martes, 6 de mayo de 2008

Clase N° 7

Cuando el que preocupa no quiere concurrir y sí están dispuestos los preocupados. Padres, familiares, amigos influyentes.

Sergio: en primer lugar le agradezco a Miguel que le pedí si podíamos cambiar y dar yo la clase hoy porque el lunes que me tocaba a mí no voy a poder venir por una cuestión personal. El caballero, galán de Miguel me dijo: pero como no!
Recuerdan que el tema que me toca a mí es: Cuando el que preocupa no quiere concurrir y sí están dispuestos los preocupados. Padres, familiares, amigos influyentes.

Voy a empezar contándoles una viñeta de una experiencia clínica y antes de eso, un pequeño prologo donde les voy a contar que yo pensaba dar una clase y cuando la empecé a elaborar se empezaron a armar otra serie de ideas con lo cual la clase va a trascender su título.
Una vez me piden una entrevista los padres de un adolescente, preocupados porque habían abierto de casualidad la puerta del placard del adolescente y se habían encontrado con una pila de varias decenas de pasacasettes de autos.

Miguel: ¿de autos?

Sergio: de autos, estamos hablando de otra época, así va el mundo

Alejandro: le quedaron de clavo. (Risas)

Sergio: los padres eran de una posición económica acomodada por lo cual se dieron cuenta que no se los había comprado el muchacho.

Miguel: tantos autos no tenía.

Sergio: claro. Empezamos a hablar y ellos rápidamente me lo querían mandar para que lo analice. Entonces yo les digo: pero ¿él va a querer venir a analizarse? Pregunta que ni se les había ocurrido hacerlas ellos a ellos mismos. Cuando les hago la pregunta me dicen que en realidad piensan que no y me cuentan algunas historias más que la del pasacasettes. El muchacho andaba en una barrita, donde los pasacasettes eran una parte de la vida de la barra, otra parte eran los porros. Era una barra que se las traía. Les digo: bueno, entonces ¿para qué me lo van a mandar? -Sería la crónica de un fracaso anunciado.- Hagamos otra cosa ¿Por qué no vienen ustedes y vamos conversando? Yo les voy diciendo lo que me vaya pareciendo en cada momento y por ahí sirva para orientarlos un poco en como manejarse con él. Tal vez eso ayude a que esta situación se transforme. El pibe estaba en la secundaria, anda mal en esa escuela, era una secundaria privada con toda gente de buen poder adquisitivo. Empezamos a trabajar. Los padres eran profesionales ambos, a la profesión de la madre le vamos a poner una letra X porque no vale la pena en relación al nudo del caso pero el padre era abogado; lo cual ya era un dato de que un adolescente hijo de un abogado se hubiera metido en esas historias. El padre era muy rápido mentalmente, la señora no era lerda. Era un hombre que seguía teniendo fuertísimos ideales de izquierda después de la caída del muro de Berlín, que no es lo mismo que tener ideales de izquierda antes de la caída del muro de Berlín. Pero además ideales de izquierda que tenían que ver con el otro lado del muro si hubiera seguido levantado. Después me di cuenta, había una deuda porque la hermana del padre había desaparecido. Entramos a trabajar y lo primero que era muy evidente y yo lo planteo, era que lo del pibe era un mensaje al padre. Estaba buscando un abogado que lo defienda. Con lo cual el hombre queda sacudido y las conversaciones empiezan a centrarse mucho más en la pareja más que en el chico. Empiezan a aparecer una serie de cuestiones soterradas de la pareja ni siquiera discutidas entre ellos. Me causa risa contarlo, una de las anécdotas era que la señora amaba mucho a un Dogo criollo que tenían. ¿Tienen idea lo que son los Dogos criollos? Yo prefiero dormir con un tigre. Esta señora como lo quería tanto lo hacía dormir a los pies de la cama, el señor tenía dificultades para dormir porque estaba con toda la sensación de que en cualquier momento el Dogo criollo lo iba a atacar. Toda una primera parte del trabajo consistió en qué pasaba con está historia del Dogo criollo. ¿Por qué lo tenían? ¿Para qué lo tenían? No había demasiadas explicaciones la verdad, la única explicación era el amor. Como ven el amor es una cosa muy particular. Con lo cual empecé a darme cuenta que había algunas cosas en relación al amor en esa pareja que fuimos tramitarlo alrededor del Dogo. Digo porque fíjense que tenía algo de psicoanálisis de niños, no sé si vos lo compartirás Miguel, en el sentido de que el Dogo era como una especie de objeto transicional, hablando en términos de Winnicott.

Miguel: sí, entre esta vida y la otra. (Risas)

Sergio: en el sentido de que realmente la conversación en el tratamiento no era directa en cuanto a que pasaba entre ellos sino que pasaba en cada uno de ellos en relación al dogo. Era como el osito de la señora, claro que para el señor no jugaba la misma función. Trabajamos un tiempo alrededor de eso. Lo que había ocurrido ahí era algo que ustedes verán que ocurre muchas veces en muchos matrimonios donde el marido, especialmente en determinado tipo de obsesivos, que le conceden todo a la señora y le concilian todo para no tener demasiados problemas y no le dan lo más importante que suelen pedir las señoras cuando realmente hay un verdadero amor y deseo en la pareja y en lugar de eso le dejan al pibe para que se entretengan. Pudimos en cierto modo ir hablando de eso y entonces este hombre realmente varió su posición en cuanto a cómo funcionaba en relación al nombre del padre y el pibe con lo primero que aflojó fue con los pasacasettes; lo segundo fue el cambio de colegio y ya en ese pasaje fue largando el porro. Después terminó el colegio; entró a una facultad de las clásicas pero se aburría. Como ven este tratamiento ya llevaba dos o tres años. Como se aburría se pasó a una facultad de las no clásicas. Vieron que las clásicas ahora son administración de empresas, marketing, etc. Este muchacho se metió en una carrera artística; se metió de novio. Entonces yo les digo a los padres: bueno, para lo que ustedes vinieron ya está, esto se terminó. Entonces el padre me dice: no, pero ahora quiero seguir yo. Empezó él a venir sólo y fue un tratamiento que duró unos años que según él le hizo bastante bien. En medio de eso el Dogo voló de la casa, se lo regalaron al dueño de un campo no sé donde. Ya después las discusiones eran en relación a perros de tamaños más regulares.

