Me referiré ahora a las esquizofrenias no desencadenadas. Lo que les voy a decir sobre esquizofrenias, es una elaboración mía, muy apoyada en primer lugar en mi experiencia, analizada con instrumentos provenientes de Freud, de Gregory Bateson, de Lacan, de Fidias Cesio y de Bleger. Freud fue lo que más leí y más intensamente en mis primeros tiempos de acercamiento al psicoanálisis. Cuando empecé a investigar las esquizofrenias, había pasado por Melanie Klein, Bion y ya trabajaba a Lacan y otros. Por un recuerdo suelto, volví a leer un artículo de Freud y me di cuenta que lo más elaborado sobre esquizofrenias que había, era ese artículo, cosa que a mí se me había escapado. Muchas veces cuando uno estudia se obsesiona, y cree que tiene que fijar fuertemente lo que está leyendo como si tuviera que dar un examen en la facultad. Es mejor que dejen que el estudio se los guíe vuestro deseo, seguramente provocado por las incógnitas que el ejercicio del oficio les vaya produciendo, porque ahí es donde van a entender y fijar mejor.
Lo que les voy a contar, es una tesis. Sostengo que en la esquizofrenia hay forclusión de la estructura del significante. Ustedes captarán que es distinto decir forclusión de la estructura del significante a decir forclusión de un significante fundamental o primordial. Para la paranoia Lacan plantea la forclusión de un significante fundamental, el significante del Nombre del Padre. Por supuesto que si hay forclusión de la estructura del significante, también la habrá de ese significante fundamental. Lacan, cuando en algunos lugares de su obra habla de la esquizofrenia, dice: Para el esquizofrénico todo lo simbólico es real. Lacan habla muy poco de la esquizofrenia en toda su obra. Siempre son frases sueltas, no tiene ningún artículo donde haya abordado el tema, una de las frases que para mí es la más importante de las que produjo fue esa: Para el esquizofrénico todo lo simbólico es real. Lo que no significa, no disposición de la palabra. Los esquizofrénicos hablan. El lenguaje ha sido adquirido, pero el ser parlante no logró encontrar en el Otro(s) primordial(es) un lugar en el que esté representado fálicamente. Como consecuencia, tampoco se encuentra a sí mismo como separable del Otro que no encuentra. Freud dice en “Discernimiento de lo inconsciente”[1]: “En el caso de la esquizofrenia, en cambio, se nos impuso el supuesto de que tras el proceso de la represión, la libido quitada no busca un nuevo objeto, sino que se recoge en el yo; por tanto aquí se resignan las investiduras de objeto y se reproduce un estado de narcisismo primitivo, carente de objeto.” En verdad no es carente de objeto, sino de la capacidad de distinguir entre el objeto y el cuerpo propio, es a lo que Margaret Mahler le llamará autismo normal (hasta los 2 o 3 meses) y simbiosis normal a partir de los 3 meses y por un tiempo extenso que irá siendo trabajado por el estadio del espejo. Lacan dice algo en ese sentido que les puede dar una especie de ejemplo de lo que estoy tratando de transmitirles. Es una respuesta que en Los cuatro conceptos él le da a Dolto donde a Dolto le queda la idea que de que él no cree en las fases de la libido y en los objetos parciales. Lacan dice: sí, sí. Por ejemplo en la fase oral es un pecho que chupa a una madre; en la fase anal son las heces... En ese sentido hay una diferencia, en la fase anal, las heces comienzan a diferenciarse como objetos propios desprendidos del propio cuerpo, en cambio en la fase oral el bebe no distingue entre sí mismo y pecho.
Vuelvo a Freud, “En la esquizofrenia se observa, sobre todo en sus estadios iniciales, tan instructivos, una serie de alteraciones del lenguaje...” Tomando un caso de Victor Tausk nos dice: “El dicho esquizofrénico tiene aquí un sesgo hipocondríaco, ha devenido lenguaje de órgano” Si en la esquizofrenia esta huida consiste en el recogimiento de la investidura pulsional de los lugares que representan a la representación objeto inconsciente, cabe extrañarse que la parte de esa misma representación-objeto que pertenece al sistema Prcc –las representaciones palabras que le corresponden- esté destinada a experimentar más bien una investidura más intensa”. Recuerdan ustedes la estructura de representaciones que propone Freud: representación-palabra (word vorstellüng), representación-objeto (objet vorstellüng), representación-cosa (ping vorstellüng). La representación-objeto es la articulación entre la representación-palabra y la representación-cosa. La representación-cosa, sería la imagen (que también puede ser auditiva); es la representación pura sin articular a la palabra. Es algo inimaginable porque nosotros podemos imaginar las cosas porque las palabras las recortan, sino sería todo un caos sin distinción donde podríamos percibir pero no representar. La representación-objeto es la articulación de ambas y es la que va a colocar Freud en el Pre consciente, mientras que la representación-cosa queda en el inconsciente. Justamente no tiene acceso al Pre consiente ni a la conciencia porque no se articula a una palabra a través de la cual acceder. Pero por su percepción auditiva, la representación palabra, también puede tener el valor de representación cosa pura. Lacan dijo en L’Etourdit, que el significante es el órgano de la voz. Ayer conversaba con unas colegas y les decía que esa frase enigmática de Lacan a mí no me termina de conformar. No niego que el significante es órgano de la voz ya que en el se brinda perdiéndosela, pero también lo son la laringe y la faringe. Lo digo porque la emisión de la voz también produce goce en el cuerpo mismo. Tener en cuenta esto es importante en función de conversiones y/o somatizaciones en las que la voz resulta afectada.
Sigue Freud “/.../ Aquí viene en nuestra ayuda la reflexión de que la investidura de la representación palabra no es parte del acto de la represión, sino que constituye el primero de los intentos de restablecimiento o de curación que tan llamativamente presiden el cuadro clínico de la esquizofrenia”. Recuerden lo que decíamos con respecto a la paranoia. Cuando Freud y Bleuler hablaban de curación, se estaban refiriendo al delirio. “Estos empeños pretenden reconquistar el objeto perdido, y muy bien puede suceder que con este propósito emprendan el camino hacia el objeto pasando por su componente de palabra (o sea, cuando dice objeto perdido, se está refiriendo a la representación objeto. Lo digo porque me parece que lo que se nos escapó a los psicoanalistas es esta cuestión de que cuando Freud habla de objeto muchas veces de lo que está hablando es de la representación objeto, o sea de la articulación entre la representación palabra y la representación cosa. Lo que dice es que el esquizofrénico llega a la palabra, pero no puede articular a esa palabra una imagen, debiendo no obstante conformarse con palabras en lugar de las cosas... tratan cosas concretas como si fueran abstractas” Creo que se está refiriendo, hablando en su código, a la representación objeto, -objektvorstellung-, Recuerden que había dicho que se había desinvestido el objeto, o sea la representación cosa, lo que me hace suponer que por lo menos muchas palabras al esquizofrénico, se le han degradado a una representación cosa sin articulación. Fíjense que es muy parecido a lo que decía Lacan de que para el esquizofrénico todo lo real es simbólico. Ahora es más difícil observarlo pero tiene mucho que ver con la jerganofasia, ese síntoma que describen los psiquiatras. Lacan puso énfasis en los neologismos, o sea algo que ocurre dentro de una serie de enunciados en los que aparece una palabra rara que no tiene significado. La jerganofasia es la ensalada de palabras, aparece en los estados de demenciación de la esquizofrenia, es cuando ya todo se les ha transformado en pura palabra. No pueden ir más allá del uso de la palabra como tal, no logran que sea capaz de representar a un sujeto para otro significante inscripto en el tesoro de los significantes, el Otro.
