02 de agosto de 2004
“Semblantes del analista”
Lo que estamos escuchando es una pieza que se llama El Clown, de un CD que se llama El Clown. La elegí para que empecemos este seminario, además, porque me lo regaló uno de mis hijos, porque la frase de Lacan que a mí más me hizo empezar a pensar a fondo el tema del Semblante fue: “Soy un payaso, aprendan de mí pero no me imiten”. Eso lo dijo: en La tercera de Roma.
Antes de empezar con la clase propiamente dicha voy a presentar a los colegas que vamos a llevar adelante este seminario. El que lo coordina junto conmigo es Miguel Calvano. Va a dar una clase por una invitación especial de nuestro lado, hecha con mucho gusto, Héctor Yankelevich que no pudo venir hoy por cuestiones personales. Van a estar en la coordinación de los talleres Laura Lueiro, Juan Carlos Mosca, Alicia Smolovich, Silvia Sisto, Cristina Oyarzabal, Noemí Lapacó, Alejandro del Carril. Oscar Lamorgia, que inicialmente iba a participar, finalmente no pudo, por razones de orden personal.
Lo que estamos escuchando es una pieza que se llama El Clown, de un CD que se llama El Clown. La elegí para que empecemos este seminario, además, porque me lo regaló uno de mis hijos, porque la frase de Lacan que a mí más me hizo empezar a pensar a fondo el tema del Semblante fue: “Soy un payaso, aprendan de mí pero no me imiten”. Eso lo dijo: en La tercera de Roma.
Antes de empezar con la clase propiamente dicha voy a presentar a los colegas que vamos a llevar adelante este seminario. El que lo coordina junto conmigo es Miguel Calvano. Va a dar una clase por una invitación especial de nuestro lado, hecha con mucho gusto, Héctor Yankelevich que no pudo venir hoy por cuestiones personales. Van a estar en la coordinación de los talleres Laura Lueiro, Juan Carlos Mosca, Alicia Smolovich, Silvia Sisto, Cristina Oyarzabal, Noemí Lapacó, Alejandro del Carril. Oscar Lamorgia, que inicialmente iba a participar, finalmente no pudo, por razones de orden personal.
La metodología que básicamente creo voy a utilizar, hay que ver que cree Miguel que va a utilizar él y está la de Héctor por su lado, es una clase teórica de más o menos 50 minutos o una hora para abrir espacio a un intercambio de ideas la hora siguiente. Lo del intercambio de ideas es en serio. Acá veo varias caras conocidas y muchas no conocidas por mí. Las caras conocidas les pueden contar, que probablemente la parte más interesante de la clase se arma en el intercambio de ideas, porque es donde surgen las dificultades, los dilemas, las preguntas, donde surgen las preguntas al interior del propio equipo, entre algunos de nosotros y de algunos de ustedes. Todo eso, da para pensar. Yo soy un fanático de una frase de un sistémico que decía: necesito que me perturben el pensamiento. Naim Von Foerster.
Decidimos hacerlo en El Purgatorio, en primer lugar porque ya a esta altura nos convencimos que ángeles no somos (risas) y yo por lo menos creo, que tampoco totalmente demonios. Además es un lindo significante porque muchas veces para hacer arrancar los autos cuando hace frío, se los purga y para limpiar a los nenes y a los grandes, muchas veces se los purga. No me quiero acordar de otros significados del significante purga. (Risa)
Pueden elegir con que coordinador de taller se quieren anotar. Si no los conocen y deciden no elegir, nosotros vamos a utilizar una metodología para armar los grupos que va a tratar de tener en cuenta el momento en relación a la formación de cada uno de los inscriptos, si vienen en grupos de compañeros, si es así háganselo saber a Andrea porque si quieren estar juntos es algo respetable. En última instancia puede ser por cercanía geográfica. Porque los lunes que no haya clase teórica acá va a haber taller en el consultorio de cada uno de los coordinadores. Uno o dos coordinadotes, según la cantidad de gente que termine concurriendo al seminario. Digo esto, porque vamos a extender la inscripción hasta el 23 de agosto porque las dos revistas que nos sacaron las principales publicidades salieron muy tardíamente. Psicolibros llegó a mi casa hoy, por ejemplo, e Imago Agenda estaba en Letra Viva recién el jueves de la semana anterior, con lo cual supongo que a la gente le empezó a llegar a mitad o fines de la semana pasada.
Quiero agradecer públicamente a Jorgelina y su hermano, que se me voló el nombre en este momento pero es el que les está sirviendo café y esas cosas, por habernos cedido en préstamo El Purgatorio. Lo abren especialmente los lunes, para hacer esta reunión porque los lunes es el día que ellos no trabajan. Así que voy a hacerles de “sponsor” como corresponde, proponiéndoles que consuman. Tienen no sólo café, hay platos muy ricos, cerveza, además puede terminar mucho más divertido esto.
En general no damos ninguna bibliografía obligatoria, a veces sugerimos algo y otras veces no. Hoy les voy a sugerir una bibliografía que la mayoría de ustedes seguramente ha leído o conoce. Obviamente los clásicos de Freud, “Amor de transferencia”, “Recuerdo Repetición y Elaboración”, de Lacan, la parte sobre transferencia en “Los Cuatro Conceptos”, obviamente está todo el seminario de Lacan sobre La transferencia que gira alrededor del banquete de Platon, que tiene una edición de Paidos que a mí me ha tocado leer y es bastante pasable. Tengo entendido que en la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Rodriguez Ponte hizo una traducción que dicen que es muy interesante. La proposición del 9 de octubre de Lacan y a los que les guste enterarse que el psicoanálisis no nació con nosotros los lacanianos, por más vicisitudes que haya sufrido, el libro sobre la transferencia de Heinrich Racker si dejan de lado los prejuicios y traducen del fairbaniano al lacaniano se van a encontrar con un montón de cosas verdaderamente interesantes.
Voy a empezar con la clase tratando verdaderamente de que podamos dejar un espacio para discutir, aunque este prologo me ha llevado su tiempo.
El seminario se llama Semblantes del analista. Sus variaciones en los tiempos de cura. Con eso estamos planteando un problema, queremos ver si podemos trabajar el semblante del analista para el establecimiento, sostenimiento y disolución de la transferencia, que son los tres grandes momentos por lo menos, que hay en una cura cuando llega a un final apreciable.
La pregunta ¿el análisis, es hoy un semblante? Se las va a resolver Miguel que es el que se la formuló y seguramente tiene la respuesta. Tal vez alguna cosa diga yo también
Voy a hablar más sobre el semblante, y el establecimiento de la transferencia pero igual quiero partir de algunas ideas básicas comunes que establezcamos, aunque sea para discutirlas pero que sepan de donde parto, en función de la transferencia.
