30 de setiembre 2008
Intervención de Sergio Rodríguez, leída en el 15 Congreso Internacional de Psiquiatría en un panel sobre el tema, compartido con la Licenciada Laura Lueiro y el Dr. Jaime Tallis y coordinado por el Licenciado Gabriel Espiño.
- A fines del siglo XIX, dos mentes brillantes, Santiago Ramón y Cajal y Sigmund Freud, más la técnicas eficaces de tinción que generó Camilo Golgi con prácticas extrañas para la época, sentaban las bases para lo que un siglo después, con otras técnicas exponencialmente redimensionadas y otros cerebros con las prácticas de sus antecesores y las que ellos mismos fueron engendrando, multiplicarían el saber sobre el “alma humana” a un nivel que hace suponer que en pocos años se podrá ser mucho mas eficaces en el tratamiento de las enfermedades mentales. Entre los actuales, destaco a Eric Kandel, Antonio Damasio que contemporáneos nuestros y Jacques Lacan, fallecido hace 27 años.
- La teoría de las neuronas y su agrupación en redes, la teoría del Inconsciente sistémico y sus efectos sobre las subjetivaciones y actos de las personas, abrieron las grandes rutas, para un entendimiento mucho más amplio de esa rara especie animal que somos los seres humanos. En los fines del siglo XX y estos turbulentos inicios del XXI, el descubrimiento de la plasticidad neuronal (con sus posibilidades de sustitución de neuronas muertas por otras “dormidas” y hasta de reproducción de nuevas –cosa negada por dogmas científicos previos) y el efecto sobre ellas de las palabras subvirtió los saberes previos, destituyendo paradigmas que parecían inconmovibles. Las teorías y comprobaciones de las memorias múltiples, con variadas formas de acumulación de representaciones parcializadas pero a disposición de evocaciones que lograran repetirlas, para lo que lo real de la vida convoca en cada persona a recordar pero sin poder nunca reeditar idéntico el acontecimiento ocurrido, generó la teoría de Damasio de las representaciones disposicionales y los disparos múltiples, como posibilidad de respuesta constructiva de recuerdos ante convocatorias producidas por el encuentro con el medio ambiente. Todo esto, generó condiciones de entendimiento neurobiológico de lo que la teoría y la práctica psicoanalítica había ido captando desde su práctica de cura de las neurosis, y de contención en colaboración con otras prácticas y la psicofarmacológica, de las psicosis.
- Lacan se encontró a medida que avanzaba su formación en psicoanálisis y luego su práctica e investigación, con un dilema epistemológico. Resulta imposible avanzar en la estructuración de las artes de una práctica, si las comprobaciones que de la misma devienen, no son organizadas en generalizaciones de dicho saber que permitan su comunicación a la comunidad de practicantes. A la vez, si esto se hace por la vía de ejemplos y teorías fundamentadas sólo en casos o estadísticas, se generan condiciones que pueden obstaculizar la capacidad para captar las singularidades de cada caso. Imprescindibles para proceder según las mismas, si se quiere ser eficaz. Es la vieja discusión en medicina entre dos apotegmas clásicos, uno Hay enfermedades, otro, hay enfermos. Lacan aportó mucho, tanto para la teoría como para la práctica del psicoanálisis. En los que creo fueron sus dos últimos discursos[i] subrayó lo que consideró sus dos aportaciones fundamentalmente formales con toda la plurisemia de esta palabra: “Mis tres son lo simbólico, lo real y lo imaginario” y “La estabilidad de la religión deviene de que el sentido (en el sentido de significado S.R) es siempre religioso. /…/ De ahí mi obstinación en la vía del matema, que nada impide, sino que testimonia de lo que al analista le falta, para estar a la altura de su función”. En una de sus últimas versiones de dicho nudo Borromeo dibujó la línea de lo real, lo radicalmente no sabido, dándole una extensión infinita[ii]. Como se advierte entonces, lo que nos legó a sus seguidores es la imposibilidad de saber todo, y como consecuencia la inquietud por abrirse permanentemente nuevas interrogaciones producidas por los acontecimientos reales de la vida. De ahí su afirmación: “ que el matema, que nada impide, sino que testimonia de lo que al analista le falta, para estar a la altura de su función”
- En consecuencia no podemos sino estar abiertos a todas las novedades que las ciencias y las artes van produciendo y en primer lugar a las novedades que nos van trayendo las emisiones de los Inconscientes de nuestros pacientes. En este sentido resultan ridículas las reacciones de muchísimos psicoanalistas y entre ellos una mayoría de “lacaniosos”, de enfrentarse a dichas novedades para cuidar las iglesias y capillas que suponen haber construido, pero en las que evidentemente no tienen demasiada confianza, sino no se les observaría una reacción tan evidentemente defensiva ante los maravillosos descubrimientos de la neurobiología.
- Lo que recién está en pañales pero parece prometer mucho, son las manipulaciones genéticas que podrían llegar a favorecer condiciones para “limpiar” fallas hereditarias o producidas en la procreación o en el curso de la vida misma. A esto habrá que estar atentos, aunque también, en cuanto a sus utilizaciones en relación con la bioética.
- Claro que nada de esto es sin problemas. La investigación neurobiológica y el psicoanálisis se rigen por dos principios de investigación totalmente diferentes. El primero, como plantea Kandel por el reduccionismo experimental y no puede hacerlo de otra manera, aunque después surjan mentes lúcidas como las de un Damasio y tomando en cuenta sus resultados, elaboren teorizaciones que den lugar a nuevas exploraciones que deberán pasar nuevamente por reduccionismos empírico. Para ello cuentan con las ventajas que ofrece la multiplicación del diagnóstico y el seguimiento por imágenes fijas y en movimiento, tridimensional, en colores, con alcances cada vez más microscópicos y tinciones según procesos químicos en funcionamiento en las células. De la misma manera, con los desarrollos en función de la bioquímica cerebral y neurogénica en general. Los psicoanalistas contamos con la precisión de cómo funcionan las relaciones entre letras, significantes, significados e imágenes en la subjetivación de lo real a conocer y de las experiencias pasadas. Los neurobiólogos nos han ampliado la posibilidad de entender el peso de los sentires provenientes del cuerpo y como consecuencia del cuerpo mismo y su historia transgeneracional en la construcción de los razonamientos (Damasio). Cosa que los psicoanalistas habíamos, desde Freud comenzado a captar en función de las pulsiones, los agujeros y otros elementos del cuerpo. Los psicoanalistas podemos aportarles a los neurobiólogos cartografías para rutas principales de investigación, apoyadas en lo que la experiencia con los aconteceres de nuestros pacientes en vinculación a sus historias edípicas y pulsionales, nos han enseñado
- Claro que todo esto nos exige a ambas especialidades, tensar nuestras inteligencias para diseñar epistemologías que faciliten el cruce y la colaboración entre ambos campos de investigación de un objeto de interés común: Los actos, los sufrimientos, lo difícilmente comprensible hasta ahora para los neurobiólogos como las actuaciones hétero y auto mortíferas de la singular especie de animales que somos. No será fácil, pero tampoco imposible. En eso, estamos algunos de ambos campos. Yo entiendo así lo que sueña Eric Kandel, cuando sueña con que se diseñe, una nueva ciencia de la mente. O por lo menos, es con lo que sueño yo.
[i] 1) El Seminario de Caracas (Reunión de inauguración de la Reunión sobre la enseñanza de Lacan y el psicoanálisis en América Latina) y 2) Carta de disolución de la EFP del 5 de enero de 1980-
[ii] La Tercera, Conferencia en Roma en 1975
No hay comentarios:
Publicar un comentario