¿Por qué empiezo por acá? Porque no fue la única vez que me pasó ni que me pasa en mi práctica, de encontrarme ante determinadas situaciones donde yo sé que otros analistas hubieran planteado que eran inanalizables; otros lo hubieran tomado y el chico hubiera desertado a las tres entrevistas y se hubiera empeorado la cuestión porque se hubiera armado rollo con los padres. Yo me encontré, verdaderamente me encontré porque no es que yo hubiera leído cosas que me hubieran indicado que tenía que hacer eso sino que iba pensando con que me encontraba y qué hacer. A partir de ahí me pasó varias veces, la mayoría de las veces las cosas salieron bien, de un modo o de otro pero salieron bien en el sentido de que por lo menos, lo que los klenianos llamarían el motivo de consulta, se resolvía y a veces más allá, como el caso de este hombre que hizo un análisis personal. Algunas veces he fracasado en esto, por ejemplo en este momento estoy atravesando una situación donde hay un padre que me pide entrevistas muy angustiado. Por el relato que él hace pareciera que la hija está siendo tomada por una esquizofrenia que pareciera más bien una esquizofrenia simple. La muchacha había estado trabajando con una psiquiatra y una psicóloga que tengo la impresión de que la trataron más o menos como una neurótica con lo cual en realidad se complicó más aún la cuestión. La verdad que el caso es muy complicado, la cuestión de las tres generaciones por ambos lados, por el lado de la madre y por el lado del padre, realmente viene muy complicada. Inclusive y centralmente en el que está más preocupado por la cuestión que es el padre porque él es una colección de agujeros en los discursos sobre su historia. Es uno de los interrogantes que plantea a los gritos la chica, no así el hermano que es el que salió más normalito. Venimos trabajando al estilo de cómo venía trabajando en aquella otra pareja y nada, tengo toda la impresión de que eso en un tiempo un poco mayor, un poco menor va a fracasar. El que más viene es él, evidentemente es el que está más preocupado pero también es el que está absolutamente renuente a que sea la subjetividad de él la que entre en análisis, cada vez que toco algo se corre y vuelve a la cuestión de la hija. La señora vino un par de veces, más que nada a bombardear al caballero pero no quiso venir más.

Empezaba pro acá porque me parece que es un problema interesante a investigar para un seminario como el que estamos tratando de desplegar nosotros, este de que si nosotros sólo tomamos en análisis a aquella gente que viene, nos plantea su demanda, trabajamos su demanda, se instala el deseo de analizarse, los analizamos. ¿Qué hacemos con esos otros casos como el del pibe de los pasacasettes? no digo ya la psicosis declarada como podría ser el caso de esta chica donde ya es evidente el estallido ahí. Si nos obstinamos en orientarnos a analizar según las pautas clásicas del psicoanálisis o si en cambio intentamos otra serie de caminos que pueden servir mejor a ir armando que se instale, a través de un proceso a veces de años, algo del orden de la demanda de análisis que tenga algo que ver con el deseo de análisis o sino simplemente que terminemos con una psicoterapia. Yo tengo caro que con respecto al pibe de los pasacasettes lo que hice es una psicoterapia. Con respecto al padre ya fui más profundo y se pudo hacer algo del orden del análisis. Pero yo no me arrepiento de haber hecho algo del orden de la psicoterapia con el pibe porque él en el camino que venía era muy probable que terminara en cana en no demasiado tiempo. Ustedes saben lo que es la cárcel como escuela, vayan a saber cual hubiera sido el destino de ese pibe. A esta altura, hace poco de casualidad me encontré con el padre le pregunté por el pibe y entonces me dijo que había terminado esa carrera de arte, que se había metido en otra que también la había terminado y que ahora se había embalado mucho con una película que había visto y que estaba caminando en el sentido de hacer algo alrededor de eso. Evidentemente es un destino muy diferente un destino que otro. A mí que me importa si yo fui psicoanalista clásico o fui un psicoterapeuta, a mí lo que me parece que es interesante es que pasó con el pibe. Además tuve el plus ahí de que el padre se puso en análisis y que aparentemente le sirvió bastante. Alrededor de eso podríamos extendernos, trabajar la viñeta, trabajar otras viñetas pero entonces cuando estaba armando la clase alrededor de esto se me empezaron a agolpar recuerdos y entonces se me fue armando otra clase que está pegada a esta pero que como les decía antes se extiende. Me dio por volver a pensar sobre una vieja discusión del psicoanálisis, discusión que surge por lo menos a partir de Bion, tal vez antes, que es sobre si el psicoanálisis es solo el análisis individual o si también puede haber un psicoanálisis grupal. Esa discusión se dio en todas las corrientes psicoanalíticas, en Psicology, en el Kleinismo, en Winnicott no que yo sepa porque no se metía en esa cuestión desde el punto de la discusión porque desde la práctica él trabajaba con delincuentes en las cárceles y trabajaba grupalmente con ellos, también trabajaba sobre la institución, sobre el director de la institución, sobre el cuerpo de celadores. No era un hombre que lo atrajera demasiado teorizar. En el Kleinismo esa discusión también se dio. Bion es el fundador de la psicoterapia de grupo en el psicoanálisis y había muchos klenianos que le planteaban que era una chantada. Dentro del lacanismo ocurrió un fenómeno particular que es que no se hablaba de la cuestión y cuando se hablaba aparecían los que planteaban que el psicoanálisis solamente es psicoanálisis si es el psicoanálisis personal. Pero sin embargo al mismo tiempo funcionaba una fuerte escuela de psicoterapia de grupo psicodramática que fue y es en cierto modo, porque Paul murió pero Jeny vive, la que fundaron los ... y que hizo escuela dentro de París, en el mundo, acá tenemos una representante en al Argentina. Lacan no sólo convivía con ellos sino que les daba importancia, hasta participaron en algunas clases de algunos seminarios. La discusión no era tonta, tenía más lógica en la época pre-lacaniana tal vez que en la época con Lacan, con él funcionando porque no se olviden ustedes que el propio Freud hablaba de análisis individual. Freud cuando describe al psicoanálisis en varios de esos lugares, en varias de las viñetas uno se da cuenta que él no lo está pensando como una cuestión del individuo. Obviamente si él pensó la cuestión de la represión, la renegación, el repudio, pensaba al psicoanálisis en relación a la escisión por lo tanto no a lo indiviso pero en los hábitos del lenguaje se hablaba de psicoanálisis individual. La ruptura entre Freud y Hume tiene mucho que ver con el planteo de Hume del inconsciente colectivo sobre la base de los arquetipos inconscientes. Lamentablemente la discusión con Hume, él muy centrado en su creencia religiosa dificulta una discusión que hubiera sido rica desarrollarla de otra manera en esa época.

