12/08/2006
¿Qué estamos en condiciones de atender los psicoanalistas? ¿Sólo neuróticos? Herramientas para psicosis y otras afecciones "difíciles"
Esta clase va a ser muy densa, desde ya les advierto, además va a ser extensa, con lo cual es muy probable que después del break sigamos con ella y recién después pase a la otra. Ya confrontado con armar estas clases, a la otra decidí darle menos peso porque clínicamente me parecía más interesante meterme con esta porque es el tema menos manejado por los psicoanalistas. La otra clase tiene más que ver con el objeto a, tema también difícil para nosotros, pero si no hay tiempo la enviaré por mail.
Les diré que además de clínicamente importante, me parece que es políticamente importante para el movimiento psicoanalítico meterse más en estas cuestiones que anuncio en el título. De absoluta casualidad el jueves a la noche me hicieron una nota telefónica que no leí como salió, pero tengo la impresión, porque la vi en un colega que la tenía, que hicieron un ultra resumen. Era una nota de Newsweek en la Argentina sobre el tema del psicoanálisis y una de las preguntas era si había alguna diferencia entre la práctica del psicoanálisis en la época de Freud y la actual. Yo dije que sí, que había grandes diferencias. En un lenguaje lo más de difusión posible, le dije a la periodista que me hacía la nota en que consistían esas diferencias. En parte las viví, no sólo las leí. Cuando empecé a trabajar en el psicoanálisis la psicosis era un tema o vedado para el psicoanálisis o muy mal tratado. De tal modo que cuando alguna psicosis no desencadenada o alguna psicosis desencadenada era tratada por psicoanalistas, si no mediaban los neurolépticos, en general eran desencadenadas por el tratamiento psicoanalítico o empeoraban. Eran épocas donde las esquizofrenias en general terminaban evolucionando hacia la demenciación por eso los viejos psiquiatras la llamaban demencia precoz. Ir al fondo de los psiquiátricos era impresionante. Creo que fue de las impresiones más horribles que me llevé, cuando empecé a estudiar medicina. Primer año de medicina, año 1956, se me ocurrió con otro par de colegas ir a hacer disecciones a la morgue del Borda. La morgue del Borda como toda morgue, al fondo y a la izquierda. Para llegar ahí, uno se cruzaba con los llamados crónicos. Crónicos eran mayoritariamente, los esquizofrénicos demenciados, los gatosos, porque se hacían pis y se cagaban encima, además no comían si alguien no los llevaba al comedor y les daba de comer o lo hacían comer. Si entran ahora a los psiquiátricos, incluso con todas las dificultades que tienen actualmente por cuestiones presupuestarias y políticas, no van a encontrar ese tipo de cuadros o por lo menos no los van a encontrar en las dimensiones que se los encontraba antes. Por supuesto todavía quedan algunos servicios que tienen solamente al jefe de servicio. Esos servicios, son de mal índice que tengan solamente el jefe, pues quiere decir que a nadie le interesó ir a trabajar ahí y generalmente es porque esos jefes son unos dinosaurios, pero son problemas puntuales. Pero tanto con el avance de los neurolépticos y de la estrategia y la táctica que fue diseñando Lacan para el tratamiento de los psicóticos, la situación actual, es completamente diferente. Es muy importante en ese sentido que los psicoanalistas capten esto para trabajar en ese sentido. Ustedes saben que la inmensa mayoría de los psicoanalistas no aceptan psicóticos, excepto por cuestiones económicas, cuando están empezando a trabajar. Cuando pueden empezar a seleccionar, en general los derivan porque temen los fracasos y no tienen ganas de fracasar. Eso no es así. Sin embargo, se pueden hacer cosas muy interesantes en los tratamientos de los psicóticos en general, incluso de lo que en ese terreno aparece como lo más grave, la esquizofrenia. Digo aparece porque les vuelvo a recordar una anécdota de Lacan en 203 ocurrencias en el consultorio de Lacan, de Jean Allouch. En ella, un colega le dice: -doctor al fin estoy tranquilo, me he dado cuenta que mi paciente no es un psicótico, es una histeria grave y Lacan le dice: ¿por qué, usted cree que es menos grave?
Ahora arréglensela porque incluso voy a leer.
Parto de una tesis: reivindicar como planteo fundante y fundamental de Lacan, el de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y por el lenguaje y precisado en su últimos tiempos, por su propia lengua. Digo esto porque he leído un artículo de Roberto Harari en Imago Agenda no hace mucho tiempo, donde tratando de apoyarse en algo del Insue´… de Lacan trataría de derribar ese concepto. Si se derriba ese concepto se derriba toda la práctica lacaniana de trabajo psicoanalítico. La equivalencia entre los tres registros, se sostiene de la primacía del significante que les da origen. No hay que hacer equivaler al significante con otros elementos que produce la lengua porque sino no se entiende nada. Es justamente la existencia del significante que diferencia de otros lenguajes, hasta uno diría numéricamente complejos como el de los delfines o el de algunos primates. De lo que esos lenguajes no constan, no es solamente la posibilidad de la plurisemia sino como consecuencia, de la posibilidad que nuevas combinatorias produzcan nuevas significaciones. Esta es la gran diferencia. A la vez agrego: del significante entendido como: “lo que representa a un sujeto para otro significante”[1]. Lo cual ya no es la definición de Saussure. Lacan, partió de esa definición, pero después llegó a una propia para lo que es el campo del inconsciente en la que toma un lugar central la cuestión de la representación del sujeto. Saussure plateaba el tema del significante en relación pura a la lengua en general, sin plantearse la problemática del sujeto, cosa lógica, él era lingüista no tenía porque plateársela.
A partir de dicha tesis, Lacan localizo los elementos que diferencian a cada estructura para tratar de diagnosticarlas antes del desencadenamiento de la patología que generan y para proyectar la estrategia que busque evitar la producción en las psicosis, del posible desencadenamiento, trabajando con lo que habla en y del ser parlante.
La neurosis se soporta en la represión. El discurso del amo antiguo la funda, fundando al Inconsciente. El S1 desprendido del Saber del Otro, castra a este y toma en apariencia (apariencia fecunda), el lugar agente en el discurso que funda al Inconsciente.
S1 S2
$ a
Algunas veces escucharán decir que el discurso del amo antiguo es el discurso del inconsciente. A mí me parece mejor decirlo estrictamente como lo planteó Lacan, que es el que funda el inconsciente. Sino sería suponer que en el resto de los discursos el inconsciente no se hace presente y eso no es así, se hace presente en todos, el tema es de que forma, y cual lo funda. Lo funda justamente porque al articularse entre sí, los al menos dos significantes, generan el efecto de represión ya que se produce un efecto de sentido, de significación, que de por sí le niega el paso a otros efectos de sentido.
La represión, por lo tanto, es aquella operación por la cual el efecto de sentido de los enunciados, vela al sin sentido de los significantes e inhibe sus posibilidades combinatorias, que podrían aportar otros efectos de sentido, que escribirían mensajes diferentes. La letra (formación del inconsciente, vuelta de lo reprimido), por supuesto me estoy refiriendo a la letra desde el punto de vista lacaniano, ahí otra vez estamos diferenciando el concepto letra de lingüística del concepto letra en la teorización en Lacan, será quien nos transmita estas diferentes probabilidades latentes, a través de su función litoral entre lo simbólico y lo real. Dicho más sencillo cualquier equívoco lo que transmite es una letra de diferencia, o dos o tres, no importa. El planteo está muy ligado al planteo de Freud en La interpretación de los sueños introducción al capítulo VI, cuando él describe que valor, que sílaba, produce cada imagen del sueño para la construcción de la interpretación del sueño. Me parece que el aporte interesante de Lacan, los que tengan ganas de leer sobre eso está el artículo Lituraterre, publicado en un Suplemento de las notas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires del año 1980. Todavía lo tienen, porque no la usan, o lo hacen muy pocos. Lo que aporta Lacan es la función de litoral que hace la letra entre lo simbólico y lo real. Es muy interesante el significante que él usa, no dice ni frontera ni límite porque las fronteras y los límites son un efecto de lo simbólico. Ahora está la guerra en la frontera entre el Líbano e Israel, esa frontera fue delineada por los seres humanos en determinados convenios, etc., son un efecto de lo simbólico. En cambio, van a una costanera y ven que el litoral a veces llega más adentro del río, y otras, que el litoral está más acá. Hay una relación entre el río y la tierra, no es una frontera establecida por el ser humano. En este sentido me parece interesante que platee la letra así, porque eso es justamente lo que hace que la letra sea un producto de la relación entre lo real y lo simbólico. Entre la pulsión, el deseo y el significante. Acuérdense lo que planteaba Freud sobre la pulsión como en el límite entre lo psíquico y lo somático, la letra se genera desde ahí. Tampoco hay que idealizar la letra. Lo que hace es convocar a una nueva operación simbólica. Esa nueva operación puede resultar exitosa o fracasada otra vez, pero en esa nueva operación va a haber un goce del sujeto que quede implicado en ella. Un goce en el sentido lacaniano del término, o sea que puede haber placer, puede haber sufrimiento, puede haber placer y sufrimiento. Pero la letra lo que va a empujar es a un nuevo despliegue del aparato simbólico, para tratar de hacer algo con ese real conque se confronta.
Apoyándose en Freud, Lacan discernió en la paranoia su mecanismo fundamental: la forclusión del: En nombre del padre. Inicialmente Lacan hablaba de función paterna, después tomó lo que terminó reduciéndose a el nombre del padre pero cuando empezó, lo empezó tomando de la persignarse: En nombre del padre, del hijo, del espíritu santo, amén. Yo preferiría mantenerlo como En nombre del padre, porque es mucho más claro que no es el nombre en sí del padre sino que es un representante de la función del padre. No obstante va a seguir tan perdida como antes y vamos a seguir hablando siempre del nombre del padre. Sobre eso Lacan dice: "forclusión del En Nombre del Padre, es la falta en el lugar del Otro en cuanto lugar del significante que ahí, sería el significante del Otro en cuanto lugar de la ley".
Falta al menos un significante fundamental en el lugar del Otro, al que Lacan llamó Nombre del Padre. Leeré a la letra a Lacan, buscando entender que quiere decir.
En el Poscriptum de Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis (cualquiera que se quiera meter a estudiar el tema de la psicosis empiecen por el Poscriptum, si tienen tiempo y ganas léanse todo el Seminario III, también Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, pero la condensación de hasta donde él llegó en ese momento está en dicho Poscriptum. Empiecen por ahí, porque ahí él discrimina el mecanismo de producción y eso es muy importante) dice: “para que la psicosis se desencadene es necesario que el Nombre del Padre, forcluido, es decir sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Es la falta del Nombre del Padre en ese lugar la que, por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcanza el nivel en el que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”.
Desgloso la cita.
1. “para que la psicosis se desencadene”. Está aludiendo a una cadena, y a la separación de sus eslabones: por lo tanto, a las cadenas de significantes en que habita aquel, al que en ese momento se le desencadena la psicosis. En esa época Lacan manejaba una estructura lineal del significante, todavía estaba bastante ligado, En una cuestión preliminar y en el seminario III, a la definición sassureana de significante. Recién en el 64 él va a producir su propia definición. Lo cual lo va a ir obligando progresivamente a rearmar conceptualmente y como modo de mostrar, la teoría. Va a terminar empujado al nudo Borromeo, l hasta ahí se está manejando con una geometría plana. Si bien ya empezó con el toro, con la banda de Mohebius pero son todos experimentos. Va a profundizar en eso a partir del nudo Borromeo.
