miércoles, 23 de julio de 2008

Clase Nº 7

De los fracasos del siglo XX a sueños nuevos para el XXI



A modo de introducción:
El tema de hoy se relaciona al fracaso que se produjo sobre las principales ideologías que habían sido predominantes dentro del siglo XX. De las mismas surgieron dos respuestas. Una desde la perspectiva de Menem, quien dice “bueno todos sabemos que se han acabado los ideologismos”. La otra respuesta apareció como una reivindicación del pensamiento utópico. Es decir de la reivindicación de las utopías. Pero una cosa es que revindiquen a las utopías artísticas, como por ejemplo las de la talla de J. M Serrat y otra cosa es que las revindiquen aspirantes a jefes políticos. Porque justamente un debate fundante en el movimiento obrero a fines del siglo XIX, fue salir al paso del pensamiento utópico.

Hay un libro importante que escribió Hengel, el cual se llama “Del socialismo Utópico al Socialismo Científico”. Dicho libro como tema principal trabaja la crítica de la idea que se centraba en todo el movimiento obrero. Esto aún hoy, en algunos lugares de Uruguay sigue funcionando en la práctica. Es decir, está la idea de que gente buena se puede agrupar entre sí y armar un topos donde se apliquen las ideas humanitarias, socialistas, etc.

Pero esta idea provoca un aislamiento de la sociedad, no teniendo ningún tipo de incidencia sobre la misma. Por lo tanto es un emprendimiento cerradamente narcisista que no lleva más allá que a ese aislamiento. Esto se desarrolla dentro de los límites de cualquier movimiento humano.
Pasado el siglo XX, se trata de revindicar nuevamente las utopías como generatriz política y no como producción estética. Por lo tanto es tratar de revindicar lo que en por mucho el siglo XX llevó a muchos millones de muertos (no en sentido de metáfora).Ya que se pueden calcular cincuenta, sesenta millones de muertos activos. Ni que decir de los doscientos millones de muertos que como dijeron los norteamericanos “fueron daños colaterales”. Con lo cual no se puede irresponsablemente revindicar las utopías. Por eso una cosa es el artista, donde el mismo habla desde el corazón y otra cosa es quienes supuestamente pretenden hablar desde el “reflexionar” sobre dicha cuestión.

El título de la clase de hoy es: “Crítica del Pensamiento abstracto, Reivindicación de la Conjetura al Cálculo y de la Prueba de la práctica”.

En este trabajo que hoy presentaré, encontrarán algunas repeticiones de cosas que ya hemos dicho en clases anteriores. Pero dichas reoeticiones van a ser acordes a lo que iré planteando.
En la última clase que dio Abel Langer, ubicó a la Argentina en relación a las verdades semblanteadas por la estructura de ficción que soporta a la realidad de nuestro país. Entre varias cuestiones, por ejemplo por marcas articuladas simbólica e imaginariamente que nos dejaron nuestros orígenes y antepasados. O sea, eso es lo que fue y es la realidad Argentina.

Analizando desde el punto de vista psicoanalítico, esa fantasmática que nos fue presentando Abel Langer, sobre Argentina. La misma remite a que más o menos Argentina como cualquier país fue desarrollando su historia entre la obsesión y la perversión. Por ejemplo un fantasma anal, la búsqueda del oro y la plata y contradictoriamente un goce oral cabalístico llevado al extremo de destruir sin acumular. Con lo cual se produjo un goce que condujo a la quiebra de la sucesión y la imbricación transgeneraconal.

Una de las quejas usuales que se escuchan es que este es un país sin memoria. Creo que la cuestión es más compleja, ya que efectivamente hay algo que se puede comprobar y son los efectos de fractura de lo que hubiera sido un suceder. Dentro de este esquema es interesante pensar por qué nos independizamos como país. Si bien lo lógico es querer independizarse, esto no tiene que ser tan lógico, porque podríamos seguir siendo españoles.

Por otro lado no es infrecuente escuchar a intelectuales que se lamentan de que las invasiones inglesas no hubieran triunfado. Creo que por esa fantasía, por ese lamento de los intelectuales, también es interesante preguntarse ¿por qué no sale se de un porque sí?. Esa fantasía está originada en el punto de quiebre entre la decadencia de la hegemonía feudal en Europa y el surgimiento de la revolución industrial. Los nobles españoles despreciaban al trabajo, motivo que los llevaba a despreciar a los que promovían a la revolución industrial. Era todo importado sobre la base del dinero que los españoles se llevaban de sus colonias. O sea que Argentina nace de determinadas condiciones de posibilidad y no de otras. Eso le da lógica a aquellos intelectuales que lamentan que no hayamos sido derrotados y colonizados por las invasiones inglesas.

