viernes, 25 de julio de 2008

Clase Nº1

“Estuvimos de acuerdo en no hacer que la conversación se transformara en una conferencia aburrida, en no discrepar de forma violenta y en no tratar de abarcar demasiado” Antonio Damasio El error de Descartes

Cruces Entre Psicoanálisis y Neurobiología
Nuevas potencialidades para la cura


¿Por qué y principalmente para qué? El Psicoanálisis es producto del cruce entre ciencia básica, arte, y ciencia aplicada.
Freud creía que iba a ser abogado. Luego descubrió que le interesaba la investigación en biología. Estudió medicina. Logró un descubrimiento referido a las relaciones de los núcleos de la columna posterior en el bulbo raquídeo. Luego, investigó las afasias, las atrofias y las degeneraciones secundarias sobrevenidas tras afecciones encefálicas infantiles. Trabajo éste, que según me contó el Dr. Fernando Alvarez, neurólogo, aún es de referencia en dicha disciplina. Impulsado por su transferencia al saber trasmitir de Charcot, se volcó a la investigación clínica sobre la histeria y los efectos de la palabra sobre las “enfermedades nerviosas”. Lo que también lo llevó a Bélgica a formarse con el conocido hipnólogo Liebault. No se sintió capaz para practicar la hipnosis y además captó la cortedad de sus alcances terapéuticos. Pero de entonces, adoptó su clásico diván como herramienta inseparable. El encuentro con Breuer y su historial de Anna O, lo decidirían a retirarse de las investigaciones anátomo patológicas y volcarse a investigar y curar con la palabra. De entonces, quedó como testimonio puente, el Proyecto de Psicología para neurólogos. Intento de articular lo aprendido de Ramón y Cajal, Helmholtz y Fechner, con lo que iba aprendiendo de las histéricas que trataba y que lo instaron a dejarlas asociar libremente. Para el acta de nacimiento del psicoanálisis, inscribió a un padre: Josef Breuer y una madre, Berta Papenheim, a quien llamó Anna. Que fue el nombre que le puso a la hija que hubiera preferido no concebir[1] para poder dedicarse a su otro hijo en gestación con la Interpretación de los sueños, el psicoanálisis. ¿Tal vez porque Breuer huyó exitosamente de la transferencia amorosa y del deseo de hijo de su paciente, cómo hubiera querido hacer él y no pudo, con respecto a la demanda y el deseo de hijo de su esposa? ¿Por qué inserto en esta clase estos elementos, “chimentos” de la biografía de Freud fundando? Porque creo que como psicoanalistas que pretendemos ser, debemos tener siempre presente, que la construcción de una teoría y de una praxis, nunca deja de estar atravesada y marcada por la subjetividad y la historia del inventor.

Freud nunca renegó de los beneficios que mayores desarrollos en neurobiología podían traer para las terapias de “enfermos nerviosos”. Pero las herramientas que se disponían, tinciones elementales y microscopios ópticos eran insuficientes para ir más allá. En cambio el trabajo con la palabra no necesitaba de ellas y se bastaba con tomar la relación de discurso entre terapeuta y paciente. Fundó entonces una ciencia aplicada que no debía dejar de lado un espíritu artístico, creativo, a lo menos artesanal. A la vez que encaraba investigaciones básicas como las memorias, los olvidos, lo conciente, lo inconsciente, los síntomas psíquicos y sus efectos en el cuerpo. Ocurre así, que el psicoanálisis desde hace más de cien años viene investigando los efectos de la ligazón de lo real de la vida a sus sostenes imaginarios y simbólicos y desde las reacciones del hablante ante ella. Hoy es el momento de volver al puente que fundó el Proyecto... Los neurobiólogos avanzaron hacia la complejidad, desde investigar organismos mínimos. Complejidad en la que los psicoanalistas venimos transitando hace más de un siglo. Gracias a los neurobiólogos, los psicoanalistas podemos avanzar ahora en el entendimiento de como dicha complejidad se encarna en unidades mínimas supercomplejas, formadas por átomos, moléculas, desplazamientos eléctricos de bajo voltaje, células, circuitos neurales, incidencias genéticas. Lo que presagia, posibilidades de manipular estas últimas, con objetivos terapéuticos.

¿Para qué intentar este cruce? Para potenciar investigaciones, generar prácticas de frontera que multipliquen la eficacia de cada una y que acorten los tiempos de tratamiento o de ser necesario los cronifiquen, insistiendo en limitar amputaciones subjetivas de los afectados. En los finales del siglo XX y comienzos del XXI, se han generado en cada una de estas disciplinas condiciones de posibilidad, necesarias, y suficientes, para empezar a hacer posibles estos objetivos.

Los referentes que tomaremos para este intento, serán por orden de aparición y capacidad de retrosignificación: Ramón y Cajal – Sigmund Freud, Donald Winnicott – Oliver Sack, Jacques Lacan – Eric Kandel, Antonio Damasio entre los que yo conozco. En función de los aportes de la neurobiología, el principal para ese campo, será el libro: El Error de Descartes de Antonio Damasio.