La transferencia es el fenómeno que permite y fundamenta la relación entre los seres parlantes. Transfiere desde marcas previas hechas por las experiencias vitales de cada uno, como arreglárselas con sorpresas te la vida, la vida te da sorpresas. ¿Se acuerdan eso que nos cantaba Rubén Blades en esa maravillosa canción Pedro Navaja? A eso que Rubén Blades le da ritmo y música es a lo que los discípulos de Lacan solemos llamar encuentros con lo real y en los cuales el o(O)tro con sus dos escrituras, minúscula o mayúscula, se hace presente, por presencia o por ausencia. Pero la transferencia también obstaculiza las relaciones entre los seres parlantes. También ustedes saben, obstaculiza en los análisis porque por provenir de lo que ya pasó y además insertarse en cuerpos muy diferentes, historias muy diferentes nos provee de insumos desactualizados para lo que está pasando y lo que vendrá. Es como si tratáramos de trabajar sobre el hardware de una computadora con herramientas de la época de la física mecánica, hay que trabajar, para poder hacerlas trabajar. Es en ese punto de inicio advertido por Freud que Lacan formaliza la función del Sujeto supuesto al Saber y lo escribe en su formula de la cual yo voy a dar mi interpretación personal porque he escuchado muchas interpretaciones.
St Sq
s (S1 S2 S3…………. Sn)
El planteo de Lacan va a dar lo que él llamó un grafo, donde ustedes tienen el significante de la transferencia, que es con el que el consultante viene a consultarnos. Para aclararme esa cuestión tengo en cuenta algo que para mí es básico. El significante en Lacan, especialmente a partir del seminario de los Cuatro Conceptos no es lo mismo que el significante en Saussure. Encontró sus raíces en él pero hizo todo un recorrido. No es porque haya que contraponernos, no se trata de si tienen razón los lingüistas o los psicoanalistas, sino que cada uno trabajamos campos diferentes y en ese sentido el significante para nosotros toma una función que en la clínica tiene mucha importancia. En el transcurso del seminario seguramente va a aparecer más de una discusión alrededor de eso. Les quiero decir por lo tanto, que en Lacan un significante es un significante, cuando está representando un sujeto para otro significante. Eso a diferencia del significante en Saussure, mete al sujeto en juego y sabemos que para Lacan y para nosotros psicoanalistas, el único sujeto verdaderamente en juego, es el sujeto del inconsciente. O sea que el tema no es solamente cuando dicen: vengo porque mi suegra me pega. Sino en todo caso qué podemos escuchar nosotros en la relación de contexto entre eso que dice quien nos viene a consultar y el contexto en el cual él va a desenvolver esa queja que nos va a traer. Ese significante dice Lacan, se dirige a un significante, en francés quelconque, cualquiera en español, pero del que al mismo tiempo dice: pero que no es cualquier significante. Se dirige un significante cualquiera que no es cualquier significante.
Es interesante la disquisición que él hace porque es una de las cosas que da lugar a pensar la cuestión del semblante en relación al establecimiento de la transferencia. Lacan dice que es un significante cualquiera porque en realidad de analista podría trabajar cualquiera y es lo que hoy vemos en la experiencia. Hay buenos, malos analistas, de una escuela, de otra, los que estudian más, los que estudian menos, los que se analizan más, los que se analizan menos. Pero que no es cualquier significante y lo deja ahí. De ahí me tomo yo, para desarrollar lo que vendrá después, vamos a hacer un poco de suspenso.
La otra cosa interesante es que acá la barra, efectivamente, tiene el valor de barra de la represión. Una discusión que suele haber entre los lacanianos es si siempre la barra tiene este valor. En la Instancia de la letra... lo tiene, acá lo tiene, voy a decir porque y a mi modo de ver creo que no lo tiene en los discursos. La que más se acercó a hablar de algo así como que lo tendría, fue Diana Rabinovich, hace muchos años. Ella decía que lo que estaba por abajo era lo latente. Fíjense que si se guían por Freud y ella lo hacía, lo latente es lo preconciente, no es lo que está bajo la represión. Eso es lo que le exige a Lacan barrar al sujeto, con esa barra, Lacan va a marcar la represión. En cambio acá en la transferencia escribe el sujeto en minúscula y no lo barra. Justamente porque está barrado previamente por la barra ambos pisos del grafo, porque está en articulación con los significantes inconscientes que son los que pone entre paréntesis, S1, S2, S3, Sn. Lacan lo que va a decir, especialmente en La proposición del 9 de octubre..., es que si el significante cualquiera, o sea el que está como representante del analista, es capaz de situarse al nivel del significado del sujeto (la s minúscula) se abre el juego, van a entrar a emerger los significantes inconscientes. A este tema es al que él le llamó de la transferencia, también del sujeto supuesto al saber porque hay un sujeto que le supone a un significante que sabe sobre lo que a él le estaría ocurriendo. Eso fue lo que me llevó a mí, a Miguel y a los colegas que me van a acompañar, a poner ese título del analista yudoca, por el que me han llegado comentarios como: éste (yo) está cada vez más loco.
Les cuento una anécdota sobre como se fundó del yudo. Es un arte marcial que siendo de las más antiguas, sin embargo nació recién a fines del siglo XIX cuando los japoneses tenían prohibido por los extranjeros que los dominaban, usar armas. El Sensei (Maestro) Jigoro Kano, que fue el que lo inventó, veía como nevaba desde su ventana y observaba como la nieve se acumulaba, no me acuerdo bien si sobre los pinos o los abetos que estaban frente a su ventana, haciendo que las ramas se fueran doblando hasta que en un momento la misma fuerza que las había obligado a doblarse despedía la nieve (como bien me hizo recordar al final de la clase Alicia Smolovich, gracias a la flexibilidad de dichas ramas).Eso fue lo que le indujo a Kano a inventar un arte de lucha que está basado en la utilización de la fuerza del otro y no en la propia. Por eso la buena toma de yudo, están hechas sobre la base de la fuerza del oponente. El analizante no es nuestro oponente me pueden decir, Freud habló de la negación ¿qué estarás diciendo?
Parto de que no es nuestro oponente, pero sí con quien tenemos que lidiar, eso es así. Por algo el psicoanálisis por tantos años se centró en la resistencia de los pacientes, hasta que vino Lacan y pudo aclarar que la resistencia principal es la del analista. También pudo aclarar que el centro de la dirección de una cura no es interpretar la resistencia sino trabajar con el deseo inconsciente del analizante. Pero si la cosa es así el analista construye la fuerza del análisis analizando en la transferencia del paciente hacia el analista y con respecto a la tarea, la relación de ese ser parlante con sus deseos y sus goces. Se dan cuenta que por lo tanto el analista trabaja como un yudoca, trabaja con la fuerza del deseo y del goce del propio analizante.
