Los Lores se democratizan. Con grandes sonrisas la reina dijo que se acabaron los asientos hereditarios (¿venganza de la vieja contra sus descendientes organizados en banda?). En consonancia, a Pinocho lo mandaron preso. Mientras, un Insulzo ministro del interior socialista, hace equilibrios verbales para tratar de convencer a Anthony Tercera Vía de que mejor lo devuelvan al muñeco, que por ahí logran que le den chas, chas en la cola y lo manden a dormir temprano. Así es el mundo globalizado, todo al revés: los socialistas a la derecha y la derecha haciendo la justicia que estos cuerpean. Claro que no nos ilusionemos, lo hacen para disimular sus estropicios en medio oriente, África, Balcanes y la quiebra de su pollo inyectado en Vodka marca BorisYe -en el futuro imperio de los zares. De paso sientan jurisprudencia: los del primer mundo son la instancia superior de la justicia capitalista. No podemos dejar este tema sin cantarle cumpleaños feliz al Pin Och enta y dos, mientras le recordamos a él y a los que apelan a razones humanitarias para que lo larguen, que miles de queridos compañeros chilenos dejaron de cumplir años en 1973 y años subsiguientes, por el accionar humanitario de él y sus compinches.
Mientras, acá, en argentilandia, gran levantada de carpa. George Yema, con su enorme pelada y sus bigotes desmedidos, dirige la batuta entre obscenas risotadas. ¡Gran afano de bancas, gran!. ¿Es por el sueldito? No... qué va... ! Es por la yuta. Justamente, lo que está pasando con Pin, más lo de Videla, Massera, Noriega y hasta el hermano de Salinas de Gortari, los ha hecho poner las barbas a remojar. Se dieron cuenta de que la nueva onda del G (ete) 7 con el calentón Vil a la cabeza, el rabanito Blair (colorado por fuera blanco por dentro) el ponja gatopardista, y los otros cuatro cómplices, es mandar en cana a los viejos sirvientes en desuso. Pagarles la jubilación de privilegio tras las rejas. Pero no como en los bancos donde el que cobra queda afuera, sino que aquí los que cobran –quedan adentro, tras las rejas. Así que Alí Babá Méndez y sus cinco seguros de la Corte, imprescindible apoyo logístico, entraron a meter por la fuerza a sus cancerberos en el Aguantadero Nacional, para asegurarse tener mayoría en el consorcio.
La oposición protestó y pataleó, pero sin mucha fuerza. Algunos de ellos, mucho no pueden cacarear. Cualquiera les puede recordar empresas parecidas en las que anduvieron, para introducir al mazochesi, o la zaga del aloe vera (cada vez se le descubre una nueva propiedad) de Córdoba, zafado con la ayuda de su cámara, a pesar del ventilador de su antiguo socio, vendedor de cárceles, actual pato de la boda
La única que prometió, juicio político fue Ella. Lamentablemente las mayorías le resultaron adversas. No se puede negar que el chancho Rasputín, colaboró decididamente para que eso ocurriera. Tal vez porque ese resultado le abría las puertas para ir a jugar el juego que más le gusta, figurar como segundo de algún conservador encubierto -¿se acuerdan del bordon eador de guitarras? Es realmente interesante, sino resultara asqueroso –el campeón del progresismo, tiene como mayor mérito haber llevado ya, en dos coyunturas claves, a la mayoría de los que quieren terminar con este modelo de exclusión, detrás de conservadores disfrazados. Es más, con disfraces muy poco cuidadosos, de esos que por los bordes, dejan ver las verdaderas ropas.
Como sé que esta revista la leen muchos psicoanalistas, les cuento que a ese tipo de progresistas, es a los que Lacan, en el seminario de la Ética, nombraba con un apelativo muy preciso, que sin embargo a veces es llevado y traído con poco rigor en el movimiento psicoanalítico: canallas.
Mientras, acá, en argentilandia, gran levantada de carpa. George Yema, con su enorme pelada y sus bigotes desmedidos, dirige la batuta entre obscenas risotadas. ¡Gran afano de bancas, gran!. ¿Es por el sueldito? No... qué va... ! Es por la yuta. Justamente, lo que está pasando con Pin, más lo de Videla, Massera, Noriega y hasta el hermano de Salinas de Gortari, los ha hecho poner las barbas a remojar. Se dieron cuenta de que la nueva onda del G (ete) 7 con el calentón Vil a la cabeza, el rabanito Blair (colorado por fuera blanco por dentro) el ponja gatopardista, y los otros cuatro cómplices, es mandar en cana a los viejos sirvientes en desuso. Pagarles la jubilación de privilegio tras las rejas. Pero no como en los bancos donde el que cobra queda afuera, sino que aquí los que cobran –quedan adentro, tras las rejas. Así que Alí Babá Méndez y sus cinco seguros de la Corte, imprescindible apoyo logístico, entraron a meter por la fuerza a sus cancerberos en el Aguantadero Nacional, para asegurarse tener mayoría en el consorcio.
La oposición protestó y pataleó, pero sin mucha fuerza. Algunos de ellos, mucho no pueden cacarear. Cualquiera les puede recordar empresas parecidas en las que anduvieron, para introducir al mazochesi, o la zaga del aloe vera (cada vez se le descubre una nueva propiedad) de Córdoba, zafado con la ayuda de su cámara, a pesar del ventilador de su antiguo socio, vendedor de cárceles, actual pato de la boda
La única que prometió, juicio político fue Ella. Lamentablemente las mayorías le resultaron adversas. No se puede negar que el chancho Rasputín, colaboró decididamente para que eso ocurriera. Tal vez porque ese resultado le abría las puertas para ir a jugar el juego que más le gusta, figurar como segundo de algún conservador encubierto -¿se acuerdan del bordon eador de guitarras? Es realmente interesante, sino resultara asqueroso –el campeón del progresismo, tiene como mayor mérito haber llevado ya, en dos coyunturas claves, a la mayoría de los que quieren terminar con este modelo de exclusión, detrás de conservadores disfrazados. Es más, con disfraces muy poco cuidadosos, de esos que por los bordes, dejan ver las verdaderas ropas.
Como sé que esta revista la leen muchos psicoanalistas, les cuento que a ese tipo de progresistas, es a los que Lacan, en el seminario de la Ética, nombraba con un apelativo muy preciso, que sin embargo a veces es llevado y traído con poco rigor en el movimiento psicoanalítico: canallas.
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