¿Por qué nos proponemos esta tarea? Porque se han abierto nuevas condiciones de posibilidad para las curas, ya qué: el reconocimiento de la estructura anátomo-fisioquímica de las neuronas, su red y de comunicació, la incidencia de genes, sus mutaciones, y todo en relación con los “marcadores somáticos[2]” muestran las bases cerebrales y corporales que soportan la realización subjetiva del “homo eroticus – sapien – faber”. Sus posibilidades de plasticidad, de cargas genéticas, incidencia somato sensoriales y sus funciones percepto moto perceptoras (de percepción pasiva, y también activamente receptora de agregados perceptivos recibidos como efecto de acontecimientos de su propio accionar motriz), se articulan en el linde, en el puente, con la estructura borromeica y nominante trans-generacional de lo percibido. Articulación realizable sólo en lazos sociales por efectos de discurso, y que en la interacción de sus soportes (agente – otro) mediados por la letra, el significante y el objeto, facturan al ser humano. En psicoanálisis, utilizamos repetidamente el concepto Entre, en el sentido de: (RAE) “Que expresa idea de reciprocidad. Hablaron ENTRE ellos” En este sentido, a pesar de ser usado casi sin registrarlo, es uno de los conceptos fundamentales en psicoanálisis, así como también sirvió para renegar de éste. Por ejemplo. Inter- subjetividad, reniega, desmiente, -traducciones del vocablo alemán verleunung-, de los descubrimientos del psicoanálisis, al instar a creer que las relaciones se producen entre sujetos, perdiendo de vista que la mismas sólo son posibles por la mediación de significantes. RAE: Renegar: “Negar con instancia una cosa”. Instancia: “Acción y efecto de instar. 3. En las antiguas escuelas, impugnación de una respuesta dada a un argumento”. Sabemos desde Freud, que la renegación sostiene, a veces conciente e inconscientemente, otras sólo inconscientemente, el contra argumento del argumento. Entre, resulta clave en la relación del “sujeto con el significante que lo representa para otro significante”[3]. Igual en la relación entre agente y otro en los matemas de discurso. Lo mismo con respecto al a atrapado entre los 3 registros. Es un concepto que barre con la idea de psicoanálisis individual y afirma la concepción de psicoanálisis entre analizante y analista, entre las relaciones borromeicas en que se articulan y en las que se re- presentan los otros objetos (a) en los discursos de los que resulta efecto. El aparato psíquico se establece entre el anudamiento borromeico, los 4º nudos –Sinthômes-, que atrapan y dan pista al hablante ser, con el cuerpo y el cerebro que quedan bajo su impacto procesándolo neuro-fisiológicamente, y no sin relación con incidencias genéticas sobre las que a su vez re-actúan. Establecido alguna vez en la filogenia de los hablantes, en este circuito de retroalimentación, no hay lo primero y lo segundo sino una re-alimentación permanente.

Eric Kandel[4], llegado a esta frontera y sin conocer nada del campo discernido por Lacan, lleva adelante un debate ambivalente con el psicoanálisis que él conoce, el norteamericano de la psicología del yo. Critica su cerrazón dogmática, amputada y amputadora. Pero no deja de reconocer al psicoanálisis su aporte básico con el descubrimiento del Inconsciente y el trabajo con el mismo, incluido el suyo. Desde esa dificultad y sapiencia, al acercar su investigación hasta el límite de la complejidad que presenta la subjetividad, se le produce el siguiente recuerdo reflexión: “Lo que un científico indaga en un experimento en buena medida está determinado por el contexto intelectual en que se mueve. Hay pocas cosas más estimulantes que introducir en una disciplina una nueva manera de pensar procedente de otra disciplina. Esa suerte de fertilización cruzada entre diferentes disciplinas era precisamente lo que teníamos en mente Jimmy Schwartz, Alden Spencer y yo allá por 1965, cuando bautizamos nuestro nuevo departamento de investigación en la Universidad de New York con el nombre de División de Neurobiología y Comportamiento…”[5] Y cuando la complejidad se le tornó un imposible de franquear planteó: “Hasta ahora, ignoramos totalmente como el disparo de determinadas neuronas produce el componente subjetivo de la percepción consciente, ni siquiera en el caso más simple. En efecto, según Nagel y Searle, carecemos de una teoría[6] conveniente para explicar como un fenómeno objetivo, como las señales eléctricas del cerebro, puede causar una experiencia subjetiva, como el dolor. Como consecuencia, puesto que la ciencia tal como la practicamos entraña una visión reduccionista y analítica de sucesos complejos, mientras que la conciencia es irreductiblemente subjetiva, una teoría semejante está fuera de nuestro alcance por ahora.”[7] Justamente, en razón del psicoanálisis que conoce, no sabe que Lacan encontró indicadores verificables, las letras y los significantes (en el sentido con que éste los definió) que permiten psicoanalizar a través del relato de los acontecimientos complejos del hablante en múltiples expresiones, palabras dichas y elididas, posturas corporales, reacciones de la piel, gestos, miradas, tonalidades, timbres y volúmenes de voz, que adquieren dimensiones de letras y significantes. “Según Nagel, la ciencia no puede abordar la conciencia a menos que modifique radicalmente su metodología mediante un cambio que permita identificar y analizar los elementos de la experiencia subjetiva (las negritas son mías –SR-) Es probable que esos elementos sean componentes fundamentales de la función cerebral, como los átomos y las moléculas son componentes fundamentales de la materia, pero su forma misma tendría una existencia que no podemos ahora siquiera imaginar.” Nagel acierta cuando busca por el lado de moléculas y átomos, que en muchas formas son homólogos a la letra y el significante. Yerra cuando busca dichos elementos sólo en el cerebro. Creo, con Freud del Proyecto de Psicología para Neurólogos y Lacan del nudo Borromeo, que funcionan entre el cerebro y lo “externo” (incluido el cuerpo y el cerebro mismo) que lo excita con una articulación probablemente de tipo moebiano, o sea donde ambas caras aparecen como una sola y en las que se entra y sale sin advertírselo.

Banda de Moebius Obsérvese el recorrido de la hormiga por ambas caras sin cambiar su recorrido ni atravesar la cara por la que va.