Primera cuestión básica que quiero plantear porque sobre esa base entonces, vamos a la rutina, que es interesante conversarla, porque Freud trabajaba en sus escritos no sólo con la teorización sino también con lo que ocurría en la rutina del trabajo, y con la relación a ella, del propio analista. El problema, fue después que sus sucesores, al dejar bastante de lado la teoría o a la inversa, transformar la experiencia de cada rutina en un supuesto concepto teórico, complicaron la cuestión. Entonces vino Lacan, y se decidió a formalizar y a no ocuparse tanto por ilustrar con la rutina porque se dio cuenta que los psicoanalistas habían tomado los consejos como conceptos, como vademécum.
Lo primero que quiero plantear es casi hasta provocador, partamos de la idea de que el paciente común, no digo el que ya pasó por varios análisis, el que quiere ser analista que también habría que observarlo en particular y se lo va a ir viendo seguramente a lo largo del seminario, sino el paciente común, que cuando viene a vernos parte de la suposición de que va al médico aunque lo llame licenciado, psicólogo, lo llame como lo llame. La fantasía que lo trae es que viene a curarse. Aunque muchas veces la fantasía inconsciente sea la contraria, la de no curarse, ellos suponen que viene a una especie de médico. Me parece que uno de los problemas que se nos plantea en los inicios a nosotros es que tenemos que ingeniárnosla para de esa fantasía con la que ellos vienen, llevarlos a la de cursarse. Hago un pequeño juego de palabras entre curarse y cursarse, que les digo la verdad me salió como un equívoco y cuando me di cuenta me pareció que estaba bueno y lo seguí. Cursarse en el sentido de recorrer sus empalmes nodales para encontrar aquello con que su inconsciente, el propio del analizante, lo puede proveer para acercar sus goces a sus deseos y así acceder a su cura. Es imposible curar a nadie desde los significantes del analista porque los insumos con que cuenta el paciente son los propios y ya no se le puede agregar otros. Hay casos particulares que podemos conversar como el de la esquizofrenia donde ya no se está hablando de la relación con el sujeto del inconsciente, sino que en todo caso se está hablando de la función que se le puede dar al yo de esa persona, para sostener sus estabilizaciones. O sea para arreglarse lo mejor que su estructura nodal le permita, con lo real que la vida le vaya presentando. Este es otro tema porque nosotros atravesamos desde la psicología del Yo, el kleinismo luego, y los diferentes momentos del lacanismo por una serie de ideas sobre el fin del análisis sobre las cuales hoy yo no me voy a referir, pero donde parecía que había un lugar al cual llegar. Estacolchic, en el último artículo que escribió, que se murió sin ponerle título, planteaba que si eso fuera así se habría establecido un ideal de qué es la cura y que si se establece un ideal de que es la cura no hay cura.
Por otro lado es una cosa evidente que cada uno de nosotros con alguna marca hemos quedado, unos quedan con más y otros con menos marcas, y que eso depende también mucho de la estructura de la que partimos cada uno de nosotros. Cuando digo estructura no me refiero a neurosis, psicosis, perversión y dentro de cada una las diferencias, sino a esa dotación simbólica y a lo imaginario que va produciendo y de la cual dispondremos para la relación con lo real. Con eso vamos a ir trabajando. Hay gente que puede llegar más lejos y otra menos, en un análisis. Y esto es válido tanto para los análisis comunes como para los de aquellos que después se van a dedicar a la profesión.
Otra cuestión que planteo ¿Cómo nos eligen para analizarse? Creo que nos eligen porque nos suponen síntomas parecidos a los que aquejan al que viene a consultar, pero mejor manejados. Esto se me empezó a plantear como una pregunta, cuando empecé a observar que hay colegas que tienen el consultorio lleno de obsesivos, otros colegas lleno de histéricas, otros colegas que lo tiene lleno de casos muy graves. (Risas) ¿Por qué? Una respuesta fácil es decir: ya me clasificaron en ese lugar y me mandan ese tipo de pacientes. No, eso es cierto en parte, observen con quien se analiza cada uno de ustedes y van a ver que algo de esto que les estoy planteando hay.
Si tienen suerte, o sea que los síntomas están mejor manejados por el analista, entonces esos análisis van a andar bastante bien porque tiene la ventaja no sólo de encontrarse con alguien bien analizado sino con alguien que ya ha pasado muchas, llamémosle así, de las que está pasando, pasó o va a pasar aquel que está consultando. Sino ocurrirá lo inverso, lo digo poniéndome serio. Porque he visto muchos análisis prolongarse años y años innecesariamente porque en realidad lo que había permanentemente era identificación y contra identificación, entonces eran todos felices, total se parecían, opinaban lo mismo.
Miguel Calvano: esto que decís tiene que ver con la derivación en el sentido que muchas veces esa es la imagen que ese analista tiene ante otros, no sólo de los pacientes.
Sergio Rodriguez: Le agradezco a Miguel, porque me evitó hablar de uno de los puntos que iba a hablar, lo subscribo, es así.
Ahora voy a los comienzos. El más habitual suele ser el pedido por teléfono de una entrevista, ese es el que verdaderamente abre la partida, a mi modo de ver. Eso va a dejar marcas muy importantes, si el análisis se establece, para la continuación del mismo. Muchas veces la marca que deja es que el señor o la señora que pidió la consulta salga corriendo y no entre en la consulta.
De cómo lo manejemos puede depender que haya o no entrevista, tengan en cuenta que se juega el objeto a en las dos puntas de la línea telefónica, pero no cualquiera, se juega el primer objeto a que se jugó en la constitución del sujeto. Piensen ustedes la importancia que tiene para una madre el llanto de su hijo y la importancia que tiene para los bebes recién nacidos el arrullo y las conversaciones de las madres. No es cualquier cosa lo que ocurre cuando se produce la llamada telefónica, hay que estar muy atento, darle mucha importancia y tener en cuenta que se está jugando con la materia prima más arcaica. Por otro lado ese a de la pulsión invocante se juega a dos puntas, por un lado porque el analista otea en el sentido de que tiene que abrir lo más posible ese agujero que no se cierra, para escuchar en la tonalidad de la voz, en la modalidad con que se habla, en como se expresan las cosas, etc., qué se está escuchando del otro lado. Eso lo va a hacer reaccionar muy rápidamente, a veces mejor otras peor, pero frente a eso.
