miércoles, 23 de julio de 2008

Clase Nº 7

09-09-2006


¿Cómo evaluar los psicoanálisis, sus inicios, desenvolvimientos y finales -teniendo en cuenta que debido a la castración del lenguaje: el valor forma parte de lo imposible de ser calculado-?


Sergio Rodríguez: El próximo encuentro lo haremos igual en el fin de semana largo, el que viene, viene. Justamente les iba a recordar cómo venían los dos próximos sábados porque la anteúltima clase sería: Con Lacan y Winnicott vuelta al objeto a y su semblante, al objeto transicional y a la función del analista en el tratamiento. De lo cual un pequeña puntita va a empezar a aparecer en el final de la clase de hoy. La clase diez sería: Los psicoanálisis como fenómenos transicionales. Es un tema que, en cierto modo, empieza a ser transmitida hoy con lo que va a ser la clase siete sobre como evaluar los tratamientos.

Les recuerdo que habíamos quedado que el 11 de noviembre, que es el segundo sábado de noviembre, los que así lo deseen presentarán trabajos, un par de páginas, sobre el punto que más les haya interesado en el seminario. El que más los haya tocado subjetivamente como analistas, etc. Haremos una mini jornada del seminario. A los que presenten trabajos, tanto docentes como alumnos, se les dará un certificado por la presentación aparte del de concurrencia al seminario. Anímense.

En la experiencia que yo tengo como psicoanalista la escritura desplegada como psicoanalistas - después digo por qué la diferencio de otras - despliega una función enorme en la formación del psicoanalista. No se olviden ustedes que el primer análisis que hubo, el que fundó el psicoanálisis, que fue el que algunos llaman autoanálisis, en realidad se funda sobre la escritura. Porque Freud escribe sus sueños, sus asociaciones, luego analiza lo que escribió y eso es lo que produce. En ese sentido digo la escritura como psicoanalista, es diferente a buena parte de las cosas que ustedes suelen leer escritas por psicoanalistas donde escriben como universitarios o como filósofos. No digo que es mejor ni peor pero es otra cosa. El universitario lo que hace es condensar y repetir los conceptos que leyó o escuchó en algún otro lado y el filósofo lo que hace es a partir de alguna observación para divagar sobre cómo sería mejor la vida. El psicoanalista en verdad trabaja por retrosignificación, para retrabajar leyendo aquello que observó y sobre esa base, escribe. Los invito a escribir.

Vamos a la clase.
Hoy creo que van a tener más suerte que la última vez en el sentido que creo que realmente van a ser clases donde les va a quedar por lo menos media hora para ustedes hacer comentarios, preguntas, observaciones, etc. La otra sorpresa es que voy a entrar de un modo que durante un tiempo les va a parecer que no tiene nada que ver con el psicoanálisis pero sin embargo creo que voy a lograr demostrar no sólo que tiene que tiene que ver sino que hace a un núcleo fundamental para entender el psicoanálisis. Se los voy advirtiendo para que no se levanten y se vayan en ese momento, va a ser el momento donde yo voy a retrabajar el tema del valor.

Típicamente ha sido siempre un tema de economía política, aunque de refilón es un tema por ejemplo de Saussure en la lingüística y que yo creo que es clave para nosotros los psicoanalistas.
Ustedes recuerdan que la clase de hoy estaba planteada así: ¿Cómo evaluar los psicoanálisis, sus inicios, desenvolvimientos y finales teniendo en cuenta que debido a la castración del lenguaje el valor forma parte de lo imposible de ser calculado? Desde ya les adelanto que me llevé una sorpresa cuando preparé la clase que me puso contento porque hasta ahora todos seguíamos pegados a los planteos de Freud en los escritos técnicos de que sólo se puede hablar sobre el inicio del tratamiento o sobre el final del tratamiento. De un modo o de otro todos los psicoanalistas hemos seguido sosteniendo eso. En la medida que fui desplegando la clase se me ocurrió que también hay modalidades de evaluar el desarrollo del tratamiento que en realidad es lo que más tiempo nos lleva. Un tratamiento puede tener tres, cinco meses, dos años, tres años, o como en el caso de Dumezil seis años de entrevistas preliminares y después dos años de desarrollo y finales. En general es poco tiempo de inicio, un largo tiempo de desarrollo y un tiempo final mayor o menor depende, pero mucho menor que el de desarrollo. Por lo tanto nos quedábamos sin instrumentos para evaluar el tiempo de desarrollo. Creo que he encontrado una vuelta para que podamos por lo menos tener aunque sea herramientas artesanales alrededor de esto.