“Nagel sostiene que el reduccionismo rutinario de la ciencia no es problemático. Por ejemplo las ciencias biológicas pueden explicar fácilmente como surgen las propiedades de un determinado tipo de materia a partir de las propiedades de las moléculas que la componen. Pero la ciencia carece de reglas para explicar como surgen las propiedades subjetivas (la conciencia) a partir de ciertos objetos (las células nerviosas interconectadas)” Porque no surgen de ahí, sino de la Cultura anudada borromeicamente y triplicando y cuadruplicando su subjetivación en cada uno. “/…/ Sin embargo, para idear una teoría que sustente esa reducción tendremos que descubrir primero los elementos que constituyen la conciencia subjetiva. /…/ exigirá una revolución en la biología, y muy probablemente una transformación radical en el pensamiento científico.” [8] Esa revolución puede producir una epistemología para la colaboración entre biología y ciencias sociales. Hay un antecedente: la caída del muro entre las ciencias básicas y las aplicadas. De la cual el psicoanálisis tal vez haya sido el primer antecedente. Si se produjera, nos encontraríamos ante una auténtica revolución de 360º, pero espiralada. En la cual cada giro nos volvería al punto de partida pero en otro piso (no digo ni superior ni inferior, ya que el azar, jugará sus dados). Por ejemplo, se ratifican las diferencias entre cuerpo (incluido el cerebro) y “alma”. También que el cuerpo es mortal, no así el alma que resulta inmortal en tanto trasciende al cuerpo por transmisión significante en la Cultura, generando y anudando los tres registros del perceptum, del objeto tal como se nos aparece a cada uno. Será en el cuerpo de cada uno, que se realizará singularizada desde generalizaciones operadas por combinatorias particularizadas, soportadas en un único universal lógico paradojal (la castración, o sea la ausencia de universal). Es la cara real de dios, de los dioses. En cada pasaje de nivel de los espirales sucesivos se hace presente la castración marcando lo que se pierde. Y que se pierde en el punto de articulación entre cuerpo y “alma”.

Kandel, pinta bien la imprescindible necesidad de reducir y simplificar para el método experimental, cuado dice: “Los artículos de Kuffler me hicieron comprender que la elección de un sistema anatómicamente simple es decisiva para el éxito experimental y que los animales invertebrados, son una riquísima fuente de sistemas simples”[9]

De la Aplysia al ratón
La modestia de Kandel le permitió, tener en cuenta experiencias anteriores como la de Pavlov sobre los reflejos condicionados y partir de objetos y premisas simples, reduccionistas, que trajeron resultados que le exigieron ir acomplejando el campo de la investigación y necesitando objetos más complejos.

Ese camino se le instala con otra premisa, que sin que él inicialmente lo advierta, sus propios experimentos progresivamente van a ir demostrando errónea. Por ejemplo dice: “Sabía que los animales tienen alguna forma de vida mental que refleja (las negritas son mías –SR-) la arquitectura de su sistema nervioso”[10] Sus propios experimentos mostraron que apoyándose en la estructura previa, las “novedades” del medio inducen novedades tanto en la red de sostén y comunicación neuronal como en las neuronas mismas. Cuestión en la que Damasio insiste mucho. Con el paso de los años Kandel advertiría la relación de esos cambios con la química molecular de las células y de dicha química con modificaciones que se pueden producir en los genes y por lo tanto en los códigos genéticos.

O sea, hay una estructura que precede y luego trasciende a la propia de cada viviente a la vez que la incluye. Es una estructura de realimentación en la que se articula la fisioquímica celular, corporal y neuronal, con las “magnitudes de excitación externas”[11]
Lo que Kandel develó principalmente, -las memorias-, resultan funciones y lugares de acumulación tanto rápida, como de y a, largo plazo; adquisición o pérdida de la información recibida por ramales sensoriales a través de operaciones de sensibilización o habituación a la vez que lugares de recombinación de las mismas para utilizarlas en las repuestas motoras.

Esto facilita explicarnos, en función de las sumas excitatorias e inmadurez neuronal (cuestión subrayada por Damasio al jerarquizar la infancia y adolescencia como épocas fundamentales de acumulación de memorias) y de vías de conducción ínter neuronales, e influencia de las vecindades –en el éxito de las curas en transferencia, la función central que van a tomar para la subjetividad las zonas erógenas y las diferencias en su libidinización, según los rasgos conque hayan ejercido sus funciones los Otros primordiales y la consecuencia de como haya resultado la constitución pulsional de cada hablante.

La pregunta final de Kandel es sobre como se transcribe lo producido en una estructura en lo que va a ser procesado y operado por otra estructura. Se pregunta por la facturación de la heteronimia entre hablantes. Lo dice así: “El cerebro reconstruye nuestra percepción del objeto, pero el objeto, pero el objeto percibido –el color azul o el do central- parece corresponder a las propiedades físicas de cierta longitud de onda de la luz reflejada o cierta frecuencia de un sonido emitido. Lo que no comprendemos es como la actividad eléctrica de las neuronas da origen al sentido que atribuimos a ese color”[12] Y no ignora, por el contrario lo planteó pocas líneas antes, el misterio de la singularización de las percepciones, los recuerdos y en consecuencia los olvidos, y la construcción, ejecución de reacciones y agrego, actos. Dice: “/…/ la subjetividad es un obstáculo formidable para la ciencia. El mundo de nuestras sensaciones privadas y exclusivas es mucho más real para cada uno de nosotros que las experiencias de otros. Experimentamos directamente nuestras ideas, nuestros humores y nuestras sensaciones, mientras que sólo podemos apreciar la experiencia de otra persona indirectamente, a través de la observación de lo que nos cuenta” Justamente, ahí se encuentra el lugar imposible del psicoanalista, que nosotros cultivamos y él desestima por lo que conlleva de subjetivo. Agrega: “Por consiguiente cabe preguntar: ¿acaso tu respuesta al azul que ves y al perfume del jazmín que hueles es idéntica a mi respuesta al azul que veo y al jazmín que huelo?; ¿acaso el significado que tienen para ti esas percepciones es idéntico al significado que tienen para mí las mías?[13] Han sido los resultados de su propio psicoanálisis y su interés en desentrañar los mecanismos de las singularidades, las subjetivaciones, los que lo hicieron no desprenderse de buscar psicoanalistas con metodologías de investigación que ampliaran y tornaran útiles para la cura los descubrimientos de la neurobiología, incluidas las manipulaciones genéticas.