1. Lo que planteo, es que hay una diferencia estructural entre forclusión de un significante fundamental, el En N del P (lo que corresponde a la paranoia), y forclusión de la estructura del significante, en lo que hace a la representación del sujeto en la relación con el (O)otro -aquí retomo una vieja escritura de Lacan para aludir a dos funciones viables del otro, como lugar del significante y la ley, y como par imaginario-. O sea, esta forclusión incluye mucho más, resulta más abarcadora, que sólo la función fundamental del N del P. De ahí que las paranoias son psicosis y las esquizofrenias llegaban a la demenciación. . Les doy un ejemplo de lo que quiero decir, con una alegoría: el puente de Zárate Brazo Largo tuvo problemas hace cierto tiempo, una de sus columnas estaba fisurada; si todas hubieran estado fisuradas, el puente directamente no se hubiera sostenido. Se trata de lo siguiente: en las esquizofrenias, las palabras no funcionan como significantes que representan al sujeto del Inc. y al Otro. No disponen las combinaciones necesarias para excavar el lugar del Otro, en alienación y separación de él; en consecuencia tampoco para excavar el lugar del sujeto del inconsciente. Lo que falta, por lo tanto, no es solamente el ordenador principal, sino lo que permita regular las relaciones de objeto en general, y lo imaginario (yo/je –sujeto de la enunciación- otro)y como consecuencia, el cuerpo propio en esas relaciones. Ello dificulta, más que en las paranoias, que psicoanalizar re-anude, aún cuando sea deseado. El accidente en la precedente 3ª generación descrito por Cooper y tomado por Lacan es de un orden distinto que en la paranoia. En esta, va afectar fundamentalmente a funciones del nombre de padre. En cambio en la esquizofrenia, a la transmisión del lenguaje desde objetos primeros y primordiales.
2. El accidente devino en una modalidad de comunicación ambigua y/o, en su formación reactiva, con un absolutismo rígido e inapelable, inductores ambos de la esquizofrenia. Cuando leí Bleger me impactó, porque me resultaba clara la descripción que hacía de la ambigüedad. Él decía que el que tiene una modalidad de enunciación ambigua cree que está transmitiendo claramente lo que quiere decir y la confusión aparece en el otro, en el receptor. Bleger en medio de esa argumentación dice que una típica modalidad discursiva ambigua es la enunciación entre los militares. ¿Me cambió el discurso de golpe? Porque entre los militares justamente lo que se busca es que no haya ambigüedad, el jefe da una orden y el que la recibe la tiene que repetir literalmente antes de cumplirla para asegurar la univocidad. Justamente lo que se produce es un discurso absolutamente relacionado a la ambigüedad ya que elimina la plurisemia y aptitud para nuevas combinatorias por parte del significante. Esa supuesta no ambigüedad, en realidad lo que produce es la forclusión del significante. Se enuncia de un modo relacionado sólo con el código. Se observa esa forma de comunicación de parte de emisores melancólicos no desencadenados que suelen orillar perversiones, paranoias no desencadenadas y esquizofrenias no desencadenadas. De paso les diré que cuando me toca trabajar con homosexuales, masculinos o femeninos, cada vez observo más fuertemente, que no es tan importante la renegación de la castración de órgano en la mujer como se le aparecía a Freud sino que encuentro siempre un trasfondo melancólico muy fuerte en todos ellos. Eso lo observaba en la clínica y se me precipitó una idea cuando empecé a observar la aparición en los diarios, en la televisión, de lo que ya se transformó en una costumbre regular en muchos países inclusive Argentina, que es el día del orgullo gay. Si observan los desfiles van a ver que son estallidos maníacos, estallidos desafiantes, maníacos inclusive en los disfraces. Son una reacción maníaca contra la melancolía. También emiten ese discurso ambiguo las paranoias no desencadenadas y esquizofrenias no desencadenadas. Es lo que describió tan bien Gregory Bateson con la noción de doble vínculo o doble mensaje. Que no es lo que políticos y periodistas suelen vulgarizar al señalarlo en personas que hoy dicen una cosa y mañana o al rato lo contrario. Esto resulta más o menos factible de advertir por los receptores. La cuestión se plantea cuando el acto o el enunciado conlleva a un desciframiento imposible, por desplegar una lógica paradojal y afectar en un mismo tiempo, lo que dificulta desenredar la “galleta” que produce. Inclusive Lacan sin nombrarlo le discutió a Bateson. Acertó desde el punto de vista teórico pero erró en cuanto a lo que Bateson planteaba sobre los efectos del doble vínculo en la constitución del futuro ser parlante. No es lo mimo que se me hable a mí con un discurso ambiguo, que se le hable a un bebé con un discurso ambiguo. Lacan tomaba el ejemplo más clásico de Bateson: yo miento como discurso de doble vínculo. Si le creo al emisor que miente, entonces me está diciendo la verdad, y no le puedo creer y si no le puedo creer entonces me está mintiendo, o sea me está diciendo la verdad. Si no me está mintiendo entonces me está mintiendo. Quedo atrapado ahí. Lacan dice[2] que eso no es una paradoja porque en realidad lo que no se diferencia es entre sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado. En ese sentido el sujeto de la enunciación está diciendo la verdad: que el sujeto del enunciado miente. Pero para hacer esa discriminación hay que ser un teórico como Lacan. Los vulgares más comunes, le pedimos que nos aclare al que lo dijo, pero la criatura que queda empaquetada.
