del Hospital de Día del Tobar van a dar dos clases donde van a hablar
del tratamiento de los casos de autismo que yo............Efectivamente la
palabra autismo se usa para un fregado y para un resfriado. En psiquiatría, por
lo menos. En psicoanálisis cada vez más
se lo acota al autismo infantil. También hay muchas corrientes, muchas
opiniones. Yo creo que hay que
reservarlo para el autismo infantil. ...No me animo a decirte nada sobre
autismo infantil. No es que no haya leído nada, no es que no tenga algún
conocimiento, pero la verdad es que es una entidad que da lugar por ejemplo a
decir las cosas más opuestas. Supónganse, no sé si Miguel Calvano se encuentra
en esa posición, pero una vez él (escuchándolo) afirmaba que el autista
infantil estaba habilitado nada más que por la pulsión de vida. En cambio van a
encontrar a otros psicoanalistas que están habilitados nada más que por la
pulsión de muerte. Bueno, se los digo no
para saldar, sino para decir que es una entidad tan difícil... También el tema
de la curación del autismo. Actualmente ahí si hay una coincidencia entre
varios, muchos, unos cuantos, que la curación del autismo logra un
esquizofrénico. Pero no, si vos lo
pensar, vivir esquizofrénicamente la
vida es mucho mejor que vivirla autistamente. Es complicado el tema.
...: quería preguntarles. De la clase pasada, creo que la posición del
analista en la paranoia como de no confrontarlo, podríamos decir.
Sergio R.: y en la esquizofrenia también.
.....: y que pasa con eso de meterse en el delirio?
Sergio R.: Claro, ahí, digamos, hay dos cuestiones: la posición del analista
en cuanto a como escucha y la posición del analista en cuanto a como
interviene. Son dos tiempos. En ese sentido, tanto con relación al
delirio paranoico como con relación a los islotes delirantes de los
esquizofrénicos, uno puede hacer el esfuerzo de entender, y puede entender
bastante. Yo puedo llegar a dar algunos ejemplos donde eso se daría. Ahora, no
hacerse la ilusión que, como ocurre con el neurótico, a partir de lo que el
analista interpreta, se lo devuelve como interpretación y ese viviente va a captar
y se va a lanzar de alguna manera ¿no? Eso le esta vedado. Entonces lo que uno
hace es tomar registro, tomar nota de lo que uno entendió, para ver que
movimiento, inclusive discursivo, sí; pero también muchas veces de ubicaciones,
de organizaciones, va haciendo para que ese paciente vaya evolucionando de un
modo que pueda arreglárselas mejor con la vida, para decirlo en términos
sencillos. En ese sentido es diferente porque por ejemplo en la paranoia uno va
trabajando, lo que yo decía en la clase anterior, va como socavando el delirio,
sin tocarlo directamente, sin ir al corazón del delirio y eso va produciendo
una ampliación de la relación del sujeto con las cosas de su vida, digamos. En
cambio en el esquizofrénico uno tiende más a ir a partir de lo que va
entendiendo de sus islotes delirantes, a partir de eso (después le doy un
ejemplo de un psicoanalista que desgraciadamente se murió: Rodolfo Iuorno, algo
que él contaba) a partir de esos islotes delirantes, digamos, ahí se expresan
deseos también, y se expresan cuestiones relacionadas al goce y entonces uno
puede ir como le ayuda a ordenar su vida con relación a eso. Para eso, como yo
pienso la cosa, uno se va apoyando en el YO, en la primer concepción del YO de
Freud, que es la que esta en el “Proyecto de una Psicología para neurólogos”,
que es muy interesante. Pero fíjense que
el YO esta tejido por signos, llamémosle así, no por significantes. Hay una
gran deferencia allí. Bueno...mas o menos...?
Laura L.: ....una pregunta de la clase en este sentido, de cómo se
interviene. Y me parece que se esta generando un malentendido de que no
confrontar es no hablar del delirio. No meterse es no tocar el punto del
delirio, y me parece que confrontar es otra cosa, tanto en la paranoia como en
la esquizofrenia. Me gustaría que lo aclararas porque me parece que esta generando eso. Que ahí si uno no se
mete de ninguna manera no pasa nada.
Sergio R.: Si es
correcta la aclaración de Laura. Cuando uno dice “no confrontar” es no entrar
en lo que entra el psiquiatra. El psiquiatra le entra a discutir lo irracional de lo que esta diciendo. Nosotros
a lo que entramos es a saber que vamos haciendo con eso. En el paranoico,
para ir puliéndoselo, para ir por vía del borde; en cambio en el
esquizofrénico, lo que buscamos es que eso que vamos encontrando nos permita ir
facilitándole que su vida transcurra de determinada manera, que de esa manera
les va debilitando el delirio. Porque
esa es la otra cuestión, no es que sigan delirando igual. El
debilitamiento del delirio no proviene
de la interpretación que el analista le hizo, que va a aparecer como opuesta a su
delirio, por ejemplo: una persona que esta absolutamente segura de que los
confabulados lo han inseminado artificialmente y va a ser madre, y decirle que
dentro de nueve meses vas a ver que no...pero uno puede empezar a trabajar
alrededor de “¿quiénes son los confabulados?¿cómo es esa confabulación?¿por qué
apelarían por el lado de la inseminación y no de otra manera?” uno esta
trabajando con el delirio, y ¡ojo! Uno esta trabajando sin identificarse al
delirio. No es que lo que uno dice es “en lo que Ud. dice tiene razón”, uno
la va de frontón.
Abel Langer: me parece que la incitación. El paranoico incita. Provoca de
alguna manera el enfrentamiento y va a la búsqueda y el trabajo es ir
cercándolo, ir trabajando con los alrededores. Mientras que, me parece, que con
la esquizofrenia hay una situación donde permite entrar, hay una suerte de
posibilidad de diálogo en el delirio sin estar uno certificándolo.
(se corta la
grabación)
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