Refiriéndose a la década del 40 del siglo XX dice: “…el psicoanálisis se había transformado en el modelo predominante utilizado para comprender (las negritas son mías –SR-) todas las enfermedades mentales y algunas físicas” El haberse encontrado solamente con la psicología del yo le impidió conocer otra escuela en el psicoanálisis, que apoyándose en La interpretación de los sueños, El chiste y su relación con el Inconsciente, Psicopatología de la vida cotidiana, la lingüística de Saussure y de Jakobson, surgía en esa época principalmente rechazando comprender de modo empático, para analizar en cambio en función de la letra y el significante. Sigue: “El problema más grave era la falta de interés de los psicoanalistas para llevar a cabo estudios objetivos e, incluso, por tener en cuenta el sesgo del investigador. En otras ramas de la medicina se intentaba controlar ese sesgo llevando a cabo experimentos ciegos, en los que el investigador no sabe que pacientes reciben los tratamientos estudiados y cuales no. Por el contrario los datos que se recopila en las sesiones psicoanalíticas son casi siempre de índole privada /…/ En casi todos los casos el registro de las sesiones es el relato subjetivo del psicoanalista sobre lo que cree que sucedió. /…/ semejante interpretación no se acepta en calidad de prueba en ningún ámbito científico”[14]

A Kandel lo ocupa el acceso a la objetividad, tema que no es menor, pero tampoco simple. Lo experimentamos en nuestra práctica y nuestra ética, quienes tenemos que convivir con profesionales de distintas calidades pero que se llaman todos a sí mismos psicoanalistas. Lacan advirtió en referencia al experimento con el que Pavlov logró inducir reflejos condicionados, que del objetivo de dichos científicos, del planeamiento y método, no estaba ausente el deseo del experimentador. Yo agrego: y su goce. Por esto, epistemologías posteriores excluyen la suposición de que haya posibilidad de un observador no participante. La dificultad se advierte en el propio Kandel. Es permanente su insistencia en suponer a la actividad neural causando la subjetividad, y a contrario sensu, relata experimentos en los que acciones del medio inducen modificaciones neurales. Justamente el setting, encuadre, impuesto por la Asociación Psicoanalítica Internacional, cabalgaba en la ilusión positivista de engendrar condiciones de posibilidad para neutralizar la subjetividad del psicoanalista y objetivar el campo y el accionar del profesional[15]. Además de partir de que la objetivad pura es imposible y que lo mejor que podemos hacer es trabajar con la subjetividad del psicoanalista para engendrar en ella el deseo del analista para que funcione como soporte entre otras cosas del respeto al Inconsciente, en primer lugar del analizante y también del analista en tanto funcione como herramienta para la lectura del de aquel, es importante evaluar las diferencias en los objetos de investigación. No es lo mismo investigar memorias simples y sus consecuencias en los comportamientos a través de excitaciones simples, que las estructuras de la memoria, el olvido, la repetición y la creación. Y en un ser que dispone de un complejo y cambiante sistema de señales, como el proveniente de la estructura de lenguas y lenguajes del ser humano, venidas de afuera y tramitadas somato- neuro-cerebralmente y por vía de acciones y actos que producen diferencias en los comportamientos.

En función de estas conjeturas y siguiendo a Lacan, llamo Real a lo que se nos aparece de vez en cuando como algo radicalmente no sabido que al incidir sobre cada uno, nos obliga a tramitarlo para dar cuenta de eso y poder hacer algo. Es radicalmente no sabido, pero no puede no tener alguna vecindad con algo previamente creído saber y que se mantiene inconsciente, consciente, o en distintas formas en ambos territorios.

Al hacerlo, dispara una serie de sentimientos corporales y disposiciones representacionales asociadas por vecindad en el cerebro. Lo que nos presenta por desplazamiento un primer texto metonímico que intenta dar cuenta del fenómeno con el que hemos entrado en contacto a través de uno o más de nuestros dispositivos sensoriales. Dicha reacción, produce algún tipo de relación y efecto con dicho fenómeno. Dicha reacción cabalga en alguna forma de deseo que busca resolver la relación con el mismo en un sentido de supervivencia, de placer. Pero no al margen de las claves de goce, de memorias instaladas por sucesivas sensibilizaciones y habituaciones de experimentaciones previas con fenómenos similares, equivalentes, parecidos. Esto es trabajado por Freud en el Proyecto... El, o los actos originados por dicho trabajo somato cerebral, encuentran exutorio si el resultado es favorable o sienten el error, y la operatoria se reinicia.

Entonces, el éxito de la operatoria instala una nueva metáfora que pasa a instalarse en vecindad, o sea, deriva a un nuevo campo metonímico. La metáfora, la invención, es para bien y para mal, lo único que nos diferencia en cualidad del resto del reino animal, como verdaderamente lo otro. Dicho de otra manera, se produce el efecto sujeto, que como sabemos no es el que con más frecuencia nos ocurre.