No tiene como aclararlo. Me acuerdo de la madre de un chico esquizofrénico al que yo atendía cuando él tenía más o menos 14 años. Ella, en un mismo acto, se lo llevaba a mirar televisión a la cama con ella cuando el pibe tenía 12 años y mientras miraban le acariciaba el pene. Por supuesto en determinado momento se le paraba el pene al chico, entonces la madre lo insultaba, agarraba un látigo de tres cuerdas que tenía colgado en una pared y le pegaba. Difícil que no resultara esquizofrénico el pibe. Otro dicho de doble vínculo típico es: se libre. Si tomo mi libertad para llevar a cabo el dicho en realidad quedé preso del enunciante y si no tomo mi libertad, también lo quedo. Otro es, el sé tu mismo. En ese tipo de casos pasa a ser muy importante, la función de las identificaciones imaginarias pues le otorgan al ser hablante en cuestión, un marco de unificación para resistir a la fragmentación y disgregación. Hay un trabajo muy interesante de Helen Deutsch sobre esquizofrenia, donde habla de las personalidades "como si". Habla de una serie de casos donde adolescentes eran, según el grupo etario al que se relacionaban. Pero con la particularidad de que cambiaban de grupo etario frecuentemente y cambiaban de identificación a la misma velocidad. Lo cual es lógico porque esa identificación imaginaria es con lo que ellos intentan sostenerse en el mundo. Muchos de ellos desembocaban en una esquizofrenia. Uno de los ejemplos que da es de una chica que podría haber sido princesa en el imperio austrohúngaro. Esto es muy importante para el tratamiento porque uno de los temas importantes es como uno trabaja con el grupo etario del esquizofrénico y como va buscando caminos para que el esquizofrénico se instale de algún modo en relación a un grupo más o menos estable que le permita a él también estarlo.
La modalidad comunicacional ambigua, imposibilita marcar al futuro esquizofrénico con algún rasgo unario, en tanto y en cuanto no se constituyeron condiciones para que se realicen los efectos sujeto, en tanto y en cuanto el viviente no hubiera logrado acceder a alguna manera de defenderse de dicha forma de enunciación por parte del/los objetos primordiales. Al no producirse esa marca, tampoco se establece la posibilidad que se le presenta al neurótico, de ilusionarse con disponer de un lugar más o menos claro en los lazos sociales. Lo que tampoco permite encontrar ese lugar para el (O)otro. Estas circunstancias en la estructuración de la estructura, fragilizan lo imaginario y por ende a lo que anuda al nudo.
Planteo, que les falta la estructura significante para que funcione como articulador libidinal entre el sujeto y el Otro, no sólo en las funciones paternas, sino en el terreno de las relaciones de objeto en general. Por eso van a encontrar más de un brote esquizofrénico que suele empezar en la carpa de un camping de jóvenes y/o adolescentes. Esto es prácticamente una cita de Rodolfo Iuorno, un colega que lamentablemente murió joven y que fue el que originó uno de los mejor hospitales de día que hubo acá en Argentina que fue el hospital de día del Alvear. Él relataba muy tomado por ese caso, de una chica que había ido a un campamento de adolescentes, había tenido la primera relación sexual en el campamento y a partir de ahí había hecho su brote esquizofrénico. También puede ocurrir en la ruptura de una amistad, cosa muy frecuente en los adolescentes. Suele producirse en esas amistades que parecen para toda la vida y que de repente se cortan y una de las partes sufre un brote.
Estábamos en el café y Adriana nos comentaba sobre en el caso ese del chico de 15 años que se ahorcó, que era hermano de un chico de 16 años y había una relación muy simbiótica entre ellos. En el momento que la madre produce la separación violenta, el chico de 16 le dice a la madre bueno, quedáte tranquila, y el otro (el de 15) va y se cuelga. Por eso cuando uno observa que las personas están tomadas en relaciones simbióticas muy fuertes hay que ser muy cuidadosos con como se trabaja porque si uno produce separaciones muy abruptas se puede desencadenar algún tipo psicosis en alguna de las partes. Tal es así que a veces he transgredido terriblemente las normas del movimiento psicoanalítico, atendiendo por ejemplo, juntos a un padre y a un hijo, después habiendo seguido con los dos por separado, el padre ha terminado su análisis y el hijo se ha seguido analizando conmigo. No es que lo hice porque necesitaba un paciente más, no me ocurría eso, sino porque me di cuenta como venía armada la situación y que era la única forma de poder trabajar de un modo que no se brotara ninguno de los dos.
Es en la relación de objeto que se plantea la cuestión, y ya no sólo en relación con la función del En Nombre del Padre. En este tipo de casos toma importancia la función de las identificaciones imaginarias. Por eso es muy importante revincularlos grupalmente, por vía de técnicas terapéuticas, debido a la función que juegan los semejantes como fuentes de identificación. Al mismo tiempo, no debemos ser ingenuos, porque sabemos que en la identificación imaginaria también se tensa la agresividad y la amenaza de fragmentación. Por lo tanto, también es una fuente de complicaciones. Aún así es uno de los caminos más importantes de cura.
Antes (parte 1 de la clase) escribí, la diferencia entre Neurosis y Paranoia. Ahora escribo, cómo supongo que pasa, en lo que queda en lugar de la cadena significante que no hay, en las esquizofrenias. En consecuencia lo que queda por fuera de lo simbólico y forcluido en lo real, es el rasgo unario y el lugar que delimita que en principio es el cuerpo del hablante en juego. Al quedar por fuera el S1, también queda el S2, en tanto no puede significar lo forcluido.
La forclusión es mucho más radical que en la paranoia, ya que lo que queda forcluida es la estructura del significante lacaniano, en tanto este no es simplemente la presencia de una ausencia[3], sino “lo que representa a un sujeto para otro significante”.
P P ... Neologismo ....... P .................... P P
p p confusión voz p alucinación
En la cuestión del enunciado del esquizofrénico hay una diferencia muy grande con la paranoia, en tanto no hay significantes. Pongo la P de palabra, a propósito, porque no es que no disponen de la palabra. Antonin Artaud, uno de los grandes autores de teatro, era esquizofrénico; Jacobo Fijman nunca vamos a saber que fue, pero obviamente fue un gran poeta. El esquizofrénico puede hacer metáforas muy bellas, el problema es que no logra que lo representen ni representen al Otro (como lugar) Entonces, no le sirven para enfrentar su vida. Por ejemplo: pongo neologismos, silencios, alucinaciones, a veces en lugar de la alucinación puede aparecer una auto agresión en el cuerpo. Había un paciente que atendía en una clínica que de máxima seguridad, lo digo haciendo un chiste, sin embargo cada vez que iba a visitarlo la madre el muchacho se las ingeniaba de algún modo para hacerse cortes en los párpados y en los ojos. Para nosotros era una situación desesperante, porque casi ya no veía, estaba lleno de cicatrices en el globo ocular y no lográbamos entender que le pasaba. Casi no hablaba y un día mirando para abajo nos dice: - a la madre no hay que mirarla mal. No pudo transformar su enojo en una discusión con la madre, sino que tenía que cortarse los ojos.