Para empezar les recuerdo que Lacan plantea desde muy temprano que hay una pregunta fundante. Luego hay discípulos, incluso Miller, que discutió esto, que le quitó importancia, que planteó que era una cuestión del imaginario. Me parece que como toda pregunta es una cuestión cruzada por los tres registros. Es la pregunta del ¿che vuoi? Lacan eso después lo tradujo de diversas maneras. Empieza con las traducciones literales y después las va transformando en traducciones al servicio de lo que él quiere trabajar. En esa traducciones apareció el ¿Qué me quiere? ¿Qué quiere el Otro de mí? ¿Qué soy para el Otro? ¿Qué soy en el Otro? Ustedes se darán cuenta - porque que yo sepa acá la mayoría anda en pareja - es una pregunta clave, es una pregunta que uno se hace todas las mañanas y todas las noches. Realmente es nodal por una razón muy sencilla, porque el ser parlante no puede funcionar relativamente de una manera pasable si no lo hace en lazo social. Por lo tanto siempre se tiene que estar preguntando por qué quiere el otro de uno y qué es uno para el otro. Esas preguntas yo creo que son reductibles a una, que es ¿Cuál es mi valor para el Otro? Y según la inversión del mensaje ¿Cuál es el valor el Otro para mí? Si uno lo lleva al resultado final, las parejas se sostienen o se divorcian en función a esa pregunta. Si el otro vale para mí lo suficiente voy a hacer todo lo necesario para que no se me vaya de al lado. Si yo valgo para la otra lo suficiente, la otra persona también va a hacer lo posible para que yo no me vaya de al lado. En el momento que ese valor cayó de uno de los dos lados se acabó la pareja. Por supuesto que las cosas no son tan sencillas. En este momento estoy conduciendo un tratamiento de pareja que es típico en ese sentido. Pasa a formar parte del valor para uno, para el otro, para los dos, una cuestión que yo suelo llamar “la escena familiar”. No hay que despreciarlo, no hay que tomarlo como lo tomó cierto análisis kamikaze en una época donde lo único importante era el deseo del sujeto como si la relación con la escena familiar no tuviera algo que ver con el deseo y el goce del sujeto. Como si el deseo fuera puramente genital, lo digo a propósito así porque justamente esta idea la tomó gente que siguiendo a Lacan criticó la idea del deseo como puramente genital. Con eso en verdad lo que hicieron fue tirar por la borda un concepto fundamental de Freud del cual Lacan jamás se desprendió que es el concepto de sobredeterminación. Un deseo puede estar sobredeterminado. No es sencillo. Justamente Lacan le critica a Freud en Intervención sobre la transferencia que Freud le haya interpretado a Dora el deseo en relación a un objeto en particular que era el señor K. O haya tratado después de inducirle el deseo por el ingeniero. Cosa que la llevó a un matrimonio desgraciado hasta el final de su vida. La estructura del lenguaje la instala como la pregunta clave en la subjetivación aunque no llegue a enunciarse en la conciencia. Nosotros somos psicoanalistas, no trabajamos con los enunciados solamente ni principalmente. Es la pregunta por el deseo y el probable goce. La trataremos, haciendo un desvío aparente, por el lado de la economía política. Es la pregunta que subtiende el esfuerzo porque funcione el ser parlante y su relación con sus deseos y sus goces en los lazos sociales.

No puede tener una respuesta exacta. La pregunta por el valor acosa desde siempre a los economistas. Hubo una solución que fue la planteada por Marx a la que yo voy a llamar marxiana, que probablemente hubiera estado muy bien para Marte por eso digo marxiana, pero lamentablemente 150 años de historia han mostrado que para la Tierra había algo que patinaba. Hagamos una aclaración: valor no es lo mismo que precio. La pregunta por el valor que se hacen los economistas no es la pregunta por el precio. ¿Es posible decir qué valor tiene este cartel que está pegado en la pared? Marx hace un planteo que es que el valor no proviene de la materia ni de la tierra ni de los componentes de la cosa, porque eso en definitiva ya está. En todo caso cuando ya está transformado como en el caso del cartelito, donde no es tierra ni es agua ni es pasto ni son vegetales, es porque ha intervenido algo que es el trabajo del hombre. Entonces lo único que le da valor a las cosas es el trabajo del hombre.Para llegar a ese cartel hay un montón de hombres que han trabajado de maneras muy diferentes, de formas muy diferentes. Lo que plantea Marx es que el valor en definitiva se reduce al trabajo humano. Si se reduce al trabajo humano entonces el valor puede ser reducido a una ecuación que sería:

Valor = Trabajo Abstracto
Trabajo Concreto

Marx llama Trabajo Abstracto al trabajo humano y Trabajo Concreto sería la mercancía producida. En ese cartelito hay un montón de trabajo abstracto que lleva a ese trabajo concreto. A partir de eso Marx plantea que el Valor es producido por el trabajador, que resulta equivalente del trabajo producido por éste, deducidos todos los otros costos. La plusvalía era, deducido lo que se le pagaba al asalariado, el plus del que se apropiaba el patrón. Si ese cartel se vende a X+Z y al asalariado se le paga X, el patrón se apropió de Z. Lacan fue muy influido por este cálculo de Marx, tanto es así que planteó en varios lugares que su plus de goce es equivalente a la plusvalía de Marx. Pero también, en Radiofonía (a los que estén avanzados en Lacan les recomiendo leer este trabajo) dijo: que todos nos quedamos en las costas del goce, plurisemia que alude a que ninguno de nosotros desembarca en el núcleo del goce. ¿Cuál será ese núcleo? ¿El incesto y cualquier Otro goce que no debería haber? Si alguno de nosotros desembocara en el núcleo del goce dejaría sin posibilidad de goce a todo el resto. Es el típico padre de la horda primitiva que estuvo de moda hace poco en Psyche Anudamientos. Otra cosa que Lacan dice es que todos pagamos nuestras costas por la parcialidad de goce a que arribamos. Por eso digo que la frase es plurisémica. Por gozar cada uno de nosotros paga un costo. Otra dificultad que hay en Lacan alrededor de esta cuestión es que plantea justamente el plus producto- plus de goce en relación al discurso del amo antiguo. Acá tienen el discurso del amo antiguo y el discurso del capitalista. En ambos, el objeto a es el producto final en cada uno de esos discursos.
Discurso del Amo Discurso del capitalista

S1 S2 $ S2
$ a S1 a

Que Lacan lo plantee en relación al discurso del amo antiguo es una complicación, porque justamente lo que planteó Marx, es que la plusvalía sólo era posible a partir de la sociedad capitalista en tanto era la primera sociedad donde el hombre podía vender libremente su fuerza de trabajo. El esclavo no vendía su fuerza de trabajo, era vendido todo él como un combo y se lo ponía a trabajar. En los siervos de la gleba pasaba lo mismo. No es el siervo que era comprado sino el siervo que pertenecía a la tierra y la tierra pertenecía al señor feudal. En definitiva no había venta libre de la fuerza de trabajo.