El yo, red de signos, de lo que significa algo para alguien, para cada ser en cuestión, no sale de la repetición, lo que no es despreciable, pues mientras tanto sostiene al hablante. Pero al precio de no crear, no inventar. Les confieso una experiencia personal que vengo tramitando desde muy chico. ¿Cómo reconocer un acto artístico? No digo cómo evaluarlo. Era una vieja discusión entre mis padres y el núcleo de intelectuales con los que solían reunirse, particularmente cuando yo era muy pequeño. Por ejemplo discusiones sobre el cubismo, el surrealismo, la pintura no figurativa, la obra con mensaje o sin él. Ustedes saben que a veces se me ocurre escribir poesía, pequeños relatos. A veces corrijo más, a veces menos. Siento que está terminado cuando me lo dice una sensación en el cuerpo. Si resulta mudamente melodiosa a mi oído, si alguna emoción que distingo me embarga, si la métrica sobre la pantalla satisface mi mirada. Entonces me digo, será mejor o será peor, pero para mí es arte, creación. Entonces me tranquilizo y le doy fin. Seguramente cuando me vuelva poner en contacto tiempo después, ya no tendrá el mismo ángel, pero algo conservará. Creo entonces que cuando culminé dicho acto, hubo sujeto y cierta dilución del yo en lo desconocido. Algo así me pasa también, cuando encuentro alguna novedad en mis conjeturas como psicoanalista en acto o en escritura teórica. Creo que en esos puntos, el sujeto en la verdad, produjo goce creador = a.
Discurso del amo Discurso del artista[16] =

S1 S2 S2 S1
$ a $ a [17]


Antes de ir al final. Kandel parte de individuos sanos. Estudia sus comportamientos y conjetura las vías que los hacen posible. Luego les modifica el sistema de señales y registra las modificaciones que eso produce a nivel corporal, celular y neural. También se apoyó en estudios previos sobre personas enfermas, como los estudios sobre afasia de Brocka y de Wernicke.

Tanto Freud, como Oliver Sack, parten de alguna suposición de normalidad y desarrollan sus conjeturas a partir de, y mientras buscan la cura de personas enfermas. Antonio Damasio, articula en lo que puede, ambas metodologías sin privarse de tomar el camino de Freud (aparentemente, sin saberlo) y de Sack, cada vez que aún falta la demostración experimental. Freud se encontró rápidamente con la resolución de formaciones del Inconsciente, entre ellas los síntomas. Entonces, se apartó de la investigación en neurobiología y en función de las condiciones técnicas de posibilidad, se retrasó en repreguntarse por las funciones neurobiológicas. Cuando lo hizo, se entrampó primero con los fantasmas primordiales. Recién en 1911 escribió Las vicisitudes de las pulsiones y más tarde aún, La Metapsicología que no excluyen dichos fantasmas sino que los ubican como efectos que pasan a funcionar como causas. Luego en 1920 teoriza la pulsión de muerte en Más allá del principio del placer. La pulsión de muerte es el otro existente de los humanos, ante el cual los neurobiólogos reniegan, al no encontrar como explicarlos desde el principio de supervivencia. No es fácil soportar el horror a la pulsión de muerte, tanto, que le facilitó a Freud recaer en El yo y el ello en 1927 en ilusiones sobre el yo y la conciencia. Y al psicoanálisis norteamericano, tanto como al freudomarxismo oponerse a aquella teoría. Haría falta la llegada de Lacan y su señalamiento de las paradojas del narcisismo y del campo que abre la posibilidad del goce auto erótico a través del tour de la pulsión y su posibilidad de satisfacerse en el propio borde de cada zona erógena, para que la pulsión de muerte fuera separada del instinto evocado por Melanie Klein como acto de fe y registro de la experiencia, pero sin entender sus causas.

Para la empresa que acometeremos, será de capital importancia que dominemos las diferencias entre los S1 (significantes primeros) en el lugar de agentes articulándose a los S2 (significantes binarios en el lugar de Otro), y el yo como red de signos, o sea de lo que “las cosas, los otros y sí mismo” significan para cada hablante en particular[18]. El yo, conjeturado por Freud en el Proeyecto... como red de neuronas psi que se despliegan y se constriñen.
Algo de este orden intenta, desde otros imaginarios Antonio Damasio con su noción de “metayo” y luego de ego, como diferentes de yo[19].

Lo que facilita el entrampamiento de Kandel. Cuenta éste, que inició sus investigaciones a la caza de la ubicación cerebral de Yo, Súperyo y Ello. Freud reconoció siempre las incidencias de la filogenia (carga genética), de la economía libidinal y del trauma por insuficiencia de ligazones internas de las magnitudes de excitaciones externas en la estructuración del humano. Oliver Sack no se pregunta por el principio del placer (Freud) o de supervivencia (Kandel), sino por las reacciones de adaptación ante las discapacidades tanto del afectado (como lo hacía Alfred Adler) como del terapeuta y busca formas que sustituyan ortopédicamente la dificultad, a la vez que advierte, que curas puramente médicas de las mismas, pueden traer graves resultados en la subjetividad, sobre lo que también advierte Antonio Damasio.

El principio de supervivencia de Kandel y también de Damasio, más o menos equivalente al del placer de Freud, responde a lógica de los organismos simples. La pulsión de muerte fue discernida tardíamente por Freud, y como resultado de encontrarse por parte de hablantes, repetidamente con repeticiones irrazonables de perjuicios contra ellos mismos. El psicoanálisis norteamericano rechazó siempre la teoría de la pulsión de muerte.

Intereses en común. Entre Freud, Kandel Oliver Sack y Antonio Damasio: tratar las enfermedades que afectan funcional y orgánicamente a la subjetividad.
Objetos de investigación. Para Kandel el sistema nervioso de organismos simples y progresivamente, más complejos, en sus reacciones ante el medio ambiente. Se centró en las memorias como reservorios de respuestas comportamentales.