Parto de la idea de que vivieron como símil neurótico, articulando palabra y símil representación-cosa. ¿Cómo? Por identificación imaginaria. Es un modo diferente de adquirir la palabra con respecto al ser hablante común, que no lo hace sólo por identificación. Ese es otro problema que se nos ha planteado a los lacanianos. Lacan entra en el tema del narcisismo y de la identificación imaginaria por vía del estadio del espejo, después, muchos quedaron muy pegados a la identificación a la imagen. Eso es así, pero la identificación imaginaria también puede ser la identificación al sentido de enunciados. Inmediatamente empieza a jugar la relación del sujeto (sexuado) con las palabras y el juego de palabras. Lean todos los domingos en Palabras Mayores de Viva de Clarín, cosas que dicen los chicos y van a ver cómo se adquiere el lenguaje. En las pre-esquizofrenias, llega un momento en el que se les produce un agujero, sin significante para representar al objeto o ideal anhelado. Tampoco tienen cómo responder a la alucinación que les trae una palabra desde lo real, no articulada a algún imaginario colectivo. Van a alguna palabra articulada a otra representación-cosa que orilla pero no representa la respuesta que se les transforma en imposible. Hablábamos en el bar en el intervalo, sobre si se interpretan los delirios, porque se ha tomado no a la letra sino al pie de la letra ciertos dichos de Lacan, sobre que no hay que interpretar en las psicosis. Lo que hay que buscar es cómo se puede ir interpretando y hasta donde. Nunca hay que ir como con un neurótico al corazón de la formación del inconsciente, porque no sabemos si hay una trama capaz de soportar eso. Uno puede ir bordeando, se trabaja así, más reconstructivamente. Eso al mismo tiempo que les va dando una red de signos en la cual ir sosteniéndose, también nos va informando a nosotros de hasta donde soporta esa persona las interpretaciones. Por eso yo traje el Yo de El proyecto de psicología para neurólogos donde Freud pone en relación a las neuronas psi, donde esas neuronas son un equivalente del signo porque es el punto que al mismo tiempo que tiene las barreras de resistencia tiene también las facilitaciones. A lo que uno los va ayudando es a reestructurar una red de signos.
No se va a lograr darles el significante en el sentido de que los represente y represente ante el Otro. Para eso las interpretaciones que bordean suelen ser útiles porque en lo que ellos van diciendo, aludir a algo de lo que están tratando de resolver de lo real. Logran decirlo, pero de un modo que ellos no se pueden escuchar. Les cuento una anécdota de Ulloa. Yo atendía un esquizofrénico que estaba disgregadísimo, le llevo el caso a Ulloa para controlar, le cuento y al final le digo: como te imaginaras no trabajé de psicoanalista con este hombre. ¿Y de que trabajaste? -me contestó. Le dije que iba haciendo tal cosa o tal otra, pero que no me había puesto a interpretar. Me respondió: ¿esas cosas que fuiste haciendo por qué las fuiste haciendo? ¿Y entonces desde dónde lo hacías? Le dije: sí claro, como psicoanalista. Ahí me dijo: lo que no hacías era hacer las cosas que como psicoanalista no habría que hacer. Para eso tuviste que hacerlo desde psicoanalista justamente. Ese es el trabajo nuestro con estos pacientes, inclusive muchas veces trabajamos casi como psicólogos del yo.
Irán a alguna palabra articulada a otra representación-cosa que orilla, aunque no represente la respuesta, que se les transforma en imposible. Otra vez a un giro, aparece un neologismo articulado a otro neologismo, aparece la nada y aparecen acciones reales sobre el cuerpo real. Fenoménicamente, lo que van a encontrar en el momento de constitución de las esquizofrenias y de primeros intentos de cura (en el sentido freudiano), no es el delirio que se va armando en el paranoico, que es, como dicen los psiquiatras: organizado, monosistemático, razonante, lógico. Encontrarán micro-respuestas delirantes, que van respondiendo delirantemente a lo inmediatamente real de la vida de ese sujeto. Van a ver que se arman y se desarman, que aparecen y que caen, que van acompañados por momentos de mutismo. Esa es otra diferencia. Menciono las diferencias que ya tempranamente hacían los psiquiatras por si alguno no las conoce. La esquizofrenia aparece desde la pubertad hasta los treinta y cinco, cuarenta años. En cambio la paranoia aparece por los menos de los cuarenta años en adelante, nunca van a encontrar una paranoia decidida antes de esa edad. La impresión que tengo alrededor de eso, es que ocurre justamente porque al esquizofrénico la relación de objeto se le presenta, mucho más temprano en las vicisitudes de la vida y no tiene instrumentos con los cuales responder. En cambio al paranoico la cuestión de ser requerido en funciones que tengan que ver con la función del En el nombre del padre, se le presentan mucho más tardíamente y de formas muy particulares. Me acuerdo de un caso que atendía un colega. Teníamos una casa consultorio. Su paciente entraba, chambergo, era un compadrito del abasto, taquito militar. Un día viene mi colega blanco y me dice: -¿No sabés lo que me pasó? Me dice que ese tipo se empezó a tratar con él porque cuando se casó la hija intentó tirarse por la ventana. Ahí lo agarraron y lo mandaron al tratamiento. Cuando ya llevaba unos cuantos meses de trabajo, le dijo: -Tordo, le tengo que confesar la verdad. A los treinta y cinco años perdí el virguito. Era homosexual, pero casado, con hijos, etc. Cuando la hija, imaginariamente para él, iba a perder el virguito casi se tira por la ventana. Entonces que la paranoia aparezca más alejada es lógico porque es recién cuando se encuentran con esas funciones. En cambio en los chicos es distinto porque la relación de objeto se plantea de entrada y por supuesto con el segundo despertar sexual es donde ya se torna imperiosa.