Otro hubiera sido el axioma si Argentina hubiera desplegado la lógica de su desarrollo. Es decir si hubieran triunfado las invasiones inglesas. Esto también explica lo que trabajó Abel en la clase anterior. Respecto a que los intelectuales y políticos más lúcidos después de la revolución de mayo o para la revolución de mayo, buscaban inspiración en la Francia de la revolución burguesa. Hasta ahora lo que predominó en nuestro país fue la herencia de aquella España retrasada y guerrera. Excepto un breve período que fue del 46 al 62, donde se intentó impulsar un país industrializado.

El análisis psicoanalítico que nos entregó Abel, no fue sobre un pensamiento abstracto, ni de imaginaciones utópicas. Lo que Abel hizo, fue observar y leer en el sentido de no quedarse en lo fenoménico de la observación, sino que siguiendo detalles significantes, se fue encontrando con la estructura formal, que nos originó como respuesta al real con que se fueron encontrando nuestros antepasados. En ese sentido es interesante analizar la cuestión del pensar. En relación a este tema, Lacan en general se burlaba del pensamiento y del pensar. Planteaba que el pensar es nuestra debilidad mental. Pero nunca se puso a explicarlo o desarrollarlo. Con lo cual lo repetimos sin preguntarnos que es lo que a él lo lleva a plantear esas ironías; repetimos como loros. En este punto podemos interpretar que quedamos apresados por el pensamiento. Es decir quedamos dentro de la paradoja que el propio pensamiento produce.

Según el diccionario de la real academia, pensar es formar conceptos en la mente. Por otro lado hay que tener en cuenta que el concepto recorta un objeto, que sin ese recorte se nos presenta como pura cosa indefinida. O sea la primera operación del pensamiento es, de la cosa, recortar un objeto. Para recortarlo lo define, le fija atributos y lo nomina. Lo que lleva a pensar es lo ausente. Esto es, lo que se extraña porque su falta se siente auque aún no halla estado. Piensen, ¡valga el chiste! en los españoles de los que nos hablaba Abel Langer, en su encuentro con el Rió de la Plata, que venían a buscar oro y plata y justamente no fue lo que encontraron. Es obvio que esa falta los obligo a ver como continuaban la cuestión. En general lo que se fue armado en ellos fue un proceso conjetural, no entraron en un pensamiento abstracto de: ¡a entonces quiere decir que ser...!. empezaron a averiguar por los indígenas, donde era que estaba eso que venían a buscar. Las rutas que iban armando, son las rutas hacia lo que dio en llamarse Virreinato del Perú. Por ejemplo Las Cataratas de Iguazú fueron descubiertas de esa manera. O sea se fue armando toda una conjetura de cómo llegar a aquello con cuya falta se encontraron. Es decir se busca en “la cosa”. En ese momento para ellos “la cosa” eran las tierras en las que habían desembarcado. Con lo cual se busca algo que tome lugar que por ausencia de lo que se desea, se trata de reencontrar en el presente.

Entre el ser humano y el animal salvaje la diferencia radical está en el habla. Aún en los más desarrollados como los primate. A lo más que pueden acceder los animales entrenados, es a señales reducidas, operaciones limitadas, por lo tanto ya no salvajes. Pero para cualquier animal lo que está ausente siempre es la metáfora, es decir la capacidad metafórica. En el animal domesticado, lo que funciona mucho es la metonimia. O sea el reconocimiento por desplazamiento, por vecindad. Ya sea temporal, espacial o de algún otro orden. En el animal también está ausente la reelaboración de lo que falla.