Freud investigó la relación entre los relatos y sus anfractuosidades, como sostén de síntomas y rasgos de carácter. En consecuencia, terreno para intervenciones que faciliten emerger discursos inconcientes, facilitando al hablante encontrarse con sus deseos, sus claves de goce y sus goces claves, tanto en sinergia como en conflicto con dichos deseos.
Oliver Sack, no rechaza los condicionamientos psíquicos, pero no se ocupa de ellos. Considera que deben atenderlo los especialistas. Se ocupa de la clínica neurológica del ser complejo que es el humano. Utiliza operaciones ortopédicas cuidando los efectos colaterales.

En consecuencia, Kandel, Damasio y Sack, a través de metodologías distintas, se ocupan del soporte y tramitador neural y genético de lo que Freud llamó magnitudes de excitación externa. Buscan adecuar los soportes a través de productos de manipulación genética, y de fármacos sin despreciar y por el contrario, subrayando el valor del tratamiento por la palabra.

Freud y Lacan se centraron exclusivamente en el tratamiento por la palabra y tomando en cuenta la función central de las pulsiones, el deseo, el goce y de las rutas principales que el Edipo a través de las funciones de la madre trasmisora de cuerpo y de lengua, y del nombre del padre y del falo; dejan en las nominaciones de las cosas y de las relaciones entre ellas. Relaciones no absolutamente caóticas, en tanto son encauzadas desde aquellos “atractores” fundamentales y que como muestra la experiencia, cuando fracasan o no están, dejan a sus objetos en la anomia del caos de las psicosis y/o de los pasajes al acto, dañosos contra sí mismos y otros. Tengamos en cuenta que en su época, no existían fármacos adecuados ni ninguna otra técnica terapéutica y en cambio, el psicoanálisis brindó buenos resultados.

Damasio, busca articular y conceptualizar el conjunto de desarrollos últimos en neurobiología, casi sin manifestar conocimiento de Freud. Da un enorme paso en pro del objetivo actual de Kandel de caminar hacia una ciencia de la mente.
Estamos en otra época. No sólo por los desarrollos en neurobiología, las manipulaciones genéticas, las imágenes celulares obtenidas en tomografías por contraste con bombardeo de positrones y aparatos con alta definición tridimensional de micro imágenes en funcionamiento. Sino también por el punto al que llegó el psicoanálisis con la mostración de cómo se nos presentan a los humanos las magnitudes de excitación externa y de como se tramitan, entre el holding significante de la Cultura y del cerebro de cada uno, a través de una topología como la del nudo Borromeo.

Estamos hablando entonces, de una estructura, - entre la Cultura y el cerebro-, que funda y amasa dicha tramitación en lazos sociales y a través de discursos.
Hay condiciones de posibilidad para cruzar las epistemologías reduccionistas y simplificadoras de los investigadores de organismos simples, con las analíticas de observación de un Oliver Sack, de teorización de un Antonio Damasio y de psicoanalistas como Freud, Winnicott y Lacan. Entonces, las preguntas por los cruces posibles y los imposibles, serán las que deberán animarnos en la investigación de este seminario. ¿Estas cuestiones, son solamente de interés teórico? ¿Es sólo una sofisticación intelectual, la que nos empuja a tomar el tema? No.

Nos empuja el interés por desarrollar una praxis cada vez más eficaz. Dicho interés, no está referido sólo a posibles combinaciones entre tratamientos psicoanalíticos y utilización de psicofármacos, útiles en estos momentos particularmente en el tratamiento de las psicosis, aunque a veces peligrosos. A futuro, probablemente con medicamentos que incidan en la fisiopatología y no sólo en el efecto sintomático, y vía la manipulación genética y otras técnicas, en restauraciones y modificaciones neurales. El estudio de los cruces entre neurobiología y psicoanálisis puede también devenir fuente de entendimiento más abarcador y más complejo de los sufrimientos psíquicos y sus derivaciones corporales, así como de sufrimientos corporales y sus derivaciones psíquicas. Como consecuencia, podrá dar basamento para aprehender el valor de técnicas suplementarias al psicoanálisis y de cuando y cómo, es conveniente indicarlas.

Investigaremos interrogantes claves. Los descubrimientos sobre plasticidad y arquitectura neuronal, capacidad de regeneración de neuronas, transformación, re-combinación y funcionamiento activo de la red de neuroglias, disposiciones representacionales, disparadores y marcadores somáticos. Nos guiará la pregunta: ¿presentan una estructura y funcionamiento del cerebro que muestran homologías y equivalencias con la del significante según la definición de la lingüistería de Lacan, sus relaciones con las letras y su base principal en la gramática pulsional? Si las hubiera, habríamos encontrado puentes que vinculan el funcionamiento de la estructura borromeica que atrapa al hablante, con la que la procesa en el sistema nervioso y el cuerpo en general.

¿Por qué, esta afirmación? Porque dicho descubrimiento permitiría retrabajar, rescatando a la vez que corrigiéndolas, las conjeturas freudianas sobre representación cosa (ding vorstellung) representación palabra (word vorstellung) representación objeto (objekt vorstellung)[20] También las funciones de la angustia y otros afectos como señales y los efectos sobre ellos de fracasos de la estructura que llevan al extrañamiento, el desborde, despersonalización y en el “mejor” de los casos inhibiciones. Retrabajar también, los conceptos de represión y represión primaria, en sus funciones de producir lo inconsciente y sostener al Inconsciente. Podríamos entender mucho mejor las relaciones de éste con las pulsiones. Y de estas, con los agujeros y conductos del cuerpo incluyendo en ellas a la piel y los sentimientos de las reacciones de las vísceras, como bordes entre lo somático y lo psíquico y como sostenes de la producción y función litoral de la letra. El conocimiento de fallas en bases genéticas y neurofisiológicas, nos facilitaría reconocer y entender anticipadamente determinados límites a la acción terapéutica del psicoanálisis al mismo tiempo que engendrarnos otras inventivas para el tratamiento de dichos cuadros (aquí referencias importantes: Oliver Sack y Antonio Damasio)
Todo este trabajo nos permitiría diferenciarnos clara pero no dogmáticamente, de genetistas, neurobiólogos y neurólogos avanzados, al mismo tiempo que establecer fuertes bases de colaboración con ellos para profundizar saberes posibles en el tratamiento de sufrimientos psíquicos, y de derivaciones somáticas de los mismos. Colaboración que les facilitaría salir de la impotencia del puro recurso pedagógico de premios y castigos, al que quedan reducidos al no conocer las “rutas principales” y el tope de las marcas decisivas de la infancia y pubertad.