O sea: lo que dice Freud que: “El dicho esquizofrénico tiene aquí un sesgo hipocondríaco, ha devenido lenguaje de órgano”, es en cierto modo contradictorio con cuando dice: “Estos empeños pretenden reconquistar el objeto perdido, y muy bien puede suceder que con este propósito emprendan el camino hacia el objeto pasando por su componente de palabra, debiendo no obstante conformarse con palabras en lugar de las cosas... tratan cosas concretas como si fueran abstractas” En el caso relatado antes por mí, el muchacho trataba a sus ojos concretos, como si fueran su mirada. Lo evidente es que se les produce una escisión, división, esquizia, entre representaciones palabras y representaciones cosas. Las usan por separado en relación a lo que no les resulta imaginarizable, articulables a su imaginario. Captan, entonces, porqué los psiquiatras hablaron de demencia precoz. Esto no lo van a ver tan frecuentemente ahora, debido a la intervención de los psicoterapeutas y de los psicofármacos. Si le toca un buen psicoanalista, mejor, pero puede ir a parar a manos de un sistémico, de un psiquiatra (que no sea demasiado animal, que converse). Me acuerdo de una experiencia que a mí me impresionó mucho; ya la he contado en otros seminarios. Un amigo fue de interventor a una colonia psiquiátrica, donde el 90% de los internados estaban en mutismo. Fue él con la esposa. Lo primero que hicieron, fue comer con los pacientes en el comedor de estos. A partir de ahí, se empezaron a establecer relaciones de conversación. No mucho tiempo después, había un 70% de los pacientes que habían salido del mutismo. La imagen del otro (no me refiero sólo a la figura, sino también a su voz hablando) es muy importante como fuente de identificación y de re-estructuración. Hubo otras cosas como por ejemplo, que en esa colonia había un paciente que estaba siempre tirado en un árbol, estaba internado hacía treinta y pico de años. Cuando la cosa empezó a mejorar en la colonia, empezaron a ir más colegas y se entró a trabajar de otra manera, tomaron cuenta de este hombre y se empezaron a acercar. Al tratar de hablar con él, aparentemente hablaba en una jerganofasia. Con el tiempo tuvieron la sospecha de que no era una jerganofasia sino que era otro idioma muy desconocido para ellos. Investigaron y descubrieron que el hombre era húngaro. No sé si saben que el húngaro y el vasco son los únicos dos idiomas que no tienen parentela. Este señor había desembarcado como inmigrante acá, parece que había tenido un brote o algo en el desembarco y a partir de ahí lo habían mandado a la colonia. No recuerdo como fue exactamente la anécdota, pero ellos fueron descartando idiomas y en un momento les apareció el húngaro como un idioma que podían no descartar. Buscaron un húngaro en las cercanías y así corroboraron que efectivamente era húngaro lo que hablaba este hombre. Se recuperó tanto, que volvió a vivir en Hungría. Les digo en el sentido de la importancia que tiene hablar con los esquizofrénicos. Hoy no lo voy a tomar, pero justamente una idea que tiene Margaret Mahler es que ha habido un autismo normal y una simbiosis normal y que después puede ocurrir en un accidente psicótico una regresión a alguna de ambas posiciones. Un ejemplo: Un esquizofrénico, en una clínica psiquiátrica, se pasa todo el tiempo en cuclillas sin hablar nunca con nadie. Cuidaba sus necesidades naturales pero nada más. Lo habían sometido a electroshock y seguía sin hablar con nadie. Un día, releyendo su historia clínica, me encuentro con que había sido un actor importante en un teatro que estaba en una época en la calle Florida, El instituto de arte moderno y que había representado a Shakespeare. Se me ocurre pasar al lado de él y dejarle una obra de Shakespeare. Cuando vuelvo a la otra semana a la clínica, paso a su lado, se para y me dice: -doctor, le quería devolver la obra, gracias. A partir de ahí empecé un intento de recuperación que fue fallido, yo tenía pocos instrumentos también, sería el tercer año que estaba ejerciendo el oficio, pero lo que era evidente era que este hombre no había perdido el lenguaje.
En cuanto a como se nos presentan: arrastran un cierto deterioro, que puede estar velado por destacarse en alguna producción, en la que tienen concentrada toda su libido. Los psiquiatras hace un tiempo han recortado el síndrome de Asperger que antes describían como una de las formas de autismo. La particularidad que tienen es que al mismo tiempo que son muy autistas se destacan en algo muy espectacularmente. Si ven el Discovery van a ver que de vez en cuando pasan a un tipo que tiene en su memoria todos los nombres, apellidos, direcciones y teléfonos de la ciudad de Chicago. Los bomberos lo incorporaron a trabajar con ellos, le pagan un sueldo y vive de eso.
Otra cosa que suele aparecer es una mimesis con la madre. De aquel mismo paciente que le lleve a control a Ulloa, me llamaba la atención que siempre me hablaba del padre, pestes o idealizándolo, pero nunca me hablaba de la madre. Un día tiene un brote y lo tengo que ir a ver a la casa donde vivía con los padres. Se me ocurre hacer una reunión de familia en el comedor diario de la casa. Cuando habló la madre, lo que decía el muchacho era lo mismo, las mismas palabras, los mismos enunciados, las mismas puntuaciones. Él no hablaba de la madre porque la madre hablaba en él. Así como las hijas del hombre asesinado decían que el demonio estaba en su cuerpo, que era lo que él mismo identificado a una Madre Fálica, decía. El demonio es una forma del falo, es una restitución delirante del falo.
Encontrarán enunciados sin metonimia ni punto de basta, mucho menos metáforas del sujeto o el Otro. Predomina la arborización, el lenguaje representacional (no significante, sí significativo). No novelizan. Producen aburrimiento. Nosotros los neuróticos, cuando contamos nuestros males, los novelamos. Protagonizamos epopeyas novelescas. En cambio, los esquizofrénicos producen un relato donde la puntuación no funciona para darle fuerza ficcional al relato.
De donde los sincretismos, las simbiosis, los extrañamientos, las estereotipias, las despersonalizaciones. También el intento de representar con pedazos del cuerpo los significantes (que en sentido psicoanalítico, no están). Se defienden sosteniéndose ortopédicamente a través de mimetizarse con imágenes de otros, lo que será de uso en los tratamientos.
Tratamiento. Neurolépticos, aunque puede haber períodos importantes en los que no haga falta administrarlos. Laura tiene un caso donde todo un primer tiempo, como un año, la muchacha se negaba a tomar neurolépticos. Laura decidió trabajar igual con ella y en una crisis que hizo aceptó tomar neurolépticos.
Laura Lueiro: Tiene que ver con lo que hablabas hace un rato. Una paciente que estaba muy alucinada y con sensaciones cenestésicas y rechazaba la medicación. Cuando eso desaparece y aparecen los síntomas negativos, eso es lo que no puede soportar.
Sergio Rodríguez: cuando le aflojaron los síntomas positivos aceptó la medicación.
