1. Estamos en los comienzos de un encuentro.
Ustedes como alumnos, Laura Lueiro, Silvia Sisto, Alicia Smolovich, Alejandro
del Carril como colaboradores docentes. Yo como director. Todos, ustedes y
nosotros, buscamos desarrollar un seminario sobre los pasos y los pases en un
análisis. En el programa les proponemos cruzar, el examen de la experiencia de
un análisis particular con conceptos desarrollados por psicoanalistas que han
influenciado fuertemente en mi formación. Ese cruce, vaticina encuentros y
desencuentros.
2.
Si
se trata de un encuentro habrá desencuentro[i].
Todos creemos que sabemos a que venimos. Yo porque escribí la
invitación y el programa. Ustedes porque lo leyeron, a lo que algunos suman que
creen conocerme y otros porque han recibido rumores sobre mí o han leído alguna
cosa que haya escrito. Creemos que compartimos el sentido de aquellos
enunciados. ¿Quién no quiere creer permanentemente que existe “el sentido común”?. Si existiera, no habría dificultades para vivir en comunidad. La
Argentina, pero no sólo, en verdad toda la “aldea global”, muestra diariamente
que los humanos no estamos hechos para eso y que por el contrario sólo un gran
esfuerzo de represión de deseos e inhibición o sublimación de pulsiones, le ha
permitido a la especie poder hacerlo hasta el presente. Gracias a que creemos
en el sentido común, hablamos todo el tiempo sin mayores aclaraciones. Y
gracias a eso también nos equivocamos muy seguido. En los seminarios,
normalmente, entre los comienzos y el final = 50 % de deserción. ¿Problemas
personales? Por supuesto. Pero la mayoría, porque no encontraron lo que
buscaban. El imaginario juega malas pasadas.
3.
En
los tratamientos también pasa. El candidato a paciente viene a que lo curemos.
Busca en nosotros un médico. Los más avisados, un médico con particularidades,
con técnicas no claramente superponibles a las de los médicos, pero cuyos fines
coincidirían con los de aquellos. De entrada en los tratamientos se plantea el
problema clave de la ética. “el del fin y los medios”. Cuando estamos más o
menos bien analizados y hemos hecho una formación relativamente buena,
recibimos a quien nos consulta desde una posición que tiene algo de médica, en
tanto el buen médico no se ata a la demanda del paciente sino a las conjeturas
que elabora a partir de cruzar signos y síntomas[ii]
que lo llevan a suponer un diagnóstico, un tratamiento y un pronóstico, todo a
verificar o contradecir según los resultados del tratamiento. Pero también
radicalmente diferente en tanto escuchamos más allá de lo que el entrevistado
cree decir, pero lo escuchamos en eso que nos dice y no en imaginaciones
nuestras que tomemos como interpretaciones. Ya que aquello se nos trasmite por
vía de las enunciaciones y sus modalidades que ponen en juego no sólo a las
palabras sino a todo el cuerpo (del consultante y del consultado). Esa escucha
nos permitirá leer una historia que teniendo muchos puntos en común con lo que
el paciente sabe que sabe, nos y le advertirá de otros que no sabe que sabe (en
esos puntos su saber es inconsciente) y aún de otros que lo condicionan sin que
estén registrados y sobre los cuales el pasaje al acto del analista facilitará
registrarlos y trabajarlos. Ambos tipo de cuestiones le organizan la vida
inadecuadamente a su castración, a sus encuentros con su real que se le escapa
acosándolo, enfermándole el alma. En ese camino también se puede llegar a
lograr que algo de ese real sea trabajado
por lo simbólico de tal modo que sea más cernible, menos desgarrante,
más trabajable y hasta transformable.
4.
Quien
va a ser nuestra analizada durante todo este año y a la que llamaremos Lucía
vino a entrevistarse conmigo después de otro análisis que había llevado
adelante con una colega formada en la APA de aquellos años (los 70).