Me hablabas de la biografía de Freud escrita por Emilio, Emilio lo rescata mucho a Hume, con mucha inteligencia y dice que en realidad fue sacrificado. Lo rescata en relación a estas cuestiones, aunque fuera equivocadamente con los arquetipos inconscientes, que es equivocadamente a partir de cierto punto porque no nos olvidemos que para Freud estaban las fantasías universales. Ya dentro de lo que es la psicoterapia de grupo viene por tres caminos o cuatro. Por un lado viene por el camino analítico; el psicodrama donde a lo que ellos juegan es a la propia ... y donde no interpretan. Yo hice una experiencia con Rojas Bermudez un kleniano. Por otro lado aparece la psicoterapia de grupo por el lado médico, allá por los años treinta donde la tuberculosis era un problema muy grave y en un servicio la preocupación era como hacerle tomar los medicamentos a los pacientes. Entonces hacían asambleas de pacientes y con toda una temática médica. Bion empieza a teorizar la cuestión. Bion no se olviden que era producto de la guerra, porque era médico de la armada británica y se vuelca al psicoanálisis justamente en la guerra al encontrarse con la neurosis traumática. Él se ve obligado a trabajar con grupos dentro de la guerra y después lo va teorizando. Acá en Argentina la influencia inicial, hoy hablábamos con Marta, por ejemplo en Pichon Riviere era de Bion donde transformaban al grupo en una especie de entelequia -decía Marta- subjetiva y entonces planteaban que el trabajo era como el grupo. En cambio en el psicoanálisis norteamericano la psicoterapia grupal se desarrolla mucho más como una terapia radial o sea la interpretación va a la persona, estoy hablando en el lenguaje de ellos. En cambio en Bion la interpretación va al grupo y no a la persona. Les cuento todo esto porque estas cuestiones de la historia me parecen interesantes para poder trabajarlas nosotros a partir de lo que Lacan nos ha aportado. Tengan en cuenta que en Lacan no sólo está el aporte de Los ... sino la reivindicación del psicoanálisis en extensión. La proposición del 9 de octubre de 1967 es un gran intento de Lacan de interpretación al movimiento psicoanalítico aunque sea todo un texto, intento de interpretación bastante diferente en un sentido y que marca el paso del tiempo a La situación del psicoanálisis francés en 1959 donde todavía se nota un Lacan muy enojado con el movimiento psicoanalítico y eso hace del texto un texto que no tiene el nivel interpretativo que tiene La proposición.

La psicoterapia de grupo se la pensó desde varios lugares, por ejemplo acá en Argentina cuando yo empecé a ejercer, Argentina siempre tiene ese problema aparentemente, buscando el abaratamiento de los costos del psicoanálisis, se la fundamentaba mucho en eso; en nombre del abaratamiento de los costos se perdía de vista el tratar de pensar conceptualmente la cuestión. Pero se lo pensó también y se lo piensa desde varias otras cuestiones, algunas creo que son interesantes como la de la socialización de los adolescentes. Me acuerdo que habíamos empezado a hacer una experiencia en el Tornu que lamentablemente me tuve que ir del hospital y no la pude seguir que era cruzar grupos de padres y de adolescentes, entonces padres se reunían con adolescentes que no eran sus hijos y los padres de estos adolescentes se reunían con los hijos de los padres del primer grupo. Era una maniobra para evitar la carga imaginaria que hay siempre entre padres e hijos en la adolescencia y dar más lugar a la palabra, lamentablemente pudimos trabajar muy poco tiempo no puedo darles por lo tanto resultados de eso.

El tema de las parejas por ejemplo, donde muchas corrientes psicoanalíticas, no en la de Lacan, hablan de psicoterapia de pareja. Yo creo que hizo bien Lacan, no sé si fue él o alguno de sus seguidores, en sacar de juego la cuestión de psicoterapia de pareja porque eso da la idea de que las parejas podrían ser curadas. En realidad el objetivo de trabajo con las parejas no es curarlas sino en todo caso que la pareja se encamine hacía algún destino luego de una serie de entrevistas. Las de familia, yo me acuerdo que cuando empecé anduve un tiempo por el lado de los sistémicos, en esa época se llamaban de interacción familiar, todavía no se llamaban sistémicos y ellos tenían teorizadas una serie de cosas de las cuales algunas yo creo que no tienen valor pero otras uno las sigue observando, por ejemplo el psicótico como síntoma de la familia. A mí me ha ocurrido en esa época analizando un psicótico en familia, hacía terapia de familia en la clínica que yo trabajaba, cuando el psicótico se estabilizaba se desestabilizaba otro miembro de la familia. Después no olvidemos algo que todavía se sigue discutiendo que es si se mete o no a los padres en los análisis de niños, donde el kleinismo era tajantemente excluyente de introducir a los padres en el análisis de un niño. Acá hay un especialista en niños, puede hablar con mucha más autoridad que yo. Lo que converso con los colegas que a veces supervisan un caso de niños conmigo es en relación a estudiar en que punto está la relación de ese niño con la madre, de ese niño con el padre y según eso adoptar una política en el tratamiento. Creo que si se trabaja o no grupalmente o se va directo al trabajo individual, desde el punto de vista conceptual nosotros lo tenemos que pensar a partir de las condiciones de posibilidad. Primero no creo que la cuestión haya que pensarla por el lado del abaratamiento de los costos, éste puede ser útil desde el punto de vista psicoterapéutico yo en ese sentido no me opondría pero digo desde el punto analítico; ni tampoco desde otra serie de axiomas que plantié antes sino desde esta cuestión de condiciones de posibilidad. Aquel por el que me vienen a consultar o inclusive aquel que me viene a consultar ¿está en condiciones de posibilidad de empezar un análisis desde el punto de vista de cómo se ha estructurado esa subjetividad? Me acordé de un caso que se los quiero contar ahora porque es interesante en este sentido. Me viene a consultar una señora con unos escándalos y unos despelotes con el marido infernales, muy católica la señora. Buena parte de la problemática en parte tenía que ver con su catolicismo, por supuesto es mucho más compleja la cosa. Por ejemplo se habían casado porque había quedado embarazada, porque había quedado embarazada y se habían casado y eran católicos no habían abortado pero después vinieron tres chicos más de la misma manera, o sea por preservativo pinchado. Era un matrimonio que el amor, no el deseo, pero el amor estaba ausente y el deseo tomaba la forma particular del ejercicio sadomasoquista del goce entre ellos, era una situación compleja. Me di cuenta en las dos o tres primeras entrevistas que cada vez que yo tocaba algo que podía llevar a poner en cuestión, a preguntarse sobre si un destino posible de esa pareja era la separación la señora se retraía y aparecía muy evidente la amenaza de interrupción de las entrevistas en poco tiempo. Se me ocurrió una maniobra que fue proponerle que viniera con el marido y empezaron a venir los dos. En las entrevistas se fue haciendo muy evidente que el marido no quería saber nada con un analista y que por lo tanto si el marido quedaba fuera de la intervención terapéutica no era una expulsión que el analista ejercía del marido, que es como de algún modo se lo imaginaba inicialmente la señora, sino que era una posición que el marido tomaba de abrirse de la situación. Con lo cual luego se inició el análisis, el análisis está caminando todavía. Se separaron y a esta señora se le armó una situación bastante mejor que aquella en que venía, todavía tiene unas cuantas complicaciones para recorrer; el marido sigue emperrado en su posición. Por una situación X, cuando el hijo empezó a entrar e situación grave realmente yo le propuse al marido que viniese a conversar sobre el asunto del pibe y primero me aceptó la entrevista y después me la volvió a rechazar. Uno hace lo que puede, ahí ya es mi límite evidentemente. Pero esa maniobra de traer inicialmente al marido a las entrevistas y que fuera el propio marido el que descartara el tratamiento favoreció que la mujer entrara en un análisis. Por otro lado es interesante como psicoanalista hacernos una pregunta ¿por qué el neurótico común cuando demanda lo hace bajo la fantasía de estar apelando a algo parecido a un médico? Fíjense que con mayor frecuencia los neuróticos cuando hablan de nosotros con sus amigos, familiares, etc., no nos nombran como mi psicoanalista sino que nos nombran como mi terapeuta. Uno puede tomarlo como una cuestión de la cultura general pero también podemos pensarlo por el lado de la interpretación. Ellos están viniendo a quien ellos suponen que los va a curar. Por otro lado el propio psicoanálisis no empezó con gente que fue a demandar análisis, piensen ustedes en Ana. O que en realidad a Broyer lo llamaron a la casa para ir a tratarla y piensen en la mayoría de los casos que presenta Freud en el estudio sobre la histeria, son también casos que eran llevados al consultorio o donde Freud era llamado a veces a la casa. Por eso yo lo primero que hago cuando me llega una demanda de esa manera es preguntarme porque me llega así. Hay colegas que a veces proceden como se procede en piloto automático, lo llamo porque mi hijo tal cosa y quisiera que usted lo analice. A lo que contestan: bueno, dígale que me llame. Se encuentran con que no los llaman más porque por supuesto, la madre o el padre va a decirle al chico y el otro lo saca carpiendo y a otra historia. En cambio si uno se empieza a preguntar porque llega de esa manera y entra a maniobrar alrededor de eso probablemente puede llegar a un resultado un poco mejor.