Les armé, según el significante lineal porque todavía, no me da la cabeza para tratar de armar esos esquemas tomando en cuenta la topología del nudo que es planteada en tres espacios.
S-S-S-NP -fi-S-S = Neurosis
s s s s s s s
S-S-S- SDn MD-S-S-S = Paranoia (psicosis) [2]
s s s s s s s s s
Luego, el nudo Borromeo le dará una estructura nodal de tres y uno, a los efectos del significante, no del lingüístico sino del re-definido por Lacan en función de la existencia y la producción del Inconsciente. Será un desencadenamiento de cadenudos y como consecuencia con efectos sobre los tres registros que inciden en el hablante y de diferentes formas lo representan. Acá hay un pequeño problema porque el significante es absolutamente del orden de lo simbólico. Entonces ustedes me dirán: si Lacan platea la equivalencia entre los tres registros porque estás planteando de esta manera la cuestión. Porque los tres registros son originados desde el significante y el significante luego pasará a formar parte también de lo simbólico.
2. “Nombre del Padre forcluido”. No se trata de un nombre como sustancia. Está referido a lo siguiente: por la vía del En Nombre del Padre, hay una función que es imprescindible se ejecute en la estructuración del sujeto para que este se pueda ordenar neuróticamente en la vida. Esa función es la castración, como referencia al falo imaginario. O sea, lo de Juanito: están los que lo tienen, están los que no lo tienen. Es la función que juega el padre al privar al chico de la madre y a la madre del chico. Dicho en términos sencillos, acá hay mamás y papás, recordarán la función de hipnosis que jugó vuestro bebé para ustedes. Si ustedes venían ya de una relativamente buena ecuación simbólica y por lo tanto habían derivado inconscientemente en el momento oportuno, desear tener un hijo de vuestro padre, eso deja escavado el lugar para la función de En el nombre del padre que la va a ejercer después el padre de vuestro hijo.
Privación que se juega, básicamente, por vía del acto y el ejemplo generado trans generacionalmente, no de la “educación” como insistencia explicativa. Esto es muy importante. Lacan en el Seminario III toma algo que él había tomado en un congreso que se había hecho sobre el inconsciente en el cual había participado David Cooper quien había observado que la psicosis solía aparecer en la tercera generación después de que en una primera generación hubiera habido un accidente. Accidente que si se lo rastreaba se lo encontraba y se lo enlazaba a la aparición de la psicosis en la tercera generación. Esto lo he observado muchas veces. A veces he observado, lo que a mí me ha parecido, la aparición de la psicosis en la segunda generación pero igual entra dentro de una lógica que en definitiva es la que ya había planteado Freud con la cuestión de las series complementarias. Si lo piensan también plantea las tres generaciones. O sea la filogenia que incluye por un lado la herencia genética pero por otro lado la herencia de lo que ocurrió en las familias que precedieron a la familia en la cual nace esa criatura. La ontogenia donde él planteaba lo que había ocurrido en la familia que dio origen a esa criatura y el trauma que ya se opera sobre esa criatura en sí.
Estas cuestiones no son meramente teóricas. Con Alicia Smolovich estamos trabajando juntos un caso que creo que nos tiene apasionados a ambos, es una muchacha y una de las suposiciones es que se trata de una psicosis simbiótica. No es una esquizofrenia, no es una paranoia, aparece por vía de la drogadicción pero pareciera ser una psicosis simbiótica. Hay una serie de escalonamientos que llevan a lo que sería el abuelo de esta muchacha de algún modo negado después en una adopción que el nuevo marido de la madre del padre de esta muchacha hace del futuro padre. A esta muchacha le ponen el apellido de lo que fue el padre adoptivo. Cuestiones de la guerra de por medio que no importan ahora porque no podemos tomar todo pero sí como uno ve como va atravesando esa tragedia a las dos generaciones previas y desemboca en la locura de esta muchacha.
La función de privación pone de manifiesto que la madre no tiene el falo. Los emblemas que caracterizan a ese padre, sea el biológico u otra persona que esté jugando esa función por equis razones, servirán para las identificaciones del infantil sujeto. Ocurren, porque el hijo aprehende en el padre esos emblemas y se identifica o no a ellos. La privación, le abre el camino al hijo para la identificación con rasgos paternos. El chico puede rechazar esos emblemas pero es una forma de que hayan jugado, el problema está, cuando no hay emblemas.
El En Nombre del Padre resulta forcluido, ocurre cuando la criatura no logra incorporar rasgos necesarios que le permitan jugar alguna función paterna importante, en el momento en que sea requerido a eso. Lo que sucede por: cómo no se ha articulado el deseo de hijo por parte de la madre con las funciones de padre (para Freud el deseo de la niña de recibir un hijo del padre), y por cómo aparece, mejor o peor, el personaje padre que le toca ejercerlas.
Cierta vez me tocó atender un brote paranoico, en una paranoia celotípica. Un hombre que venía del barro, había sido botellero. Luego se había transformado en uno de los chatarreros más fuertes de su zona. Resultó un hombre adinerado que sacó a su mujer del fango. Ella abandonó la prostitución para casarse con él. Era una tipa macanuda. Hicieron una buena vida de matrimonio durante veintipico de años. El día que se casó el hijo varón, le estalló a él un delirio paranoico celotípico, inconmovible. Fíjense que sucede en un punto concreto (cuando el hijo se fue con otra), no en cualquier punto. Con esto quiero decir que puede no tener tanto que ver con la edad, ni con las funciones paternas más imaginadas, como tener un hijo. Puedo relatar muchos casos de gente a las que se le ha desencadenado una psicosis cuando ha nacido el hijo o cuando han estado en trámite de gestar un embarazo y tener dificultades en ese terreno. Pero puede aparecer, por cualquier otro punto. La cuestión es en qué punto de la articulación borromeica de ese sujeto, fracasó el En Nombre del Padre. Yo no diría “falló”, porque en lo fallido, función hay. Si decimos “fracasó” es que no se pudo constituir, no hay. No hubo el cuarto nudo necesario –el padre del nombre- que anude a un Borromeo que no puede no estar fallado. Si no lo estuviera, replantea Lacan en el Sinthome, sería la Paranoia.
Sigo desglosando la cita de Lacan en el Postcriptum:
3. “forcluido, es decir, sin haber llegado nunca al lugar del Otro”. Forcluido fue como se lo tradujo al castellano, más estrictamente sería precluido[3], término jurídico que alude a cuando se salta un paso que es necesario transcurrir en el desarrollo de un juicio y sobre el que una vez prescripto, no se puede volver. El lugar del Otro, como el del tesoro de los significantes menos 1, o sea también de la castración = Falo simbólico (Delta mayúscula), y también el lugar de la Ley de prohibición del incesto. Entonces, en ese lugar no está algún significante, de los que tienen que representar a funciones paternas decisivas.
4. "sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto”. El significante significa por oposición y diferencia, pero en el mismo punto donde significa, mata a aquello que representa. En el sentido, que aquello que representa, pasa a estar representado en el discurso lo que hace que pueda no estar presente materialmente, como cosa. Nosotros estamos hablando de Lacan que está muerto hace más de veinte años, sin embargo está presente en mi discurso. Entonces, en la paranoia, cuando el sujeto tiene que ejercer determinadas funciones de padre, o mejor, funciones que aunque sea metonímica o metafóricamente tengan que ver con la paternidad en relación a esos puntos, no va a encontrar los significantes que le permitan llevarlas a cabo. De esto podría deducirse que las mujeres no se van a volver locas nunca. Pero el significante del Nombre del Padre también las implica. Porque la cuestión tiene relación con el ejercicio de funciones que caen bajo pertinencia de la función y que para que se realicen, exigen la participación de la madre también. Cuando digo la participación de la madre me estoy refiriendo a la familia. Pero supónganse ustedes, si una mujer es designada jueza está convocada a ejercer una función paterna y depende de como se haya tramitado en ella toda esta cuestión de la función paterna, lo que va a pasar. El sujeto es convocado a ejercer alguna de esas funciones, y no las puede ejercer de ninguna otra manera que por lo que le emerge desde el Inconsciente como significantes, no significados, sentidos, que puedan operar esas funciones. Si esos significantes no están, por el proceso que comentaba antes, el sujeto se encuentra allí, con un agujero. Por eso Lacan especifica: “sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto”. Es la falta del En Nombre del Padre en ese lugar, la que abre el agujero en lo que tiene que ser significado –el sujeto -, ya que no puede ser significado para ejecutar actos paternales que requieran de ese, o esos significantes que no están.
Lacan es muy juguetón cuando escribe. Cuando él habla de significado tienen que tratar de pescar en que contexto lo está diciendo, porque puede estar diciéndolo en el sentido de sentido de sentido dado por el diccionario, o como en el párrafo que estamos leyendo que cuando dice significado está hablando del sujeto a ser significado. No logra significarse en cuanto a como funcionar en esa función.
5. “Inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario”. Propone una figura, la cascada, que todos conocemos y la de “retoques”, también. Quienes trabajaron con personas en los momentos en que se les va desencadenando un brote, han observado cómo se va retocando eso que no se puede resolver, porque aparece un no saber, que no sabe que no está. Parafraseo la frase de Freud retomada por Lacan sobre el Inconsciente, y que decía: un saber que no se sabe. En el psicótico, en referencia a ese significante que no está, yo digo: es un no saber que no sabe que no está. Este es el problema. Por eso necesita construirlo de alguna manera, él supone que lo puede construir, supone que puede tener ese saber y eso es lo que va a intetar luego la metáfora delirante. El delirio va retocando el agujero, con la certeza de que ese es el saber adecuado. Encontrarán primero un matiz, que luego se acentúa, después se agrega otra cosa; en fin, le van dando forma. Se va produciendo “un desastre creciente de lo imaginario”, ¿en qué sentido? Tomemos en este punto al Imaginario como el sentido común. Más o menos todos creemos que suponemos cosas parecidas sobre lo que son las cuestiones más cotidianas, más habituales de la vida. En la partanoia, en determinado momento eso se quiebra, se fractura, porque no se encuentra para darle sentido a ese Imaginario el significante necesario. Entonces hay que sustituirlo por otros significantes que interesan al sujeto hasta en su cuerpo y que al ser extraños al sentido común, aparecen delirantes.
En esa chica que contaba antes que estamos trabajando juntos con Alicia, aparecía sin ningún sentido que ella se produce cortes en las piernas, en los brazos. No dice por ejemplo, para suicidarme. Está con el cuerpo tratando de decir algo que no puede decir.
