miércoles, 30 de julio de 2008

Capítulo Nº 1


Si hasta hace muy poco tiempo la mayoría de los psicoanalistas ocultaba pudorosamente que hay sentimiento de crisis en el psicoanálisis, a partir de la segunda mitad de 1994 este posicionamiento comenzó a variar. Mientras los mas perjudicados por la disminución en la afluencia de consultas venían rumoreando el tema en los pasillos, los mas encumbrados lo negaban. Hoy ya no resulta posible. Cualquier lector atento de sucesos, puede observar que en las últimas elecciones de la asociación más numerosa (APA) el 30 % de los posibles electores no se encontraban en condiciones de votar por no estar al día con sus cuotas. Por otro lado es conocido el des-contento comentado en sus pasillos por sus miembros mas inquietas en relación a la pobreza campeante en la mayoría de lo que ahí se produce. Probablemente ello se manifestó a través de que los ganadores de las últimas elecciones hayan bautizado a su movimiento con el nombre de Grupo psicoanalítico lo que por la lógica de oposición y diferencia que rige al significante plantea que no reconocen, al menos plenamente, ese carácter –psicoanalítico- en el otro grupo. Elegir nueva dirección en una de las mas pobladas escuelas lacanianas necesito de una serie agotadora de difíciles asambleas, entre otras cosas por que nadie aceptaba ser postulado a presidente. Una colega que había sido elegida para formar parte de la mesa ejecutiva de la comisión organizadora de la reunión lacanoamericana que se realizara en buenos aires en 1995, al poco tiempo declino la designación. La que fue una de las mas grandes escuelas de psicoanálisis inserta en un hospital, la del borda, al cabo de algunos años ceso en sus actividades y la institución que con varios de sus integrantes se creo a posteriori termino disolviéndose. Algunos de los que pasamos por aquella experiencia formamos parte hoy, de otros proyectos. Otra escuela inserta en un centro de salud, se enfrento con serias dificultades para su reestructuración. Proyecto Freudiano después de algunos años de trabajo resolvió disolverse. Todas las instituciones se quejan por la disminución de concurrencia a sus actividades de enseñanza. Por esa razón una de las más tradicionales, la escuela de psicoterapia para graduados rebajo su cuota mensual de $250 a $180. Hay instituciones que contraviniendo lo que el psicoanálisis nos enseña ya desde la época de Freud, se centra en la realización de actividades gratuitas como una forma de mantener la afluencia de clientes, que al no pagar con dinero, generalmente pagan con sometimiento. Otras como la EOL, a esta ultima política le agregan centralismo burocrático, dogmatismo, simplificación, y peor aun, “trasmiten” el psicoanálisis en clave universitaria.
Claro también, que toman cuerpo nuevas instituciones como la que presido –herramienta freudiana, o la Sociedad Porteña de Psicoanálisis, Letra, intersecciones, Institución psicoanalítica de Buenos Aires, Conv(b)ocatoria, Colegio de Altos estudios en Psicoanálisis y varias otras que en este momento no tengo presente, no sin verse afectadas por muchos de los problemas antedichos.
Estos vaivenes toman otra fuerza y llevan otro tiempo más allá de la Av. General Paz. No obstante si se observa en detalle y finamente, se verán síntomas parecidos a los de hace unos años en la ciudad capital. Tensiones al interior de los liderazgos, desarrollo de grupos excéntricos.

Y si se rascan un poquito las apariencias encontramos por todos lados el peso, el espantoso y amenazante peso de la psicología usando terminología psicoanalítica, incluso lacaniana. Esta ultima afirmación de la pista al lector de que diagnostico la crisis no solo por cuestiones de números, sino también por lo que esta pasando en el terreno de los conceptos y de la práctica.

Mi opinión es que hay que abrir un debate público y escrito sobre todo esto. Esta opinión es la que me ha llevado a editar este libro. Solo haciendo entrar en discurso lo real de la crisis, habrá chance de tornarla productiva. He escuchado decir que si se la nombra se le da existencia, de donde no habría que mencionarla. No comparto esa idea. Nombrar algo, sabemos, es el primer movimiento para articularlo a la red significante y ponerlo en forma para ser tratado por el lenguaje. Lo real irrumpe, y mas sobre los que inhibidos pretenden eludirlo mirando para otro lado, repitiendo la vieja estructura infantil, efecto de la pregnancia imaginaria y de la escasez simbólica, que cree que al cerrar los ojos y dejar de ver, no se es visto y se deja de ser objeto del peligro.