Estos españoles de quien les hablaba Abel Langer, tienen que reelaborar sobre la base de lo que no encontraron. Un animal no hubiera podido hacer ese movimiento, es decir hubiera dado una respuesta instintiva y limitada.
Ante la inhabilidad del cachorro humano, debida a la pérdida del instinto, se produce la prevención de la necesidad, a causa de que la producción de hábitos de goce se funda desde el otro, más habitualmente materno. Las ausencias de saber ocurren por déficit del significante que es causante del goce, en tanto es el que señala de que gozar, como gozar, hasta donde gozar. El significante fue definido por Lacan como el que representa a un sujeto del inconsciente para otro significante. El significante por su propia estructura es fuente de déficit particularizados y amplificados en el intento de que logre representar las sensaciones corporales. Cada vez que lo intenta termina ocurriendo que algo falta o algo sobra.(El representante sería la forma freudiana de llamar al significante). En este sentido hay una diferencia importante entre representanta y representación. La representación es la palabra reprensando a determinada imagen auditiva, visual, de contacto, olfativa, etc. Pero donde se liga el representante con la imagen. Por lo tanto el representante genera no sólo la representación, sino también por el déficit antes dicho lo que falta de representación en el representante. A esta falta Lacan la va a llamar objeto a en su aspecto real. Es decir que cuando el representante logra producir una representación de un objeto, en ese mismo instante también está generando lo que queda ausente de representación de ese objeto en la función de ese representante. Con lo cual es incapaz de dar cuenta en absoluto del objeto. A eso que queda ausente y por lo tanto para decirlo de algún modo queda demandando de ser representado, es lo que Lacan va a llamar objeto a en su aspecto real.

Es importante tener presente que el concepto de objeto a para Lacan no es uno, como a veces se lo suele escuchar en algunas charlas. A modo final Lacan ubica al objeto a en el centro del nudo borromeo, o sea entre los tres registros. El objeto a puede funcionar como representante, funcionado simbólicamente, como representación, funcionando imaginariamente o como real, funcionando como eso de lo que no se está pudiendo dar cuenta, es decir donde no se puede producir una significación.

Si algo de lo presente, no resulta re-presentable, es decir poder hablar de eso a través de un representante, tampoco resulta abordable. La percepción no es directa para el ser humano, está mediada por lo imaginario y lo simbólico. Nosotros tenemos la ilusión de que la percepción es directa. Cualquiera me puede decir: “yo veo allá con mis ojos una columna”. Si no dispusiéramos de la palabra columna y de todas las otras palabras que recortan lo que hay alrededor de la columna, para nosotros eso sería una cosa. Sería una presencia. Pero luego no podríamos representarla. La paradoja reside en que esa falta al mismo tiempo es la que de por sí genera el deseo que hace pensar relanzando pensamientos, conjeturas. Cosa que es muy distinta cuando falta el representante. Esto último es lo que pasa en las psicosis, donde hay algo para lo cual no hay representante. Entonces al psicótico no le queda otro recurso que rellenar eso con otros representantes, que al no corresponder a la cosa que tenía que ser representada, se le aparece al resto de la sociedad, como un delirio. En cambio para el psicótico, es lo que está en el lugar de eso, que él no sabe que no puede representar, pero que no está pudiendo representar.

El representante en acto causa el goce, en tanto es imprescindible para indicarlo. Goce que puede ser placentero, sufriente o más de las veces combinado en proporciones diversas; es lo suficiente y lo placentero. También lo limita, sino el limite sería la destrucción.
Para un seminario como el que estamos trabajando este año, la idea del límite es muy importante tomarla, sobre todo desde la función del significante.

Por ejemplo, lo que se manifestó en acto en la política argentina después de diciembre del 2001 fue que mientras hay determinados fundamentalistas neoliberales que son incapaces de reconocer los límites que el significante otorga y si no se respeta el signifícate lo real termina poniendo, llevan a al destrucción absoluta. En cambio hay otros que advierten que la destrucción tiene que tener un límite. Con lo cual esta cuestión del límite que pone el significante o que no pone , puede producir una primera división que no es radical, no es la más profunda, pero sí es la primera. En ese sentido prefiero un político conservador que sabe que se puede llegar hasta un límite y no a un político conservador que no reconoce límites. Esto es lo que está pasando en este momento dentro del partido republicano en EE.UU, donde ya hay sectores republicanos que están preocupados por la locura de Bush.

Es importante esta cuestión del límite al goce. Acá en Argentina Menem y López Murphy han empujado a un debate que es en sí falaz. Ambos dijeron que la segunda vuelta era una falacia, porque se confrontaban gente del mismo partido y esto no es así. Se confrontaba un sector fundamentalista del neoliberalismo y otro sector con limitaciones. En cambio el que supuestamente aparecía de otro partido como López Murphy, está tan en la misma que Menem. López Murphy da el mismo argumento que Menem. Lo que los une a Menem y a López Murphy es el fundamentalismo neoliberal. La verdadera disyuntiva está entre los que reconocen un límite y los que no lo reconocen.... cambio de casete cerebro es muy típico de agudizamiento por ejemplo de la neurosis obsesiva. Donde el agudizamiento de bombardeo de ideas se lo siente dentro de la cabeza. Por lo menos así lo dicen los pacientes.