Después va al discurso del capitalista y allí es más sencillo porque efectivamente el hombre vende "libremente", es una libertad relativa, su fuerza de trabajo. ¿Cómo pensar esta dificultad entre lo que platea Lacan y lo que plantea Marx? Yo creo que tenía razón Lacan en el sentido de que la supuesta libertad para vender la fuerza de trabajo deja en la vidriera -ya que estamos hablando de venta - el fenómeno, entonces es más fácil observarlo. En verdad el dueño del esclavo o del feudo también tenía que pagar el trabajo del esclavo y el trabajo del siervo, tenía que pagarlo para que pudiera ser posible la producción y reproducción del esclavo y del ciervo de la gleba. O sea que también se podría haber hecho esa operación de calcular el valor que producía cada uno de éstos y restarle lo que se le pagaba y ahí estaría lo que se apropiaba el patrón. Tal es así que la esclavitud en buena medida cae porque se hace disfuncional a la existencia de la máquina industrial. Conviene mucho más tenerlos sueltos vendiendo su fuerza de trabajo que tenerlos como una carga de familia más.

Fue un error - supongo que de Engel- haber supuesto la existencia de un comunismo primitivo. Los etnólogos y los antropólogos no suponen eso y estoy de acuerdo con ellos. Hasta lo que yo sé - y hasta ahora nadie ha dado pruebas de algo distinto - siempre existieron los jefes de la tribu y los chamanes como funciones diferenciadas del resto. Por ser jefes de la tribu y por ser chamanes, dispusieron de privilegios que el resto de la tribu no tenía. Esto inclusive aún, cuando hubiran estado organizados en casas comunitarias primitivas. Los que sostienen que antes del patriarcado hubo matriarcado, cosa que es probable porque especialmente en la tradición oral, las canciones africanas hablan del matriarcado y además en situaciones particulares sociales suele haber intentos o formas mixturadas de vuelta al matriarcado. Por ejemplo, cuando después de la guerra del Paraguay, ese país quedó desbastado de hombres. No sé si saben que los argentinos hemos cometido el crimen de matar a la mayor parte de la población masculina paraguaya por supuesto en sociedad con nuestros amigos brasileros y nuestros amigos uruguayos y con el respaldo de la corona inglesa. En la última batalla, la de Cerro Corá los que combatían del lado paraguayo tenían menos de 14 años y más de 70. Piensen ustedes, verdaderamente habían desbastado a los hombres. Aún hoy en la cultura paraguaya el matriarcado tiene un peso enorme. No está legalizado pero sí legitimado por la tradición del funcionamiento de la sociedad paraguaya. Creo que se remonta a eso, que las mujeres tuvieron que hacerse cargo y llevar adelante las cosas. Las matriarcas en Paraguay o en cualquier otro lado tienen su beneficio. Quiero decir que - que yo sepa - no ha habido ninguna sociedad donde no haya habido jefes. Lacan los llamaría agentes, y donde esos agentes no hayan obtenido los beneficios de esa posición que ocupaban. Cosa que si ustedes hubieran sido jefes alguna vez lo encontrarían como lo más sensato. He escuchado a jefes revolucionarios - aún antes de estar en el poder - disfrutar de beneficios materiales que los que no éramos jefes no disfrutábamos y ellos explicarlo así: “Bueno, entendélo, el compañero ha arriesgado tantas veces la vida, ha estado en tantas cosas...” No es tonta la argumentación que hacen, para justificar la diferencia.

En el discurso marxista, en el discurso del amo antiguo y el discurso del capitalista de Lacan se fue estableciendo una equivalencia muy sencilla, muy evidente que sería la siguiente: En El capital de Marx el TA / TC es absolutamente equivalente al elemento de la derecha en los 2 discursos propuestos por Lacan. TA = S2.
TC a
Recuerden que goce no quiere decir placer, tampoco quiere decir sufrir, quiere decir sentir el cuerpo. Obviamente si hay alguien que siente el cuerpo es el trabajador, a esta altura los patrones también.

Hasta ahí uno puede decir que hasta ahí va ganando la carrera Marx: los amos se quedan con una plusvalía que produce el trabajador. Se podría establecer un valor, a ese valor se le podría restar lo que se le paga al trabajador y el resto sería la plusvalía que se la apropiaría el patrón. Creo que ahí le quedó un problema afuera a Marx, producto de sus ideales que estaban todavía muy enlazados a la Revolución Francesa. Recordarán que la Revolución Francesa que Marx y Engel caracterizaron como la primera revolución burguesa (en realidad la primera fue la norteamericana) se hizo en nombre de “Libertad, fraternidad e igualdad”. También es una consigna divertida. Primero porque la libertad en términos absolutos es imposible. Lo cual no hace que este mal que haya habido y haya políticos que la levanten como consigna. Fraternidad también es una consigna divertida. No nos olvidemos que el primer mito fundante de fraternidad es Caín asesinando a Abel. Hacer una revolución para instalar la fraternidad... además lamentablemente así fue. En la historia de las revoluciones los que hermanados hicieron las revoluciones después se mataron entre ellos. No hay prácticamente revolución donde no se hayan matado entre ellos los grandes jefes. Incluida, ahora que todo el mundo hace reverencia porque está enfermo, la revolución cubana. De entrada Camilo Cienfuegos desapareció en un accidente de aviación y el Che Guevara se las tuvo que tomar de Cuba para ir a morir a Bolivia. Donde además fusilaron al comandante Ochoa que era el número tres de la jerarquía cubana al cual le cargaron que había sido contrabandista de cocaína. No creo que Ochoa hubiera contrabandeado cocaína sin que Fidel y Raúl hubieran sabido nada, a menos que yo sea Blanca Nieves. Libertad, Fraternidad e... Igualdad - Directamente me la olvido porque es ridícula -. Siempre en toda revolución hubo algunos que eran mucho más iguales que otros. Por ejemplo, quince veces más iguales que otros. Número concreto, sacado de estadísticas. Un obrero soviético, supónganse, ganaba uno y un capo de nomenclatura ganaba quince. No me parece mal, estoy tratando de atravesar algunas ingenuidades para que podamos trabajar en serio el tema del ¿che vuoi?