Institución que había abandonado en defensa de posiciones de izquierda desde
las que criticaba la neutralidad y abstinencia política de que hacía gala la
primer institución psicoanalítica de la Argentina. La formación de esta colega
había sido la tradicional de aquellos tiempos. Un Freud leído desde un
imaginario kleiniano (anécdota de Horacio Etchegoyen), más Melanie Klein y sus
discípulos y algo de psicología del yo, especialmente en lo atinente a
interpretar 1º las defensas y luego lo reprimido. El análisis había tenido resultados
importantes. Por ejemplo, había desaparecido una alucinación auditiva rellenada
imaginariamente y según la cual un hombrecito dialogaba con ella en su oído
derecho. Habían terminado el análisis decidiendo iniciar una amistad personal.
Luego irrumpieron las Tres A, organización terrorista inspirada en López
Rega y colocaron en la lista de sus
“condenados a muerte” a dicha analista, lo que la decidió a exilarse. En ese
periodo Lucía comenzó a padecer algunas cuestiones que la empujaban a consultar
de nuevo. Le pidió orientación a su amiga y ex analista quien le dio mi nombre,
según veremos en otra clase como efecto de un malentendido. Yo la tomé porque
me convenía agregar una paciente a mi lista, porque me caía simpática y porque
despertaba mi solidaridad, en tanto era una abogada con actividad destacada en
el terreno de la defensa de los presos políticos. No creo que haya estado
exenta de mi decisión una postura políticamente rebelde y neuróticamente
oposicionista, según suele ocurrirle a algunas neurosis obsesivas de carácter.
Cómo pueden apreciar ninguno de los tres implicados caminábamos hacia el
encuentro por lo que los otros dos creían que iba ni tampoco por lo que
creíamos que cada uno de nosotros íbamos. Aunque por supuesto algo sobre el porque
lo hacíamos sabíamos, tanto en nuestras conciencias como en nuestro Inc.
5.
Todo
inicio de un análisis hay que ir leyéndolo desde la práctica del encuentro
fallido con lo real. Freud = tratamiento de prueba[iii]. En Lacan entrevistas iniciales[iv].
Las entrevistas iniciales persiguen el objetivo de: una primer aproximación al
diagnóstico y al reconocimiento de qué lo trae al entrevistado a la consulta,
cual es su verdadera demanda o sea la inconsciente. Aquella nos irá poniendo
mojones en el trayecto a recorrer hasta decidir si nos propondremos un análisis
común, típico de las neurosis de transferencia, o que tomará los inicios
particulares de las neurosis narcisistas[v]
o que deberá ser desarrollado con los cuidados particulares que exigen los
cuadros psicóticos. El diagnóstico de la demanda nos dará a la vez una primer
aproximación a la posición fantasmática del consultante (a través de sus puntos
de repetición y de como queda
posicionado en las mismas ante los otros y el Otro) Eso nos facilitará a nosotros ir situándonos
para armar una apariencia adecuada para que se instale la transferencia, para
que de alguna manera (por la positiva o la negativa) funcione el S.s.S. (falta,
amor y saber en el Otro)[vi]
imprescindible para iniciar un análisis.
6.
El
malentendido estructural es irresoluble, pero por eso mismo: trabajable. El
goce de conversar está sostenido porque registrados los agujeros en los dichos
precipita el deseo de resolver los malentendidos. Trataremos que no sean
emisiones en las que por enamoramiento de nuestras propias palabras nos
engolosinemos y quedemos en el goce del significante, en la masturbación del
discurso universitario típico. Por eso planteo desde el inicio del seminario,
de que mi posición va a ser que las clases no tomen una dimensión temporal de
tal tamaño que impidan la interlocución. El diálogo tiene que transformarse en
una herramienta indispensable para que logremos llevar adelante un seminario que nos
enriquezca para nuestra práctica. Eso dependerá de mí, los colaboradores
docentes y de ustedes los alumnos. No habrá talleres, como en otros seminarios
que conduje, a menos que en el desarrollo se nos impongan como necesarios. Pero
ustedes pueden recurrir a cualquiera de los colaboradores para trabajar
cuestiones que de las clases les queden pendientes o que las clases le
sugieran. Mi anhelo es que logremos establecer una verdadera transferencia de
trabajo. Esta depende tanto de que el mensaje de las clases sea claro, como de
que esa claridad no encandile, impidiendo ver los agujeros, los restos, que no
pueden no quedar en cada emisión.
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