Posicionarse como analistas de tal manera de leer tan finamente como con los neuróticos las producciones inconscientes, pero absteniéndose de ponerlas en acto, ya que el esquizofrénico no dispone de la estructura y los lugares capaces de tramitar los significantes que representan al Otro. De ahí el peligro anteriormente referido de deriva y disgregación. ¿Para qué leerlas? Para situarse en como ir manejándose para, utilizando lo más a fondo posible la dotación de significantes saussurianos de que disponga el esquizofrénico para ir colaborando a que amplíe su yo. El intento es que el yo haga de soporte, en ese hueco que deja la inexistencia de rasgo unario y de significantes inconscientes en función de los cuales deslice el sujeto del inconsciente. Esta misma maniobra es delicada en tanto al reducirnos al campo del yo, nos reduce al campo de lo imaginario y por lo tanto de la dialéctica fascinación agresividad propia de ese campo y sus consecuencias amor narcisista/odio, promotoras de fragmentación. Los esquizofrénicos como suele mostrarlo el test de Weschler tienen áreas del funcionamiento intelectual en las que apoyarse para producir ciertos re-anudamientos que aunque frágilmente pueden sostener e incluso desplegar. La película "Mente brillante" está basada verdaderamente en un caso de esquizofrenia y el hombre llegó a ganar el premio Novel. No digo que sea una vida envidiable la de él, yo prefiero no haber ganado el premio Nobel y ser un loquito suelto como soy y no padecer lo que padeció, pero tampoco es que se le acabo el mundo. Les recuerdo a Fischer el ajedrecista que llegó a ser campeón del mundo, también es un esquizofrénico. Los otros días estaba viendo en el Discovery los jóvenes científicos que hablan sobre las más modernas teorías sobre el universo y su comienzo. Los veía y los escuchaba y son parafrénicos sueltos que lo que pasa es que han logrado armar círculos de parafrénicos. No son parafrénicos berretas como Fabio Serpa. Son entendidos, varios de ellos eran profesores en Harvard. Ustedes pueden pensar que es el prejuicio de un psicoanalista sobre los científicos pero no. Ellos empiezan demostrando como la teoría del Big-Bang fue un gran error y como la teoría de la relatividad de Einstein fue otro error. No digo que no, porque no entiendo nada. Pero después empiezan a armar sus propias teorías sobre mundos paralelos y lo dicen con una convicción fabulosa, no se les pasa por la cabeza que puede ser otro gran error. Eso es lo apasionante en nosotros los seres humanos, que los seres humanos somos todos locos. Estamos los locos que logramos hacer un lazo social masivo, somos los considerados neuróticos. Están los locos que hacen un lazo social en capilla, como muchas escuelas lacanianas, tienen más que ver con la paranoia. En realidad habitualmente es una combinación de paranoia y melancolía, los líderes son paranoicos, los que los siguen son melancólicos. Después, están los pobres locos sueltos. Ya que lo dije medio en broma lo voy a decir más enserio. Lacan mismo plantea una pregunta varias veces que él mismo no la contesta ¿Por qué Cantor se volvió loco, por qué Von Braun se volvió loco? Mi hipótesis es que lo que le paso a esos tipos no es que les fracasó el Nombre del Padre en el sentido de que la función... y todo lo que estuvimos hablando hoy, sino que en su teorización sobre determinados desarrollos matemáticos o fenómenos y en la ejecución de determinadas teorías de ellos llevadas de las ciencias duras, exactas, a las ciencias básicas, se produjeron determinados efectos donde se quedaron sin interlocutor. No apareció un determinado significante con el cual articularse. Einstein estuvo al borde, cuando vio el efecto de la fisión atómica, no era para lo que él hizo todo su trabajo. Imagínense cuando se entera de Hiroshima. La obra Copenaghen que estuvo en el teatro, es muy interesante porque plantea esa temática, la de lo que le pasa a los científicos en relación con su ética. Es lo que también se ha novelizado por ejemplo en Frankestein. Cuando el invento se vuelve sobre el pobre científico. Es una metáfora del goce del Otro. Lacan en el Sinthome, plantea, no articulado como estamos hablando acá, el goce del Otro que no debería haber. En realidad hay, en tanto pasan estos fenómenos o en tanto la alucinación, para el psicótico, es el goce del Otro. Los neuróticos más o menos nos salvamos de eso, en realidad la mayoría de nosotros siempre anda en masa detrás de algún jefe que es el que nos goza a todos. Nos goza a todos porque nos damos a ser gozados, ahí también hay algo del goce del otro que no debería haber.
Dice Freud en el Proyecto: “Ahora bien, de hecho, con el supuesto de la “atracción de deseo” y de la inclinación a reprimir hemos tocado ya un estado de Psy. aún no elucidado; en efecto, estos dos procesos indican que en Psy. se ha formado una organización cuya presencia perturba decursos que la primera vez se consumaron de manera definida [o sea acompañados de satisfacción o de dolor] Esta organización se llama el ‘yo’...” Mientras que el afán de este yo tiene que ser librar sus investiduras por el camino de la satisfacción, ello sólo puede acontecer influyendo él sobre la repetición de vivencias de dolor y de afectos, por el siguiente camino, que en general se define como el de la inhibición.”
Recordemos la función que para el desempeño de estas funciones, juega la imagen del otro, en las sucesivas retracciones y expansiones del yo. De ahí la importancia de organizaciones del tipo “xx anónimos” conjugadas en función de batir colectivamente una adicción. Tarea que los liga, incluso con fuertes componentes de embanderamiento con Ideales que les funcionan de un modo imaginariamente simbólico.
Contraindicaciones. La confrontación. También en las paranoias pues desata la agresividad y la ruptura del vínculo transferencial. La diferencia es que en la esquizofrenia, pueden llevar además a la disgregación y la demenciación.
Los kleinianos, ciertos kleinianos, planteaban que había que empujarlos al desencadenamiento, al brote[4]. Entre los kleinianos, y entre algunos antipsiquiatras como Ronald Laing, estaba la teoría de que había que favorecer la regresión a los núcleos psicóticos más primitivos, para después desde ahí reconstruir la personalidad. Llegaron a los núcleos más primitivos, a la reconstrucción de la personalidad nunca, que yo sepa. Ronald Laing y Cooper que se ocuparon mucho de estos pacientes, con su cuestión antipsiquiátrica armaban clínicas donde se los dejaba en la más absoluta libertad. Hacían lo que querían, no se les daba neurolépticos ni otros tratamientos. Se inducían las regresiones para después, traerlos otra vez. Lo único que lograban era una colección de gatosos, porque producida la regresión a esos niveles no volvían. Por eso esa estrategia planteada por Lacan de cuidarse mucho de no ser nosotros los que desencadenemos la psicosis o la esquizofrenia en la persona que viene a consultarnos. Si ya nos consultan brotados, trabajar de tal manera de lograr una reestructuración no sobre la base de la idea de curarlos. Una paciente que ya hace casi un año que ha interrumpido el tratamiento, en acuerdo conmigo, la última vez que hablé por teléfono con ella me cuenta que ya casi no está tomando neurolépticos. De vez en cuando, cuando ella siente que esta pasando algo se toma un Halopidol y sí toma medicación para dormir. Está trabajando, se le murió el padre hace poco tiempo, se hizo cargo de la situación esa. Está viviendo con la madre pero haciéndose cargo de la situación de la madre. Cuando nos vemos, ahora ya hace tiempo que no nos vemos, ella me dice: bueno, vos sabes, esas ideas siguen ahí pero no me molestan como antes. Es una especie de convenio donde no me acepta que esas ideas son delirantes, cosa que nunca le planteé, pero ella me lo presupone porque muchas veces me dice: yo sé que vos no crees en eso pero..., perdieron fuerza libidinal. Pocos días después de esta clase, me enteré que volvió a brotarse y ya, ni la familia ni ella volvieron a llamarme, supongo que por razones económicas ya que me enteré que a los psiquiatras del pre pago les dijo que yo era su terapeuta. La primera vez que Lacan hace su planteo de un modo hasta emocionante: sabemos qué pasa cuando analizamos prepsicóticos, cuando analizamos prepsicóticos producimos psicóticos. Fíjense que lo dice en primera persona del plural. O sea, que se está refiriendo a experiencias de él también. Es algo que le viene de la práctica. Creo que al mismo tiempo produjo (por lo menos en mí, supongo que en otros también) un cierto efecto inhibitorio en el siguiente sentido, si estoy ante una psicosis no desencadenada o desencadenada, cuidarme de no meterme para nada cuando aparece la pareja yo-objeto o realidad-ideal. El tiempo me fue obligando a intentar caminos, y me empecé a dar cuenta más precisamente a que se refería. No es simplemente meterse o no en esa pareja, sino a no meterse como Un padre. En ese sentido la interpretación psicoanalítica a veces puede no funcionar como Un padre. Depende de cómo se la estructura y qué se toque, a dónde esté dirigida y de qué manera.