Cuando algo es en exceso poco se piensa. Pues se está tomado por lo que se siente del cuerpo. En el texto “Introducción al Narcisismo”, Freud nos recuerda que cuando duele una muela puede ocurrir que toda la libido y todo el pensamiento se concentre en ese dolor de muela. Si leemos la relación en Decart entre “enunciación y enunciado” a través de la coma y el luego que marca la articulación en su famoso “pienso, luego existo” como lo hizo Lacan. Podemos advertir que se goza en un tiempo diferente a cuando se piensa. La paradoja reside en que pensar impide dejarse encontrar por el deseo. Este es uno de los dramas del obsesivo.

El diccionario de etimológico de Corominas plantea que pensar proviene del latín pensare, que quiere decir pesar. Intensivo de pendere por vía semiculta. Se partió de la idea de pesar cuidadosamente el pro y el contra. De ahí proviene la palabra pensar, de pesar el pro y el contra.
El pensar es tornar posible de satisfacer la demanda, esto debe tener en cuenta al otro. Pesar el peso del otro en la posibilidad de la resolución de la demanda. Ese otro que interviene, el cual es imprescindible que intervenga para que algo ocurra. El individuo aislado no logra que nada ocurra. El deseo inconsciente que es causado por lo ausente no tiene en cuenta al otro, sólo desea. Para él cuenta sólo lo que le falta al sujeto. Cuando el sujeto piensa, en verdad es pensado por el Otro, - los lacanianos ahí a ese Otro, lo escribiríamos con Mayúscula - .Ya que al entrar ese Otro en la cuenta, el sujeto queda subsumido a la transacción con ese Otro. Por que de los otros significativos le vinieron los pensamientos en sus tiempos fundacionales, aunque luego hayan quedado inhibidos por el propio aparato del pensar pensamientos. Acá estoy tomando el concepto de Wilfred Bion. Gran psicoanalista inglés de la escuela kleiniana, que logró conjeturar y pensar algunas cuestiones mucha más que lo tradicional de dicha escuela. Por ejemplo este autor explica que, sólo se piensa por vía de representantes-significantes que toman forma de representaciones por articulación entre el significante y la imagen del objeto. Las que excluyen otras representaciones posibles de ese representante y sancionan una visión privilegiada a cierta representación. Lo cual lleva excluir a otras que también eran factibles. Esto reduce los campos de operación. No hay que olvidar que por estructura el significante que genera ganancia de placer, de goce, de dolor, en el mismo instante genera error. O sea pérdida y como consecuencia relanzamiento de la cadena de pensamientos. Por eso mismo a pesar de las apariencias se habla antes de pensar. En general se piensa que pensamos antes de hablar. En verdad sólo pensamos después de hablar. Porque el hablar es lo que nos marca el límite y nos obliga pensar. El pensamiento queda estructurado, parcialmente significado desde una última puntuación. Razón por la cual el sólo hecho de hablar, se reprime. He ahí nuestra debilidad mental. Necesitamos perder capacidad de pensar para poder pensar. En tanto en el acto del pensar, el significante va a significar algo con uno de los sentidos posibles que ese significante porta. Cosa estrictamente necesaria para poder pensar. Esto excluye otra serie de sentidos posibles. Por lo tanto en el mismo acto en que produce el sentido necesario para significar, también se está debilitando en cuanto a la capacidad de producir significados. Eso es lo que Freud llamó represión y que los psicoanalistas lo seguimos llamando así. Este punto también lo podemos ligar a otra serie de mecanismos en relación al yo, súper yo, etc. Pero el mismo acto de pensar genera nuestra debilidad de mental; nuestra debilidad para pensar.