Siguo con la cita de Lacan:
6. "hasta que se alcance el nivel en que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”. El sujeto donde tendría que encontrar un significante que le de un cierto saber sobre cómo operar frente a un hecho real de su vida que le exige funcionar paternalmente, no lo encuentra. Tiene que apelar a otros significantes con los cuales tratar de explicar y explicarse ese hecho real. Al apelar a significantes que salen del sentido común (llamémosle convenio colectivamente acordado), que salen del imaginario que nos agrupa socialmente[4], comienza a sufrir ese desastre creciente. Eso es la metáfora delirante. ¿Por qué metáfora? Porque representa al sujeto, pero lo representa delirantemente y al estabilizarse en él lo estabilizan a él. El peor momento de constitución de un brote psicótico es justamente cuando no hay significante que responda, es el momento de la angustia catastrófica, de sentimiento de fin de mundo. El sentimiento que Freud describía como efecto del retiro de las cargas de objeto de todo lo que rodea al sujeto (retiro que se produce, porque que no encuentra los significantes adecuados para acceder a las relaciones con esos objetos). Esto que Lacan plantea como los retoques del significante, está referido a cuando se empiezan a cargar otros significantes, otros objetos y se arma un delirio. Lo escribo de esta manera:
S-S-S-NP -fi-S-S = Neurosis
s s s s s s s
S-S-S- SDn MD-S-S-S = Paranoia (psicosis) [5]
s s s s s s s s s
Una cadena significante en la cual hubo convocatoria del En Nombre del Padre en oposición simbólica al sujeto en una neurosis, respondió con un discurso donde los significantes se fueron articulando, el En Nombre del Padre es convocado y responde. Lo que le da significación fálica al sujeto = -fi. En cambio, en una Paranoia, el ser parlante estuvo viviendo más o menos como todos en relación a diferentes cuestiones de la vida. Pero se produce alguna/s, donde tendría que encontrar el En Nombre del Padre y en su lugar encontró un agujero. El sujeto confrontado al agujero, pasa a ser agujero acosado por significantes que le vuelven desde lo real (alucinaciones, etc.); de ahí la angustia, feroz angustia. Estoy repetitivo con esto pero es justamente porque me parece que es el punto nuclear del desencadenamiento. No sé quienes de ustedes han tenido experiencia de trabajar con personas en esas circunstancias, realmente es ferozmente angustiante, incluso para el terapeuta, porque uno siente en el propio cuerpo esa desesperación catastrófica de esa persona a la que se le ha ido el mundo debajo de los pies. Es el momento en que se suelen suicidar muchos psicóticos porque no llegan a establecer el delirio. Es un tema que hoy no voy tocar más que de refilón. Ayer, hablando con Adriana Lambruschini sobre un caso que le relataron, pensé, -algún toque sobre esto tengo que hacer-. Me refiero a lo que suele ocurrir con ese nuevo tipo de delincuencia que los delincuentes de experiencia, los delincuentes verdaderamente perversos, no lo digo peyorativamente, los llaman delincuentes sin código. Esos casos como el tirador de Belgrano que salió a matar por matar. Como es un chico de la pequeña burguesía le dan una cobertura muy particular pero sin embargo más de una vez van a escuchar de asaltos o situaciones donde matan a pesar de haber robado y de no encontrar resistencia. Lo que me contaba Adriana ayer, era un caso que se produjo en la zona donde ella trabaja. Había un chico que se había transformado totalmente en “drogón”, como les dicen en la lalangue de los pibes y que producía actos delincuenciales con frecuencia. Venía de una familia absolutamente destruida donde no sólo hay escasez económica sino también mucha escasez simbólica. En un momento sale a una de sus acciones. La madre lo impreca, tratando de evitar que salga a delinquir. El pibe le dice algo así como: ya vas a ver. Voy a hacer algo que no te lo vas a olvidar más. Se fue y en la esquina de la casa se colgó y se ahorcó. Efectivamente le dejó a la madre un recuerdo imborrable. Ahí no hubo privación del chico de la madre. Con esto no le estoy echando la culpa a la madre. De este tipo de casos he tenido oportunidad de enterarme de unos cuantos. Donde uno se da cuenta que hay chicos que no alcanzan a armar un delirio y que tampoco se quedan simplemente en la angustia catastrófica del delirio del fin del mundo sino que pasan a un puro accionar del cual sostenerse. Pero cuando uno lee ese puro accionar, se da cuenta que en realidad lo que ha construido son micro delirios no enunciados, sí actuados. Un tema que creo que tenemos que conversar, es si no son formas de esquizofrenia. En general no están planteadas como tal, pero creo que merecen revisión.
La metáfora delirante afloja la angustia, permite vivir. Me animaría a decir que es una forma de cuarto nudo, no la mejor. Por eso los viejos psiquiatras, Freud y Lacan también, dijeron que ése es el momento de curación de la psicosis. El psicótico se cura de lo peor que sufría: no tener respuesta a eso real que lo acosaba. Así, sigue la cadena. Cuando se escuchan los delirios paranoicos siempre se encuentra algo que está intentado funcionar como el En Nombre del Padre que no hay. Suele afirmarse que el psicótico no tiene capacidad de metaforizar. En la Paranoia no es cierto. Lacan habla de metáfora delirante, porque no es la de metaforizar, la capacidad que ha perdido. Ha perdido la capacidad de producir la Metáfora Paterna. O sea, una y decisiva, en particular.
¿Cómo se arriba al desencadenamiento? Lo que trabajé hasta ahora es ese punto en el que se desencadena una psicosis. Fenoménicamente, se lo suele observar como retracción narcisística, vivencia de fin de mundo, y restitución sobre la base del tejido de un delirio que responde a ese agujero acosado por las alucinaciones (significantes reales) con las que el psicótico se encuentra. ¿Qué quiere decir que las alucinaciones sean significantes vueltos desde lo real? que no son tramables. Me acuerdo que de una chica con la que trabajaba en el hospital Tornú. Una alucinación le repetía: ¡sós una puta, sos una puta! Pobre era más virgen que los cuákeros. Al mismo tiempo que la alucinación de algún modo le transmitía un deseo de ella, transmitía la voz del padre pero de un modo que ella no podía hacer nada con eso, excepto sufrirlo.
También puede no haber alucinaciones. Aquí entraría el tema de los neologismos, manierismos, automatismos, estereotipias, etc. Una cantidad de manifestaciones en el orden psiquiátrico, nada despreciables para nosotros, pero que no son el objeto de esta clase.
Me estaba acordando de un muchacho esquizofrénico sobre el que escribo en el volumen IV de En la trastienda de los análisis. Había transcurrido siempre como una esquizofrenia simple. La madre de él era esquizofrénica y él era el único hijo que la iba a visitar todos los domingos al psiquiátrico en el cual estaba internada hacía diez años. Ahí se había hecho muy amigo de un enfermero homosexual que a su vez, de la madre era muy amigo. El enfermero en determinado momento, tuvo un cáncer agudo de huesos y en dos meses más o menos se murió. Él alcanzó a verlo varias veces antes de la muerte y escuchó las quejas de este enfermero sobre los dolores de sus huesos. Muerto este enfermero a él le aparecieron alucinaciones senestésicas, le dolían los mismos lugares que le dolían al enfermero y él estaba convencido de que se iba a morir en poco tiempo. La alucinación era una forma de traerle algo del orden del Nombre del Padre, porque ese enfermero jugaba una cierta función con la madre, no por el lado erótico sino de una función paterna con la madre.
Insisto: ¿Cómo se arriba al desencadenamiento? Esta pregunta encierra a la vez dos: 1ª) ¿cómo pudo una psicosis no desencadenada, vivir como un símil neurótico? Hasta ahí han vivido como tipos un poco chinche, un poco cabrones, chismosos, querellantes, pero más o menos, como todos nosotros. Lacan plantea lo siguiente, refiriéndose a algo que Schreber decía de dios como parte de su delirio:[6]
“Término en el que culmina el proceso por el cual el significante se ha desencadenado en lo real, después de que se abrió la quiebra del Nombre del Padre -es decir, del significante que en el Otro, en cuanto lugar del significante, es el significante del Otro en cuanto lugar de la ley”. Nuevamente, voy a desglosar la cita, pero siguiendo otros efectos de sentido inherentes a la misma.
a) Utiliza el significante “culmina”. Al indicar una culminación (un punto de llegada) retrosignifica un principio. Luego utiliza “desencadenado”, en el sentido de “soltado de la cadena”, de ruptura, desarticulación de la cadena de los significantes. /.../“en lo real”, o sea en lo que no es simbólico ni imaginario, en lo que es irrepresentable. Lo real es lo radicalmente no sabido, no es lo no sabido porque está reprimido. El significante cae ahí, y de ahí vuelve. Vuelve desde lo real, como un significante que no logra representar, ni entrar, diríamos condensando a Freud y Lacan, en el comercio de significantes. Es difícil compartir su creencia con una persona que se cree Jesucristo: queda por fuera del sentido común. Están las psicosis colectivas. ¿Recuerdan esa secta de Las puertas del cielo donde se suicidaron todos juntos? Son pequeños grupos que comparten la creencia delirante y se matan por eso. Sé que acá hay varios descendientes de alemanes y también iba a decir rusos pero sé que también hay varios descendientes de rusos, espero no se ofendan, pero en algunos casos los delirios los comparten naciones enteras. Por ejemplo, el reinado de Hitler en Alemania o el de Stalin en lo que fue el Imperio Soviético, o ahora en este enfrentamiento entre Israel y Hezbollah. Estoy azorado por las cosas que estoy recibiendo en mi computadora. Algunas de las cuales son verdaderamente delirios y algunos de esos delirios los envían colegas. Colegas que están analizando gente, es más algunos de ellos que he llevado a la radio porque el tipo me parecía interesante por algunas cuestiones que decía sobre arte y el psicoanálisis. Es notable como pueden pasar al delirio, en el momento en que no tienen una respuesta a lo real de la guerra. En su lugar, aparecen significantes delirantes.
b) me interesa subrayar esta parte: “después de que se abrió la quiebra del Nombre del Padre”. El N. del P., es el significante que en el tesoro de los significantes representa ese lugar como lugar de la ley -de la interdicción del incesto, la privación del falo, la castración y la donación de blasones fálicos-. En esa definición de Lacan podemos encontrar algo muy interesante para el diagnóstico y el manejo clínico. Escuchen esto que es justamente lo que sirve para situarse ante aquellos en los que no se ha desencadenado una psicosis. Es importante para manejarse lo mejor posible. Por lo menos, para no ser uno, el psicoanalista, el que se la desencadene. Después, no nos hagamos demasiadas ilusiones, la gente vive lo real de su vida y puede aparecer en ella, algo que se la desencadene Hasta el desencadenamiento de una psicosis, el sujeto atraviesa cuatro tiempos: un primer tiempo de quiebra del significante del Nombre del Padre -en los tiempos del Edipo y de la castración-; un segundo tiempo de apertura de dicha quiebra - Piensen ustedes en las cadenitas que llevan en sus cuellos, más de una vez les ha ocurrido andar con un eslabón débil en la cadena pero sin embargo anduvieron bien con esa cadena. Un día se les engancha y cae la cadena, recién ahí descubren que había un eslabón débil que es por donde se cortó. Hubo un momento donde ese eslabón fue convocado a funcionar, no soportó y se quebró. Había un como sí fuera un nombre del padre. El tercer tiempo, el del desencadenamiento en lo real -vivencia psicótica, sentimiento, delirio de fin de mundo- El 4º tiempo: tiempo productivo del delirio, que Freud y Bleuler van a llamar curación, porque cura, ya que el delirio estabiliza. El psicótico se engancha a su delirio y vive. Lacan, en el seminario 3, dice que el psicótico ama a su delirio como a sí mismo. Yo me animaría a decir, que el psicótico ama a su delirio más que a sí mismo. Puede, con tal de que su delirio se sostenga, atentar contra su vida. Me tocó hace poco observar algo que me impresionó y de paso esto habla de los dimes y diretes del progreso con los neurolépticos. Apareció el Lapenax, que es un neuroléptico incisivo muy eficaz. Me tocó ver de cerca un muchacho que se había pasado con alucinaciones auditivas desde los 13 años hasta los 38 que le dieron Lapenax. Después de un tiempo de que le esté siendo suministrado el Lapenax, se le borraron las alucinaciones auditivas. Fue uno de los momentos donde yo tuve la impresión de que ese muchacho estaba más cerca del suicidio que nunca. Él lo expresaba de esta manera: "me siento absolutamente vacío. No sé para que vivo". Después, el trabajo con el psicoanalista que trabajaba con él logró producir un cierto tejido yoico que de algún modo remendó el agujero que el Lapenax había dejado al eliminar las alucinaciones. Ese período, que fueron meses yo tenía en duda qué era mejor, si haberlo dejado con las alucinaciones o habérselas eliminado vía neurolépticos. Digo esto no para que no usen el Lapenax, sino en todo caso para que cuando lo usen sepan con que se pueden encontrar y operen en consecuencia. Armen una trama de continencia que le facilite a esa persona recorrer el camino que se abre desde el momento en que empiezan con el Lapenax y hasta que se logren reestabilizar nuevamente. Por suerte es demasiado caro el Lapenax, así que lo usa muy poca gente.