Le supongo a esta crisis varios condicionantes. De fondo, la crisis de la modernidad y sus grandes relatos e ideales de cambios científicos, sociales y subjetivos. No es cierto que la posmodernidad no se sostenga en ideales. Lo que ocurre es que los de esta, son diferentes a algunos de los que por lo menos, pugnaban en aquella. Sin ideales hegemónicos en esta época el desprecio por la solidaridad, abominar la justicia social, poner todas las fichas a la competencia y tener como ideal supremo a la optimización de los beneficios –“eficientismo” (mayor y mejor producción con menos y peor pagas, horas-hombre de trabajo). Para esta ideología, el psicoanálisis es un arcaísmo ya que busca poner a los sujetos en sintonía con sus propios deseos a la vez que, por las vías mas cortas, con su goce pulsional. El psicoanálisis entonces, por ese sendero, estimula en la singularidad la sublimación y la creatividad, lo que no conviene al “individuo universal” síntoma necesario al capitalismo tecnotronificado. Por otro lado la existencia del psicoanalista “moderno” era la del que cambiaba directamente su mercancía (trabajo) por dinero y el dinero por mercancías según la formula M-D-M de la economía mercantil simple, mítica y a lo sumo virtualmente pre-existente al capitalismo. Régimen que en su desarrollo, tal como lo enseñó Marx, funciona según la formula D-M-D. Cada vez mayor cantidad de psicoanalistas son empujados a venderle su trabajo-mercancía a dueños de capital (con lo que ocupan el lugar del “jamón del sanguche” en la formula D-M-D) recibiendo por su fuerza de trabajo cada vez menos dinero con el cual comprar las mercancías que apetezcan (incluidos sus propios análisis, controles y estudio). Quedan entonces, produciendo crecientes montos de plusvalía (plus de goce) para los dueños de las “obras sociales”, de clínicas, pre-pagos y del nuevo engendro primer mundista, las unidades transitorias de empresas (UTE). A esta realidad se suman abortos de psicoanálisis, como un grupo de supervisores que aprovechándose de su posición en el movimiento transferencial en una institución pública enseñan, “dándole” pacientes extraídos de dicha institución al alumno-analista en formación para que lo atienda. Claro que le cobran un precio: se apropian del 80% de lo que el paciente le paga a la “institución” por su tratamiento y le “dan” un 20% al profesional que lo atiende. A estos condicionamientos se agregan otros no menos importantes. Contabilizo entre ellos, desaparición física de Lacan y el subsiguiente “splitting” institucional, un “impasse” conceptual con la consiguiente debilidad de respuesta a modificaciones en la demanda y en este contexto, la expansión de las llamadas terapias alternativas –a tono con el formateo posmoderno-.

Este libro se propone analizar un aspecto parcial de estas cuestiones pero que a mi modo de ver es de los menos trabajados, el referente a las estructuras institucionales.
En ellas se cruzan, multiplicidad de problemas. El primero de ellos, la relación entre masa y liderazgo en la tensión inherente al cruce entre ética del psicoanálisis y ética de la política (hecho inevitable en toda institución) y por lo tanto entre deseo e identificación. Colocar con estos cruces bajo la lupa de modalidades lógicas de articulación entre imposible y necesario y entre posible y contingente según la propuesta de Encore, puede facilitar abrir una nueva puerta entre dicha problemática. Las formas directivas, los organismos de base (cartel) toman entonces su referencia en una lógica que no evita su debilidad, sino que la hace trabajar en vez de deslizarse a identificaciones burocráticas o empresariales, como cuando se pone a los carteles a resolver actividades concretas de una institución.