Creo que Marx forcluyó la función del agente porque confundió amos con ricos, cosa que Lacan diferenció en el Envés y es muy importante. No siempre el amo es rico, no siempre el rico es amo. Ser rico y no ser amo es ser parásito, o es vivir de rentas para hablar en términos sencillos. El amo es el tipo que está siempre arriesgando su capital justamente, algunos lo arriesgan más, otros menos. Hay unos más aventureros que otros pero están deslomándose en el mercado para tratar de hacer funcionar las cosas en su empresa y que ésta salga adelante. Con esto no idealizo a los amos. La otra vez escuchaba a alguien que trabaja cercano a la cúspide de una corporación de las más importantes de la Argentina, que viene de abajo y se acordaba de cuando esta persona era chica y su familia era de escasos recursos económicos y cómo la principal preocupación de ellos era con qué se llegaba a fin de mes para poder comer. Ella participa en las discusiones de la plana mayor de la empresa sobre como se hacía ese mes para tener dos puntos más de ganancia que la principal competidora. El tema no era ni siquiera tener más plata para reinvertir sino sencillamente era quien la tiene más larga. No se vayan a creer que idealizo a los amos, para nada. Lamentablemente estoy hablando de nosotros los humanos en general porque ¡ojo!, los trabajadores en general y más en la época de la burguesía porque supuestamente podían vender libremente su fuerza de trabajo, no son amos entre otras cosas porque no se proponen ser amos. Después están los que se proponen ser amos y fracasan pero hay un montón que ni se lo proponen. ¿Por qué? Porque quieren vivir tranquilos bajo la axila del patrón lo cual es una ilusión estúpida como lo demostró el período del 99 a comienzos del 2001 donde un montón que vivían tranquilos bajo las axilas de sus patrones de golpe se encontraron sin patrones, sin axilas.

Intervención: ........los gremialistas.

Sergio Rodríguez: Los gremialistas son una forma de amo y a esta altura del desarrollo en la Argentina ya no son ni siquiera como los llamábamos en la época del 60, 70: burócratas. Son amos en serio. Por ejemplo Palacios tiene una empresa de colectivos propia y es jefe de la UTA. Moyano tiene una serie de companías de camiones, en las cuales no voy a decir lo que va en el fondo de esos camiones para que no me metan preso por injurias pero es cierto. La unión ferroviaria legalmente es dueña de parte del ferrocarril San Martín y es dueña porque cuando se lo dieron entero lo trabajó tan mal que tuvieron que vender un pedazo a una corporación, otro pedazo a otra corporación y ellos quedarse con un pedacito pero son amos enserio.

Creo entonces que Marx forcluía la función del agente y confundía amos con ricos. Su ideal de igualdad, heredado de la Revolución Francesa, lo llevó al igual que a los anarquistas como creencia y al resto de los socialistas como ilusión, a suponer que podían funcionar sociedades sin amos. Los anarquistas no llegaron a poder instituir nunca ninguna sociedad que funcione con mínimos niveles de eficacia. A los comunistas los amos les volvieron rápidamente desde lo real de sus propias burocracias. Buena parte de los que son amos en estos momentos, patrones privados, en lo que eran los territorios soviéticos o lo que son los territorios chinos o vietnamitas, son todos ex dirigentes comunistas. Y los socialistas reformistas no los eliminaron nunca. Pero, si la función agente no es eliminable, el valor no puede ser calculado sin que entre en el cálculo lo que ocupe dicha función. O sea, el trabajo humano no es sólo el trabajo del trabajador, es también el trabajo del que jefaturea a los trabajadores, sino no habría trabajo de trabajador. En consecuencia el cálculo de Marx a mí modo de ver está errado. Dentro de dicha cuestión salta a la vista rápidamente otro problema, mientras la producción del trabajador es relativamente calculable, la del amo no lo es. Ahí hay otro problema de Marx, aunque lo advirtió especialmente en sus últimos escritos, de que no todos los trabajadores trabajan igual. Por lo tanto el cálculo del trabajo del trabajador no es un cálculo calculable en términos generales pero supongamos que es relativamente calculable la del amo no lo es porque la del amo no pasa tanto por el esfuerzo físico, si bien les puedo asegurar por lo que trabajo con algunos que están en esas funciones y algunos de ellos trabajan mucho más que los obreros. Ese que les hablaba de la terapia de pareja, el tipo trabaja desde las siete de la mañana hasta las ocho, nueve de la noche. Los obreros cumplen su turno y se van y cuando hacen horas extras las cobran. Hay amos que trabajan más, otros que trabajan menos. Conozco de otro amo de otra empresa capitalista donde el tipo trabaja cuatro horas por día y nada más. No está en el esfuerzo físico que realizan sino en la función que cumplen. Ese que trabaja cuatro horas por día por ejemplo, yo lo envidio, encima no es un tipo hiperinteligente sino que es muy vivo y tiene entonces una velocidad y una rapidez para hacerle hacer negocios a su empresa que obviamente no es medible en términos horarios. Además los trabajadores de su empresa, por supuesto en medio de los conflictos y luchas que van a tener siempre con ese amo que también va a querer ganar más de ellos no sólo de la competencia, pero lo que ganan tiene que ver mucho con la viveza del tipo éste. ¿Cómo miden la viveza? ¿Van a sacar el balance a final del año de la empresa y calcular qué porcentaje le corresponde a la viveza de ese señor? El otro que trabaja tantas horas es inteligente y vivo, las dos cosas al mismo tiempo, tiene un goce por el riesgo que ha ocupado hasta ahora ya van diez años de análisis y va por el núcleo y recién ahora está empezando a saltar en pedazos en cuanto que él se está pudiendo situar observando su goce por el riesgo. Goce que lo llevó casi a quebrar la empresa en determinado momento, volver a levantar la cabeza, de ser un pinino entre la competencia pasar a estar entre los competidores medios. ¿Cómo evaluás eso? eso hay momentos que le trae grandes ganancias a la empresa que se refleja más o menos en los obreros, no por la bondad del señor sino porque necesita del laburo de esos tipos para llevar adelante el producto que él produce.