En Las formaciones del inconsciente, el seminario de Lacan, repasando el caso del hombre de las ratas, no es textual la cita pero hay un momento donde Lacan analiza cuando el hombre de las ratas creía que la madre le leía los pensamientos y entonces Lacan dice que esa creencia del niño, que era el hombre de las ratas en esa época, respondía a que en él aún no había ejercido su efecto la castración. A mí ese planteo me pareció muy interesante, me dio mucho para el psicoanálisis de niños cuando algún colega me consulta sobre eso porque en general le pregunto sobre eso al colega. Le digo ¿cómo es la relación de este pibe con la mamá? ¿Cómo funciona? ¿Se despega o queda pegado? Sé de colegas que han metido por la fuerza a los chicos al consultorio y a la madre la han hecho quedarse afuera, son análisis que no van a andar. Ese planteo de Lacan nos llevaría en otras escuelas del psicoanálisis a lo que fue llamado simbiosis, a lo que fue llamado sincretismo y donde me parece a mí que es imposible empezar un trabajo ahí si no se parte de que esa situación es y que es a partir de esa situación que uno va a trabajar. Esas son las condiciones de presentación del semblant del caso que deben llevar al analista a ejercitar un semblant que parta de tener en cuenta que la castración neurótica que permite personalizar el análisis será una meta a llegar, incluso sin saber muy bien con cual o cuales de los implicados en la trama. En el primer caso que les conté, el de la pareja y el pibe de las pasacasettes, para mí fue una sorpresa que el que terminara analizándose haya sido el padre. La verdad no iba con esa idea, tal vez muy ingenuo pero como lo veía tan rápido a este hombre reubicarse ante las interpretaciones analíticas o las observaciones o señalamientos que le iba haciendo, ingenuamente se me ocurrió pensar que cuando la cuestión con el pibe aflojara ya estaba. Esto me volvió a pasar con una familia donde era una situación reloquisima, muy complicada. Vinieron por la hija y cuando yo la vi entrar a la chica al consultorio pensé que era esquizofrenia, después cuando la piba empezó a hablar me di cuenta que no, que era un caso muy grave pero de una neurosis y que era imposible si no venía la familia, porque además la piba lo planteaba como condición: yo no me analizo si acá no viene mi papá, mi mamá y mi hermano también porque no soy la única enferma en la familia. Empecé a trabajar con la familia, se separó la pareja parental, hubo un par de intentos de suicidio de la señora, la chica buscó otro psicólogo, como correspondía y el padre me pidió análisis. Fue muy impresionante porque en determinado momento donde todo estaba en medio de esa tormenta y ese quilombo, un día el padre dice: basta, se acabó la terapia de familia, acá el que se quiere analizar soy yo. Me pidió análisis él, los demás estuvieron de acuerdo e insisto empezó análisis la piba, la señora y se analizó el padre muchos años conmigo y después que terminó de analizarse el padre empezó a analizarse el hijo, el otro que quedaba de la familia me pidió análisis a mí. Estoy hablando de un proceso que llevó muchos años. Pero lo que les quiero contar es la sorpresa porque me parece importante, no tenemos que ir a las entrevistas con ideas preconcebidas según un supuesto reglamento analítico que no sé donde está escrito porque la verdad nunca lo encontré en ningún lado, sino más bien ir permeables a la sorpresa y a tratar de hacer lo mejor que podamos con la sorpresa. A veces nos saldrá mejor, a veces peor pero lo que es seguro es que si no vamos dispuestos a la sorpresa siempre nos va a salir mal a menos que la cosa venga regalada.

A esa altura yo creo que todo el trabajo de Lacan que desemboca en el setenta y dos con los matemas y en el setenta y cinco con el nudo Borromeo nos puede permitir repensar toda esta cuestión porque yo hoy traje nada más que lo más básico de los discursos, dejo de lado todos los discursos que pueda haber. Está cuestión de dos posiciones, en una posición la verdad y en otra posición el producto.