Es en ese momento de la vivencia de fin del mundo que el afectado puede pasarse horas frente al espejo. Sobre todo en las esquizofrenias y particularmente en las esquizofrenias que estallan en la adolescencia, también en la juventud. A veces terminan rompiendo el espejo y a veces con esos cristales tratan de suicidarse. (Ustedes me dirán: “vos dijiste que esquizofrenia y psicosis son dos entidades diferentes”. Sí, pero tienen fenómenos y hasta elementos de estructura en común.)
En un caso de unas chicas que mataron al padre porque suponían que tenía el demonio en el cuerpo, el episodio empezó cuando él rompió el espejo. Él, vio en lugar de su imagen, al demonio en el espejo. Otra variante, es cuando intempestivamente ante los ojos de los demás, ven a un afectado saltar al vacío desde lo alto de un edificio. Hace unos años, un músico de la sinfónica municipal fue al ensayo, que era en un piso alto del Cervantes (los compañeros sabían que sufría una esquizofrenia, pero el seguía cumpliendo con sus funciones de músico y bien), firmó el libro de entradas, dio media vuelta, fue a la ventana y se tiró. No es un melancólico que llega al suicidio después de un largo trabajo ideativo sobre porque se va a suicidar, lo más probable en este caso es que haya sentido una voz que le ordenó tirarse después de dar registro de su presencia.
Cuarto tiempo entonces: la estabilización por vía de los retoques del significante que a la vez que estropean el sentido común, la relación con el imaginario colectivo, generan una metáfora delirante de la cual sostenerse en lugar de la metáfora paterna que no puede producirse.
Segunda pregunta: ¿Por qué se produce el desencadenamiento? La pregunta es clave para decidir cómo trabajamos nosotros. Para discriminar si estamos ante una psicosis no desencadenada o ante una neurosis narcisista de transferencia al signo (llamadas más comúnmente de carácter. Esto de "neurosis narcisista de transferencia al signo" en realidad es un invento mío pero no se los voy a explicar ahora porque nos extenderíamos demasiado. Estas cuestiones son muy importantes durante el periodo de entrevistas iniciales, en las que uno trata de ubicarse sobre qué está escuchando para ver cómo trabajar con esa persona. Lacan plantea: “¿Pero cómo puede el N del P ser llamado por el sujeto al único lugar donde ha podido advenirle y dónde nunca ha estado? Por ninguna otra cosa sino por un padre real, no en absoluto necesariamente por el padre del sujeto, por Un padre”. Y agrega: “Aún así es preciso que ese Un padre venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo antes. Basta para ello que ese Un padre se sitúe en posición tercera en alguna relación que tenga por base la pareja imaginaria a-a’, es decir yo-objeto o ideal-realidad, interesando al sujeto en el campo de agresión erotizada que induce." Es el primer grafo de Lacan, sobre la relación especular i(a)---------i(a´).
Búsquese en el comienzo de la psicosis esta coyuntura dramática. Ya se presente para la mujer que acaba de dar a luz en la figura de su esposo, para la penitente que confiesa su falta en la persona de su confesor”. Imaginen esto: la religiosa está confesándose y se encuentra con una relación entre la realidad de que pecó, con el ideal del No Pecarás. En medio está Un padre escuchando la confesión. Sigue la cita: “para la muchacha enamorada en el encuentro del ‘padre del muchacho’, se la encontrará siempre, y se la encontrará más fácilmente si se guía por las ‘situaciones’ en el sentido novelesco de este término”.[7] Escuchen ese consejo que es muy importante. Un muchacho esquizofrénico que analicé tenía muchos problemas con la mujer porque él se levantaba tarde. En un momento dado, buscando cómo resolver ese intríngulis que lo estaba empujando a brotarse otra vez, le digo que venga con la mujer. Noto una mirada paranoica en él, que además, se iba hundiendo en el sillón. “-Eh, ¿qué le pasa?”, le digo. Dice: - “se me cruzó una idea, usted se la quiere levantar a mi mujer”. “-No, está bien, no la traiga”. Ahí estaba la mujer, estaba el yo de él, y yo quedaba en el medio. Él no me podía tramar como un En Nombre del padre que está ejerciendo el análisis, sino que si yo entraba ahí era que me quería levantar a la mujer. No podía funcionar como padre, quedaba como un par. De paso les diré que en ese intríngulis que yo me encontré, me daba cuenta que en esos enfrentamientos con la mujer era ella la que estaba entrando en el lugar de Un padre real. Lacan plantea Un padre real por eso, porque no es articulable a otros significantes y por lo tanto el brote iba a venir por ese lado. Yo trato de impedirlo con esa maniobra y se me vuelve a mí la cuestión. A partir de ahí aflojó la cuestión con la mujer, pero en función de otras concesiones que ella obtuvo.
Analicemos esta cita de Lacan. En primer lugar, llama la atención una ambigüedad: “Pero cómo puede el N. del P. ser llamado por el sujeto (es el sujeto el que lo llama) al único lugar donde ha podido advenirle y donde nunca ha estado? Por ninguna otra cosa sino por un padre real...” en la segunda parte de la oración el N del P está siendo llamado por otro, Un padre real, en la primera parte dijo que era llamado por el sujeto. En esta frase, que es inmediata, dice que está siendo llamado por Un padre real. Hay un conflicto en la enunciación de ese enunciado.
En Schreber, el llamado viene del Otro -que aparece como absoluto- según aclara en el seminario 3 Lacan, pero también de la intención del yo que busca, acepta, asume el cargo. ¿Recuerdan a Schreber? Fue un hombre que pasó su vida como pudo, y un día se presenta en Viena a una elección para ser presidente del senado, que era un órgano judicial -no una cámara parlamentaria-. Cuando es electo y tiene que asumir, comienza a producirse un proceso que lleva al desencadenamiento de su psicosis. Él convoca al En Nombre del Padre a ese lugar, -presentándose a la elección-, pero también es cierto que queda en una relación imaginaria con ese lugar ante los que sancionan su asunción de ese lugar, los que seguramente le deben haber funcionado como el Un padre real, como también le apareció luego en el sanatorio, Flechsig.
¿Cómo se presentan? Frágiles (defensivos u ofensivos). Puede ser una fragilidad más bien abúlica, que no saben que decir o que dicen poco, que tienen un discurso aburrido. A Mí me pasa con una persona, que me encuentro descolgado de lo que esta persona está diciendo, no hay sesión que no me pase. Me pregunto ¿qué está diciendo? ¿Por qué andamos por acá? Y no entiendo. No es que esté diciendo cosas locas, me está relatando la rutina de su vida, pero de tal manera que no produce interés en mí. Empecé a observar, para entender de qué se trataba y lo que fui captando es que se trata de una deriva sin objeto. Es una deriva donde no está tratando de dar cuenta de ningún objeto. Es tan aburrida como el diario Clarín por ejemplo, excepto las páginas de policiales y los chistes. Pero es esa deriva que tienen los periodistas actualmente donde uno se pregunta de qué están hablando. El título está claro pero la nota es una deriva donde no hay un objeto a ser resuelto. Esta es una cuestión fenoménica muy observable en este tipo de pacientes. También pueden aparecer ofensivos o sea soberbios, desafiantes, etc. En verdad es una defensa. El amigo Wilheim Reich diría: es una coraza caracterológica. Lacan diría: son sus blasones. Uno rápidamente advierte que detrás de esa armadura no hay nada, es una cáscara vacía. ¡Cuidado!, no romper esa cáscara porque si la rompen, detrás está la vivencia de fin del mundo. Ustedes también tienen esas personas que se autodefinen cómo “tímidas”. Un paciente, que es un neurótico común, contaba un sueño donde él era representado por un sobrinito. Definía al sobrinito cómo “tímido e introvertido”. El sobrinito jugando, se tiraba por una baranda y caía. Cuando él iba desesperado a recogerlo, el nene le decía: “no te preocupes, tío, era una broma”. Otra cosa que van a encontrar mucho en estos pacientes es puerilidad. Son dos reacciones que encubren la fragilidad subjetiva que los anima.
Alicia Somolovich: Para la paciente que refería Sergio, la madre estaba loca y lo que cuenta, son relatos de locura.
Sergio Rodríguez: Gracias Alicia. Efectivamente así es, como les cuenta Alicia, lo único que agregaría es que la muchacha esta, al menos hasta ahora, ha hecho una especie de formación reactiva en relación a la madre en el sentido de que trata de presentarla como una madre muy amada cuando el relato da toda la impresión que en verdad, era de lo que ella adolecía de niña en la relación con esa madre. Pobre chica la verdad que tenía con que volverse loca. También es cierto, la reacción diferente del hermano ante el mismo complejo parental. No obstante, cuando ustedes encuentren la reacción diferente de un hermano y otro, tienen que preguntarse como se tramó la subjetividad de cada uno. En esta chica evidentemente ha influido mucho que el hermano era el varón y ella la mujer y menor, pero también he visto casos en los que el que enloqueció fue el varón y no la mujer. En ese sentido no podemos hacer esquemas. Por ejemplo en el muchacho que les dije que hizo una esquizofrenia simple y después tuvo las alucinaciones cenestésicas y que la madre era esquizofrénica, él era el mayor de los hermanos. El resto de los hermanos salieron más o menos neuróticos comunes. Había una hermana con una fobia bastante importante. Este muchacho tuvo la desgracia de ser el preferido de la madre y justamente lo que creo que a los otros los salvó, además de la propia reacción subjetiva de ellos frente al complejo, es que no eran los preferidos de la madre. Cada caso es un caso.
[1] Desde: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
[2] SDn = (significantes delirantes a la n potencia). MD= metáfora delirante
[3]En el Diccionario de la Real Academia Española: preclusión. Del lat. praeclusio, -onis.
1. f. Der. Carácter del proceso, según el cual el juicio se divide en etapas, cada una de las cuales clausura la anterior sin posibilidad de replantear lo ya decidido en ella.
[4] ¿Podríamos decir que el delirio es lo otro, lo contrario, la imposibilidad de la sublimación?
[5] SDn = (significantes delirantes a la n potencia). MD= metáfora delirante
[6] Lacan J.: Una cuestión preliminar..................