Se dan cuenta que estamos entrando por otra vía en el che vuoi. ¿Cómo evaluás - varón - qué representa para vos una mujer? ¿Cómo evaluás – mujer - qué representa para vos un varón? No es una cuestión sencilla excepto cuando llega a límites críticos en los que uno de los dos cae. No se trata de una evaluación sino que, simplemente cae, no entusiasma más.
Como consecuencia, el valor que es imposible de ser calculado nos complica el cálculo del valor de cambio. Todo el problema de los economistas en cuanto a cómo hacer para calcular el valor es como el problema de los matrimonios, ¿cómo hacer para calcular si conviene o no seguir con esa persona? ¿Cómo hacer para calcular si conviene o no comprar tal objeto? Ustedes pensarán que yo soy un materialista y no sé cuantas cosas más pero les recuerdo que Freud cuando empieza a hablar de psicoanálisis habla de economía libidinal, de relaciones de objeto, utiliza todo un lenguaje económico, comercio sexual y uno piensa en las putas pero no. No se ofendan señoras, que está lleno de señoras esposas. Pero aquellas señoras esposas que hacen su vida siendo buenas amantes y buenas madres y son buenas amas de casa y trabajan en un trabajo que para nada es despreciable como es el trabajo de la casa, en verdad viven del dinero que lleva el caballero. No se ofendan pero tienen algo de putas. Después están las otras señoras. Laura me mira, está a punto de fusilarme. (Risas)

Laura Lueiro: yo no vivo de vos

Sergio Rodríguez: es cierto, ella labura y aporta dinero. Es doblemente explotada. (Risas)
Podemos ir todavía más allá y llamarlas geishas.
Lo que ocurre es que al igual que en la función significante, acá pueden advertir por qué lo que está en la estructura de todo es el lenguaje y cómo no se puede ir más allá del lenguaje. Es el gran problema que tenemos a favor y en contra los humanos, siempre pervive un plus real, que exige nuevas combinatorias y retro-significaciones en la búsqueda de suturarlo, lo que resulta imposible. De ahí que los precios (distinto de valores) y más aún, la decisión de si algo se fabricará o no, se resuelven cruzando variables que parten de la relación entre “a” = valor de uso, con costo de producción.

Nosotros vivimos a tal velocidad que difícilmente advertimos la cantidad de oficios que van cayendo. Yo que soy más jovato que casi todos los que están acá y he visto pasar muchos oficios. Me acuerdo que cuando yo era pibe el frentista era todo un señor. El frentista era como hablar ahora de un diseñador gráfico. El yesero. Mi viejo era albañil por eso los ejemplos me vienen más de ese lado. En la carpintería era el ebanista. Conseguir un ebanista y pagar lo que salía un ebanista era impresionante. No existían los plásticos, ustedes no se imaginan una sociedad sin plásticos. No existían los motores aplicados a lavarropas ni los aparatos de música. Les hablo de las cosas que eran de todos los días. Me acuerdo de los sabañones de mi mamá por lavar la ropa en invierno en la pileta de lavar. Ahora o piden un delivery o sino piden comida prehecha, la tiran en el microondas dos minutos y a comer. En aquella época al ama de casa, cocinar le llevaba casi medio día. Acá en Buenos Aires no existía el gas, se tenía el “super gas” que era peligroso y caro o las cocinas eléctricas que también eran caras. Les doy este pantallazo así para que puedan advertir la cantidad de oficios que han caído y que han tenido que ser sustituidos por otra forma de mano de obra.

De la misma manera que les digo esto les puedo decir que no existían las computadoras. La entrada de la informática a la economía transformó todo, inclusive a los hombres. Transformó el tema de las relaciones de edad para los cargos directivos. En la década del 80, 90 se produjo un fenómeno por el cual se barrió con todo directivo que tuviera más de cuarenta años y pusieron toda pendejada de 25 a 35 porque manejaban bien la informática y los viejos no iban a aprenderla. Después tuvieron sus problemas porque se dieron cuenta que los de 25 a 35 no tenían la experiencia de vida y el análisis de la experiencia de vida que tenían los de 40 a 50 y así se fundieron empresas descomunales. Actualmente si observan las direcciones de las empresas van a ver que están pibes (30-40) y tienen de segundo a alguien de 50 o un poco más. Arman una combinación entre la rapidez para adaptarse a los cambios tecnológicos con la experiencia de vida. Ahí otra vez tienen el problema del valor ¿Por qué perdieron valor los que antes tenían el valor supremo? Incluso se llegó a escalafonar y los de 50-60 eran los que llegaban a cargos directivos. Creo que el valor proviene del valor de uso. El valor de uso ya lo captó Marx en su momento y lo secundarizó al valor. No lo captó mal Marx proviniendo de la economía porque dijo que el valor de uso de una mercancía tenía que ver con la utilidad que rindiera a quienes lo usaran y que en esa utilidad estaba no sólo la utilidad práctica sino que también influían las fantasías, el hambre, daba una serie de elementos que ya no tenían que ver con la necesidad. Probablemente la primera definición de deseo más aproximada la dió Marx con la de valor de uso. Entonces:
Valor de uso = Decisión de producir o no = Precio
Costo de producción