Agente otro
Verdad producto

Esto está planteado por Lacan no sólo para el análisis “personal, individual” sino que está planteado como el modo de funcionamiento de los discursos en la sociedad. Si el inconsciente está estructurado como un lenguaje y por lo tanto se tramita a través de letras y significantes, esas letras y significantes se tramitan en discurso y en ese sentido en el lugar de agente puede haber uno o puede haber varios y en el lugar otro puede haber uno u puede haber varios. Por supuesto que va a cambiar la situación no es lo mismo si yo estoy analizando a alguien personalmente donde estoy trabajando los problemas que en la subjetividad de la vida real de esa persona están tratando de ser tramitados que si yo estoy trabajando en un análisis institucional con la cabeza de un grupo empresarial o con la parte media de los empleados o lo que fuera. ¿Dónde está la diferencia? La asociación libre y la atención libremente flotante son relativamente verdaderas nada más que para los análisis personales. Que es relativamente verdadero no lo digo yo, lo dice Freud en Los escritos técnicos, nosotros proponemos la asociación libre pero siempre hay metas que van emergiendo. En los otros tipos de análisis por lo menos en mi experiencia, lo que hay son tareas y en este sentido lo rescato mucho a Pichon Rivier con toda su idea de los grupos operativos, son tareas que van ordenando el hablar del grupo y que van haciendo que el coordinador sea coordinado por la tarea que el grupo está trabajando. Personalmente y varios de los colegas que están acá que hemos estados antes en una institución que se llamaba Herramienta y ahora en Psyche Navegante, hicimos dos experiencias interesantes. Una fue en el año 1994 con el pico de la desocupación en el menemismo. Hicimos grupos de desempleados, desocupados que reunieron unas cien personas más o menos, los teníamos divididos en grupos de veinte o veinticinco y donde el tema a trabajar era la desocupación. La verdad que se produjeron cuestiones muy interesantes para ellos y para nosotros. Hubieron cuestiones ahí que a mí me marcaron fuertemente por ejemplo me acuerdo de una discusión entre dos desempleados en un grupo, no en el que estaba coordinando yo sino que me la transmitió la colega que estaba coordinando el grupo, donde había uno que estaba muy melancolizado y otro que por el contrario estaba buscando trabajo fuertemente. El melancolizado se quejaba y se quejaba y el otro contaba sus experiencias de salir a buscar trabajo. En determinado momento el que salía a buscar trabajo se harta de las quejas del melancolizado y le dice: ¿sabés que pasa? Vos sos un desocupado, yo soy un desempleado. A mí nunca se me había ocurrido producir esa categorización que cambia completamente el modo de posicionarse frente al desempleo. Ahora cuando fue la crisis del 2001 en El Planetario, la verdad que por merito del director de allí Ricardo Moledo que nos llamó, armamos grupos de gente para trabajar el tema de los efectos de la crisis y que hacer con la crisis. Porque ahora ya no nos acordamos, nos olvidamos muy rápido pero no sé si se acuerdan que estábamos todos del coco. La sensación la dijo muy bien una persona del grupo que era que se estaba cayendo en un pozo donde nunca se encontraba el fondo. Fue una transmisión de la sensación perfecta. Ahí trabajamos mucho. Hubo uno de los integrantes que cuando se inscribió en los grupos se anotó como fulano de tal ex arquitecto. Los grupos duraban un mes, al segundo mes se inscribió otra vez porque le interesó la experiencia y ya se inscribió como fulano de tal arquitecto. Algo había pasado entre un mes y el otro, había dejado de ser un ex arquitecto para volver a ser arquitecto pero no porque estuviera trabajando de eso, seguía laburando en lo que podía pero la cuestión era lo que pasaba en la subjetividad. Otro hombre que se dedicaba al mantenimiento de ascensores y tenía una empresa prácticamente unipersonal, era él y uno o dos empleados. Trabajaban para consorcios chicos y habían quedado arruinados y el hombre en determinado momento dice: lo que pasa en la Argentina es que del setenta y seis para acá no hay comisiones paritarias, entonces si la gente no se sienta alrededor de una mesa a negociar no puede llegar a transacciones y sino hay transacciones es lógico que la cosa explote. Yo lo estoy explicando demasiado psicoanalíticamente, él lo explicó más como un hombre que se dedicaba a mantener ascensores. A mí se me había pasado desapercibido y nunca se me había ocurrido pensar que la liquidación de la paritaria no era simplemente un tema en cuanto a si ganaban más o menos sino que lo que se había eliminado era el factor de diálogo entre las dos partes. Eso lo aprendí yo de él, ellos pudieron transformar y trabajar algunas cosas. En ambos ejemplos, el de la desocupación y el de la crisis, lo que piloteaba a los grupos era la tarea que nos habíamos propuesto y la tarea que nos habíamos propuesto era un efecto de lo que se había transformado en real no sólo para los que venían como pacientes, llamémosle así, sino inclusive en buena parte para nosotros mismos. Para nosotros también era un real lo que estaba pasando en diciembre del 2001, no fue fácil simbolizarlo.

De la misma manera el tema del nudo, yo cuando escucho una entrevista no sólo estoy con la atención libremente flotante para ver que letra pesco, que significante, en que significante insiste sino que también le estoy haciendo un diagnóstico nodal, llamémosle así, de la entrevista ¿qué predomina de lo que yo estoy escuchando? ¿Predomina lo real? ¿Predomina lo imaginario? ¿Hay tela simbólica? Son preguntas que yo me voy haciendo mientras voy escuchando y que me resultan muy útiles para armarme una estrategia de como trabajar. Me acuerdo un señor, con el cual fracasé, que estuvo todo el año pasado viniendo. Era un señor de setenta y dos años, era de esos obsesivos que hacían tan bien las cosas que estaba absolutamente creído que nada le podía fallar porque si él hacía tan bien las cosas, era tan justo, tan trabajador, tan buen tipo, tan ordenado, etc. ¿Por qué la mujer se quería separa? Él no podía entenderlo. El tema no está en que él no pudiera entenderlo sino que yo no tenía por donde entrar porque realmente tenía un imaginario tan fuertemente armado sobre su estar en el mundo que no había fisura por donde entrar. Estuvimos un año y dejó de venir, creo que hizo bien en dejar de venir. Yo hubiera seguido simplemente porque hubiera seguido esperando haber si encontraba por donde o tratando de provocar por donde pero él interrumpió antes. Es evidente que yo ahí si agarrara el nudo e hiciera una maniobra como las que le gustaba hacer a Siagarreta con el nudo, cerraría los tres círculos, uno sobre el otro y dejaría arriba de todo el imaginario, no tuve por donde entrar.

De ahí vuelvo y termino así podemos conversar un poco. Dejo de lado diferencias entre neurosis y psicosis que iba a plantear y lo que quiero plantear finalmente es lo siguiente: es una problemática esta de que en la conducción de los análisis lo más común es que se nos presente de entrada, en los comienzos, cuando uno comienza con pacientes muy difíciles pero también me he llevado la sorpresa de que se me ha presentado en la mitad de un análisis ¿cito a la pareja o no? Si cito a la pareja ¿qué me pasa? ¿Quiero arreglar la pareja y que lleguen a final feliz o es otra cosa? la experiencia más radical en ese sentido me ocurrió no hace mucho tiempo por lo tanto para hablar de resultados tendré que esperar unos años. Un análisis que había cursado conmigo durante muchos años una dama, donde se habían producido transformaciones verdaderamente importantes y donde yo creo que esta mujer había andado alrededor de su fantasma prácticamente todo el análisis y lo había pasado por un lado y por el otro. Sin embrago a los finales aparece una problemática en relación a la pareja donde yo me daba cuenta que había algo que a mí me resultaba demasiado real, real en el sentido de por fuera del saber al que yo podía acceder en relación a lo que pasaba en mi paciente, en la pareja de mi paciente y en la pareja como tal. Hice la jugada y le digo: ¿por qué no invitas a tu marido a que venga? Trabajamos juntos tres o cuatro meses. El tema no era cualquiera, era el embarazo en una señora que nunca había tenido chicos y en cambio él tenía ya chicos grandes por otro lado. Ahí en el trabajo en común se me hizo más fácil entender donde estaba lo que a mí se me aparecía como real y trabajarlo. Lo trabajamos y llegó el día donde ella dice: me parece que ya no hay más nada que hablar, que ahora la cuestión es hacer. Yo tenía la misma sensación subjetiva y además algunas cosas por las que había transcurrido mi cabeza durante ese tiempo y le dije que me parecía que tenía razón. O sea ese análisis terminó, no sé el tiempo real, al revés de cómo pasa siempre; terminó con una serie de entrevistas de pareja. Sin embargo hizo falta traerlo a este hombre a análisis para que se trabajaran determinadas cuestiones, que no era que no se las hubiera trabajado, desde un ángulo diferente a como se las había trabajado siempre y que sólo me fue posible percibirlo a través de la presencia real del marido de esta señora.