Creo que con la interpretación bien utilizada se puede facilitar que la cura del psicótico no atraviese sólo los caminos del delirio, lo cual es mucho mejor. Intervenir como Un padre, es intervenir en la función de privación. Dicho en términos sencillos: “ni para vos, ni para vos, la pelota queda acá y la pasarán a buscar mañana; ahora que están peleando, no”. Eso es un padre en funciones. Cuando no hay significante del N. del P., eso aparece como Un padre real, o sea como un padre no representable por no articulable a una cadena significante que le dé sentido; por lo tanto induce a la agresión erotizada. En el caso del muchacho que le propuse traer a la mujer y que empezó a desarrollar certezas celotípicas, el problema estaba en que mi intervención era desesperada.
Efectos secundarios. Los brotes y su relación con diversos encuentros con lo real de los objetos y con funciones de ellos. Traen introversión de la libido, no a la fantasía sino al sostenimiento del sí mismo. Egocentrismo delirante no neurótico, sino por imposibilidad de representar por S1 al sí mismo. El cuerpo deviene como la única cosa de que hablar en estabilizaciones asentadas en el vacío (de S1 y también de alucinaciones y de delirios. Peligro del pasaje al acto, otras veces, derivación a hipocondrías).
Pronósticos. Así en plural, pues dependen de una serie de variables sobre determinantes. Grave, mediana o leve, muy en relación con la gravedad de la cocina de lalengua en que se crió. Tiempo, edad (más jóvenes, más arrasadoras, pues motivadas también por mayor fragilidad de la estructura significante a disposición para la relación autónoma con los otros) Circunstancias y efectos de las modalidades y hechos producidos por cada brote. Tipos de tratamientos recibidos. Distintas modalidades de estabilización y recurrencia y en consecuencia de gravedades
Diferencia con la paranoia
Si ustedes se encuentran con alguien que hasta los cincuenta años hizo la conscripción, hizo una carrera universitaria, es jefe de oficina, tiene hijos y no se desencadenó la psicosis, quiere decir que atravesó una serie de situaciones de la vida donde había En Nombre del Padre para enfrentarlas. Como el chatarrero ese del que les hablé. En este hombre, uno podría decir que la psicosis se le empezó a preparar temprano, pero en un punto no cualquiera. No a todos los hombres se nos ocurre casarnos con una prostituta. No es lo más común. Ese movimiento llama la atención. Pero también uno conoce más de uno que se ha casado con prostitutas y ha llevado una vida más o menos feliz. Este hombre llevaba esa vida feliz. Se produce el delirio celotípico cuando el hijo se casa. Obviamente de lo que está celoso es de la esposa del hijo. Todo eso se transforma en un complejo encadenamiento, donde cree la que lo cuernea es la esposa. Ahí el fracaso del N. del P. es en la relación de ese padre con ese hijo con respecto a La mujer, tengamos en cuenta que no provenía del “fango de la prostitución”. Con respecto a esa La mujer, como la mujer erótica del hijo, no la de él, aunque todo el delirio se desplace finalmente a la esposa de él, la madre del chico. La explicación que uno puede hacerse de los celos de ese hombre reside en que el hijo se casó con una, para ese padre La mujer. En realidad, el delirio está dirigido al hijo que lo “abandonó” por una La mujer. Por lo tanto, donde ha habido fracaso de la instalación del N. del P. para este hombre es en lo que fue la relación del padre de él con él respecto a él y la que sería la mujer de él (con todo lo que pueden suponer de relación con la transferencia materna). Ahí nos vuelve el recuerdo de que era muy apegado al padre, botellero y con el que trabajaba desde muy pequeño, con un lazo libidinal más parecido al que se tiene con una madre. También, que fue a buscar a su mujer a un prostíbulo. Más de ahí no puedo ir porque este caso fue en los comienzos de mi práctica. Entendía poco de lo que pasaba. Varios años después, reflexionando un poco más, fui entendiendo el caso, pero no tengo la suficiente información para poder discriminarlo mejor. Ahí hay un buen ejemplo de cómo esta cuestión de la forclusión del N. del P. no es un fenómeno absoluto y total en la paranoia, sino que es puntual. Ahora, puede ser puntual con un punto más abierto, uno más cerrado, con más puntos en la cadena donde eso pase. Ahí está la complejidad de cada caso. ¿Se entiende a qué me estoy refiriendo con esto de puntual? Lo que estoy planteando es que el N. del P. ha funcionado en una serie de cuestiones para ese sujeto, pero ha habido un punto donde no ha funcionado. Cuando ese sujeto se tuvo que enfrentar con ese punto en lo real de su vida, se abrió la forclusión.
Los que tengan ganas de hacer comentarios, preguntas, contradicciones, acá estamos.