Un siglo de retrosignificación nos permite decir que la obstinación de los psicoanalistas en defender su práctica como útil para la cura de las neurosis, está justificada también por el develamiento de la arquitectura y el funcionamiento del complejo somato cerebro neural. Los resultados de las investigaciones y conjeturas de numerosos neurobiólogos incluso de algunos neuropsicólogos brillantes, lo sepan o no dichos actores, encontraron el panorama del funcionamiento somato neural sobre el que opera el psicoanálisis y porque. No sólo como tratamiento a través de las palabras, sino también de la modalidad específica de utilizar la asociación libre del afectado en combinación con la atención libremente flotante del psicoanalista o de cualquier otro tipo de terapeuta suplementario, y operando a través de observaciones, interpretaciones, y otras intervenciones sobre letras e inconsistencias lógicas que transportan saberes inconcientes sobre deseos y modalidades de goce de aquel. En este sentido, son muy interesantes las observaciones de Damasio sobre la función de la vecindad en la memorización fuera de la conciencia de percepciones que fueron vecinas pero desapercibidas para la conciencia, de aquellas en que estaba fijada centralmente la atención (recordemos los restos diurnos descriptos por Freud) Esas novedades no sólo pueden entusiasmar aún más nuestras almas, también dan elementos de inteligencia que pueden facilitarnos afinar nuestros actos y explicarnos la incidencia suplementaria de muchas otras actividades humanas que mejoran las psiquis, algunas enumeradas en el boceto de programa para 2º año.

A la vez, nuestra intervención inteligente y no desafiante ni sobradora, puede facilitarle información a los neurobiólogos y algunos neuropsicólogos, para afinar sus investigaciones en la búsqueda de cuales son las vías que ordenan la actividad somato cerebral. De la investigación de ellos, se aclara: 1º) que las neuronas, las neuroglías de sostén y las rutas neurales, son modificables (plasticidad neuronal). Que dicha modificación puede provenir de tratamientos con sustancias químicas, y con más eficacia y cuidado de tratamientos por las palabras, de tratamientos sobre el cuerpo (ejemplo: aerobismo y endorfinas) y de manipulaciones genéticas. 2º) que hay grupos neuronales que son regenerables (además de las perspectivas que abren las manipulaciones genéticas con células madre), y también que son sustituibles por otros que se encontraban en estado de latencia. 3º) que tratamientos diversos pueden reconfigurar grupos neuronales y neurogliales. Todo fundamenta, la articulación entre generalidades cerebrales y la singularidad ineludible de cada complejo somato cerebral.

Otro aporte de la neurobiología
En algunos puntos se acercan a cosas que el psicoanálisis verificó hace tiempo y agregan informaciones muy interesantes para continuar la elaboración en el entendimiento de las rutas principales. El principal de ellos, es la teoría fuertemente fundamentada por Antonio Damasio, sobre la función de los marcadores somáticos. Advierte y demuestra Damasio que el pensamiento se ha originado en las emociones corporales y que aún actualmente, con el importante desarrollo de la estructura del lenguaje como sostén y realización del mismo, el razonamiento siempre supone una cuota de participación corporal. Luego diferencia con precisión, emoción y sentimiento. Se puede estar emocionado sin sentirlo, o suponiendo que se siente otra cosa, típico de algunas neurosis de carácter. Sentir la emoción implica, valga la redundancia, un sentimiento. Coloca en el centro de las emociones sentidas al miedo, que como dice, puede resultar útil o contraproducente. Para su utilidad le da, al igual que Freud a cierto montante de angustia, la función de señal. Por el mismo camino va a analizar la función de muchos otros sentimientos, odio, asco desprecio, amor, etc. Y fundamentadamente nos muestra como, tanto las sensaciones exteroceptivas como interoceptivas, juegan dichas funciones.

Lo que a los neurobiólogos les falta.
Pero los neurobiólogos no llegaron a captar la función de las zonas erógenas, estructuradas por y con el uso del lenguaje, en el ordenamiento de la topografía topológica de las emociones, los sentimientos, y el uso mismo del lenguaje para la formación y desenvolvimiento de las neurosis y el carácter. A la vez debo decir, que Damasio le da más fundamento a las afirmaciones freudianas sobre las pulsiones, que a las restricciones que planteó Lacan sobre ellas. Damasio incluye la piel, la sensibilidad artromuscular propioceptiva, la interoceptiva proveniente de las sensaciones causadas por estímulos iniciados en los órganos internos y viscerales incluyendo su transmisión a través del sistema nervioso autónomo. Y ni que decir las exteroceptivas, una de cuyas misiones más importantes es enviar al cerebro, las señales procedentes de los sentidos, las sensaciones. Pero no capta en toda su dimensión, las funciones pulsionales ordenadoras y desordenadoras, expresadas en el uso de la lalengua, la formación del carácter y la estructuración de las neurosis. Y tampoco dispone de la topología del nudo Borromeo que ofrece el registro, de cómo se nos “aparecen” dichas sensaciones.

Tampoco disponen de la formalización de la estructura edípica, que apartándonos del cuentito, oferta las siguientes invariantes funcionales de cada singularidad: lugar del cuerpo materno, lugar del cuerpo del bebé (luego adolescente y adulto), lugar del falo - castración, lugar del tercero o Nombre del Padre, lugar del objeto a.