Ethel: te quería preguntar ¿en caso de que la pareja está en análisis, que conducta adoptar? Porque me ha pasado hace poco que mi paciente fue a la analista de su mujer y me pareció muy adecuado porque podría haber sido lo contrario. ¿Qué opinas vos?

Sergio: yo lo que opino es que yo me guío mucho ahí por quien aparece más conflictuado y la pareja como tal con cual de los dos analistas tiene más transferencia y dejo que las cosas vayan para ahí. Muchas veces va para un tercer analista, ni para uno ni para otro porque es un planteo clásico: no, uno neutral Lo veo sobre el tapete.

Marta: no sé si tiene mucho que ver lo que voy a preguntar pero como vos lo nombraste, a mí siempre me llamó la atención que se habla de las tres generaciones y no sé muy bien los fundamentos ¿por qué tres?

Sergio: de lo que yo conozco de la historia de este concepto, en realidad aparece en una reunión que organiza Mon Manonil y a la cual además de los lacanianos van psiquiatras, va Cuper por ejemplo. En su discurso Cuper plantea que para que se produzca una psicosis hacen falta tres generaciones y en la última intervención de Lacan en esa reunión él plantea que está de acuerdo con Cuper y que hace falta un accidente en la tercera generación previa a donde va a estallar la psicosis. Fundamentaciones no he leído muchas pero sí yo lo articularía a un planteo que yo considero muy importante de Freud, yo lo utilizo mucho que es el de las series complementarias. Tomando lo de Lacan el accidente se produciría en algún abuelo, luego vendría la segunda generación y en la tercera generación aparecería la psicosis. Yo planteaba que tengan en cuenta que cuando Freud se plantea lo de la filogenia, ontogenia y el trauma también se está planteando tres generaciones aunque él lo plantea para la neurosis y además es cierto que es válido para la neurosis también. En mi práctica analítica y yo he trabajado y trabajo bastante con psicosis, cuando uno logra reconstruir la historia, cosa que no es sencilla en la psicosis, es muy común encontrar lo de la tercera generación. Me acuerdo el caso que primero me impacto, fue un muchacho que era descendiente de rusos y que cuando había sido la primera guerra mundial el abuelo había decidido desertar. Desertó del ejército ruso, huyó a través de Rusia y logró venir a América. Algo pasó en ese hombre como efecto de la deserción porque lo que recordaba la familia era que acá en América la gente del barrio lo llamaba el loco, pero no era un psicótico, era un señor que instaló su negocio y llevaba la vida de un pequeño burgués común y corriente pero con rarezas como suelen decir en el barrio: fulano es raro. Después vino el matrimonio del cual va a nacer este muchacho y el hijo de este hombre desertor era lo que los porteños llamaríamos un tiro al aire.

Miguel: para un desertor está bien.

Sergio: me acuerdo que hice entrevistas de familia con ellos y por ejemplo él decía con un desparpajo pero de esos desparpajos inhabitúales que él no se había casado porque estuviera enamorado sino que porque la mujer había quedado embarazada, el producto del embarazo era este pibe y que además la mujer había quedado embarazada porque era como una coneja que con el olor a semen ya se embarazaba. Fíjense que es una enunciación muy particular porque se retira como padre, es un genitor pero no un padre. Él llevó la vida de un comerciante exitoso con muchas amantes. Se separó de la esposa recién después que el pibe hizo el brote psicótico, el pibe era un muchacho que tenía 25, 26 años. Yo trabajé un tiempo más con él y después no trabajé más, tenía una psicosis bastante grave. Me acuerdo dos anécdotas de él que se las cuento para distendernos un poco nada más. Estaba un día prácticamente catatónico frente a mi diploma de médico en el consultorio y se aviva que yo no me llamo Sergio Rodriguez sino Sergio Aldo Rodriguez y me dice: te llamas Aldo. Le digo: sí. Aldope me dice, maravilloso me definió perfecto. Otra vez me dice: doctor ¿usted se viste o se tira la ropa encima? O sea que era psicótico pero no había perdido el humor. Lo digo porque una de las leyendas que hay en la psiquiatría y en psicoanálisis es que los psicóticos no tienen humor, lo cual no es cierto para nada.

Para terminar con la pregunta, lo que yo observo es lo siguiente: se produce el accidente en la tercera generación. El accidente, en este caso que les estaba contando la deserción, que la deserción del ejército acá conversada entre intelectuales, en Buenos Aires, en el año 2004 nos puede parecer una pavada pero ubíquense en la Rusia de 1914 en plena guerra patria, como dirían ellos. Eso luego se transmite en la familia y se transmite de un modo fragmentario si bien la verdad siempre tiene estructura de ficción justamente la ficción tiene una estructura por ejemplo una obra de teatro, una novela. En general esas cosas yo noto que no se transmiten novelizadas sino que más bien se transmiten por anécdotas donde a la tercera generación le llega una fragmentación de anécdotas y de silencios. Esa es la otra cuestión, al transmitirse las anécdotas también se transmite los silencios. A la segunda generación el problema le llega mucho más directo, aunque no le llegue novelizado pero la segunda generación tiene más posibilidades de novelizárselo. Pero en cambio a la tercera generación ya no se transmite así. Me acuerdo ahora una psicoanalista húngara que vivía o vive acá en la Argentina, hace tiempo que no la veo, viajaba a Hungría en la época que todavía estaba el comunismo. Era el único país de la orbita comunista donde había algunos psicoanalistas, estaba la tradición de Ferenczi y entonces la invitaban al hospital. Habían presentado el caso de una anorexia mental de un chico que tenía catorce años. No daban pie con bola los psiquiatras ni los psicoanalistas y un día viene la analista que estaba atendiendo a la pareja parental del chico y cuenta que en determinado momento la madre dice: cada vez está más flaquito, está como el abuelo cuando salió del campo de concentración. ¿Cómo? Le dice la analista. Sí, mi padre estuvo en el campo de concentración y cuando salió estaba flaco como él, dice la mujer. ¿Se habla de eso en la familia? No, no, nunca se habla de eso. ¿No hay fotos, nada? No, hay una sola foto pero la tengo muy escondida. Tráigala. En la foto estaba el abuelo todavía con el uniforme a rayas de los campos y dicen que eran dos gotas de agua el pibe y el abuelo. ¿Qué se le trasmitió al pibe? Pero evidentemente esos silencios transmitieron, ese esconder la foto de algún modo transmitió. Así como esa señora tuvo esa exclamación en la terapia de pareja debe haber tenido exclamaciones en la vida de este pibe.
No sé si te respondí.