[7] Lacan. Ídem. Pág.
Esta clase va a ser muy densa, desde ya les advierto, además va a ser extensa, con lo cual es muy probable que después del break sigamos con ella y recién después pase a la otra. Ya confrontado con armar estas clases, a la otra decidí darle menos peso porque clínicamente me parecía más interesante meterme con esta porque es el tema menos manejado por los psicoanalistas. La otra clase tiene más que ver con el objeto a, tema también difícil para nosotros, pero si no hay tiempo la enviaré por mail.
Les diré que además de clínicamente importante, me parece que es políticamente importante para el movimiento psicoanalítico meterse más en estas cuestiones que anuncio en el título. De absoluta casualidad el jueves a la noche me hicieron una nota telefónica que no leí como salió, pero tengo la impresión, porque la vi en un colega que la tenía, que hicieron un ultra resumen. Era una nota de Newsweek en la Argentina sobre el tema del psicoanálisis y una de las preguntas era si había alguna diferencia entre la práctica del psicoanálisis en la época de Freud y la actual. Yo dije que sí, que había grandes diferencias. En un lenguaje lo más de difusión posible, le dije a la periodista que me hacía la nota en que consistían esas diferencias. En parte las viví, no sólo las leí. Cuando empecé a trabajar en el psicoanálisis la psicosis era un tema o vedado para el psicoanálisis o muy mal tratado. De tal modo que cuando alguna psicosis no desencadenada o alguna psicosis desencadenada era tratada por psicoanalistas, si no mediaban los neurolépticos, en general eran desencadenadas por el tratamiento psicoanalítico o empeoraban. Eran épocas donde las esquizofrenias en general terminaban evolucionando hacia la demenciación por eso los viejos psiquiatras la llamaban demencia precoz. Ir al fondo de los psiquiátricos era impresionante. Creo que fue de las impresiones más horribles que me llevé, cuando empecé a estudiar medicina. Primer año de medicina, año 1956, se me ocurrió con otro par de colegas ir a hacer disecciones a la morgue del Borda. La morgue del Borda como toda morgue, al fondo y a la izquierda. Para llegar ahí, uno se cruzaba con los llamados crónicos. Crónicos eran mayoritariamente, los esquizofrénicos demenciados, los gatosos, porque se hacían pis y se cagaban encima, además no comían si alguien no los llevaba al comedor y les daba de comer o lo hacían comer. Si entran ahora a los psiquiátricos, incluso con todas las dificultades que tienen actualmente por cuestiones presupuestarias y políticas, no van a encontrar ese tipo de cuadros o por lo menos no los van a encontrar en las dimensiones que se los encontraba antes. Por supuesto todavía quedan algunos servicios que tienen solamente al jefe de servicio. Esos servicios, son de mal índice que tengan solamente el jefe, pues quiere decir que a nadie le interesó ir a trabajar ahí y generalmente es porque esos jefes son unos dinosaurios, pero son problemas puntuales. Pero tanto con el avance de los neurolépticos y de la estrategia y la táctica que fue diseñando Lacan para el tratamiento de los psicóticos, la situación actual, es completamente diferente. Es muy importante en ese sentido que los psicoanalistas capten esto para trabajar en ese sentido. Ustedes saben que la inmensa mayoría de los psicoanalistas no aceptan psicóticos, excepto por cuestiones económicas, cuando están empezando a trabajar. Cuando pueden empezar a seleccionar, en general los derivan porque temen los fracasos y no tienen ganas de fracasar. Eso no es así. Sin embargo, se pueden hacer cosas muy interesantes en los tratamientos de los psicóticos en general, incluso de lo que en ese terreno aparece como lo más grave, la esquizofrenia. Digo aparece porque les vuelvo a recordar una anécdota de Lacan en 203 ocurrencias en el consultorio de Lacan, de Jean Allouch. En ella, un colega le dice: -doctor al fin estoy tranquilo, me he dado cuenta que mi paciente no es un psicótico, es una histeria grave y Lacan le dice: ¿por qué, usted cree que es menos grave?
Ahora arréglensela porque incluso voy a leer.
Parto de una tesis: reivindicar como planteo fundante y fundamental de Lacan, el de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y por el lenguaje y precisado en su últimos tiempos, por su propia lengua. Digo esto porque he leído un artículo de Roberto Harari en Imago Agenda no hace mucho tiempo, donde tratando de apoyarse en algo del Insue´… de Lacan trataría de derribar ese concepto. Si se derriba ese concepto se derriba toda la práctica lacaniana de trabajo psicoanalítico. La equivalencia entre los tres registros, se sostiene de la primacía del significante que les da origen. No hay que hacer equivaler al significante con otros elementos que produce la lengua porque sino no se entiende nada. Es justamente la existencia del significante que diferencia de otros lenguajes, hasta uno diría numéricamente complejos como el de los delfines o el de algunos primates. De lo que esos lenguajes no constan, no es solamente la posibilidad de la plurisemia sino como consecuencia, de la posibilidad que nuevas combinatorias produzcan nuevas significaciones. Esta es la gran diferencia. A la vez agrego: del significante entendido como: “lo que representa a un sujeto para otro significante”[1]. Lo cual ya no es la definición de Saussure. Lacan, partió de esa definición, pero después llegó a una propia para lo que es el campo del inconsciente en la que toma un lugar central la cuestión de la representación del sujeto. Saussure plateaba el tema del significante en relación pura a la lengua en general, sin plantearse la problemática del sujeto, cosa lógica, él era lingüista no tenía porque plateársela.
A partir de dicha tesis, Lacan localizo los elementos que diferencian a cada estructura para tratar de diagnosticarlas antes del desencadenamiento de la patología que generan y para proyectar la estrategia que busque evitar la producción en las psicosis, del posible desencadenamiento, trabajando con lo que habla en y del ser parlante.
La neurosis se soporta en la represión. El discurso del amo antiguo la funda, fundando al Inconsciente. El S1 desprendido del Saber del Otro, castra a este y toma en apariencia (apariencia fecunda), el lugar agente en el discurso que funda al Inconsciente.
S1 S2
$ a
Algunas veces escucharán decir que el discurso del amo antiguo es el discurso del inconsciente. A mí me parece mejor decirlo estrictamente como lo planteó Lacan, que es el que funda el inconsciente. Sino sería suponer que en el resto de los discursos el inconsciente no se hace presente y eso no es así, se hace presente en todos, el tema es de que forma, y cual lo funda. Lo funda justamente porque al articularse entre sí, los al menos dos significantes, generan el efecto de represión ya que se produce un efecto de sentido, de significación, que de por sí le niega el paso a otros efectos de sentido.
La represión, por lo tanto, es aquella operación por la cual el efecto de sentido de los enunciados, vela al sin sentido de los significantes e inhibe sus posibilidades combinatorias, que podrían aportar otros efectos de sentido, que escribirían mensajes diferentes. La letra (formación del inconsciente, vuelta de lo reprimido), por supuesto me estoy refiriendo a la letra desde el punto de vista lacaniano, ahí otra vez estamos diferenciando el concepto letra de lingüística del concepto letra en la teorización en Lacan, será quien nos transmita estas diferentes probabilidades latentes, a través de su función litoral entre lo simbólico y lo real. Dicho más sencillo cualquier equívoco lo que transmite es una letra de diferencia, o dos o tres, no importa. El planteo está muy ligado al planteo de Freud en La interpretación de los sueños introducción al capítulo VI, cuando él describe que valor, que sílaba, produce cada imagen del sueño para la construcción de la interpretación del sueño. Me parece que el aporte interesante de Lacan, los que tengan ganas de leer sobre eso está el artículo Lituraterre, publicado en un Suplemento de las notas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires del año 1980. Todavía lo tienen, porque no la usan, o lo hacen muy pocos. Lo que aporta Lacan es la función de litoral que hace la letra entre lo simbólico y lo real. Es muy interesante el significante que él usa, no dice ni frontera ni límite porque las fronteras y los límites son un efecto de lo simbólico. Ahora está la guerra en la frontera entre el Líbano e Israel, esa frontera fue delineada por los seres humanos en determinados convenios, etc., son un efecto de lo simbólico. En cambio, van a una costanera y ven que el litoral a veces llega más adentro del río, y otras, que el litoral está más acá. Hay una relación entre el río y la tierra, no es una frontera establecida por el ser humano. En este sentido me parece interesante que platee la letra así, porque eso es justamente lo que hace que la letra sea un producto de la relación entre lo real y lo simbólico. Entre la pulsión, el deseo y el significante. Acuérdense lo que planteaba Freud sobre la pulsión como en el límite entre lo psíquico y lo somático, la letra se genera desde ahí. Tampoco hay que idealizar la letra. Lo que hace es convocar a una nueva operación simbólica. Esa nueva operación puede resultar exitosa o fracasada otra vez, pero en esa nueva operación va a haber un goce del sujeto que quede implicado en ella. Un goce en el sentido lacaniano del término, o sea que puede haber placer, puede haber sufrimiento, puede haber placer y sufrimiento. Pero la letra lo que va a empujar es a un nuevo despliegue del aparato simbólico, para tratar de hacer algo con ese real conque se confronta.
Apoyándose en Freud, Lacan discernió en la paranoia su mecanismo fundamental: la forclusión del: En nombre del padre. Inicialmente Lacan hablaba de función paterna, después tomó lo que terminó reduciéndose a el nombre del padre pero cuando empezó, lo empezó tomando de la persignarse: En nombre del padre, del hijo, del espíritu santo, amén. Yo preferiría mantenerlo como En nombre del padre, porque es mucho más claro que no es el nombre en sí del padre sino que es un representante de la función del padre. No obstante va a seguir tan perdida como antes y vamos a seguir hablando siempre del nombre del padre. Sobre eso Lacan dice: "forclusión del En Nombre del Padre, es la falta en el lugar del Otro en cuanto lugar del significante que ahí, sería el significante del Otro en cuanto lugar de la ley".
Falta al menos un significante fundamental en el lugar del Otro, al que Lacan llamó Nombre del Padre. Leeré a la letra a Lacan, buscando entender que quiere decir.
En el Poscriptum de Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis (cualquiera que se quiera meter a estudiar el tema de la psicosis empiecen por el Poscriptum, si tienen tiempo y ganas léanse todo el Seminario III, también Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, pero la condensación de hasta donde él llegó en ese momento está en dicho Poscriptum. Empiecen por ahí, porque ahí él discrimina el mecanismo de producción y eso es muy importante) dice: “para que la psicosis se desencadene es necesario que el Nombre del Padre, forcluido, es decir sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Es la falta del Nombre del Padre en ese lugar la que, por el agujero que abre en el significado, inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario, hasta que se alcanza el nivel en el que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”.
Desgloso la cita.
1. “para que la psicosis se desencadene”. Está aludiendo a una cadena, y a la separación de sus eslabones: por lo tanto, a las cadenas de significantes en que habita aquel, al que en ese momento se le desencadena la psicosis. En esa época Lacan manejaba una estructura lineal del significante, todavía estaba bastante ligado, En una cuestión preliminar y en el seminario III, a la definición sassureana de significante. Recién en el 64 él va a producir su propia definición. Lo cual lo va a ir obligando progresivamente a rearmar conceptualmente y como modo de mostrar, la teoría. Va a terminar empujado al nudo Borromeo, l hasta ahí se está manejando con una geometría plana. Si bien ya empezó con el toro, con la banda de Mohebius pero son todos experimentos. Va a profundizar en eso a partir del nudo Borromeo.