Una vez me llama un analizante que estaba en análisis hacía tiempo conmigo diciéndome que se estaba por tirar por el balcón. Lo conocía, sabía que en ese momento sobre un trasfondo melancólico estaba en una posición histérica y que la idea le venía rondando hacía un tiempo en serio. Le digo: si se va a tirar por el balcón ¿para qué me llama? Paciente: porque quería tener aunque sea una última conversación con usted. Le digo: bueno, conversemos. La conversación duró como una hora, al cabo de ese tiempo aceptó esperarme a que yo fuera a la casa y después la seguimos. Es un extremo, no siempre estamos frente a eso y menos en la consulta inicial pero lo digo en el sentido de que la voz no es cualquier cosa. A veces veo que escuchan y responden burocráticamente al pedido de entrevista y observo que se les escapó algo. Pero también en el consultante juega la voz porque va a escuchar con que voz le responde el analista y no para todo consultante viene bien la misma voz. Ahí también hay analistas que se burocratizan. Depende de lo que se escuche del otro lado va a ser como se module, se ponga en juego su voz. Por lo tanto fíjense que los cambios de la voz empiezan a construir un semblante desde la propia llamada telefónica.
La mirada, lo digo tomándome de algo de Winnicott donde saben que él utiliza esa posibilidad que tiene el ingles de diferenciar play de game, que nosotros en español no la tenemos y a todo le llamamos juego, a veces empieza la jugada en el sentido de plan, de juego, sin que nosotros, los que después vamos a ser supuestamente los analistas, lo sepamos. Lo que no implica que algunos que portan ese comienzo de jugada partan de creer que nosotros sí lo sabemos. Porque a veces estamos dando una charla, como el caso de hoy una clase y veo un montón de rostros, de miradas pero es probable que ahí quede. Por ahí alguno que me saludo al pasar, me dijo alguna cosa, me hizo alguna mirada queda con la idea de que yo registré eso y ahí se arma un juego en el cual se juega nada más y nada menos que el amor propio del que está consultando. Partan de la idea de que si alguien está consultando en serio, es evidente que tiene el amor propio herido, a nadie que está contento consigo se le ocurre gastar el dinero que se gasta en un analista y menos se le ocurre perder horas y horas yendo y volviendo hasta esa casa.
Esta cuestión de la mirada es muy importante también de entrada. Tratar de entender esa mirada que me mira, qué está creyendo que ve para yo tratar de ver que hago con lo que esa mirada cree que ve. Pero a la vez yo también estoy mirando, otra vez el objeto a se juega a dos puntas. Para mí evidentemente no es lo mismo, si viene una señora toda emperifollada, linda a la mirada, uno por lo menos capta que hay toda la intención de mostrar una buena mascarada femenina, ya eso es un comienzo interesante para situarse uno en como empezar a trabajar. Un día viene un señor que toca el timbre del consultorio, yo en esa época respondía burocráticamente a los pedidos de entrevista, cuando abro me encuentro con un señor con la barba larguísima, con los pelos larguísimos, que fumaba como un escuerzo, venía vestido con un poncho, con pantalones de carrigan, medias tejidas de lana de oveja blanca y hojotas como usan los Coyas del norte. No era lo mismo que la dama, el portero también me lo dijo. (Risas)
Público:- Era perspicaz el portero.
Sergio.- es obvio que con ese señor yo no podía iniciar la relación de la misma manera que con la dama.
Freud no plantea en el terreno de las pulsiones la pulsión invocante. Me parece a mí que su planteo es uno de los grandes aportes de Lacan. Es un palnteo que a la vez plantea un montón de complicaciones. No se olviden que el objeto a (la voz) de la pulsión invocante se deja caer por el mismo orificio por el cual se deja entrar la comida. Ahora con las modas light no se da tanto, pero recuerden los/as cantantes de opera, eran todos gordos, ahora se cuidan, parece que tienen asesores de imagen. Pero sí Freud empieza planteando la pulsión de ver, mirar, ser mirado, darse a ser mirado. Esto es muy importante también.
Siguiendo con este señor que como se darán cuenta me caía simpático porque sino no sonreiría así, él se preguntaba porque todos lo miraban en la calle. (Risas) de paso les diré es una pregunta muy común en los psicóticos y en los paranoicos. Uno no le va a contestar eso, pero para adentro piensa: como no te van a mirar, no podés pasar desapercibido. En esta cuestión de la mirada voy a meter un tema a discusión, porque se que la va a haber. Es el tema del diván. Yo hasta hará 12 o 15 años, les diría que usé el diván burocráticamente. Primera entrevista, segunda entrevista, a los que veía neuróticos los mandaba al diván. Después empecé a darme cuenta que era mucho más compleja la cuestión y empezó a pasarme que pacientes que se habían analizado años en diván en determinado momento les dije: a partir de ahora vamos a trabajar cara a cara. Y eso a veces, producía movimientos muy fuertes. Freud no intentó teorizar lo del diván, dijo:- yo no soporto la mirada de mis pacientes ocho o diez horas por día. Lacan sí intentó teorizarlo, a mi modo de ver en parte con razón y en parte no, cuando él aproximó:- es la forma de que la mirada del analista se pierda para el analizante y eso produzca efectos en el trabajo. Estoy de acuerdo que con muchos pacientes es así y el trabajo en el diván es positivísimo. Pero hay muchos otros, les voy a dar un ejemplo del propio Lacan, que al revés es preciso tenerlos frente a frente. Es preciso que nos miren y nosotros mirarlos y hay momentos que nosotros vamos a jugarnos a darnos a ser mirados y otros momentos donde ellos van a jugarse a darse a ser mirados y a buscar no serlo, y eso va a dar mucho material para el trabajo de análisis. Con lo cual estoy diciendo que para mí el trabajo de análisis no pasa sólo por la palabra verbalizada. Esa es una confusión que suele darse en algunos sectores del lacanismo, confundir significante y palabra verbalizada. El significante es mucho más complejo que eso. Pero por ejemplo Lacan analizó a Pierre Rey los diez años que lo analizó cara a cara. Él no pudo dar una explicación de eso y Lacan nunca la dio, pero supongo que no lo hizo porque sí. Era un jugador compulsivo, tenía una serie de cosas complejas, ahí la relación entre las miradas debe haber tenido muchísima importancia en ese análisis, más de eso no les puedo decir.
La cuestión de la cita postergada, tienen una cita la postergan para una semana después, quince días después.