Otro problema clave que trato de definir aunque sea aproximadamente, es el de quienes pueden integrar una institución a partir de lo que he analizado de la experiencia transcurrida en otras instituciones y en Herramienta. Lo más habitual es que esto quede librado a la inspiración de las comisiones de admisión o equivalentes, en razón de suponer prácticamente inefables las condiciones a exigir. Analizando nuestra experiencia encontramos que los menos que se puede exigir es: fe en el inconsciente, responsabilidad de sujeto y disposición practica para sostener con el trabajo y el dinero el accionar institucional según la ética de psicoanálisis, lo que excluye la incorporación de sujetos a perversiones y psicosis. Exigir Fe en el inconsciente es un posición acorde con el descubrimiento del psicoanálisis de que el saber hacer en el sentido de la conveniencia del sujeto –no del individuo- es patrimonio de la producción inconsciente, la que como sabemos no lo es, sin la función del Otro.

Gráfico 1 (pag.18)

Con esa base para la admisión de miembros se puede sostener más decididamente, una postura en el movimiento psicoanalítico sobre la suposición, a quienes los soliciten y den las pruebas necesarias, de estar en condiciones de posibilidad para analizar, así como, para quienes se crean en condiciones y deseen hacer la experiencia del pase, construirles los artefactos que hagan posible llevar adelante la misma.

Este libro trata entonces sobre: el “semblant” del movimiento y la problemática de su construcción, estructura institucional, articulación entre liderazgo y base, reconocimiento de analistas, pase. Cinco grandes cuestiones que, según mi modo de ver, en su “impasse” contribuyen a la crisis actual.

Lo hace básicamente a través de siete artículos: Psicoanálisis e institución, La causa del psicoanálisis, De una ética de lo imposible, a una consecuencia – la defensa de la democracia y a una dificultad – la necesariedad de la política, comunidad psicoanalítica y responsabilidad ética, La situación del psicoanálisis en la argentina en 1993, para el circo de la vida, las payasadas de Lacan y este Des-con-cierto psicoanalítico. En ellos despliego un análisis que pretende y a veces logra, resultar conceptualizador de la temática. Los otros artículos dan un sostén analizado de la experiencia de mi pasaje por instituciones psicoanalíticas como la escuela Freudiana de Buenos Aires, un periodo en “stand-by” institucional – en el que ejercí como director de la revista Psyche1-, mi pasaje por la Escuela de psicoanálisis del hospital Borda y finalmente mi participación de la fundación y dirección de Herramienta Freudiana Transdisciplinaria.

El lector familiarizado con las teorizaciones de Lacan descubriría que estos artículos están escritos teniendo como herramientas las principales que de Lacan: los tres registros anudados borromeanamente y los discursos formalizados en matemas. Claro que esto plantea una discusión sobre si es posible hacer caer bajo el campo del psicoanálisis en extensión a las instituciones. Se argumente en contra, que en ellas no es pertinente analizar la transferencia. Estoes cuando menos discutible y para esa discusión es bueno volver a la proposición del 9 de octubre de 1967 en la que Lacan lleva a cabo un riguroso análisis de la situación del psicoanálisis y su movimiento, continuando el iniciado con La situación del psicoanálisis francés en 1956. En ese contexto y mientras afina, formaliza y formuliza sus elaboraciones sobre la trasferencia hace el siguiente planteo que esta recogido en este libro: “el segundo punto esta construido por el tipo existente, cuya factibilidad esta vez es evidente, de la unidad: sociedad de psicoanálisis en tanto que coronada por un ejecutivo a la escala internacional”.

“Lo hemos dicho, Freud lo ha querido así, y la sonrisa molesta con la que retracta el romanticismo de la especie de KOMINTERN clandestino al que en un primer momento dio su carta blanca […] lo subraya aun mas”.
“La naturaleza de estas sociedades y la forma en que obedecen se aclaran a través de la promoción por Freud de la iglesia y del Ejercito de lo que concibe como la estructura del grupo […]2.