Marta: lo que voy a contar es algo personal. Mi abuelo también fue un desertor pero de la guerra ruso-japonesa de 1904. Cada vez vamos más atrás. En vez de irse para Japón vino para Argentina.

Sergio: ¿en vez de irse para Japón?

Marta: porque era la guerra ruso-japonesa.

Sergio: claro en vez de irse a Japón con las tropas.

Marta: claro, él se vino para Argentina. Dejó a mi abuela embarazada y a los seis meses de haberse venido consigue traerla con lo cual mi tía vino de dos, tres meses pero tenía nacionalidad rusa. Después entre las locuras que hizo fundó el pueblo de Rivera. En fin. Acá nacen los cinco hijos, entre ellos mi madre. Esta hija que nació en Rusia siempre era considerada distinta pero no por la nacionalidad, porque era rara. Era la rara de la familia. Por supuesto que no me dejaban acercarme a ella por si me contagiaba, vaya a saber, pero era divertidísima, me encantaba estar con ella. Siempre pensé como se contaban las tres generaciones, si ella era la tercera o si ella hubiera tenido un hijo como hubiese sido.

Sergio: después voy en si a esto, pero tengamos en cuenta que el planteo inicial de Freud de represión, empieza por represión pero a medida que va desarrollando su teoría va agregando represión, renegación, repudio y después Lacan lo afina con forclusión, habla no sólo de que el ser parlante recibe sino de cómo recibe el ser parlante a lo que recibe. Esto es importante porque no en toda familia donde hubo un accidente en la tercera generación aparece un psicótico en la tercera generación, valga la redundancia. A mí me ha tocado atender dos hermanos en épocas distintas donde había razones para volverse loco y sin embargo de los tres hermanos uno se hizo esquizofrénico, los otros dos eran neuróticos obsesivos más o menos importantes. Digo esto porque no sé que hubiera pasado si tu tía hubiera tenido hijos porque es notable como se defienden los chicos. A mí me tocó atender a los dos hermanos neuróticos y los dos me relataron cosas parecidas en cuanto a como se defendieron de lo que les venía de la pareja parental que es lo que psicotiza al tercero. Uno de los hermanos recuerda a los dos años ponerse en una posición de oposicionismo al padre de la cual no salió nunca pero se ordenó en función del oposicionismo al padre. El otro hermano lo que recordaba era su apartamiento de la familia, de la relación directa con la pareja parental. En cambio el que quedó esquizofrenizado, digamos así, quedó pegado a la pareja parental toda su vida. No es una sola cosa la que obviamente origina.

Laura: dos comentarios, uno en relación a esto de la tercera generación porque en general, por lo menos cuando yo lo he escuchado, es en relación a algún tipo de claudicación en relación a la función del nombre del padre, a eso se le llama accidente y no sé si puede incluir alguna otra cosa más pero siempre lo escuché relacionado con eso, a ese “accidente”. Me parece que en el caso por caso es muy complicado porque si uno busca siempre va a encontrar una claudicación en el nombre del padre habiendo cuatro probabilidades porque además los abuelos son cuatro sería casi un milagro no encontrar alguna claudicación en ese punto en cuatro. Me parece que se puede pensar para el lado de buscar cual fue el accidente y uno lo va a encontrar, seguro que lo va a encontrar. Por ahí a mi me resulta más interesante pensarlo en relación a este tipo de fenómenos sociales como campos de concentración, la segunda guerra o con la dictadura acá en Argentina, donde ahí sí hay algo en el discurso social que se transmite a una generación y a la otra llega como algo de otro planeta porque no se puede transmitir algo del clima, de las condiciones, del contexto. No sé si respondo en algo pero quiero decir que en general los ejemplos que se dan son de esto, de situaciones de guerra, de sobrevivientes a los campos de concentración. Me parece que no es casual que no se tomen cuestiones más de la historia personal porque uno podría encontrarlo en todos, neuróticos y psicóticos si uno busca accidentes de ese tipo. Eso por un lado y por otro en relación a todo el planteo de la clase donde vos trabajas el psicoanálisis como análisis individual o singular y otra posibilidad de intervenciones analíticas en otro contexto que no sea el individual vos oscilabas con la palabra psicoterapia. Me parece que el problema es usar esa palabra porque la palabra psicoterapia está como devaluada en el sentido de restablecer un cierto estado de salud previo o una cierta normalidad previa a determinadas intervenciones. Me parece que no se opone el análisis personal o singular o individual a intervenciones analíticas que me parece que habría que pensarles el nombre porque no son psicoterapia ninguna de las intervenciones que vos contás. Si bien pueden tener un efecto psicoterapéutico como también lo puede tener un análisis personal porque sino no sé porque se seguiría yendo al analista si no se sintiera algún bienestar en algún punto. Me parece que hay que buscarle algún tipo de nominación, más por el lado del discurso lo estás planteando vos, pero me parece que sino nos crea una falsa antinomia, que si es individual puede ser análisis, si es más de uno entonces es una psicoterapia y me parece que puede haber una psicoterapia individual y puede haber un muy buen análisis en un grupo; no como análisis en el sentido más riguroso del término pero sí efectos analíticos, sí se pueden encontrar efectos de análisis en una intervención que pueda ser de pareja, de un grupo, de institución.

Sergio: a mí lo que vos decís me sugiere dos cosas, una es una anécdota que me marcó. Justamente este caso del que les hablaba antes del abuelo desertor, yo lo supervisaba con Ulloa y un día le digo que me dijo tal cosa y tal otra y como te imaginarás no me puse a hacerme el analista con ninguna interpretación. Me dice: a no te hiciste el analista. ¿Por qué vos no sos analista? si soy analista Fernando, le digo, pero no le iba a hacer una interpretación estaba totalmente brotado, alucinado. Me dice ¿por qué no lo interpretaste? Porque vos sabés o te rebota la interpretación o se pone más loco todavía entonces no me pareció conveniente. ¿Y eso? ¿Cómo llegaste a eso? Ustedes saben que Fernando no es un hombre que estudie Lacan, va actualmente lo tiene más leído pero en esa época no entonces le explico toda la teoría de forclusión, etc. Fernando me dice: o sea que vos no lo interpretaste porque pensaste todo desde tu conceptualización psicoanalítica. Entonces ¿Operaste como un psicoanalista o no? Se acabó la discusión.