Les armé, según el significante lineal porque todavía, no me da la cabeza para tratar de armar esos esquemas tomando en cuenta la topología del nudo que es planteada en tres espacios.
S-S-S-NP -fi-S-S = Neurosis
s s s s s s s
S-S-S- SDn MD-S-S-S = Paranoia (psicosis) [2]
s s s s s s s s s
Luego, el nudo Borromeo le dará una estructura nodal de tres y uno, a los efectos del significante, no del lingüístico sino del re-definido por Lacan en función de la existencia y la producción del Inconsciente. Será un desencadenamiento de cadenudos y como consecuencia con efectos sobre los tres registros que inciden en el hablante y de diferentes formas lo representan. Acá hay un pequeño problema porque el significante es absolutamente del orden de lo simbólico. Entonces ustedes me dirán: si Lacan platea la equivalencia entre los tres registros porque estás planteando de esta manera la cuestión. Porque los tres registros son originados desde el significante y el significante luego pasará a formar parte también de lo simbólico.
2. “Nombre del Padre forcluido”. No se trata de un nombre como sustancia. Está referido a lo siguiente: por la vía del En Nombre del Padre, hay una función que es imprescindible se ejecute en la estructuración del sujeto para que este se pueda ordenar neuróticamente en la vida. Esa función es la castración, como referencia al falo imaginario. O sea, lo de Juanito: están los que lo tienen, están los que no lo tienen. Es la función que juega el padre al privar al chico de la madre y a la madre del chico. Dicho en términos sencillos, acá hay mamás y papás, recordarán la función de hipnosis que jugó vuestro bebé para ustedes. Si ustedes venían ya de una relativamente buena ecuación simbólica y por lo tanto habían derivado inconscientemente en el momento oportuno, desear tener un hijo de vuestro padre, eso deja escavado el lugar para la función de En el nombre del padre que la va a ejercer después el padre de vuestro hijo.
Privación que se juega, básicamente, por vía del acto y el ejemplo generado trans generacionalmente, no de la “educación” como insistencia explicativa. Esto es muy importante. Lacan en el Seminario III toma algo que él había tomado en un congreso que se había hecho sobre el inconsciente en el cual había participado David Cooper quien había observado que la psicosis solía aparecer en la tercera generación después de que en una primera generación hubiera habido un accidente. Accidente que si se lo rastreaba se lo encontraba y se lo enlazaba a la aparición de la psicosis en la tercera generación. Esto lo he observado muchas veces. A veces he observado, lo que a mí me ha parecido, la aparición de la psicosis en la segunda generación pero igual entra dentro de una lógica que en definitiva es la que ya había planteado Freud con la cuestión de las series complementarias. Si lo piensan también plantea las tres generaciones. O sea la filogenia que incluye por un lado la herencia genética pero por otro lado la herencia de lo que ocurrió en las familias que precedieron a la familia en la cual nace esa criatura. La ontogenia donde él planteaba lo que había ocurrido en la familia que dio origen a esa criatura y el trauma que ya se opera sobre esa criatura en sí.
Estas cuestiones no son meramente teóricas. Con Alicia Smolovich estamos trabajando juntos un caso que creo que nos tiene apasionados a ambos, es una muchacha y una de las suposiciones es que se trata de una psicosis simbiótica. No es una esquizofrenia, no es una paranoia, aparece por vía de la drogadicción pero pareciera ser una psicosis simbiótica. Hay una serie de escalonamientos que llevan a lo que sería el abuelo de esta muchacha de algún modo negado después en una adopción que el nuevo marido de la madre del padre de esta muchacha hace del futuro padre. A esta muchacha le ponen el apellido de lo que fue el padre adoptivo. Cuestiones de la guerra de por medio que no importan ahora porque no podemos tomar todo pero sí como uno ve como va atravesando esa tragedia a las dos generaciones previas y desemboca en la locura de esta muchacha.
La función de privación pone de manifiesto que la madre no tiene el falo. Los emblemas que caracterizan a ese padre, sea el biológico u otra persona que esté jugando esa función por equis razones, servirán para las identificaciones del infantil sujeto. Ocurren, porque el hijo aprehende en el padre esos emblemas y se identifica o no a ellos. La privación, le abre el camino al hijo para la identificación con rasgos paternos. El chico puede rechazar esos emblemas pero es una forma de que hayan jugado, el problema está, cuando no hay emblemas.
El En Nombre del Padre resulta forcluido, ocurre cuando la criatura no logra incorporar rasgos necesarios que le permitan jugar alguna función paterna importante, en el momento en que sea requerido a eso. Lo que sucede por: cómo no se ha articulado el deseo de hijo por parte de la madre con las funciones de padre (para Freud el deseo de la niña de recibir un hijo del padre), y por cómo aparece, mejor o peor, el personaje padre que le toca ejercerlas.
Cierta vez me tocó atender un brote paranoico, en una paranoia celotípica. Un hombre que venía del barro, había sido botellero. Luego se había transformado en uno de los chatarreros más fuertes de su zona. Resultó un hombre adinerado que sacó a su mujer del fango. Ella abandonó la prostitución para casarse con él. Era una tipa macanuda. Hicieron una buena vida de matrimonio durante veintipico de años. El día que se casó el hijo varón, le estalló a él un delirio paranoico celotípico, inconmovible. Fíjense que sucede en un punto concreto (cuando el hijo se fue con otra), no en cualquier punto. Con esto quiero decir que puede no tener tanto que ver con la edad, ni con las funciones paternas más imaginadas, como tener un hijo. Puedo relatar muchos casos de gente a las que se le ha desencadenado una psicosis cuando ha nacido el hijo o cuando han estado en trámite de gestar un embarazo y tener dificultades en ese terreno. Pero puede aparecer, por cualquier otro punto. La cuestión es en qué punto de la articulación borromeica de ese sujeto, fracasó el En Nombre del Padre. Yo no diría “falló”, porque en lo fallido, función hay. Si decimos “fracasó” es que no se pudo constituir, no hay. No hubo el cuarto nudo necesario –el padre del nombre- que anude a un Borromeo que no puede no estar fallado. Si no lo estuviera, replantea Lacan en el Sinthome, sería la Paranoia.
Sigo desglosando la cita de Lacan en el Postcriptum:
3. “forcluido, es decir, sin haber llegado nunca al lugar del Otro”. Forcluido fue como se lo tradujo al castellano, más estrictamente sería precluido[3], término jurídico que alude a cuando se salta un paso que es necesario transcurrir en el desarrollo de un juicio y sobre el que una vez prescripto, no se puede volver. El lugar del Otro, como el del tesoro de los significantes menos 1, o sea también de la castración = Falo simbólico (Delta mayúscula), y también el lugar de la Ley de prohibición del incesto. Entonces, en ese lugar no está algún significante, de los que tienen que representar a funciones paternas decisivas.
4. "sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto”. El significante significa por oposición y diferencia, pero en el mismo punto donde significa, mata a aquello que representa. En el sentido, que aquello que representa, pasa a estar representado en el discurso lo que hace que pueda no estar presente materialmente, como cosa. Nosotros estamos hablando de Lacan que está muerto hace más de veinte años, sin embargo está presente en mi discurso. Entonces, en la paranoia, cuando el sujeto tiene que ejercer determinadas funciones de padre, o mejor, funciones que aunque sea metonímica o metafóricamente tengan que ver con la paternidad en relación a esos puntos, no va a encontrar los significantes que le permitan llevarlas a cabo. De esto podría deducirse que las mujeres no se van a volver locas nunca. Pero el significante del Nombre del Padre también las implica. Porque la cuestión tiene relación con el ejercicio de funciones que caen bajo pertinencia de la función y que para que se realicen, exigen la participación de la madre también. Cuando digo la participación de la madre me estoy refiriendo a la familia. Pero supónganse ustedes, si una mujer es designada jueza está convocada a ejercer una función paterna y depende de como se haya tramitado en ella toda esta cuestión de la función paterna, lo que va a pasar. El sujeto es convocado a ejercer alguna de esas funciones, y no las puede ejercer de ninguna otra manera que por lo que le emerge desde el Inconsciente como significantes, no significados, sentidos, que puedan operar esas funciones. Si esos significantes no están, por el proceso que comentaba antes, el sujeto se encuentra allí, con un agujero. Por eso Lacan especifica: “sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto”. Es la falta del En Nombre del Padre en ese lugar, la que abre el agujero en lo que tiene que ser significado –el sujeto -, ya que no puede ser significado para ejecutar actos paternales que requieran de ese, o esos significantes que no están.
Lacan es muy juguetón cuando escribe. Cuando él habla de significado tienen que tratar de pescar en que contexto lo está diciendo, porque puede estar diciéndolo en el sentido de sentido de sentido dado por el diccionario, o como en el párrafo que estamos leyendo que cuando dice significado está hablando del sujeto a ser significado. No logra significarse en cuanto a como funcionar en esa función.
5. “Inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario”. Propone una figura, la cascada, que todos conocemos y la de “retoques”, también. Quienes trabajaron con personas en los momentos en que se les va desencadenando un brote, han observado cómo se va retocando eso que no se puede resolver, porque aparece un no saber, que no sabe que no está. Parafraseo la frase de Freud retomada por Lacan sobre el Inconsciente, y que decía: un saber que no se sabe. En el psicótico, en referencia a ese significante que no está, yo digo: es un no saber que no sabe que no está. Este es el problema. Por eso necesita construirlo de alguna manera, él supone que lo puede construir, supone que puede tener ese saber y eso es lo que va a intetar luego la metáfora delirante. El delirio va retocando el agujero, con la certeza de que ese es el saber adecuado. Encontrarán primero un matiz, que luego se acentúa, después se agrega otra cosa; en fin, le van dando forma. Se va produciendo “un desastre creciente de lo imaginario”, ¿en qué sentido? Tomemos en este punto al Imaginario como el sentido común. Más o menos todos creemos que suponemos cosas parecidas sobre lo que son las cuestiones más cotidianas, más habituales de la vida. En la partanoia, en determinado momento eso se quiebra, se fractura, porque no se encuentra para darle sentido a ese Imaginario el significante necesario. Entonces hay que sustituirlo por otros significantes que interesan al sujeto hasta en su cuerpo y que al ser extraños al sentido común, aparecen delirantes.
En esa chica que contaba antes que estamos trabajando juntos con Alicia, aparecía sin ningún sentido que ella se produce cortes en las piernas, en los brazos. No dice por ejemplo, para suicidarme. Está con el cuerpo tratando de decir algo que no puede decir.