1 Período en que estuve tomado por una idea de Fernando Ulloa que enunciaba mas o menos así: No es necesario que los psicoanalistas formen parte de instituciones psicoanalíticas pues existe la institución virtual del psicoanálisis a través de paneles, congresos, jornadas en los que los psicoanalistas discuten sus cuestiones. Lo que yo no advertía y creo que mi querido maestro tampoco, es que esa posición articula al psicoanalista solo a su realidad, ósea a su anudamiento simbólico- imaginario, a los lugares en los que los psicoanalistas se relacionan desde el yo, desde la prestancia, desde su desconocimiento. Es una posición que intenta evitar toparse con lo real de la relación entre analistas, o sea, con lo que convoca por la vía de la falta en ser a la puesta en cuestión de lo imaginario y a la operación de lo simbólico, agujerado ese real, que perturba vitalmente.

“El efecto incluido de la estructura así privilegiada se esclarece aun si se añade la función en la iglesia y en el ejercito del sujeto supuesto saber. Estudio para quien querrá emprenderlo: iría lejos”

“Al atenerse al modelo freudiano, aparece de forma evidente el favor que en el reciben las identificaciones imaginarias, y al mismo tiempo la razón que encadena al psicoanálisis en intención a limitar a ellos su consideración, incluso su alcance”. En este texto, Lacan lee la constitución que Freud le dio a la IPA en relación al contacto de enunciado/enunciación con que sostuvo su teorizacion del Edipo y al sostén que en ella le otorgo a la función padre ideal. Lo primero que quiero subrayar es la evidencia de que no se privó de interpretar en el campo de lo que claramente resulta Psicoanálisis en extensión y que a ojos vista implica a la institución psicoanalítica. Lo segundo es que a la vez que denuncia la ideologización del Edipo y la consiguiente utilización psicológica que se hizo de él por los que resultaron hegemónicos en aquella época de la IPA (los psicólogos del yo) entiende a la burocratización de la IPA como una consecuencia de haber propiciado Freud el modelo de identificación imaginaria al sujeto supuesto saber, y su encarnación al modo de en la iglesia y el ejercito, congruente con la promoción de la idealización del padre consagrada en la teorizacion del fin del análisis –como identificación al analista-. Da como prueba de que las cosas funcionaban así, a escala internacional. ¿Qué diría del movimiento milleriano coronado por la manipulación monopersonal del yerno? Pero mejor aun, ¿cual podemos interpretar fue el deseo de Lacan con respecto al futuro del movimiento? Su deseo, sin lugar a dudas fue que se organizará según el discurso del psicoanalista. A ellos apunto con sus propuestas más importantes. En relación al liderazgo y separar grados de jerarquías. En lo atinente a la organización de base para la producción teórica, los carteles con sus elementos distintivos pequeño numero de integrantes, obligación de dar cuenta del trabajo a cielo abierto cada seis meses relatando las dificultades surgidas en él, el mas uno como desestructurante de las capturas imaginarias (fascinación/agresividad) y nombrado como el significante en más, que se produce en el discurso del analista.

GRAFICO 2 página 23.

Como vemos, un artefacto elaborado para ser trabajado por el discurso del psicoanalista. Se puede entonces suponer al no saber sobre lo que se investiga, como lo que semblantea operando sobre las subjetividades en carencia de los integrantes y llevándolas a la producción de ese significante en mas, en tanto aquel no saber se sostiene en la verdad de un saber previo que encontró en ese no saber del semblant, su limite, limite que se torna agente causante de la producción del cartel.

Ese deseo de que la Escuela se organizara modulada por el discurso psicoanalítico se manifiesta claramente cuando propone separar grados de jerarquías como una forma de que el prestigio de por si, no tenga un excesivo peso en las tomas de decisiones y de que el manejo del aparato institucional no arrase con los valores psicoanalíticos. Esta es otra cuestión por la que considero inconveniente que los estamentos organizativos tomen apariencia de cartel.
Finalmente creo que ese deseo también se manifestó sin concesiones en su propuesta de pase 3.

