miércoles, 30 de julio de 2008

La extensión del psicoanálisis, le da su vida

16 de diciembre de 2006

Jornadas sobre: Tensiones, torsiones, cortes, y consecuencias, entre psicoanálisis en intensión y extensión.

Psyche Anudamientos -Psicoanálisis–Cultura – Sociedad

Lacan suponía un deber del movimiento psicoanalítico fijar para nuestra práctica: “terminación, objeto, meta”. Registraba que se revelaban “inarticulables después de medio siglo por lo menos de experiencia continuada”[1]. Casi 40 años después, observo la misma situación. Sí, están en nuestro horizonte. Pero no logramos fijarlos para el psicoanálisis en intensión. ¿Son fijables, o estaremos ante una imposibilidad? Ninguno de los casos presentados por Freud, Melanie Klein o Winnicott, dieron cuenta de haberlo sido. Lacan, no presentó historiales. Desde dicho “defecto”, no haber cumplido con que el didáctico logre en los psicoanalistas liquidar “el status de la prestancia, la pregnancia narcisista y la astucia competitiva”/…/ que lleva su sombra sobre la práctica del psicoanálisis…”, Lacan se y nos propuso, hacer trabajar lo inarticulado. Escribió: “Para introducirnos a ello, me apoyaré en los dos momentos de la conexión de lo que llamaré respectivamente en esta deducción el psicoanálisis en extensión, es decir todo lo que resume la función de nuestra Escuela en tanto que ella presentifica el psicoanálisis en el mundo, y el psicoanálisis en intensión, o sea el didáctico, en tanto que él no hace mas que preparar ahí operadores.” Sólo se y nos introduce, a hacer trabajar la falla. Parte de definir extensión: hacer presente el psicoanálisis más allá de los límites de la Escuela, -lacaniana-. Cuando dice intensión, centra, en preparar operadores. No reduce el psicoanálisis en intensión a preparar psicoanalistas “puros”.

Desde el nacimiento del psicoanálisis, surgieron detractores y proponentes de prácticas que lo sustituyan. Médicos impo- omnipotentes, que a diferencia de Breuer, encubrían sus impotencias con bravatas. Pastores y curas que a diferencia de Oskar Pfister, velaban con reacciones de escándalo, sus fantasías y hasta prácticas sexuales más acuciantes. Luego se generaron disidentes, Adler, Stekel, Jung, en su segunda época, Wilhelm Reich; que de un modo u otro, ignoraron la función abierta a significados diversos de los símbolos, y el origen y los límites de las funciones de la libido. ¿Cual fue su fertilidad? Ninguna. No han dejado una obra perdurable en el campo de la cura, ni de la epistemología, a lo sumo en filosofías o esoterismos varios. En esta época de discurso del capitalista, de hegemonía del capital financiero, se reabrieron paso esoterismos, tonterías como las flores de Bach, la psicología astrológica, las terapias transpersonales, las de vidas pasadas, y últimamente el remozamiento del viejo conductismo tomando el nombre Terapias Cognitivo Conductuales, que no saben distinguir entre seres hablantes y perros de Pavlov. Para sus fracasos, cuentan con el paraguas que les brindan los laboratorios farmacéuticos, tercer negocio de la economía globalizada. Que al igual que los dos primeros –armas y tóxicos- son fuente masiva de corrupción de éticas, en este caso, la de terapeutas. La modernidad había abierto espacio a las psicoterapias de grupos, sistémica, gestáltica, psicodramática, que abrevaron en el psicoanálisis y abrieron caminos propios, de los cuales muchas veces es útil tomar algunas enseñanzas. Pero lo único que subsiste con investigaciones y resultados capaces de morder en lo real de la vida y dejar marcas en el saber humano, es el psicoanálisis. La reducción del mismo en EE.UU. y otros lugares, reconoce razones en el peso de la psicología del yo que generó su fracaso con la ilusión de conseguir la “armonía interior” y la adaptación entre personas. También en el del capital financiero y el de la industria farmacéutica. Siguiendo esa onda, exo-ayudantes que ayudan a auto ayudarse, como Jorge Bucay el plagiario, son sustituidos en la mayoría de los medios, por doctores para los que la palabra estrés resulta un comodín, tras repararse retóricamente en el consabido: no deben esperarse soluciones mágicas.