Empecé a formarme con colegas de APA y colegas que recién se iban de APA pero no para el laconismo, sino que era una escisión política, por lo tanto seguían pensando bastante dentro de ese contexto como kleinianos, fairbanianos, freudianos, etc.. Algunos lo decían con seguridad: si alguien posterga una cita no va a empezar el análisis. No es mi experiencia, me ha pasado que alguien que postergue una cita no aparezca nunca más, pero también tengo la experiencia de alguien que posterga una cita una, dos, tres, cuatro, cinco veces, hasta que se anima. Esa es otra cuestión del trabajo del analista: la paciencia.
Salió un libro que estamos trabajando en un grupo, que se llama “Quartier Lacan” que son reportajes a gente que se analizó, supervisó, con Lacan y ..... que no es cualquiera cuenta que estuvo yendo 9 años al consultorio de Lacan y que 7 años estuvo yendo a no analizarse, después hubo un determinado acontecimiento que le dio vuelta la cuestión y esos dos años valieron más que los otros. Entonces él le agradece a Lacan la paciencia de soportarlo siete años en el consultorio sin que él hubiera ido a analizarse. No sé si escucharon, pero yo lo escuché muchas veces: ese no viene a analizarse así que le dije que se fuera. Si viene, por algo viene, tendré que esperar más o menos tiempo. Me parece que esa cosa soberbia de creerse el dueño de la verdad porque se es psicoanalista, es una tontería.
En los pedidos por delegación lo mismo, no suele quedar claro quien está interesado. A veces llama la esposa para pedir turno para el esposo. En una época se decía eso no hay que aceptarlo. Primero hay que sostener la conversación telefónica porque eso puede dar lugar a ir entendiendo ciertas cosas y después vendrá otra y después aparecerá aquel en nombre del cual pedían y uno se dará cuenta de que ese hombre la única forma que tenía de entrar en ese análisis era a través de esa aparente delegación. Había un síntoma evitativo, para tomar la clasificación sintomatológica, de Anna Freud, tan grueso que no le era posible sortearlo fácilmente. Otras veces efectivamente la que quiere analizarse es la esposa y el otro que no tiene ningún interés, no va a aparecer nunca. Me pasó una vez que me pidió entrevista una persona que en la primera entrevista me di cuenta que era un perverso pero el problema no era si era homosexual o no, sino la perversión así como la plantea Lacan en Kant con Sade la cuestión de dominar del deseo y el goce del prójimo. Lo escucho una vez, dos veces, me doy cuenta que no iba a andar eso y lo único que era evidente, era que él venía para cerrarle la boca a la hermana. O sea que venir a análisis formaba parte de la perversión de él, nada más que en relación a la hermana que se quedaba contenta con que el otro venía a análisis.
Cosas que han aparecido últimamente: Internet. No sé si alguno de ustedes tiene experiencia con Internet y analizantes, yo pocas. La que me tiene más tomado es un analizante que en realidad se había analizado muchos años conmigo acá y la crisis del 2001 lo eyectó al exterior y me pidió análisis. Yo le dije que se buscara analista en el lugar donde estaba viniendo, me dijo que no había analistas ni psicólogos siquiera así que le acepté. Si uno se ve obligado a trabajar así, a mí lo que se me hizo más práctico con este hombre es el trabajo vía e-mail. Le vuelve el propio e-mail de él interlineado, con interpretaciones interlineadas, sobre la base del acuerdo de que él no corrija nada con lo cual vienen todos los lapsus de dedos y es muy interesante. No me atrevo a hacer un juicio de si nos va a servir o no, pero lo que sí que es muy interesante la experiencia.
Con todo esto lo que les estoy diciendo y ahí voy a lo del semblante del análisis, es que se va a establecer y variar entre analizante y analista. Esa es la otra, está el semblante del analista, el semblante del analizante y el semblante que se produce de ese análisis en particular. Si repasan en su memoria los análisis que conducen, van a notar que cada uno de ellos tiene su particularidad como análisis. No es sólo que el analizante tiene tal particularidad sino que el análisis como tal toma ciertas particularidades. También son muy importantes para poder trabajar teniéndolas en cuenta en cuanto a como intervenir y como establecer semblante del objeto. Yo durante mucho tiempo me guiaba por la cuestión de que el analista tiene que hacer semblante de objeto a. Hasta que un día me pregunte ¿qué es? Si el objeto a lo pensamos como causa de deseo, está perdido, ¿cómo hago para hacer semblante del objeto a como ausente? Algún inteligente me contestó: tenés que estar silencioso todo el tiempo. Con algunos, el silencio efectivamente puede funcionar como un muy buen semblante y con otros va a funcionar para espantarlos del análisis. A lo que yo llegué es que hay que pensarlo en relación a este gráfico donde está el a como causa de deseo y el deseo sostenido en el fantasma.
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Para mí la habilidad nuestra está en los tres movimientos del análisis pero principalmente en la instalación que es donde es más importante, en saber ubicarnos de algún modo en relación al fantasma de ese paciente para que el ser parlante pueda suponer que uno va a ser el que le va a curar su castración. En verdad, para ir haciendo los movimientos necesarios que le faciliten al analizante encontrarse con su castración y hacerse cargo de cómo sobrellevar su castración en lo real de la vida. Me parece que esa es la base conceptual a partir de la cual sí se pueden desprender los siete mil consejos que di.
Miguel Calvano: empezaste por el final, a ese punto tenemos que arribar.
Sergio:- no, a ese punto tenemos que arribar pero, es interesante otra vez lo de Miguel, porque es como los tres tiempos lógicos en Lacan, instante de ver, momento de comprender, tiempo de concluir. En el instante de ver se está jugando algo que va a precipitar en el momento de concluir, el tiempo de comprender, o sea que no se comprende lo que va a llevar a esto. Creo que Miguel tiene razón esto es depuradamente el final pero si no vamos haciendo jugar esto en la medida de nuestras posibilidades, desde el inicio desde el llamado telefónico, si no tenemos esta idea en la cabeza de cual es el camino que queremos recorrer, se puede instalar un análisis, mejor, peor pero también puede ocurrir que no se instale.
Queda abierto a la intervención de cualquiera de ustedes, lo que les pido, especialmente a los alumnos que digan su nombre. Porque después nosotros desgrabamos esto y se los mandamos por e-mail a la casa a ustedes y así aparece quien fue interviniendo y como se fue desarrollando.
Por supuesto puede intervenir también, como bien lo saben, la gente del cuerpo docente.
Alejandro del Carril:- pensaba en relación sobre todo al comentario de Internet que papel juega la presencia del analista, su cuerpo como motor, como obstáculo y en relación a semblantear y poner en juego la mirada y la voz por Internet quedaría fuera de juego. Eso que vos hacés por ahí es posible porque hubo un análisis antes, no sería posible me parece hacerlo desde el vamos.