Roberto Vechiarelli: con respecto a la primera parte una pregunta y un comentario. La pregunta ya fue recubierta en parte al principio pero me quedaban dudas. Hablabas al principio la cuestión de la forclusión del Nombre del Padre y su instalación en relación a la tramitación del Edipo, los avatares de ese trámite. Me quedaba una pregunta porque la función paterna, habría dos fundamentalmente, una la de interdictor y la otra de donador de blasones. Obviamente creo que son dos funciones tremendamente relacionadas, por un lado no podría pensar que a lo mejor hay padres que cumplen una función de interdicción y no son donadores de blasones pero por otra parte uno puede pensar que si un padre es realmente interdictor seguramente va a ser un buen donador de blasones. Es difícil que si no fue interdictor fue donador de blasones. Eso por un lado. La otra cuestión es lo que viene por el lado de la madre. Cómo incide, como se articula con el tema de la madre en su versión, en su voz, como deseo del padre y no solamente eso sino cómo el Nombre del Padre en la madre, porque suena en la madre la voz de su padre. Es una pregunta un poco amplia seguramente. Con la cuestión de los neurolépticos, hice la experiencia de tratar algunos episodios alucinatorios o delirios con neurolépticos y he observado una cosa en coincidencia con lo que acá se hablaba. A veces cuando mejoran y salen del delirio y salen de la alucinación, a veces están un poquito peor, en el sentido de por lo menos más angustiados. Yo pensaba así antes, están más conectados con la realidad y se angustian. Ahora estoy pensando, en borrador por supuesto, en la estabilidad de la metáfora delirante que es un intento de estabilización y me parece que cuando salen del delirio y la alucinación a través de la medicación, seguramente la metáfora delirante no debe ser algo muy estable y que seguramente se les debe, aunque sea intuitivamente, asomar el riesgo de aquel momento en el cual sintieron el vacío del fin del mundo. Segunda parte, me gustaría si podés relacionar un poquito el tema de estos dos mecanismos, forclusión del Nombre del Padre y forclusión de la materia significante con el devenir de la evolución libidinal a distintos puntos de fijación. La otra cuestión es la representación cosa. Me resultó muy interesante eso, una representación, como puede ser representación si no tiene algo de lo simbólico que lo limite. ¿Queda del lado puramente imaginario? ¿Se difumina en lo real? eso lo termino casi como un chiste, sería como diría Kant una intuición empírica vaga sin un concepto que la recorte.
Sergio Rodríguez: no voy a responder puntualmente porque veo que nos vamos quedando pocos. Trato de ir al corazón de algo de lo que traes. Efectivamente la función del Nombre del Padre se juega por vía de la palabra de la madre. El famoso: vas a ver cuando venga papá. El tema ahí, es una cosa que en Lacan es sorprendente, ya que mientras se centró, me doy cuenta que muy para rescatar lo de Freud no por freudiano tonto sino por el problema que estaba metiendo el kleinismo en el movimiento psicoanalítico con la idea de Melanie Klein sobre lo inconsciente, Lacan se centró en la cuestión de la función del Nombre del Padre. Habló poco de la madre en términos relativos a la obra que produjo. Buena parte o casi todo el seminario de relaciones de objeto esta dedicado a la madre en cierto sentido. En ese poco que dice tanto en la carta a la señora Aubry que es lo único escrito de él específicamente sobre niños, son dos páginas, como en los comienzos de la lógica del fantasma, él dice, no les haga la cita tal cual, que el futuro subjetivo del chico, depende enteramente del lugar que el niño ocupe en el imaginario de la madre. A mí me sorprendió cuando lo leí porque uno dice, tira por la borda al padre. Pero tiene razón porque si la madre se propone no hacerle lugar al padre, conciente o inconscientemente, no hay padre que entre. Segunda cuestión, esto de no sustancializar las funciones porque muchas veces vemos que la madre hace las funciones de padre y de madre y en otros casos vemos que el padre hace las funciones de padre y de madre. El tema es en relación a las funciones. De ahí voy a la interdicción y los blasones. Lacan cuando planteaba la interdicción y los blasones, lo planteaba con segundo y tercer tiempo del Edipo. Al mismo tiempo dijo en varios lados que, que esto de que fueran segundo y tercer tiempo no quería decir que no eran tiempos coexistentes, los señalaba como tiempos lógicos en ese sentido. Vos tenés razón, que en tanto interviene como interdictor de algún modo le está dando blasones, aunque sea porque le está diciendo que no. Sin embargo en el seminario de relaciones de objeto, cuando él toma lo de castración, privación y prohibición dice y queda como misterioso, que la prohibición deja sin blasones a la criatura. Lo dice de otra manera pero esa es la idea. El padre terrible es el padre del segundo tiempo del Edipo no es que sea un mal padre o un buen padre, es como la noción de una madre suficientemente buena en Winnicott, no se refiere as si es más o menos cariñosa sino que se refiere a una función concreta que se tiene que deslizar. En cambio el padre prohibidor es otra cosa, deja sin blasones a la criatura.
Intervención inaudible
Sergio Rodríguez: por eso Lacan plantea privación, castración, frustración y prohibición. Cuando plantea prohibición dice que se la deja sin nada a la criatura. En realidad, lo que uno puede advertir ahí es que esa criatura para ese padre o para quien esté en esa función, no tiene una representación humana ni sólo una representación como hijo. Son esas cosas que uno lee a veces en los diarios de esos chicos encadenados, que están apareciendo con el tema de violencia familiar. Me acuerdo un caso de un colega que que trabajaba en tribunales y que supervisó un tiempo conmigo. Un chico era hijo de una prostituta. Ni él ni los hermanos, sabían quien era el padre de cada uno ni siquiera por aproximación. El chico desde muy chico estuvo en la calle. Lo empezaron a utilizar bandas de delincuentes para los hurtos en quintas y ese tipo de cosas. La verdad que era un animalito. Terminó internado en un instituto de menores, que fue donde lo atendió el colega. Los de las bandas de delincuentes lo usaban para cogérselo, para robar, lo fajaban, cualquier tipo de cosas y el chico, nada. El colega después de bastante tiempo de tratamiento viene contento a la supervisión a decirme vos sabes que vino angustiado y me mostró una lastimadura y me dijo: mire me lastime. Ahí descubrió que tenía cuerpo, ese chico hasta ese momento no tenía cuerpo. En ese sentido lo de prohibición. El tema no es solamente decir que no, eso puede tener más que ver con la privación, la castración, la frustración, con cualquiera de esos tres movimientos. El tema es ese tipo de chicos, si volvemos a algo que hablamos al comienzo de la clase, donde no tienen existencia para el otro, para el otro son un simple objeto a ser usado y nada más.
Podríamos seguir porque las preguntas fueron varias, pero nos hemos quedado pocos, propongo que levantemos.
[1] En Trabajos sobre Metapsicología – Lo Inconsciente, que es el artículo al que aludí anteriormente
[2] Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
[3] Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure
[4] Ver artículo de David Rosenfeld (APDEBA) Hipocondrías, deliri somático y esquema corporal en la práctica psicoanalítica: Revista de Psicoanálisis enero febrero 1983 Tomo XL, No 1 o en Simbiosis y ambigüedad capítulo IV Estudio de la parte psicótica de la personalidad y en cpítulo VI Psicoanálisis del Encuadre psicoanalítico en el quinto apartado.
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