La articulación entre pulsiones e invariantes de la estructura edípica, puede servirles de referencia a los neurobiólogos para precisar en su investigación de la arquitectura y funcionalidad somato neuro cerebral, cómo se ordenan las rutas principales a partir de las cuales se organiza el intercambio entre las representaciones disposicionales y sus disparos.

La insuficiencia de las terapias cognitivas
Las terapias cognitivas surgen de reconocer que el psicoanálisis estuvo acertado en advertir el valor curativo de las palabras. Pero se quedaron a mitad de camino, al no lograr entender que dicho valor de las palabras proviene de los caminos de contacto corporal con quien haya funcionado como madre, del lugar jerárquico tercero y tercerizador que haya o no ocupado quien funcionó como padre. Y de la precipitación de estos acontecimientos en las formas del lenguaje y de la lalengua que estructuran a cada ser hablante por vía de lo simbólico en función del significante fundamental el -de falo – castración. Lo que devendrá en formas de habla con las que aquel tratará de hacerse representar. Esta es la razón de la asociación libre, humus exquisito para facilitar la germinación y florecimiento de las verdades del inconsciente reprimido, en el lazo social con las del analista. Analista obligado por su ética a operar dejándose tomar en su atención flotante por las verdades del analizante, para que ese entre en ese vínculo social, el Inconsciente produzca una nueva verdad más adecuada a las posibilidades – imposibilidades del hablante en cuestión. Al dejar de lado estas complejidades, los cognitivismos se ven reducidos a una función más o menos sofisticada de educadores. La educación rinde sus frutos a través de abarcar con generalizaciones, pero al precio de fracasar con las mayorías en tanto no puede por estructura del principio generalizador, apelar a la singularidad del objeto de sus pasiones formadoras y reformadoras.

Los neurobiólogos parten del principio de la supervivencia, al igual que Freud cuando lo hizo del principio del placer. Pero la clínica, y la observación de la 1ª guerra mundial de 1914, llevaron a éste, a plantearse la hipótesis de la pulsión de muerte. La observación de Lacan a partir de situar el tour de la pulsión y su posibilidad de satisfacerse en el propio borde de su zona originadora, articulada a aquellos tipos de narcisismo que en vez de funcionar moebianamente lo hacen circularmente encerrando a sus sujetados en una topología esférica, le dio explicación esta pulsión y hasta lo llevó a decir que no hay dos modalidades pulsionales, -de vida y de muerte-, sino solamente una, la pulsión de muerte. Los neurobiólogos ni se plantean el problema, pues no les surge el interrogante desde la arquitectura y funcionamiento neuro cerebral. Y el psicoanálisis que ellos conocen (norteamericano) rechaza el concepto de pulsión de muerte. Otros lo sostienen mitificado (kleinianos) Nosotros tenemos que acercarles el planteo de Freud y la fundamentación de Lacan en una lalengua transmisible para generarles la incógnita que los lleve a investigar, si eso resultara viable, cómo se soporta en la arquitectura y funcionalidad somato neuro cerebral, dicho fenómeno. No olvidemos que una de las fundamentaciones que dio Freud para el mismo, se apoyaba en la tendencia universal de los seres no unicelulares, a volver a lo inanimado, a lo no vivo. Camino que puede verse abonado por la tendencia a la homeostasis.

Si introducimos en quienes investigan neurobiología en estas cuestiones, estaremos informándoles sobre la verdad de la castración, útil a ser investigada también en ese terreno. Damasio lo dice de otra manera, pero tiene ciertas intuiciones sobre la misma. Dicha verdad es útil no sólo para investigar lo que pueda haber de soporte neural para ella, sino también para afinar la metodología de investigación de los neurobiólogos.

Finalmente. El trabajo de investigación en que nos estamos metiendo puede terminar resultando muy útil para pensar colaboraciones, en patologías que no son las neurosis y que hasta ahora nos resultan imposibles, como autismos, Downs, perversiones, debilidades mentales, y otras que son un poco más abordables para el psicoanálisis pero fuertemente resistentes a sus accionares más inteligentemente llevados, como melancolías (no depresiones), esquizofrenias y paranoias.

Compañeros de aventura, creo que el esfuerzo, verdaderamente valdrá la pena.


[1] Correspondencia Freud - Fliess
[2] Antonio Damasio: El Error de Descartes
[3] Lacan: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
[4] Eric Kandel, En busca de la memoria
[5] En busca de la memoria, página 360
[6] Las negritas ls coloqué yo (SR)
[7] En busca de la memoria, página 439
[8] Página 439
[9] Página 134
[10] Idem
[11] Mencionadas por Freud en el Proyecto de Psicología para neurólogos y tomadas por Lacan topo logizándolas con su nudo Borromeo.
[12] Página 438
[13] Idem
[14] Páginas 422/3
[15] Leer en Simbiosis y Ambigüedad de José Bleger, el capítulo sobre el Encuadre Psicoanalítico, también su artículo sobre La primer entrevista
[16] Sergio Rodríguez: En la Trastienda de los Análisis página 163
[17] Los no psicoanalistas, o con poco conocimiento de Lacan, no se preocupen cuando se encuentren con matemas como estos o figuras topológicas. En el curso del seminario los iremos explicando
[18] Aquí será de capital importancia la concepción sobre el signo de Charles Peirce. Ver: Diccionario de Ciencias del Lenguaje de Tzvetan Ducroft y Oswald Todorov
[19] Recurriremos al artículo de Jacques Alain Miller Las respuestas de lo real dentro del libro Aspectos del Malestar en la Cultura, editado por Manantial
[20] Freud, en Metapsicología, artículo: Lo inconsciente

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