jueves, 5 de junio de 2008

Panel sobre herramientas conceptuales para el abordaje de la realidad-crisis-sujeto:



Psicoanalista lacaniano como efecto de mi experiencia previa política (que incluye un balance de lo que a mi modo de ver dio el marxismo y de sus limitaciones),mi reafirmación de que el modo capitalista de producción ha cumplido su ciclo, de lo que es testimonio el desmoronamiento de su expresión mas perfeccionada -el socialismo construido por los comunistas y mas allá de las apariencias, efecto de las cifras económicas, el ingreso de los capitalismos mas desarrollados a una zona de aporías de difícil solución, dentro del propio sistema, por lo menos como está constituido actualmente. Lo diré con palabras de Francis Fukuyama que en su artículo sobre el fin de la historia formuló en futuro del indicativo lo que es un presente: "El fin de la historia será un tiempo muy triste. La lucha por el reconocimiento, la disposición a arriesgar la propia vida por un fin abstracto, la lucha ideológica universal que daba prioridad a la osadía, al atrevimiento, la imaginación y el idealismo, se verán sustituidos por el cálculo económico, la interminable resolución de problemas técnicos, la preocupación por el medio ambiente y las respuestas a las sofisticadas necesidades del consumidor"
A eso que no es futuro si no presente hay que agregarle, lo que ya se puede caracterizar como una endemia la difusión de los acelero-energizantes (especialmente cocaína y track) que amenaza con destruir a buena parte del material humano. Efecto de la combinación del empobrecimiento no resignado de sectores del tercer mundo (Colombia) y las exigencias del ideal de la optimización de los beneficios.

La centripetación inmigratoria al primer mundo como efecto de la centrifugación marginante de la miseria al tercer mundo.(xenofobia y fascismo)

Los desastres del ecosistema especialmente en los márgenes del planeta, pero que se vuelven sobre todo él.(Agujero de ozono, efecto invernadero, etc.)

Evidentemente a pesar de que quienes viven en los centros de poder en su mayoría no lo advierten, el final de siglo encuentra al planeta en una crisis, caracterizada eso si, por un nuevo desorden mundial.

Decir crisis, no significa prejuzgar sobre el pronóstico de la misma.
No siempre son de resolución favorable y si no pensemos en los indígenas que poblaron estas tierras que hoy usufructuamos los blancos. No cabe entonces, ni el optimismo histórico, ni el pesimismoidem. Sí cabe, al estilo de Marx, procurar el análisis mas riguroso que las herramientas actualmente a disposición permitan, para propiciar los actos necesarios en el sentido de resolver la crisis en una dirección lo mas diferente posible a la pulsión de muerte.

Es en ese punto que el instrumental psicoanalítico debe acudir en nuestra ayuda.
En el siglo XVIII patente que la suerte de los hombres no dependía de dioses, sino de su propia acción contemporáneo al nacimiento de la burguesía, de la ciencia y al dep-liegue de la técnica.
En el XIX la experiencia de la burguesía naciente le permite al genio de Marx entender que no se trata de los hombres, sino de estructuras que lo alienan, lo condicionan más allá de sus voluntades y conciencias.
A comienzos del XX Freud reconoce la existencia del inconciente, su función decisiva y la posibilidad de trabajar sobre él.
Promediando el mismo, y especialmente cuando se asoma al último tercio, Lacan propone una discriminación para la lectura de la estructura de articulaciones que soporta y tensiona al ser. Esta genera condiciones para tomar la posta de Marx atravesando aquel punto ciego -la cuestión del sujeto- supuesto por este último como efecto de sus condiciones de existencia, pero modificable por el trabajo político y el cambio revolucionario de la base económico-social de la sociedad que lograría establecer continuidad entre sus intereses y su conciencia, lo que, lamentablemente la experiencia histórica mostró como erróneo.
La propuesta lacaniana de analizar al ser tensionado en tres registros anudados borromeanamente y con el deseo como efecto de la falta de objeto atrapada en el entrecruzamiento de aquellos da nuevas herramientas de lectura en el trabajo sin fin por tratar de entender a la cultura y a la sociedad y de incidir sobre ellas vitalmente.
Desde esta concepción propongo tornar equivalentes a la noción de crisis con la concepción freudiana de trauma, y trabajarlas desde el psicoanálisis colocándola en la trama de del nudo borromeo.
Esto supone no sólo un llamado a los psicoanalistas a reconocer que la ética de nuestra disciplina exige nuestra intervención en la vida política, campo en el que se juegan las cartas de la sociedad, sino a los otros cientistas sociales a reconocer que en los finales de este siglo no se puede insistir en pensar a las sociedades al margen de las producciones del inconsciente. Es lo que nos fundamentó aun grupo de psicoanalistas a fundar una nueva asociación, adjetivarla -transdisciplinaria- y reconocerla simple herramienta de una estructura que nos preexiste y nos condiciona pero que también por sus fallas nos obliga a ejercer la libertad de investigar y actuar.

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