El pensamiento queda estructurado, parcialmente significado desde una última puntuación. Por eso, el sólo hecho de hablar reprime. Esta cuestión de nuestra debilidad mental, hace que necesitemos perder capacidad de pensar para poder pensar. Acá tienen una nueva paradoja “lo que nos hace fuerte, nos hace débiles y lo que nos debilita, nos hace fuerte”. Los pensamientos reprimen y reducen el campo del pensamiento. La represión es reforzada y orientada por ideales de identidad sexual, de convivencia o enemistad social, de realización laboral, etc. No hablo en contra del pensar, sino que a partir de los límites necesarios para poder pensar marco la debilidad que conlleva el propio pensar. A esa debilidad necesaria en al orientación lacaniana de la teoría psicoanalítica la llamamos registro imaginario. O sea cuando el pensar acota el campo. Es el que nos facilita enlazarnos socialmente al permitirnos por vía de la reducción, ilusionarnos con que nos entendemos. Pero también por eso mismo favorece a, que mientras creemos que nos entendemos, también nos mal entendemos y nos encontremos con la siguiente dificultad para los lazos sociales. Lo que se acentúa por el hecho de que el entendimiento de cada uno esta condicionado por los deseos inconscientes que lo habitan a cada uno y la voluntad de goce que anima a cada uno. Siempre singular y por eso diferente a los deseos y la voluntad de goce de los otros. Es en este punto donde Freud con la ayuda de sus histéricas descubrió un método para explorar los deseos inconscientes y poder interpretarlos, generándole al sujeto mejores condiciones de posibilidad para que advertido decida que hacer. O sea como gozar. Decisión no fácil, pues repercute en todos los ordenes de la vida, combinándolo un reordenamiento de la misma. Con los costos que eso suele suponer o a mantenerse atado tal cual hábitos de goce que puede multiplicar lo innecesario de su sufrimiento.

Hay un tema que Freud se planteó muy tempranamente en “Tres ensayos para una Teoría Sexual” (1904). Donde él advierte la resistencia al psicoanálisis. En este texto Comienza a desarrollar todo su estudio sobre las resistencias al psicoanálisis. Actualmente considero de que la resistencia fundamental al psicoanálisis proviene de que lo que se descubre en el análisis personal de cada uno de nosotros conmueve nuestras viejas posiciones de goce. Lo cual nos coloca ante las situación acerca de dejar de lado lo que sentimos que nos perjudica. Tenemos que animarnos a ir hacia lo que desconocemos. Por lo tanto es más fácil quedar enraizado a las viejas posiciones de goce, aunque nos traigan perjuicio a lanzarnos a otras que no sabemos que nos van a traer. Creo que acá es donde se asienta la principal resistencia al psicoanálisis. Algo muy parecido ocurre con las sociedades. Las sociedades permanentemente prefieren refugiarse en sus ya conocidas y transitadas posiciones de goce a pesar de las complicaciones que les traen. Porque ir hacia otras posiciones de goce diferentes es correr el riesgo de la aventura. Por eso es que hay sistemas económicos sociales que se han sostenido centenares de años. Donde el desarrollo científico-tecnológico con la velocidad que le imprime a las sociedades está complicando toda esta cuestión. Pero no por eso la deja absolutamente de lado. En el método psicoanalítico encontramos lo más original del invento freudiano. Toma como pivote lo que hasta entonces y aún hoy la humanidad despreció como meras equivocaciones. Por ejemplo olvidos, equivocaciones, giros discursivos desacertados, sueños, fallidos, lapsus lingue, redundancias innecesarias, etc. El psicoanálisis descubrió que lo mismo son marcas en el enunciado de enunciaciones que se ajustan a un segundo discurso. A una cadena de pensamientos que está transcurriendo inconsciente y transportando la interpretación de deseos estructuralmente imposibles de ser manifestados en la conciencia y de goces no reconocidos.

¿Qué es pensar entonces?. Es abordar los problemas que nos presenta la vida con ideas provenientes de dos registros de trabajo psíquico. Vertientes ambos de lo simbólico. Uno predominantemente conciente al que llamamos imaginario, coherente, concluyente, reducido. Y otro predominantemente inconsciente, lo llamamos simbólico, ampliatorio. desordenado, combinatorio que no reconoce otro orden que el del deseo. En el cruce entre Ambos precipita la realidad en la que cada uno cree y que por todo lo antes dicho, nunca coincida plenamente con lo real de la vida. Nunca deja de ser parcialmente una ficción. Ficción que presentarse ante nosotros, se nos escapa.