Sergio Rodriguez:- sí, creo que la cuestión que plantea Alejandro del Carril efectivamente es así. Internet lo que hace es barrer con la presencia tanto del analista como del analizante, porque cuando uno está analizando está observando si el analizante se ruboriza o no, si traspira o no, si tartamudea o no, hay una cantidad de cuestiones y que en el trabajo por mail eso queda elidido. Porque si bien yo no voy a plantear que lo mejor que se puede hacer es analizar desde e-mail, sería una tontería, al mismo tiempo digo hay que aguzar la lectura de la letra en el mail que nos llega porque entonces cosas que quedaron elididas dejaron su marca como para poder sin embargo hacerlas florecer. Creo que Alejandro en general tiene razón, no es conveniente empezar un análisis por Internet. Cuando digo en general digo un general del 99%.
Silvia Sisto: a un fóbico le vendría bárbaro.
Público:- se vuelve loco
Silvia Sisto:- por eso lo digo, irónicamente.
Sergio Rodriguez- tengo una relación por Internet hará unos tres años, no es un análisis, es con una persona que nunca fue paciente mía y evidentemente sufre una paranoia muy grande. Es de otra ciudad y se inició la relación porque me mandaba mail insultantes o críticos a cuestiones del psicoanálisis y yo decidí tomármelo en serio, como una experiencia a hacer, ella no sabe que estoy haciendo esa experiencia, ella escribe y ven que soy muy cuidadoso de que no se trasluzca de quien estoy hablando. A veces escribe textos muy interesantes, tiene una vena artística y otras veces son unas obscenidades espantosas, insultantes. Sé que les ha escrito a otros psicoanalistas, me lo ha contado tanto ella como esos otros. Algunos la terminaron insultando, otros dejaron de escribirle, sin embargo algo está pasando en esa chica, porque tiene momentos de furia después se arrepiente y pide disculpas por haberse exacerbado o me reconoce alguna cuestión. El jueves pasado se publicó un artículo mío sobre las operaciones de transexualidad. Esta persona es una militante de la igualdad, se enfurece con cualquier cosa que a ella le pueda sonar a discriminación, entonces me mando un mail, furiosísima porque yo había entrado en la onda discriminadora. Yo le mande un mensaje, diciendo que me parecía que había un malentendido porque al comienzo del artículo digo que es para apoyar la decisión de un juez de Mar del Plata que autorizó la operación de transexualidad. Entonces después recibo otro mail volviéndose a enojar, le respondo si no le llegó un mail donde yo le explicaba. Me dice: no me llegó, ni me interesa. Puede haberse perdido porque ustedes saben como es la red, pero por ahí le llegó y sin embargo ella necesitó sentir y hacerme sentir que le perdió. No desprecio Internet ni tampoco lo idealizo, me pregunto si se puede hacer algo con eso o no.
Laura Lueiro: en relación a lo de los e-mail creo que si hay que elegir entre lo ideal y lo posible, se elige lo posible para empezar el juego, entendiendo que lo posible no es cualquier cosa sino las mejores posiciones dentro de lo que hay. Estoy de acuerdo con Alejandro que deja afuera al cuerpo pero el teléfono también lo deja afuera y sin embargo lo usamos, no sé si un análisis se puede atender por e-mail de principio a fin pero en relación a algunos pacientes que tengo en tratamiento, se podría decir que son delicados a veces entre una sesión y otra el envío de un mail sostiene alguna /.../ hasta la sesión siguiente o en otros pacientes que hayan desistido que cada tanto mandan un mail contando como andan o alguna cosa, como si algo estuviera sosteniendo ahí, después algunos retoman otros no. No es que digo no, digo es un recurso más y si el paciente lo utiliza, probemos.
En lo que vos decías de atender al paciente con esa voz por teléfono, algo que me complica en el teléfono es el tuteo o el usted porque no tengo una norma dentro del consultorio si me sale el tuteo, tuteo y me sale el usted, usted. En el teléfono a veces no sé distinguir entre una voz juvenil y una voz de una persona grande, sobre todo en las mujeres. Para una persona grande el tutearla puede parecer una falta de respeto y a una persona jovencita le puede parecer muy distante tratarla de usted. A veces realmente me veo en un brete, dejo hablar y uso neutros, (Risas) no me juego ni por el usted ni por el vos, hasta ver como me tratan, me da un margen de 30 segundos de escuchar la voz.
Noemí Lapacó:- Estaba pensando esta cuestión de la voz y de la imagen en esos pacientes que contabas, en el señor de hojotas y medias de lana y la dama tan bien arreglada y la voz en el teléfono, todas estas cuestiones que me parecen que yo las llamaría presentaciones. Una cosa es aquello que uno va a escuchar que se va a ordenar en la medida que alguien habla. En un discurso uno puede ir leyendo repeticiones, lapsus, fallidos, etc. depende de cómo se presentan, en esa presentación me parece que también está involucrado esto que tratamos de situar respecto a los objetos porque si bien la voz refleja una demanda muy primitiva, la mirada tiene que ver con ... narcisista. Me parece que la estructura que se va a entregar no es sino una fantasía determinada, con esto estoy armando una respuesta que tiene que ver con los nudos, pero me parece que es una manera de tratar de enlazar dos cuestiones, una muy teórica y otra que tiene que ver exclusivamente con la clínica. Digo que sea la estructura que sea, el tema es ponerse en juego los significantes y el juego que uno todavía no lo sabe, todo eso no viene sin una presentación, una presentación en la que lo que se pone en juego son los objetos. El primer encuentro es así, con los a y el juego de miradas y el dinero, usted me va a cobrar tanto y yo puedo pagar tanto y todo lo que ponen los sujetos a jugar, habrá que irlo situando en al valor discursivo y en la historia de cada uno.
