martes, 15 de mayo de 2012

Guión de la clase inaugural



1.     Estamos en los comienzos de un encuentro. Ustedes como alumnos, Laura Lueiro, Silvia Sisto, Alicia Smolovich, Alejandro del Carril como colaboradores docentes. Yo como director. Todos, ustedes y nosotros, buscamos desarrollar un seminario sobre los pasos y los pases en un análisis. En el programa les proponemos cruzar, el examen de la experiencia de un análisis particular con conceptos desarrollados por psicoanalistas que han influenciado fuertemente en mi formación. Ese cruce, vaticina encuentros y desencuentros.
2.     Si se trata de un encuentro habrá desencuentro[i]. Todos creemos que sabemos a que venimos. Yo porque escribí la invitación y el programa. Ustedes porque lo leyeron, a lo que algunos suman que creen conocerme y otros porque han recibido rumores sobre mí o han leído alguna cosa que haya escrito. Creemos que compartimos el sentido de aquellos enunciados. ¿Quién no quiere creer permanentemente que existe el sentido común”?. Si existiera, no habría dificultades para vivir en comunidad. La Argentina, pero no sólo, en verdad toda la “aldea global”, muestra diariamente que los humanos no estamos hechos para eso y que por el contrario sólo un gran esfuerzo de represión de deseos e inhibición o sublimación de pulsiones, le ha permitido a la especie poder hacerlo hasta el presente. Gracias a que creemos en el sentido común, hablamos todo el tiempo sin mayores aclaraciones. Y gracias a eso también nos equivocamos muy seguido. En los seminarios, normalmente, entre los comienzos y el final = 50 % de deserción. ¿Problemas personales? Por supuesto. Pero la mayoría, porque no encontraron lo que buscaban. El imaginario juega malas pasadas.
3.     En los tratamientos también pasa. El candidato a paciente viene a que lo curemos. Busca en nosotros un médico. Los más avisados, un médico con particularidades, con técnicas no claramente superponibles a las de los médicos, pero cuyos fines coincidirían con los de aquellos. De entrada en los tratamientos se plantea el problema clave de la ética. “el del fin y los medios”. Cuando estamos más o menos bien analizados y hemos hecho una formación relativamente buena, recibimos a quien nos consulta desde una posición que tiene algo de médica, en tanto el buen médico no se ata a la demanda del paciente sino a las conjeturas que elabora a partir de cruzar signos y síntomas[ii] que lo llevan a suponer un diagnóstico, un tratamiento y un pronóstico, todo a verificar o contradecir según los resultados del tratamiento. Pero también radicalmente diferente en tanto escuchamos más allá de lo que el entrevistado cree decir, pero lo escuchamos en eso que nos dice y no en imaginaciones nuestras que tomemos como interpretaciones. Ya que aquello se nos trasmite por vía de las enunciaciones y sus modalidades que ponen en juego no sólo a las palabras sino a todo el cuerpo (del consultante y del consultado). Esa escucha nos permitirá leer una historia que teniendo muchos puntos en común con lo que el paciente sabe que sabe, nos y le advertirá de otros que no sabe que sabe (en esos puntos su saber es inconsciente) y aún de otros que lo condicionan sin que estén registrados y sobre los cuales el pasaje al acto del analista facilitará registrarlos y trabajarlos. Ambos tipo de cuestiones le organizan la vida inadecuadamente a su castración, a sus encuentros con su real que se le escapa acosándolo, enfermándole el alma. En ese camino también se puede llegar a lograr que algo de ese real sea trabajado  por lo simbólico de tal modo que sea más cernible, menos desgarrante, más trabajable y hasta transformable.
4.     Quien va a ser nuestra analizada durante todo este año y a la que llamaremos Lucía vino a entrevistarse conmigo después de otro análisis que había llevado adelante con una colega formada en la APA de aquellos años (los 70). Institución que había abandonado en defensa de posiciones de izquierda desde las que criticaba la neutralidad y abstinencia política de que hacía gala la primer institución psicoanalítica de la Argentina. La formación de esta colega había sido la tradicional de aquellos tiempos. Un Freud leído desde un imaginario kleiniano (anécdota de Horacio Etchegoyen), más Melanie Klein y sus discípulos y algo de psicología del yo, especialmente