Actualmente hay una cantidad de bellísimos objetos que han pasado a ser antigüedades y no se producen más. Habrán leído en los diarios que - como dijo graciosamente una periodista de la televisión – “hubo un intenso trabajo de boqueteros” al lado de una casa de antigüedades. Me causó gracia que ella misma lo adjetivara de trabajo. Fíjense que estos señores pensaban llevarse un paquete de guita a través de cosas que ya no se producen más. ¿Por qué no se producen más? Porque la relación entre el valor de uso que tiene y la demanda que va a despertar ese objeto no tiene relación con la cantidad de horas de trabajo y de inteligencia que alguien tuvo que dedicar para producir ese objeto. De eso mismo va a devenir el precio. ¿Cómo puede ser que estén vendiendo obras de arte por 45 millones de euros? Seguramente el pintor murió muerto de hambre hace ciento cincuenta años en algún oscuro rincón de Europa. ¿Por qué esa obra de arte vale eso? ¿Por el trabajo socialmente acumulado, como diría Marx? Sí, si incluimos esta cuestión del deseo. Deseo que se despierta en el demandante. Fíjense que estaríamos incluyendo en el trabajo no sólo al trabajador, no sólo al agente sino que tendríamos que incluir también al deseo y al goce del demandante. Ahí entran en todo un circuito complejo que han armado inteligentemente los economistas de la década del 90 cuando plantearon que la demanda provenía de la oferta. Invirtieron la concepción imaginaria habitual de que algo se demanda porque es necesario. Se dedicaron a analizar demandas y piensen ustedes en este momento en la casa de ustedes qué enorme cantidad de aparatos con qué enorme cantidad de funciones que no usan nunca tienen cada uno de ustedes y se van a dar cuenta de que estos señores tenían razón. Supieron engendrarles a ustedes la demanda de tener algo que no van a usa nunca. Es maravilloso!. De dicha ecuación, devendrá el cálculo de beneficio.

Por la existencia del deseo y del goce, el valor de uso no es un efecto de alguna necesidad, excepto en los muy carentes y hasta cierto punto.
En los más carentes, me refiero a los que están pasando hambre, lo primero a resolver es el hambre pero hasta cierto punto. Me acuerdo una clase que di allá en los 90 en el Borda, cuando ya se había producido la primera inflación y había habido los primeros saqueos en Rosario. Yo había tomado una noticia de Página 12 donde el notero había entrevistado a unos pibes que habían estado saqueando y había advertido que habían saqueado cosas que no eran para comer. Fue a la casa en la villa miseria a hablar con los padres. La madre dijo: Sí, sabe la cantidad que trajeron! Le mostró un estante lleno de shampoo de los más caros. Ni siquiera en ellos apretados por la necesidad subsistía sólo la necesidad.

También el beneficio no proviene sólo del cálculo que pondrá bajo la lupa el deseo del empresario o el artesano al producir dicha mercancía sino también de como sitúa dicha producción en el mercado en el entrecruzamiento de la competitividad.
De ahí que haya tantos oficios y empresas, como hay deseos y goces en sus relaciones asintóticas. Yo me pregunté ¿Cómo tal persona puede laburar de tal cosa? y uno los ve entusiasmado trabajando de eso. No estoy hablando de los ingenieros, (Risas) es un chiste. Sí puedo estar hablando de los barrenderos. Ustedes creerán que hay muchos que trabajan de eso porque es lo único que consiguieron, pero no. Yo tenía un amigo de la primaria, o sea que yo tendría unos 10 años, que el padre tendría unos 40 años y trabajaba de barrendero en barrio y yo me acuerdo que él no quería trabajar de otra cosa, nunca buscó trabajo de otra cosa, es más, se jubiló de barrendero. Debe haber llegado a ser jefe de barrenderos de una zona. Yo me acuerdo que era chico y me sorprendía. Al principio me daba lástima, yo quería mucho a mí amigo y decía: “Pobre... hijo de un barrendero...”, como si yo hubiera sido hijo del rey de Hungría, pero esos son detalles. Me daba pena mi amigo y después me daba pena el señor y con el paso del tiempo me di cuenta que a él le gustaba trabajar de eso y entonces ahí ya no entendía nada.

Asintótico viene de asíntota. En geometría dícese de la curva que se acerca de continuo a una recta o a otra curva sin llegar nunca a encontrarla. La relación entre el deseo y el goce, en el mejor de los casos, es eso porque en muchos le funciona en paralelo y están fritos y a otros les funciona al revés y es mucho peor. En los que nos funciona mejor en realidad es una asíntota, nunca vamos a poder hacer efectivo nuestro deseo hasta el final y en el goce que adoptemos y siempre habrá una relación de este estilo. Creo que el entusiasmo por diferentes oficios tiene mucho que ver con eso.

La pertenencia por estructura del hablante ser, al campo del narcisismo moebiano y su relación con la pulsión de muerte, hacen que el deseo y el goce de aquél, exijan la existencia del mercado, en el cual cada uno va intentar hacer prevalecer lo suyo. De ahí que la política sea la continuación de la guerra por otros medios y los precios resulten sintomales. Yo pienso al revés que Clauseviz, para los que no lo conozcan fue probablemente el mayor teórico de la guerra que hubo. Era un general alemán brillante que escribió tantos tomos sobre la guerra como Freud escribió sobre el psicoanálisis. Acuñó una fórmula que a partir de ahí se hizo universal, él decía que la guerra es la continuación de la política por otros medios.

Cuando se intentó eliminar la libertad de mercado, se aplanaron las sociedades y terminaron derrumbándose los regímenes políticos que lo intentaron. La problemática de la libertad de mercado no está en ella en sí, sino en que por las mismas razones descriptas anteriormente, los que comercian en ella no pueden no tender a acotarla según sus propios intereses. La tendencia de las corporaciones a los monopolios y los oligopolios, es lo que plancha la libertad de mercado y limita y estimula, las guerras pequeñas (mafias) y grandes, geopolíticas y/o sociales.

De acá vuelvo al Che Vuoi. La pregunta se la enuncia o no, pero está en toda/o, ser hablante habitado por deseos singulares y tributario de goces particulares. Parejas, hijos, padres, empleados, trabajadores, amos, la inmensa mayoría está tomada por ella, y de los que no, muchos funcionan como psicóticos, por fuera del lazo social y de las deudas entre todos. Los psicóticos no se preguntan que quiere el otro de mí o que quiero yo del otro. Lamentablemente están invadidos por las alucinaciones que les dicen qué quiere el Otro de él y por lo tanto la pregunta no existe pero justamente por eso quedan fuera del lazo social. Lo sepan o no, los hablantes que buscan psicoanalizarse, lo hacen deseando encontrar cómo situarse en los lazos sociales con la menor renuncia a sus deseos y la mayor renuncia, a aquellos goces que los obstaculizan. De ahí, que psicoanalizar, sea tan imposible como gobernar y educar. No puede no haber fallas, en cada uno de estos oficios. A decir verdad, de un modo u otro, en todo oficio.