Sergio Rodriguez:- sí, estoy de acuerdo en el planteo y en lo que iba planteando Laura y en la observación justamente de no hubo sesión. El planteo de Miguel por lo menos a mí me hace pensar en el siguiente sentido, yo como psicoanalista me considero psicoanalista en cualquier situación que me encuentre con quien se está analizando conmigo. No me divido en ese sentido en si está en sesión o no. Tengo una paciente que me dice que lo que ella más teme del análisis es la bajada de la escalera. Para salir de mi consultorio hay que bajar una escalera y a veces se me ocurre algo cuando se está yendo y se lo digo. Viene a la otra sesión totalmente conmovida y después pensándolo me doy cuenta que la agarre descuidada, fui piola en ese sentido. Creo que cuando estamos trabajando, estamos trabajando, cuando estamos en sesión estamos en eso pero creo que siempre estamos trabajando de algún modo, con quienes se están analizando con nosotros, sino le vamos a romper las pelotas a nuestras esposas, maridos, novias/os, etc. pero dentro de eso quería agregar algo al comentario de Alejandro. A este paciente con el que estoy trabajando por e-mail, le propuse trabajar con la webcam. La webcam es una camarita que filma mientras uno habla, entonces teníamos la ventaja de la palabra hablada y de la imagen. Él, que tiene su computadora con webcam, me dice: no, porque paraliza la imagen y entonces yo no puedo verlo a usted. Él me ve mucho más a través del interlineado y algo así me pasa a mí también, que si tuviéramos la mirada atrapada por la webcam.
Cristina Oyarzabal:- yo voy a contar unas pequeñas anécdotas de esta “intervenciones”, digo entre comillas porque no sé si son analíticas por estos objetos descarnados.
Digo que soy una militante del psicoanálisis en lugares donde nadie me llama, no me quieren y me empujan para el otro lado. Trabajo en una escuela de educación especial para discapacitados mentales. Una niña esquizofrénica que se ligaba el reto de todo el mundo puteaba todo el tiempo haciendo gestos obscenos y diciendo: puta, carajo digo. Yo escucho en esa voz que no era la de ella, era de un compañero. Le digo a la maestra: no es ella, es Gastón. Entonces mirándola a Daiana le digo: Gastón me tenés podrida con tu puta carajo. Desvío la mirada, la vuelvo a mirar a Daiana y le digo: ¿y ahora que vamos a hacer con Gastón, Daiana? Me dice: ¿qué vamos a hacer seño, le ponemos una mala nota? (Risas)
Estos a lo mejor son restos de objetos tomados. En otra escena yendo para el patio de recreo, la maestra tiene que ir a buscar una llave. Cuando se va la maestra Daiana se personifica en la maestra, habla con la voz de la maestra. Los otros chicos, discapacitados mentales empiezan a chillar y ella diciendo: no van a salir, no van a salir. Yo le digo: dale seño dejanos salir. Los otros chicos dicen: pero no es la seño. Les digo: no, no, de jugando, le decíamos. Resultado, Daiana abre la puerta, es ella, y nos deja partir. Me parece son intervenciones donde no nos llaman tampoco pero que tienen que ver con esto de semblantear algo.
Público:- me quedé pensando en esto en relación a Internet, ¿pudiste pensar algo en relación a la angustia?
Sergio Rodriguez:- voy a pensar en voz alta porque la verdad, ponerme a pensar así acudiendo a proceso secundario, no. Este paciente del que les hablo es un hombre con toda una historia muy compleja donde parte de esa historia fue que se murió un hijo cuando era muy chico, chico pero a la vez ya habían pasado unos cuantos años de vida. Es una de las cosas más terribles que le puede ocurrir a una persona. Este hombre había conocido la angustia, lo cual luego había quedado como lo que los amigos klenianos llamarían un duelo sin resolver. Ahora cuando me vuelve a escribir, el problema que me plantea es que él está bien económicamente, está pudiendo sostener la parte de la familia que se fue con él, colaborar con los que quedaron acá en Argentina, pero que está muy deprimido, se siente muy mal. A partir de ahí empieza todo un relato que lleva varios mail ya, donde por un lado me vuelve a contar parte de historia ya conocida por mí por el análisis anterior y otras partes donde van apareciendo cuestiones de la prehistoria de él. En el mail hay momentos donde se nota fuertemente la angustia. A veces cuando es una de las típicas angustias producidas por el superyo, aparece muy claro porque además aparecen palabras, aparecen objetos ideales, lo que no alcanzó, lo que no hizo y aparece la angustia claramente. Hay otros momentos donde lo que aparece es la angustia ante el desarraigo. Angustia ante que ahora ya no es sólo que perdió un hijo, sino que perdió lo que eran sus amigos, sus familiares cercanos, sus olores, sus calles, su barrio y aparece escrito de una manera donde yo huelo la angustia pero me puedo equivocar. No es lo mismo que estar en un consultorio con el analizante y vuelvo a subrayar lo que subrayó Alejandro que yo a este hombre lo conocí durante cinco o seis años, pero creo que la angustia a veces uno la lee. En esta otra muchacha, sí hay un momento donde la angustia es muy evidente en la escritura, se manifiesta en como escribe. Voy a tratar de traer algún párrafo de algún mail donde a mí me parezca que ahí está la angustia y conversaremos, porque también me puedo equivocar.
Miguel Calvano:- quiero comentar la única experiencia que conozco, en cierto modo indirecta porque fue una supervisión hace mucho tiempo, de alguien que estuvo bastante tiempo en análisis y luego por estas cuestiones laborales se fue a vivir al exterior, no muy lejos, a Brasil. Eso también me parece que hace a la cuestión, la distancia. Siguió el análisis por fax, al principio funcionaba, esta persona enviaba sueños, asociaciones en base a los sueños, dificultades en la vida cotidiana que tenía, el analista le contestaba. El análisis, para mi gusto, quedaba limitado a un análisis de texto. Progresivamente esta persona empezó a angustiarse con las cosas que le sucedían y pasó algo muy interesante en relación a esto de la angustia y es que el propio paciente concluyó que ya no podía hacerlo más por fax. Que había que suspenderlo hasta que él pudiera volver a viajar a Buenos Aires y retomar sesiones, que esa angustia no la podía elaborar por fax y peor que cada respuesta del analista lo único que hacía era incrementarle la angustia. La misma persona decidió suspender y al poco tiempo viajó a Buenos Aires, tenía un par de sesiones y se volvía. El acuerdo con el analista era que iba a retomar el análisis cuando pudiera viajar a Buenos Aires. Yo me preguntaba, justamente en relación a los semblantes, que me parece que en el uso de estos procedimientos técnicos, que efectivamente pueden servir para sostener un lazo con alguien, plantean a tener una reducción de los semblantes. Por ejemplo la pantalla de la computadora es una pantalla donde lo que se ve es un imaginario sin consistencia, hay una seria limitación en relación a las cuestiones imaginarias. Con webcam o sin ella, lo que se ve es una imagen plana, ni hablar de la pulsión invocante, la voz, está totalmente por fuera de ese registro. Me parece que hay una reducción de los semblantes y al mismo tiempo me parece que es un modo de conservar un lazo transferencial inclusive, en relación a la letra que en determinado momento de un análisis puede ser muy útil.