Deseo que en parte quedo inhibido en lo que enuncia para selección de AME y en la practica de la escuela Freudiana de Paris, cosa esta ultima que como sabemos, en el final de su vida lo lleva a disolverla. La razón fundamental de la inhibición, según creo, estuvo en que su persona le hizo de pantalla, no solo a los miembros de su seminario, como nos dijera en Venezuela, sino también a los que allende los mares lo leíamos y además y fundamentalmente a él mismo. El nos enseño la relación con la fijación a lo imaginario. Pues bien, eso es lo que le ocurrió en ese terreno. Prueba ellos el evidente movimiento de anulación que hizo cuando disolvió la“Ecole” y a los pocos días llamo a los mismo que la constituían anteriormente

2 En este sentido no se puede negar que la asociación mundial del psicoanálisis (Miller) y su sucursal, la Escuela de Orientación Lacaniana, han “progresado”, pues han logrado condensar Komintern-iglesia-corporación trasnacional. 3 ver dentro de este libro el capitulo Comunidad Psicoanalítica y responsabilidad ética.

(lo que se nota en la forma en que lo hizo) a fundar la Escuela de la Causa. Nos toca a nosotros salir de la inhibición y poner en escena nuestro propio deseo.
De lo que conozco del mío, no concibo un movimiento psicoanalítico marginado de trabajar sobre los grandes problemas de su época, sobre el malestar en la cultura. En eso estoy con Freud y con Lacan. Decía este en la Proposición: “antes de proponerles una forma, quiero indicar que conforme a la topología del plano proyectivo, es en el horizonte mismo del psicoanálisis en extensión donde se anuda el circulo interior que trazamos como abertura del psicoanálisis en intensión”. Ese trabajo interpela a otros discursos – en primer lugar el económico, pero también al de la sociología incluida la políticologia y el de dirección y administración de empresas, a la semiología, el de los historiadores, los filósofos, el de los cientistas de la educación, el del periodismo y comunicadores sociales en general, antropología – particularmente la etnología-, la medicina, el derecho, etc.… y es interpelado por ellos. Creo que el psicoanálisis, como lo dijo Noaim Von Foerster para si, necesita que le perturben el pensamiento. Deseo un psicoanálisis que amplíe, que tense hasta lo imposible su eficacia sobre el sujeto. A partir de los aportes de Lacan sobre la psicosis se amplían las posibilidades de trabajo con lo que queda por fuera de las neurosis –psicosomáticas, sujetos de acción, discapacidades, pobres de simbólico, etc.…

Para ello es fundamental el análisis de los analistas incluido el de su conducción de las curas. Las instituciones no pueden cerrar los ojos a un hecho con cada vez mas peso y es el de que mucha gente toma a su cargo curas, sin haberse analizado suficientemente, ni estar en análisis, ni llevar las curas que supuestamente conduce al control de un analista mas experimentado.

Para generar condiciones favorables a todas estas “buenas intenciones” es muy importante la estructura que se den las instituciones. En ella un punto clave reside en como funcione la relación entre liderazgos y liderados. A diferencia de en la política no es función del liderazgo conducir a ganar elecciones o tomar el poder. Por lo tanto no resulta necesario aprovecharse de la transferencia para cohesionar a la organización. Por el contrario dicha política obstaculiza a la función fundamental de la institución que es promover el psicoanálisis (en todos los sentidos del significante promover). Para ellos el liderazgo no debe “creérsela” con respecto a su persona. Al modo de, en un psicoanálisis, debe hacerse cargo de la transferencia para no “usar” de su poder identificatorio y mucho menos abusar. Lacan, aunque su persona hiciera de pantalla y nos dificultara en vida de él descreer del padre idealizado, con su producción abrió la posibilidad de ir mas allá del padre, lo que precisa en sus propuestas finales en el Sinthôme al plantear ir mas allá del nombre del padre a condición de haberse servido de él. La función del liderazgo está en operar de tal modo que abra paso al relanzamiento discursivo y a los giros de discursos y por lo tanto de su posición en la institución. Algo de eso planteaba Miller 4 en 1979 –en vida Lacan, cuando hablaba del Lacan amo, del Lacan esclavo, del Lacan universitario, del Lacan histérica y agrego: del Lacan objeto. Por supuesto esto no es fácil, hasta podríamos decir sin temor a equivocarnos que es imposible, en tanto llevaría a encontrarnos realmente con un liderazgo, pero lo imposible, es la meta del psicoanálisis.

4 Teoría de la lengua (rudimentos) analítica, N°1

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