Siguo con la cita de Lacan:
6. "hasta que se alcance el nivel en que significante y significado se estabilizan en la metáfora delirante”. El sujeto donde tendría que encontrar un significante que le de un cierto saber sobre cómo operar frente a un hecho real de su vida que le exige funcionar paternalmente, no lo encuentra. Tiene que apelar a otros significantes con los cuales tratar de explicar y explicarse ese hecho real. Al apelar a significantes que salen del sentido común (llamémosle convenio colectivamente acordado), que salen del imaginario que nos agrupa socialmente[4], comienza a sufrir ese desastre creciente. Eso es la metáfora delirante. ¿Por qué metáfora? Porque representa al sujeto, pero lo representa delirantemente y al estabilizarse en él lo estabilizan a él. El peor momento de constitución de un brote psicótico es justamente cuando no hay significante que responda, es el momento de la angustia catastrófica, de sentimiento de fin de mundo. El sentimiento que Freud describía como efecto del retiro de las cargas de objeto de todo lo que rodea al sujeto (retiro que se produce, porque que no encuentra los significantes adecuados para acceder a las relaciones con esos objetos). Esto que Lacan plantea como los retoques del significante, está referido a cuando se empiezan a cargar otros significantes, otros objetos y se arma un delirio. Lo escribo de esta manera:
S-S-S-NP -fi-S-S = Neurosis
s s s s s s s
S-S-S- SDn MD-S-S-S = Paranoia (psicosis) [5]
s s s s s s s s s
Una cadena significante en la cual hubo convocatoria del En Nombre del Padre en oposición simbólica al sujeto en una neurosis, respondió con un discurso donde los significantes se fueron articulando, el En Nombre del Padre es convocado y responde. Lo que le da significación fálica al sujeto = -fi. En cambio, en una Paranoia, el ser parlante estuvo viviendo más o menos como todos en relación a diferentes cuestiones de la vida. Pero se produce alguna/s, donde tendría que encontrar el En Nombre del Padre y en su lugar encontró un agujero. El sujeto confrontado al agujero, pasa a ser agujero acosado por significantes que le vuelven desde lo real (alucinaciones, etc.); de ahí la angustia, feroz angustia. Estoy repetitivo con esto pero es justamente porque me parece que es el punto nuclear del desencadenamiento. No sé quienes de ustedes han tenido experiencia de trabajar con personas en esas circunstancias, realmente es ferozmente angustiante, incluso para el terapeuta, porque uno siente en el propio cuerpo esa desesperación catastrófica de esa persona a la que se le ha ido el mundo debajo de los pies. Es el momento en que se suelen suicidar muchos psicóticos porque no llegan a establecer el delirio. Es un tema que hoy no voy tocar más que de refilón. Ayer, hablando con Adriana Lambruschini sobre un caso que le relataron, pensé, -algún toque sobre esto tengo que hacer-. Me refiero a lo que suele ocurrir con ese nuevo tipo de delincuencia que los delincuentes de experiencia, los delincuentes verdaderamente perversos, no lo digo peyorativamente, los llaman delincuentes sin código. Esos casos como el tirador de Belgrano que salió a matar por matar. Como es un chico de la pequeña burguesía le dan una cobertura muy particular pero sin embargo más de una vez van a escuchar de asaltos o situaciones donde matan a pesar de haber robado y de no encontrar resistencia. Lo que me contaba Adriana ayer, era un caso que se produjo en la zona donde ella trabaja. Había un chico que se había transformado totalmente en “drogón”, como les dicen en la lalangue de los pibes y que producía actos delincuenciales con frecuencia. Venía de una familia absolutamente destruida donde no sólo hay escasez económica sino también mucha escasez simbólica. En un momento sale a una de sus acciones. La madre lo impreca, tratando de evitar que salga a delinquir. El pibe le dice algo así como: ya vas a ver. Voy a hacer algo que no te lo vas a olvidar más. Se fue y en la esquina de la casa se colgó y se ahorcó. Efectivamente le dejó a la madre un recuerdo imborrable. Ahí no hubo privación del chico de la madre. Con esto no le estoy echando la culpa a la madre. De este tipo de casos he tenido oportunidad de enterarme de unos cuantos. Donde uno se da cuenta que hay chicos que no alcanzan a armar un delirio y que tampoco se quedan simplemente en la angustia catastrófica del delirio del fin del mundo sino que pasan a un puro accionar del cual sostenerse. Pero cuando uno lee ese puro accionar, se da cuenta que en realidad lo que ha construido son micro delirios no enunciados, sí actuados. Un tema que creo que tenemos que conversar, es si no son formas de esquizofrenia. En general no están planteadas como tal, pero creo que merecen revisión.
La metáfora delirante afloja la angustia, permite vivir. Me animaría a decir que es una forma de cuarto nudo, no la mejor. Por eso los viejos psiquiatras, Freud y Lacan también, dijeron que ése es el momento de curación de la psicosis. El psicótico se cura de lo peor que sufría: no tener respuesta a eso real que lo acosaba. Así, sigue la cadena. Cuando se escuchan los delirios paranoicos siempre se encuentra algo que está intentado funcionar como el En Nombre del Padre que no hay. Suele afirmarse que el psicótico no tiene capacidad de metaforizar. En la Paranoia no es cierto. Lacan habla de metáfora delirante, porque no es la de metaforizar, la capacidad que ha perdido. Ha perdido la capacidad de producir la Metáfora Paterna. O sea, una y decisiva, en particular.
¿Cómo se arriba al desencadenamiento? Lo que trabajé hasta ahora es ese punto en el que se desencadena una psicosis. Fenoménicamente, se lo suele observar como retracción narcisística, vivencia de fin de mundo, y restitución sobre la base del tejido de un delirio que responde a ese agujero acosado por las alucinaciones (significantes reales) con las que el psicótico se encuentra. ¿Qué quiere decir que las alucinaciones sean significantes vueltos desde lo real? que no son tramables. Me acuerdo que de una chica con la que trabajaba en el hospital Tornú. Una alucinación le repetía: ¡sós una puta, sos una puta! Pobre era más virgen que los cuákeros. Al mismo tiempo que la alucinación de algún modo le transmitía un deseo de ella, transmitía la voz del padre pero de un modo que ella no podía hacer nada con eso, excepto sufrirlo.
También puede no haber alucinaciones. Aquí entraría el tema de los neologismos, manierismos, automatismos, estereotipias, etc. Una cantidad de manifestaciones en el orden psiquiátrico, nada despreciables para nosotros, pero que no son el objeto de esta clase.
Me estaba acordando de un muchacho esquizofrénico sobre el que escribo en el volumen IV de En la trastienda de los análisis. Había transcurrido siempre como una esquizofrenia simple. La madre de él era esquizofrénica y él era el único hijo que la iba a visitar todos los domingos al psiquiátrico en el cual estaba internada hacía diez años. Ahí se había hecho muy amigo de un enfermero homosexual que a su vez, de la madre era muy amigo. El enfermero en determinado momento, tuvo un cáncer agudo de huesos y en dos meses más o menos se murió. Él alcanzó a verlo varias veces antes de la muerte y escuchó las quejas de este enfermero sobre los dolores de sus huesos. Muerto este enfermero a él le aparecieron alucinaciones senestésicas, le dolían los mismos lugares que le dolían al enfermero y él estaba convencido de que se iba a morir en poco tiempo. La alucinación era una forma de traerle algo del orden del Nombre del Padre, porque ese enfermero jugaba una cierta función con la madre, no por el lado erótico sino de una función paterna con la madre.
Insisto: ¿Cómo se arriba al desencadenamiento? Esta pregunta encierra a la vez dos: 1ª) ¿cómo pudo una psicosis no desencadenada, vivir como un símil neurótico? Hasta ahí han vivido como tipos un poco chinche, un poco cabrones, chismosos, querellantes, pero más o menos, como todos nosotros. Lacan plantea lo siguiente, refiriéndose a algo que Schreber decía de dios como parte de su delirio:[6]
“Término en el que culmina el proceso por el cual el significante se ha desencadenado en lo real, después de que se abrió la quiebra del Nombre del Padre -es decir, del significante que en el Otro, en cuanto lugar del significante, es el significante del Otro en cuanto lugar de la ley”. Nuevamente, voy a desglosar la cita, pero siguiendo otros efectos de sentido inherentes a la misma.
a) Utiliza el significante “culmina”. Al indicar una culminación (un punto de llegada) retrosignifica un principio. Luego utiliza “desencadenado”, en el sentido de “soltado de la cadena”, de ruptura, desarticulación de la cadena de los significantes. /.../“en lo real”, o sea en lo que no es simbólico ni imaginario, en lo que es irrepresentable. Lo real es lo radicalmente no sabido, no es lo no sabido porque está reprimido. El significante cae ahí, y de ahí vuelve. Vuelve desde lo real, como un significante que no logra representar, ni entrar, diríamos condensando a Freud y Lacan, en el comercio de significantes. Es difícil compartir su creencia con una persona que se cree Jesucristo: queda por fuera del sentido común. Están las psicosis colectivas. ¿Recuerdan esa secta de Las puertas del cielo donde se suicidaron todos juntos? Son pequeños grupos que comparten la creencia delirante y se matan por eso. Sé que acá hay varios descendientes de alemanes y también iba a decir rusos pero sé que también hay varios descendientes de rusos, espero no se ofendan, pero en algunos casos los delirios los comparten naciones enteras. Por ejemplo, el reinado de Hitler en Alemania o el de Stalin en lo que fue el Imperio Soviético, o ahora en este enfrentamiento entre Israel y Hezbollah. Estoy azorado por las cosas que estoy recibiendo en mi computadora. Algunas de las cuales son verdaderamente delirios y algunos de esos delirios los envían colegas. Colegas que están analizando gente, es más algunos de ellos que he llevado a la radio porque el tipo me parecía interesante por algunas cuestiones que decía sobre arte y el psicoanálisis. Es notable como pueden pasar al delirio, en el momento en que no tienen una respuesta a lo real de la guerra. En su lugar, aparecen significantes delirantes.
b) me interesa subrayar esta parte: “después de que se abrió la quiebra del Nombre del Padre”. El N. del P., es el significante que en el tesoro de los significantes representa ese lugar como lugar de la ley -de la interdicción del incesto, la privación del falo, la castración y la donación de blasones fálicos-. En esa definición de Lacan podemos encontrar algo muy interesante para el diagnóstico y el manejo clínico. Escuchen esto que es justamente lo que sirve para situarse ante aquellos en los que no se ha desencadenado una psicosis. Es importante para manejarse lo mejor posible. Por lo menos, para no ser uno, el psicoanalista, el que se la desencadene. Después, no nos hagamos demasiadas ilusiones, la gente vive lo real de su vida y puede aparecer en ella, algo que se la desencadene Hasta el desencadenamiento de una psicosis, el sujeto atraviesa cuatro tiempos: un primer tiempo de quiebra del significante del Nombre del Padre -en los tiempos del Edipo y de la castración-; un segundo tiempo de apertura de dicha quiebra - Piensen ustedes en las cadenitas que llevan en sus cuellos, más de una vez les ha ocurrido andar con un eslabón débil en la cadena pero sin embargo anduvieron bien con esa cadena. Un día se les engancha y cae la cadena, recién ahí descubren que había un eslabón débil que es por donde se cortó. Hubo un momento donde ese eslabón fue convocado a funcionar, no soportó y se quebró. Había un como sí fuera un nombre del padre. El tercer tiempo, el del desencadenamiento en lo real -vivencia psicótica, sentimiento, delirio de fin de mundo- El 4º tiempo: tiempo productivo del delirio, que Freud y Bleuler van a llamar curación, porque cura, ya que el delirio estabiliza. El psicótico se engancha a su delirio y vive. Lacan, en el seminario 3, dice que el psicótico ama a su delirio como a sí mismo. Yo me animaría a decir, que el psicótico ama a su delirio más que a sí mismo. Puede, con tal de que su delirio se sostenga, atentar contra su vida. Me tocó hace poco observar algo que me impresionó y de paso esto habla de los dimes y diretes del progreso con los neurolépticos. Apareció el Lapenax, que es un neuroléptico incisivo muy eficaz. Me tocó ver de cerca un muchacho que se había pasado con alucinaciones auditivas desde los 13 años hasta los 38 que le dieron Lapenax. Después de un tiempo de que le esté siendo suministrado el Lapenax, se le borraron las alucinaciones auditivas. Fue uno de los momentos donde yo tuve la impresión de que ese muchacho estaba más cerca del suicidio que nunca. Él lo expresaba de esta manera: "me siento absolutamente vacío. No sé para que vivo". Después, el trabajo con el psicoanalista que trabajaba con él logró producir un cierto tejido yoico que de algún modo remendó el agujero que el Lapenax había dejado al eliminar las alucinaciones. Ese período, que fueron meses yo tenía en duda qué era mejor, si haberlo dejado con las alucinaciones o habérselas eliminado vía neurolépticos. Digo esto no para que no usen el Lapenax, sino en todo caso para que cuando lo usen sepan con que se pueden encontrar y operen en consecuencia. Armen una trama de continencia que le facilite a esa persona recorrer el camino que se abre desde el momento en que empiezan con el Lapenax y hasta que se logren reestabilizar nuevamente. Por suerte es demasiado caro el Lapenax, así que lo usa muy poca gente.