La otra cuestión alrededor de esto es que en el lacanismo porteño, no sé si en París habrá pasado lo mismo, pero acá se metió toda una historia en relación a esto de las psicoterapias que a mi modo de ver interpretó mal las cosas que dijo Lacan. Lacan no dijo que eran malas, que no había que hacer psicoterapia sino que eran lo peor con lo cual dice que lo mejor es el psicoanálisis, lo peor es la psicoterapia. En definitiva no es una posición muy diferente a la de Freud en Los nuevos caminos de la terapia psicoanalítica donde dice que para trabajar con las grandes masas va a haber que combinar el oro puro del psicoanálisis con el cobre de la psicoterapia. Pero esto tiene su importancia porque justamente cuando estábamos conversando con Miguel hace un tiempo él tiene la idea de armar un seminario el año que viene y yo pienso no dar seminarios por dos o tres años porque pienso dedicarme a terminar algunos libros que tengo a medio empezar.

Miguel: desertor

Sergio: le decía bueno si me invitas al seminario tuyo voy a dar una clase (risas), una sola, sobre evaluación de los análisis porque me parece que es un tema interesante a discutir. Porque sino a los psicoanalistas los están rajando de los prepagos y de las obras sociales con la historia de que el psicoanálisis sólo cura a través de larguísimos años y cualquiera de nosotros tiene la experiencia de que muchísima gente que no llega a un fin de análisis que por ahí se ha analizado dos años y le ha resultado útil. A mí me ha pasado de gente que se ha analizado conmigo dos años y yo me he quedado con toda una sensación de fracaso de que no servía para nada y por ahí me los encuentro diez, doce años después en la calle y me abrazan, me saludan, me dicen: no sabe lo bien que me hizo el análisis con usted, doctor. Entonces todo esto hay que repasarlo, no porque yo diga que es lo mismo que un análisis que es llevado verdaderamente hasta un final que además abría que determinar a que le llamamos final de análisis. Lacan plantea atravesamiento del fantasma, hemos trabajado sobre esto tanto Miguel como yo en el seminario, pero ha planteado muchas cosas Lacan sobre el fin de análisis. Freud lo redujo más a los resultados, a aumentar la capacidad de amar, gozar y trabajar. Pero hay muchos análisis que quedan supuestamente en la mitad y han sido muy útiles para el paciente igual. Creo que estas cosas hay que reivindicarlas porque sino le cedemos terreno a los cognitivistas, a los sistémicos, una cantidad de pavadas que andan dando vueltas por ahí. Me ha tocado a mí trabajar con el padre de un muchacho que está trabajando con una cagnitivista y está haciendo desastres con ese muchacho y todo en nombre de las indicaciones, las terapias de corto plazo.

Miguel: voy a cambiar un poco el tono de la cosa. Me quedé pensando en la primera viñeta, la del muchacho porque podría escribir la metáfora paterna.

NP . DM : NP (A)
DM X Falo

Dogo de la madre, me quedé pensando cual fue la intervención ahí. La intervención en ese primer caso en verdad fue trabajar en relación a que es lo que esa mujer interponía entre ella y el marido por un lado y trabajar en relación a que idea tenía ella que era un hijo, que fantasía. Justamente está la fantasía del Dogo. Si leemos el criollo como yo creo está bastante claro que la intervención de trabajar con los padres más bien tuvo como efecto que dejaran a ese muchacho tranquilo porque sino ¿qué otro destino que ser un Dogo le quedaba? La idea está que era ladrón y adicto me parece que iba en esta dirección. Me parece que es interesante la discusión porque ahí tenemos un trabajo sobre dos generaciones y en general las últimas formulaciones de Lacan están en relación a dos generaciones, lo cual no quiere decir que no haya tres. Pero las últimas formulaciones van en relación a que el hijo es síntoma de la pareja de los padres, objeto del fantasma de la madre y en general si uno lee todas las indicaciones a Joes por ejemplo no pasan del padre de Joes, no pasan a la generación anterior, a veces son necesarias las tres generaciones y a veces no. A veces no para situar la dimisión del padre. A veces la dimisión del padre es de la tercera generación y muchas veces es de la segunda generación. Inclusive en este caso mismo uno podría pensar esa dimisión en relación de que ese hombre no había podido sacar al perro de al cama. Ese era el punto y la dimisión estaba ahí. Esa dimisión no alcanza para producir un sicótico, quiero decir no es lo mismo sacar al perro de la cama que no hacer el servicio militar en época de guerra. No es para nada la misma dimisión. En un caso tendrá efectos en el hijo y en otros casos tal vez tenga efectos dos generaciones después. Digo esto porque efectivamente la oposición entre psicoanálisis y psicoterapia no se demuestra muy productiva a esta altura del partido salvo en el punto en que en un caso se trata de restituir un equilibrio perdido, en el sentido de que lo perdido puede ser efectivamente recuperado y de eso se encarga la psicoterapia. Nosotros más bien partimos de otro presupuesto, lo perdido fue y trabajaremos a partir de ahí. Los psicoanalistas hemos hecho mucho para que se nos echara de las obras sociales y de todas partes. Somos nosotros los principales responsables y no el psicoanálisis. Somos nosotros que hemos aprendido un psicoanálisis que consistía en un atravesamiento del fantasma y en ninguna otra cosa y todo lo que no era eso no era análisis. Este es el problema, no es que era hasta donde había llegado, que es el análisis la cura que se espera de un psicoanalista, no era esa idea del psicoanálisis. Las escuelas hablan del pase no hablan de cómo entrar a una obra social. En ese sentido los psicoanalistas hemos hecho bastante como para quedar en el margen lúcido del mundo o supuestamente lúcido.

Sergio: estoy de acuerdo con lo que dice Miguel de que muchas veces con dos generaciones alcanza, punto uno. Punto dos, también estoy de acuerdo con lo que plantea del movimiento psicoanalítico en cuanto a la exquisitez que termina expulsándonos del mundo real.
Que lastima que se fue Oscar porque él me hizo notar una palabra y no me la acuerdo ahora. En una comunicación oficial de una de las instituciones Lacanianas donde supuestamente se iba a hablar del fin de análisis, pase y que sé yo, la palabra que aludía a eso queda condensada con sátira. Lo peor de todo es que lo mandaron publicado en todos lados que por eso Oscar lo pescó porque él no forma parte de esa institución. Me dijo: Te lo mando pero no para que lo publiques y efectivamente no creo que haya que publicarlo porque armar debates tontos alrededor de eso no tiene lógica. Sí tiene lógica para esta conversación que estamos llevando nosotros que se ha llevado alrededor de la sátira la teorización psicoanalítica en algunos lugares.

Laura: acá nos acordamos, era debatir y publicaron debsatir.

Sergio: en vez de debatirá publicaron debzatirá. Tienen razón.
El próximo lunes talleres y el otro expondrá Calvano y yo además no podré venir.

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