En octubre de 1967 Lacan puntualizaba: “Existe solidaridad entre la avería, incluso las desviaciones que muestra el psicoanálisis y la jerarquía que en él reina –y que designamos, benevolentemente, se nos acordará, como una cooptación de sabios. La razón de ello reside en que esta cooptación promueve un retorno a un status de la prestancia, aunando la pregnancia narcisista con la astucia competitiva. Retorno que restaura reforzamientos del relapso”. Relapso quiere decir que se reincide en un pecado del que ya se había hecho penitencia, o en una herejía de la que se había abjurado. En lo que hace a las cúpulas: IPA, AMP, Convergencia Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, que leído a la letra anuncia que junta psicoanalistas lacanianos para retro-llevarlos a un psicoanálisis freudiano, nada ha variado demasiado. En todas, hay buenos y malos analistas, mejores y peores. Lo notable es que la mayoría de los que formaron parte de las jerarquías han ido siendo olvidados, con la misma rapidez conque dejaron de estarlo. No así, otros que no se distinguieron en jerarquías, pero marcaron con sus descubrimientos: Freud, Abraham, Ferenczi, Wilhelm Reich, Melanie Klein, Wilfred Bion, Donald Winnicott, Margaret Mahler, Jacques Lacan. Aquí: Fidias Cesio, David Liberman, José Bleger, Gilou Roger de García Reinoso, Marie Langer, Emilio Rodrigué, Oscar Masotta, Fernando Ulloa, Enrique Pichón Riviere. Promueve más el desarrollo del psicoanálisis, el deseo de cada analista y su goce del oficio, que sus organizaciones artificiales de masa.