Juan Carlos Mosca: algunos de ustedes saben que yo tengo varios análisis que atiendo por teléfono. Pacientes que están en el exterior, que comenzaron sus análisis acá en Buenos Aires. Nunca tuve un intercambio de mail salvo del tipo: le aviso que no lo voy a llamar tal día. Supongo que hay una diferencia muy grande que es la del enjambre de significantes. El habla entrama de otra manera, además el habla tiene tonos, hay un gesto que es un gesto hablado, pero sobre todo una cuestión que sí me parece bastante importante es que en el habla hay silencios, es distinto. La causa de un silencio o la interrupción de un silencio: la dejamos acá, no, no basta con eso. Hay una posibilidad que no es muy diferente a la que vemos en el consultorio. En el consultorio a mí me da la impresión que ese gesto es corporal, la voz es una presencia.
Yo estuve ayer, anteayer en una reunión donde había artistas, gente que hace yoga y éramos también un par de analistas y alguien me dice: ustedes todo mental en cambio nosotros trabajamos con el cuerpo. Se enojaron mucho porque yo les conteste: ustedes trabajan sobre el cuerpo, los que trabajamos con el cuerpo somos nosotros. Ellos se paran sobre la cabeza (risas) pero los que trabajamos con nuestro cuerpo parados sobre la cabeza (risas) somos nosotros.
Miguel: ¿quiere decir que estamos de la cabeza?
Juan Carlos Mosca: Sí, estamos de la cabeza. (Risas) Algo de eso por el teléfono a mí me resulta posible con algunos pacientes que vienen dos o tres veces a Buenos Aires y tenemos a lo mejor en una semana diez o quince sesiones. Pero independientemente de eso, lo que me resultó impresionante de estas modalidades, es una insistencia en el pedido. Yo derivé al paciente, le di nombres, averigüé analistas, había analistas y hubo una insistencia. Desde ese punto y tomando el ejemplo de Cristina, me parece que en esto de semblantear la relación del delirio de la esquizofrénica, la posición del otro es tomarlo, hay algo en el mensaje que uno toma o en la llamada telefónica o en el tipo extravagante que toca el timbre, hay algo que uno toma o no pero no puede tomar todo.
Geraldine Fukelman: Quería preguntar de la figura del payaso y la frase de Lacan: soy un payaso, aprendan de mí pero no me imiten, ... ubicar el payaso como en el lugar del analista como novedad mascarada y nada se sabe sobre la persona que está detrás de ese payaso.
Sergio Rodriguez: enseguida tomo lo de Geraldine, pero quiero decir que con las observaciones que están haciendo estoy de acuerdo y creo que no es una cuestión conciliadora sino que tiene que ver con que cada uno de nosotros ha ido interviniendo según la contingencia y que lo importante es que no hemos renunciado a la posición de analista porque las contingencias fueron muy adversas y eso me parece que es muy importante.
Lo del teléfono que planteaba Juan Carlos efectivamente es muy importante. A mí me había venido a consultar una paciente porque no quedaba embarazada. Queda embarazada pero sobre una base de infertilidad fuerte y una dificultad muy grande para la implantación y el mantenimiento.
Público:- ¡no me digas que la dejaste embarazada por teléfono! (Risas)
Sergio Rodriguez:- no fui yo, fue el marido. Le indicaron reposo absoluto hasta el parto y vivía a ciento y pico de kilómetros de acá.
Juan Carlos Mosca: si hubiese estado más cerca hasta uno puede preguntar si es más conveniente el teléfono o ir hasta la casa. Es una pregunta válida.
Sergio Rodriguez: Lo que me parece interesante que está pasando entre nosotros es eso, están surgiendo los problemas. Yo ahí quedé obligado a dos veces por semana hablar por teléfono, acordamos horarios. Pero efectivamente, pasa eso mucho con los agorafóbicos, donde en determinado momento no pueden salir y entonces ahí al analista se le empieza a plantear la cuestión de qué hace, si se cede al síntoma y va a atenderlo a la casa o si no se cede al síntoma. Yo creo que eso depende del momento del análisis en el que esté la cuestión.
Tomando lo de Geraldine, yo lamentablemente soy un bruto para los idiomas, el único que manejo bastante bien es el porteño, ni siquiera el argentino, entonces nunca lo he leído en francés a Lacan. No sé por otro lado si el francés tiene como tenemos nosotros pero sobre la base de la importación, la diferencia entre payaso y clown. Yo creo que lo más probable que tuviera en la cabeza Lacan fuera al clown, aunque después se haya traducido como payaso, o inclusive que el lo haya dicho como payaso. Lo que a mí me capturó de esta imagen es que el clown es el primer objeto con el que los chicos se conectan. Me acuerdo que cometí el error de llevar a ver un partido de fútbol a un hijo mío de cuatro años, nos volvimos locos él y yo y actualmente es el único que me queda fanático de fútbol, eso es lo más divertido, pero tendría que haberlo llevado0 a ver un clown.
El primer objeto capaz de captar la mirada y el oído del chico es el clown, pero además el jugo del clown depende de la relación con el público y va componiendo, de la relación con el espectador y de la relación consigo mismo como sujeto, distintos personajes según lo que va ocurriendo y va teniendo reacciones diferentes. Lo que me pareció interesante de Lacan es eso porque él podría haber dicho: hagan semblante de objeto, hagan como los actores. No, los actores aprenden un libreto que van a repetir. Un clown es otra cosa, creo que dio una pista que es muy difícil seguirla en los seminarios y escritos de él pero en cambio surge a la vista cuando uno lee los libros que escribieron los ex analizantes de Lacan sobre sus análisis con él, ahí surge el clown de Lacan.
No hay por qué hacer alargues burocráticos, dejamos acá.
Pueden avisarle a Andrea con que coordinador/a se quieren anotar, para quienes no lo tienen elegido, nosotros después vamos a hacer la distribución y les vamos a avisar por mail o por teléfono.
Público:- El lunes 16 es feriado por el 17.
Sergio:- ¿Les parece que quedemos el lunes que viene teórico? y empezamos los talleres después. Yo hablo con Héctor para que de la clase el lunes que viene.
Silvia: está bien porque por ahí se incorpora más gente.
Sergio: entonces el lunes daría la clase Héctor que es sobre al emergencia en los niños. Más allá y más acá de de las demandas de padres, familiares, docentes y colegas. Pros, contras, estrategias y tácticas. Participación o no de los padres en las sesiones. La relación, o su falta, con la castración.
Lo que les pido es que hagan correr la voz de que empezó el seminario y que sigue abierta la inscripción.
Nos encontramos el lunes que viene acá.
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