Es en ese momento de la vivencia de fin del mundo que el afectado puede pasarse horas frente al espejo. Sobre todo en las esquizofrenias y particularmente en las esquizofrenias que estallan en la adolescencia, también en la juventud. A veces terminan rompiendo el espejo y a veces con esos cristales tratan de suicidarse. (Ustedes me dirán: “vos dijiste que esquizofrenia y psicosis son dos entidades diferentes”. Sí, pero tienen fenómenos y hasta elementos de estructura en común.)
En un caso de unas chicas que mataron al padre porque suponían que tenía el demonio en el cuerpo, el episodio empezó cuando él rompió el espejo. Él, vio en lugar de su imagen, al demonio en el espejo. Otra variante, es cuando intempestivamente ante los ojos de los demás, ven a un afectado saltar al vacío desde lo alto de un edificio. Hace unos años, un músico de la sinfónica municipal fue al ensayo, que era en un piso alto del Cervantes (los compañeros sabían que sufría una esquizofrenia, pero el seguía cumpliendo con sus funciones de músico y bien), firmó el libro de entradas, dio media vuelta, fue a la ventana y se tiró. No es un melancólico que llega al suicidio después de un largo trabajo ideativo sobre porque se va a suicidar, lo más probable en este caso es que haya sentido una voz que le ordenó tirarse después de dar registro de su presencia.
Cuarto tiempo entonces: la estabilización por vía de los retoques del significante que a la vez que estropean el sentido común, la relación con el imaginario colectivo, generan una metáfora delirante de la cual sostenerse en lugar de la metáfora paterna que no puede producirse.
Segunda pregunta: ¿Por qué se produce el desencadenamiento? La pregunta es clave para decidir cómo trabajamos nosotros. Para discriminar si estamos ante una psicosis no desencadenada o ante una neurosis narcisista de transferencia al signo (llamadas más comúnmente de carácter. Esto de "neurosis narcisista de transferencia al signo" en realidad es un invento mío pero no se los voy a explicar ahora porque nos extenderíamos demasiado. Estas cuestiones son muy importantes durante el periodo de entrevistas iniciales, en las que uno trata de ubicarse sobre qué está escuchando para ver cómo trabajar con esa persona. Lacan plantea: “¿Pero cómo puede el N del P ser llamado por el sujeto al único lugar donde ha podido advenirle y dónde nunca ha estado? Por ninguna otra cosa sino por un padre real, no en absoluto necesariamente por el padre del sujeto, por Un padre”. Y agrega: “Aún así es preciso que ese Un padre venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo antes. Basta para ello que ese Un padre se sitúe en posición tercera en alguna relación que tenga por base la pareja imaginaria a-a’, es decir yo-objeto o ideal-realidad, interesando al sujeto en el campo de agresión erotizada que induce." Es el primer grafo de Lacan, sobre la relación especular i(a)---------i(a´).
Búsquese en el comienzo de la psicosis esta coyuntura dramática. Ya se presente para la mujer que acaba de dar a luz en la figura de su esposo, para la penitente que confiesa su falta en la persona de su confesor”. Imaginen esto: la religiosa está confesándose y se encuentra con una relación entre la realidad de que pecó, con el ideal del No Pecarás. En medio está Un padre escuchando la confesión. Sigue la cita: “para la muchacha enamorada en el encuentro del ‘padre del muchacho’, se la encontrará siempre, y se la encontrará más fácilmente si se guía por las ‘situaciones’ en el sentido novelesco de este término”.[7] Escuchen ese consejo que es muy importante. Un muchacho esquizofrénico que analicé tenía muchos problemas con la mujer porque él se levantaba tarde. En un momento dado, buscando cómo resolver ese intríngulis que lo estaba empujando a brotarse otra vez, le digo que venga con la mujer. Noto una mirada paranoica en él, que además, se iba hundiendo en el sillón. “-Eh, ¿qué le pasa?”, le digo. Dice: - “se me cruzó una idea, usted se la quiere levantar a mi mujer”. “-No, está bien, no la traiga”. Ahí estaba la mujer, estaba el yo de él, y yo quedaba en el medio. Él no me podía tramar como un En Nombre del padre que está ejerciendo el análisis, sino que si yo entraba ahí era que me quería levantar a la mujer. No podía funcionar como padre, quedaba como un par. De paso les diré que en ese intríngulis que yo me encontré, me daba cuenta que en esos enfrentamientos con la mujer era ella la que estaba entrando en el lugar de Un padre real. Lacan plantea Un padre real por eso, porque no es articulable a otros significantes y por lo tanto el brote iba a venir por ese lado. Yo trato de impedirlo con esa maniobra y se me vuelve a mí la cuestión. A partir de ahí aflojó la cuestión con la mujer, pero en función de otras concesiones que ella obtuvo.
Analicemos esta cita de Lacan. En primer lugar, llama la atención una ambigüedad: “Pero cómo puede el N. del P. ser llamado por el sujeto (es el sujeto el que lo llama) al único lugar donde ha podido advenirle y donde nunca ha estado? Por ninguna otra cosa sino por un padre real...” en la segunda parte de la oración el N del P está siendo llamado por otro, Un padre real, en la primera parte dijo que era llamado por el sujeto. En esta frase, que es inmediata, dice que está siendo llamado por Un padre real. Hay un conflicto en la enunciación de ese enunciado.
En Schreber, el llamado viene del Otro -que aparece como absoluto- según aclara en el seminario 3 Lacan, pero también de la intención del yo que busca, acepta, asume el cargo. ¿Recuerdan a Schreber? Fue un hombre que pasó su vida como pudo, y un día se presenta en Viena a una elección para ser presidente del senado, que era un órgano judicial -no una cámara parlamentaria-. Cuando es electo y tiene que asumir, comienza a producirse un proceso que lleva al desencadenamiento de su psicosis. Él convoca al En Nombre del Padre a ese lugar, -presentándose a la elección-, pero también es cierto que queda en una relación imaginaria con ese lugar ante los que sancionan su asunción de ese lugar, los que seguramente le deben haber funcionado como el Un padre real, como también le apareció luego en el sanatorio, Flechsig.
¿Cómo se presentan? Frágiles (defensivos u ofensivos). Puede ser una fragilidad más bien abúlica, que no saben que decir o que dicen poco, que tienen un discurso aburrido. A Mí me pasa con una persona, que me encuentro descolgado de lo que esta persona está diciendo, no hay sesión que no me pase. Me pregunto ¿qué está diciendo? ¿Por qué andamos por acá? Y no entiendo. No es que esté diciendo cosas locas, me está relatando la rutina de su vida, pero de tal manera que no produce interés en mí. Empecé a observar, para entender de qué se trataba y lo que fui captando es que se trata de una deriva sin objeto. Es una deriva donde no está tratando de dar cuenta de ningún objeto. Es tan aburrida como el diario Clarín por ejemplo, excepto las páginas de policiales y los chistes. Pero es esa deriva que tienen los periodistas actualmente donde uno se pregunta de qué están hablando. El título está claro pero la nota es una deriva donde no hay un objeto a ser resuelto. Esta es una cuestión fenoménica muy observable en este tipo de pacientes. También pueden aparecer ofensivos o sea soberbios, desafiantes, etc. En verdad es una defensa. El amigo Wilheim Reich diría: es una coraza caracterológica. Lacan diría: son sus blasones. Uno rápidamente advierte que detrás de esa armadura no hay nada, es una cáscara vacía. ¡Cuidado!, no romper esa cáscara porque si la rompen, detrás está la vivencia de fin del mundo. Ustedes también tienen esas personas que se autodefinen cómo “tímidas”. Un paciente, que es un neurótico común, contaba un sueño donde él era representado por un sobrinito. Definía al sobrinito cómo “tímido e introvertido”. El sobrinito jugando, se tiraba por una baranda y caía. Cuando él iba desesperado a recogerlo, el nene le decía: “no te preocupes, tío, era una broma”. Otra cosa que van a encontrar mucho en estos pacientes es puerilidad. Son dos reacciones que encubren la fragilidad subjetiva que los anima.
Alicia Somolovich: Para la paciente que refería Sergio, la madre estaba loca y lo que cuenta, son relatos de locura.
Sergio Rodríguez: Gracias Alicia. Efectivamente así es, como les cuenta Alicia, lo único que agregaría es que la muchacha esta, al menos hasta ahora, ha hecho una especie de formación reactiva en relación a la madre en el sentido de que trata de presentarla como una madre muy amada cuando el relato da toda la impresión que en verdad, era de lo que ella adolecía de niña en la relación con esa madre. Pobre chica la verdad que tenía con que volverse loca. También es cierto, la reacción diferente del hermano ante el mismo complejo parental. No obstante, cuando ustedes encuentren la reacción diferente de un hermano y otro, tienen que preguntarse como se tramó la subjetividad de cada uno. En esta chica evidentemente ha influido mucho que el hermano era el varón y ella la mujer y menor, pero también he visto casos en los que el que enloqueció fue el varón y no la mujer. En ese sentido no podemos hacer esquemas. Por ejemplo en el muchacho que les dije que hizo una esquizofrenia simple y después tuvo las alucinaciones cenestésicas y que la madre era esquizofrénica, él era el mayor de los hermanos. El resto de los hermanos salieron más o menos neuróticos comunes. Había una hermana con una fobia bastante importante. Este muchacho tuvo la desgracia de ser el preferido de la madre y justamente lo que creo que a los otros los salvó, además de la propia reacción subjetiva de ellos frente al complejo, es que no eran los preferidos de la madre. Cada caso es un caso.
[1] Desde: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
[2] SDn = (significantes delirantes a la n potencia). MD= metáfora delirante
[3]En el Diccionario de la Real Academia Española: preclusión. Del lat. praeclusio, -onis.
1. f. Der. Carácter del proceso, según el cual el juicio se divide en etapas, cada una de las cuales clausura la anterior sin posibilidad de replantear lo ya decidido en ella.
[4] ¿Podríamos decir que el delirio es lo otro, lo contrario, la imposibilidad de la sublimación?
[5] SDn = (significantes delirantes a la n potencia). MD= metáfora delirante
[6] Lacan J.: Una cuestión preliminar..................
[7] Lacan. Ídem. Pág.
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