A partir de acá plateo el fundamento evaluatorio, recuerdan que la clase era sobre cómo evaluar el desarrollo de un psicoanálisis. En el fundamento no debe estar nada que piense o crea el psicoanalista ni tampoco el paciente, pues estaríamos tratando de evaluar algo pertinente al Inconsciente, al proceso primario, con herramientas de la conciencia, del proceso secundario. O sea, metodológicamente, extrapolaríamos.

Lo nuclear de la idea del pase propuesta por Lacan proviene de su decisión de tratar de salir de esa trampa. Primero propuso retro significar y no anticipar. O sea, evaluar desde el a posteriori no desde antes. Segundo, entregar la decisión a un jurado no integrado por ninguno de los dos partenaires y a cuyos integrantes se les suponía solvencia para advertir la relación del sujeto en cuestión con su Inconsciente, al suponérsele como condición, haber atravesado su propio fin de análisis. En general, la experiencia no resultó pero nos dejó enseñanzas que no debemos despreciar. Fundamentalmente, la de posicionarnos desde la retro significación entendiendo a la vez que la retro significación no es como en la lingüística: el sólo efecto de lo dicho o escrito. Para el psicoanálisis, debe resultar además, de una sucesión de actos. Esto es importante porque yo creo que todo el psicoanálisis freudiano, posfreudiano y prelacaniano y hasta un tiempo avanzado de Lacan - excepto Ferenczi - estaba tomado por la idea de que el psicoanálisis era una cura por la palabra y de la palabra y por lo tanto los análisis por ahí se postergaban eternamente. Es más, muchas veces se habla justamente para no decir nada. Entonces, el tema es qué está pasando en la vida concreta del paciente, qué hace y cómo ese hacer a la vez redunda sobre la subjetividad de la persona. No podemos conformarnos, entonces, con el guiso de palabras. Recordemos que el “aprês coup” para Freud, requiere de, al menos, dos escenas. O sea que Freud no se guiaba simplemente por lo que se decía. Cuando él define el “aprês coup” es en relación a aquella chiquita histérica que entra en una panadería, alguien le tocó algo y a ella no le pasó nada. Después entró otra vez a una tienda, alguien se rió y esa chica hizo el síntoma. Lo que está en juego no son meramente palabras.

Por la negativa de la experiencia del pase, surge la imperiosidad de tomarnos fuerte del descubrimiento de Lacan de que no hay garantías del Otro, pues el Otro, lo advirtamos o no, siempre está castrado. Además no hay Otro del Otro por lo tanto creo que Lacan cayó en una ilusión con la cuestión de los jurados de confirmación y los jurados de nominación que eran los dos tipos de jurados que él había propuesto en el 67. La consecuencia debe ser no pretender establecer instancias instituidas desde organizaciones artificiales de masa, que den garantías que no pueden dar en tanto no pueden eludir la dinámica de su propia constitución. El movimiento psicoanalítico, si es dirigido con la lógica de las organizaciones artificiales de masa, corporaciones, termina haciendo de obstáculo al deseo del analista y en consecuencia al psicoanálisis como práctica. Es la experiencia histórica hasta ahora tanto de las instituciones de la IPA como, a esta altura ya lo podemos decir también, de la mayoría de las instituciones del propio lacanismo.

O sea que la evaluación debe ser el producto de retro significar, lo que el Inconsciente produzca en el lazo social que establece el demandante de análisis con quien lo reciba desde la función de atender dicha demanda.
Comparando al análisis con una partida de ajedrez, Freud delineó tres momentos para el trabajo: inicio de la partida, desarrollo y final. ¿Cómo evaluar cada uno de ellos? A partir de esta pregunta, voy a cruzar como otra variable importante para las evaluaciones, la lógica temporal planteada por Lacan[1]. Considero que la misma vale, tanto para el desenvolvimiento general de un análisis, como para evaluar cada uno de sus tiempos. Algunas definiciones de tiempo que da la Real Academia Española: 1) Duración de las cosas sujetas a mudanza. 2) Parte de esta duración. O sea que el tiempo es tanto lo que engloba como una parte. Oportunidad, ocasión o coyuntura de hacer algo. A su TIEMPO; ahora no es TIEMPO. Esto más de una vez ustedes se lo plantearán en cuanto a si interpretan o no determinada cuestión que escuchan en el paciente. Cada uno de los actos sucesivos en que se divide la ejecución de una cosa; como ciertos ejercicios militares, las composiciones musicales, etc.

Yo planteo:
Inicio: desde el punto de vista global de un psicoanálisis es el Instante de ver. Predominantemente imaginario, pero agujereado por lo que va asomando de lo simbólico y que abre paso al segundo tiempo, lo que Freud describía como el desarrollo de la partida. Cuando digo predominantemente imaginario no me refiero sólo al candidato a analizarse, me refiero también al que está en posición de analista, no puede más que imaginar lo que viene ahí por más que crea que ya lo sabe.
Segundo tiempo: En él, se despliega el Tiempo de comprender, o sea donde no se termina de comprender nada, lo que obliga a trabajar para hacerlo. Eso es lo que lleva largos años en un análisis.

