No soy un psicoanalista que llega a la política, sino más bien un político atravesado por el psicoanálisis, devenido psicoanalista. Mis textos actuales sobre política, no tienen que ver solo con aquello que creo haber aprendido del psicoanálisis sino también con aquello que aprehendido del psicoanálisis me sirve para tratar de pensar, trabajar y retrabajar la obsesión política que me anima desde siempre.
Una preocupación mía, tanto en este momento, cuando hablo a un público de izquierda como Uds., como cuando hablo a públicos más de derecha, esta en pensar la ética en la política. Esto tiene que ver con mi pasaje por la izquierda, y con observar la política de aquellos a quienes ubico como amigos míos. Y la verdad sea dicha, el Psicoanálisis me sirvió para revisar cuestiones en las que había llegado a callejones sin salida. Lo cual me costo bastante, inclusive personalmente. Desde este posicionamiento pienso, que cualquiera que se proponga hacer política tiene que partir de una idea básica, no hay política sin ética. Inclusive aquellas que supuestamente no piensan en sus razones éticas, con su accionar producen una ética determinada. Hay tres criticas ‚ticas que me hace Blas (1). En dos de ellas, no estoy de acuerdo con su lectura.
Creo que Blas no ha entendido lo que he querido decir. Efectivamente parto de la idea de que los medios producen el fin. Por lo tanto, que una ética se lee retroactivamente desde la acción producida y no solo de lo que dicen proponerse quienes soportan, determinan, políticas. Esto es así, porque básicamente somos sujetos del inconsciente. Creemos vivir de una manera determinada, y en algún momento, cuando hacemos una estación, miramos para atrás y nos encontramos con que en realidad no fue así. Es consecuencia de lo que Freud llamaba significación por retroacción.
Nos ocurre a todos, por eso no me interesa tanto lo que cada uno proclama, como el efecto del accionar que cada uno produce, y desde ahí, veo a que llego su política. Parto de un definición muy distinta de la de Blas.
No es lo mismo pensar en el sujeto individual, que en los actores sociales. A propósito no hablo de sujeto social, porque no tengo definiciones ni ideas muy claras alrededor de eso.
No es lo mismo pensar en el sujeto individual, que en los actores sociales. A propósito no hablo de sujeto social, porque no tengo definiciones ni ideas muy claras alrededor de eso. Hay trabajos de Freud que Uds. conocen, como "Psicología de las masas" y "Análisis del Yo", que llegan hasta un limite, pensar -llamémosle así- a la masa en movimiento. Algunas proposiciones de Lacan podrían permitir ir un poco más allá. Hay todo un trabajo de Psicoanalistas, Psicodramatistas, de los que trabajan en grupos, que laboran sobre esta serie de cuestiones. Aportan elementos, aunque creo que seria tonto pensar que desde este ángulo solo se puede pensar algo tan complejo como es el movimiento social. Por supuesto que ahí tienen su lugar, la economía, la sociología, las politicologias, etc., pero debe tenerlo también el psicoanálisis, la teoría del inconsciente. Una ultima cuestión, aunque ya fuera de esta polémica que me propone Blas. Se habla del Lacanismo, los lacanianos, etc. Creo que a esta altura, hay que entender que el Lacanismo es un apellido mas, mas o menos como freudianos, kleinianos. Son apellidos, agrupan familias pero todos sabemos lo que son las familias.
En las familias hay diferencias. Por ejemplo, algo que se ha extendido dentro del movimiento lacaniano, a través -a mi modo de ver- de una lectura no correcta sobre la cuestión del fin de análisis es la idea de que este llevaría a la caída de los ideales y que el analista tiene que ser un analista sin ideales.
Yo creo, que una cosa es el analista en su sillón analizando a un sujeto, donde efectivamente tiene que cumplir con las reglas de abstinencia y en lo posible escuchar -llamémosle- "neutralmente" su discurso. No esta interpretando contenidos el analista, esta trabajando con el inconsciente. Y otra cosa es el analista como ciudadano, donde no puede dejar de tener ideales. No es una imposición que propongo. Es un efecto de estructura. Sabemos bien que aquel que dice soy apolítico, tiene un ideal, el del apoliticismo. En ese sentido creo que se ha confundido lo que es la separación entre el objeto `a' y el ideal del yo, efecto del deseo del analista, según discrimino Lacan. Lo que es efecto también de separar la demanda de la transferencia, rearticulando la demanda con la pulsión. Se ha confundido esto con la caída de los ideales. No hay tal caída de los ideales. Hemos publicado en el último número de Psyche una conferencia que dio Eric Laurent en la Biblioteca Internacional de Psicoanálisis. Lo hicimos porque nos pareció interesante. Primero mostraba a un analista en su producción reflexiva, porque además al haberlo hecho sin leer facilitó se transparentes los conflictos, las dificultades, en ese analista trabajando ideas. Y cuando trabaja la cuestión del analista cínico, justamente, cae en contradicciones porque efectivamente, en todo caso se podría hacer un ideal del cinismo, ¿por qué no?
No es el ideal que yo compartiría. La última cuestión es explicar mi concurrencia acá, ya que despertó mucha gracia que yo este a la derecha. Aunque este a la derecha -suponiendo que fuera así- a mi me parece muy importante que los colegas nuestros y que los argentinos en general conozcan Cuba. Yo conocí Cuba, fui como turista, hará un año y medio o dos. Traje y tengo criticas fuertes al régimen cubano pero también posiciones favorables a la experiencia cubana. Les puedo decir que conocer Cuba es muy interesante porque justamente plantea fuertes problemas éticos que vale la pena planteárselos. Creo que suponer que los seres humanos podemos vivir sin conflictos éticos es, lo menos, un simplismo. Entonces, se me planteo como problema ético desde el lado de la crítica la conformación de una sociedad con una estructura piramidal en la política y que por lo tanto, funciona con un medio que opera en definitiva sobre el fin. Retomo acá la cuestión de la ética como la planti‚ antes. Hay problemas como por ejemplo el llamado "socialismo" en Cuba, la apatía de la sociedad en relación a la producción, etc. Al mismo tiempo, también he observado otras cosas que plantean problemas éticos que seria interesante planteárselos en el capitalismo. Como por ejemplo en una excursión que hago con mi familia -somos seis personas- la camioneta que nos llevaba con dos empleados, el chofer y el acompañante, en una excursión de tres horas. Era obvio que uno de los empleados estaba demás en la camioneta, o sea que había una pérdida de eficiencia en la producción de ese servicio. Pero al mismo tiempo también estaba claro que eso se hacia para que esa persona no fuera un desocupado. Esa es una posición ética que el capitalismo, y dentro del capitalismo por ejemplo, aun los sectores más modernos y progresivos del mismo, como puede ser la social democracia, no se plantean. Creo que es importante ir a Cuba, conocer Cuba en sus contradicciones, conocer a su pueblo, su gente, para poder pensar y plantearse las cuestiones ‚ticas que la experiencia cubana nos plantea.
(1) Blas de Santos -uno de los psicoanalistas que participa en el panel generador de estas reflexiones.’
lunes, 19 de mayo de 2008
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