en lo atinente a interpretar 1º las defensas y luego lo reprimido. El análisis había tenido resultados importantes. Por ejemplo, había desaparecido una alucinación auditiva rellenada imaginariamente y según la cual un hombrecito dialogaba con ella en su oído derecho. Habían terminado el análisis decidiendo iniciar una amistad personal. Luego irrumpieron las Tres A, organización terrorista inspirada en López Rega  y colocaron en la lista de sus “condenados a muerte” a dicha analista, lo que la decidió a exilarse. En ese periodo Lucía comenzó a padecer algunas cuestiones que la empujaban a consultar de nuevo. Le pidió orientación a su amiga y ex analista quien le dio mi nombre, según veremos en otra clase como efecto de un malentendido. Yo la tomé porque me convenía agregar una paciente a mi lista, porque me caía simpática y porque despertaba mi solidaridad, en tanto era una abogada con actividad destacada en el terreno de la defensa de los presos políticos. No creo que haya estado exenta de mi decisión una postura políticamente rebelde y neuróticamente oposicionista, según suele ocurrirle a algunas neurosis obsesivas de carácter. Cómo pueden apreciar ninguno de los tres implicados caminábamos hacia el encuentro por lo que los otros dos creían que iba ni tampoco por lo que creíamos que cada uno de nosotros íbamos. Aunque por supuesto algo sobre el porque lo hacíamos sabíamos, tanto en nuestras conciencias como en nuestro Inc.
5.     Todo inicio de un análisis hay que ir leyéndolo desde la práctica del encuentro fallido con lo real. Freud = tratamiento de prueba[iii].  En Lacan entrevistas iniciales[iv]. Las entrevistas iniciales persiguen el objetivo de: una primer aproximación al diagnóstico y al reconocimiento de qué lo trae al entrevistado a la consulta, cual es su verdadera demanda o sea la inconsciente. Aquella nos irá poniendo mojones en el trayecto a recorrer hasta decidir si nos propondremos un análisis común, típico de las neurosis de transferencia, o que tomará los inicios particulares de las neurosis narcisistas[v] o que deberá ser desarrollado con los cuidados particulares que exigen los cuadros psicóticos. El diagnóstico de la demanda nos dará a la vez una primer aproximación a la posición fantasmática del consultante (a través de sus puntos de repetición y de  como queda posicionado en las mismas ante los otros y el Otro)  Eso nos facilitará a nosotros ir situándonos para armar una apariencia adecuada para que se instale la transferencia, para que de alguna manera (por la positiva o la negativa) funcione el S.s.S. (falta, amor y saber en el Otro)[vi] imprescindible para iniciar un análisis.
6.     El malentendido estructural es irresoluble, pero por eso mismo: trabajable. El goce de conversar está sostenido porque registrados los agujeros en los dichos precipita el deseo de resolver los malentendidos. Trataremos que no sean emisiones en las que por enamoramiento de nuestras propias palabras nos engolosinemos y quedemos en el goce del significante, en la masturbación del discurso universitario típico. Por eso planteo desde el inicio del seminario, de que mi posición va a ser que las clases no tomen una dimensión temporal de tal tamaño que impidan la interlocución. El diálogo tiene que transformarse en una herramienta indispensable para que logremos llevar adelante un seminario que nos enriquezca para nuestra práctica. Eso dependerá de mí, los colaboradores docentes y de ustedes los alumnos. No habrá talleres, como en otros seminarios que conduje, a menos que en el desarrollo se nos impongan como necesarios. Pero ustedes pueden recurrir a cualquiera de los colaboradores para trabajar cuestiones que de las clases les queden pendientes o que las clases le sugieran. Mi anhelo es que logremos establecer una verdadera transferencia de trabajo. Esta depende tanto de que el mensaje de las clases sea claro, como de que esa claridad no encandile, impidiendo ver los agujeros, los restos, que no pueden no quedar en cada emisión.



[i] Los cuatro conceptos cap V Tyche y automaton
[ii] Lacan: Psicoanálisis y medicina
[iii] Freud: Sobre la iniciación del tratamiento
[iv] Un héroe intelectual. El loro y el doctor (Bety Milan)
[v] Ficha
[vi] Lacan: “Propuesta del 19 de octubre de 1967)

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