Tercer tiempo: Finalmente, el Momento de concluir. la insistencia de las repeticiones obligó a analizar lo analizable, las emergencias de letras y significantes y a confrontar y elaborar lo elaborable de lo real. También está lo no elaborable, lo que no hay ningún análisis que lo alcance. Recuerdan aquello de quedarnos en las costas del goce. En cada tiempo se despliega según su modo, una lógica similar. Centrar el análisis en los deseos inconscientes favorece ir sorteando las resistencias del Yo y del Superyo, no así las del Ello, las resistencias de lo real, de lo no inscripto, que exigen un trabajo de elaboración para dar algún tipo de cuenta de lo que no está pero vuelve.
Retomo:

Inicio de los análisis: Freud planteaba la cuestión de la analizabilidad o no analizabilidad de una persona. Yo creo que a esta altura del desarrollo del psicoanálisis uno se lo puede plantear de otra manera que es hasta dónde y cómo usar instrumentos del psicoanálisis, para tratar lo posible de ser tratado en quien está demandando tratamiento. O sea, como presionar hasta, no más allá, de lo imposible, en lo que hay de psíquico en el sufrimiento de alguien. Para eso, ¿En qué consisten las entrevistas preliminares?: En instalar la transferencia simbólica, si en el diagnóstico lo que suponemos como estructurante es una neurosis. En las psicosis, desencadenadas o no, soportar la transferencia imaginaria para producir lo que simbólicamente se pueda producir, afirmar lo que de ese imaginario sea útil, y deslibidinizar lo más posible lo que del imaginario delirante y de lo real alucinatorio resulte más perjudicial. Buscamos acercar deseos y goces del condicionado, aleatorio y evanescente sujeto o proto sujeto en tratamiento. Acercar al hablante, a goces que lo re-anuden. Lo que Lacan en el seminario del Sinthôme llamó Sinthome, diferenciándolo aunque con vacilaciones del síntoma. O sea lograr hacer algo con el síntoma, saber hacer algo con él.

Segundo Tiempo, Desarrollo: Entrecruzamiento entre tiempos lógicos, repeticiones del trasfondo formal con contenidos pulsionales y diversos, de sus fantasmas fundamentales. ¿Qué quiero decir con esto? A nosotros se nos pueden presentar en un análisis situaciones que son muy diferentes en cuanto a que persona estaba con el entrevistado, en que lugar ocurrió algo, en que época de su vida, como reaccionó dicha persona, etc. Cuando uno logra ir desnudando eso, ir vaciándolo de sus apariencias imaginarias, se encuentra con estructuras formales que van a repetir siempre la misma estructura formal. Ahí es donde ustedes van a encontrar alojados los fantasmas fundamentales que sostienen el deseo de ese sujeto. Recurro al mismo ejemplo siempre porque es el más evidente. Esas damas que siempre se quejan de que nuevamente están enamoradas de un señor que está casado. Las historias que van a relatar pueden ser muy diferentes pero uno lo que va a captar es siempre esa estructura. Es más, si al señor casado se le ocurre divorciarse para ir con esa dama, esa dama lo va a largar. Ahí ustedes tienen una estructura formal que se repite. Analizar esas repeticiones, va a producir efectos en futuras confrontaciones con lo real de la vida, y cambio de posiciones del hablante con respecto a sus producciones del inconsciente. De sujeto sujetado pasivo irá pasando a poder operar más como sujeto lector, activo. Inicialmente la persona viene y le sorprende que le pasen esas cosas así, a partir de determinado momento del análisis está, los lacanianos dirían, más advertido. El término lo sacaron de algún escrito de Lacan pero no me gusta demasiado porque da una cierta idea como que algo del proceso secundario podría dominar al proceso primario pero tal vez no haya palabra mejor. La advertencia, en todo caso, reside en: ¡Otra vez me pasa esto!, ya no es el sujeto virgen que empieza el análisis que dice: ¿Cómo me pasa esto? Es diferente en ese sentido. Esa diferencia lo hace leer más finamente lo que le pasó, si al principio quedaba anonadado por lo que le había pasado, luego de varias repeticiones intenta leer en lo que le pasó, qué pasó. En ese período también se va produciendo la caída del analista “como palabra santa e imprescindible” que no es la caída del análisis, es la caída de ese analista. Inclusive a veces, retoman el análisis con otra persona y reinician el ciclo. Lo cual se suma al cambio de posición antedicho con respecto a las producciones del propio inconsciente. Forma parte de la lógica temporal de este momento de concluir, tomar en cuenta las vacilaciones con respecto a la finalización de su análisis, que se producen en el analizante y que indican que aún no se ha terminado de atravesar la zona fronteriza entre el tiempo de comprender habitado por múltiples incomprensiones y el momento de pasar al acto de concluir. Yo me acuerdo de una persona que empezó su momento de concluir más o menos unos tres o cuatro años antes de que concluyera. Cuando repienso ese análisis me doy cuenta que efectivamente estaba en el tiempo de concluir, lo cual no quiere decir que hubiera terminado. Terminó en el momento que terminó.
Luego el pos final. Al pos final sí el movimiento psicoanalítico siempre le dio importancia, tal vez excepto el laconismo. Importancia administrativamente, como hacía las cosas el movimiento pre lacaniano. Nosotros lo podemos hacer de otra manera, pero no quitarle importancia porque lo que es cierto es que ni bien terminado un análisis hay todo un período posterior donde se sigue ligado no sólo al análisis sino hasta cierto punto al analista. Ya no es la palabra santa e imprescindible pero se hace la pregunta “¿Qué me hubiera dicho?” Hasta que verdaderamente se termina el análisis y la persona se desprendió del analista. Es más, si se vuelve a encontrar con él puede llegar a pensar: “¿Y yo le di tanta importancia en mi vida aun tipo como éste?” Como verán, para mí la evaluación de un análisis no se puede hacer depender de un vademécum concreto, sino de la relación que se produce entre ese ser hablante con sus formaciones del inconsciente y con la modalidad con que pasa a confrontar la vida. En ningún momento digo que esté mejor, que esté alegre, que esté feliz ni nada de eso sino que me pregunto, cómo se las arregla con la vida. Si lo dijéramos como lo diría mi abuela la andaluza: “¿Cómo te las arreglas con la vida, niño?”




[1] Ver en Los Escritos 1: Un nuevo sofisma
En ImagoAgenda 101, el artículo de Oscar Lamorgia: La función de la prisa –Los tiempos de un análisis.

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