En el chiste de Quino que hoy hice circular en la clase, sirve mucho como epígrafe de esta clase. Ya que nos permite no quedarnos atados a lo ya producido sino al revés, estar atento siempre a lo que falta por producir.
De esta estructura del pensamiento nacen tres formas distintas. La predominantemente imaginaria que facilita consistencia y cohesión social hasta que resulta fuertemente inadecuada y es puesta en cuestión. Reconoce por lo tanto dos tiempos en su ejercicio, el eficaz y el ineficaz. Otra es la predominantemente simbólica, particularmente significante, que desordena y puede resultar eficaz sobre lo real. Lacan dice que lo agujerea, pero también puede resultar ineficaz. El primero termina produciendo proyectos, alternativas que tomarán formas imaginarias y operarán adecuadamente sobre lo real, hasta que nuevos reales hagan entrar en crisis a dicho imaginario. Esto es lo que ocurrió a finales del siglo XX. En estas ocasiones habremos recorrido las sendas de las escrituras, los cálculos y finalmente la puesta a prueba. El tiempo ineficaz produce utopías que resultan atractivas para sus sujetos. Pues soportan sus fantasías en función de la falta que pusieron en marcha sus deseos. Pero si no son adecuadas para entrar en transacción con los deseos y demandas de los otros no podrán salir del terreno de la fantasía o llevarán a intentos de ponerse por la violencia o el aislamiento. Finalmente el pensamiento real, el que piensa una vez producido el acto como efecto de sus resultados. Con lo cual ahí también se da una paradoja, ya que es un pensamiento que se produce después del acto. Por eso se lo llama pensamiento real. Porque en realidad si uno produce un acto, algo del orden del pensamiento funcionó. Sin embargo el pensamiento sobre ese acto es a posteriori. Podrá entonces acertar o herrar y reiniciar el recorrido. El acto artístico por la vía de la metáfora suele anticiparse al pensamiento científico. Esto tiene que ver con la historia del arte. Por ejemplo Leonardo Davichy, el cual inventó muchas máquinas cuando eso en el momento que él lo realizó no era posible. Pero el acto artístico también puede quedarse en el pensamiento utópico. La conjetura científica suele llevar a resultados que recién en su puesta a prueba sabremos de sus valores y también de nuevos reales que puede originar. Reales que a veces pueden resultar para bien y otras para mal.

Preguntas

Alumno saliendo de lo específicamente psicoanalítico. En relación a lo que se habló en relación al límite. Por ejemplo desde una vertiente filosófica, se puede comprobar lo que se llama el reduccionismo en filosofía. Es decir los límites los limites se generan un poco por la no visión de la totalidad. Donde, se ve un fragmento de la realidad que no contempla otras variantes y se choca contra el límite de una concepción fragmentaria. Mi pregunta en cuanto a esto es> Que relación hay entre la concepción psicoanalítica y lo filosófico.

Sergio Rodriguez creo que el alumno con su explicación sintetizo muy bien el tema de lo imaginario. En el sentido de que efectivamente para pensar, sólo se puede pensar si se acota al campo sobre el que se va a pensar. Al acotar el campo sobre el que se va a pensar, se acentúa la eficacia sobre ese campo. Pero se deja ese campo aislado de otra serie de determinantes. Ahí se origina el error. Lo que planteó el alumno, es lo que los psicoanalistas llamamos imaginario, a diferencia de lo simbólico. Donde lo simbólico no está preocupado por el límite de su campo, sino por dar cuenta de lo que se escapa. En ese sentido tiene la ventaja de apurar el paso tras lo que se escapa.Pero pierde la cohesión, la consistencia de lo definido.

Alumno entre estas dos alternativas, como funciona el vínculo de lo que asiste emocionalmente a una creencia o a una idea.

Sergio Rodríguez uno puede decir que justamente el quedar reducido dentro de lo imaginario, es lo que genera pasiones. Pasiones que a la vez refuerzan la reducción imaginaria. Planteado así del lado del psicoanálisis simplifica la cuestión. También la pasión muchas veces es el origen del relanzamiento simbólico y la salida de lo imaginario. Ahí ya tendríamos que entrar en dirimir pasiones.

Una cosa importante para los psicoanalistas es no idealizar a ninguno de los registros de la experiencia humana. Entre nosotros los lacanianos por bastante tiempo muchos colegas idealizan lo simbólico y vituperan a lo imaginario. Esto no tiene ninguna racionabilidad. No es que hay algo que es malo y otra cosa que es buena. Sino que la operación nuestra es estar observando permanentemente como se articulan, que efectos están produciendo y sobre esos efectos trabajar y saber que se va a producir un nuevo movimiento, rearticulación, etc.

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