Lo entiendo así, a partir también de lo que considero más importante en lo que dijo Lacan en dicho terreno, cuando en la Proposición del 9 de octubre de 1967 afirmó: “… quiero indicar que conforme a la topología del plano proyectivo, es en el horizonte mismo del psicoanálisis en extensión donde se anuda el círculo interior que trazamos como abertura del psicoanálisis en intensión./.../ Este horizonte, quisiera centrarlo en tres puntos de perspectiva, notables por pertenecer cada uno a uno de los registros cuya colusión en la heterotopía constituye nuestra experiencia.” Ellos fueron: Simbólico, el Edipo, pero no el cuentito, sino la formalización cuaternaria que de él deriva. Imaginario, las instituciones psicoanalíticas. Lo real, la segregación a que recurrió la IPA y Freud para quedar fuera de los campos de concentración nazis. El plano proyectivo es el conjunto que, entre otras cosas dice: dos rectas siempre se cortan en un único punto. A Lacan lo obsesionaba mostrar la función de la estructura articuladora de lo perteneciente a diferentes topos, terrenos. Que vela, al mismo tiempo que devela, que corta, repulsa y atrae, resultando efectora del sujeto en su relación sesgada con el vacío del objeto caído en lo real. Todo, fue aprehendido en el psicoanálisis en extensión. Me animo a decir que no ha habido didácticos en IPA que hayan llegado hasta sus finales, o si los hubo, fueron pocos en proporción, y por fuera de los reglamentos. No ocurrió nada mucho mejor en la fugaz Escuela Freudiana de París. Ricardo Estacolchic en su artículo póstumo[2] decía: “En un libro publicado en 1987, ‘Lacan y la formación de los analistas’, M. Safouan escribe que a su juicio todos los análisis conducidos en el clima del lacanismo parisino se habían estrellado "contra la anticipación del final del análisis así como los de Freud se estrellaron contra la roca de la castración". (El libro está escrito 20 años después de la "Proposición" lo que da a pensar que finalizaron una buena cantidad de análisis) (Agrego yo: y 7 años después de la disolución de dicho agrupamiento S.R.) ¡Es muy elocuente! Él no dice que "algunos análisis se estrellaron". Dice. "Todos" ¡Todos![3]/…/ ¿Cómo fue que tantos "ex analizantes" pudieron acordar en la "conclusión" con sus "ex analistas"? La única respuesta que conozco es: ¡Por el Código! Un final "anticipado" es, evidentemente aquel que confirma el sistema de contraseñas que el Código acarrea, está previsto, confirma el saber previo, no lo pone en cuestión.” Muchas instituciones lacanianas de París han dado por fracasada la “experiencia del pase” y han retirado de su práctica la misma. Otras, la modificaron. Las experiencias nacionales, que yo sepa por las exposiciones públicas habidas sobre las mismas, no han sido más estimulantes que las francesas. El agregado hecho por Lacan, “y de algunos otros”, a su conocida formulación “el analista no se autoriza más que de sí mismo” no mejora, sólo subraya el peso de lo imaginario en el proyecto. Creo que a pesar de su inteligencia sobre la universalidad de la castración, que lo llevó a formular “no hay garantías del Otro” y “el analista no se autoriza más que de sí mismo”, su propia castración lo causó a seguir buscándolas. El significante garantías, insiste en toda La Proposición. Creo que la mejor salida para dar a saber como trabaja un psicoanalista y los merecimientos que tiene por su capacidad en el ejercicio del oficio, se juega en el psicoanálisis en extensión. En su exposición pública, verbal o por escrito, de los resultados de su trabajo y de las razones de sus fracasos. Sin excluir la utilización de nuestras herramientas para analizar acontecimientos sociales, repeticiones en la historia de las culturas y las sociedades y su relación con las nominaciones que van tomando y re-anudando, los anudamientos de los tres registros de la experiencia.

La inmensa mayoría, de las prácticas psicoanalíticas, no logran serlo en intensión. Captar esto es esencial, para salir del encierro en que colocaron los “psicoanalistas puros” al psicoanálisis. Salir de ese encierro es muy importante para no dejarse atropellar en el debate, por las simplificaciones y urgencias temporales de los terapeutas cognitivo conductuales que responden lógicamente al axioma del discurso del capitalista. Winnicott, en algunas intervenciones con sesión única, obtuvo mejores resultados que cualquier TCC con sus reglamentadas 12 sesiones. Igual Freud con Mahler en Viena y Rodrigué con Terapias de única sesión. Desde aquí vuelvo al: “… quiero indicar que conforme a la topología del plano proyectivo, es en el horizonte mismo del psicoanálisis en extensión donde se anuda el círculo interior que trazamos como abertura del psicoanálisis en intensión” En ese horizonte que traza la extensión del psicoanálisis, es donde se anuda el círculo interior que trazamos como abertura del psicoanálisis en intensión. Intensión, es aquello que describe un concepto enumerando sus caracteres más esenciales, intrínsecos o relevantes. Se estructura a partir de la noción genérica más próxima sumada a, por lo menos, una característica particular o diferencia específica. /…/ Cuanto mayor es la intensión de un concepto, más limitada es su extensión[4].

Al ser el interior un círculo, a la vez que se abre, vuelve a cerrarse. Lacan en ese doble bucle observaba la represión, la transferencia, las vicisitudes del saber, del goce, del deseo. Buscó mostrar con la topología, el anudamiento de los tres registros de la experiencia, desistiendo de la topología esférica con su interior exterior, dominante en sus antecesores. Lo que le impuso una lógica a sus búsquedas, para la que los juegos de espejos resultaron insuficientes. De ahí su recorrido por el grafo plano del deseo, la torsión de la banda de Moebius, el Ocho interior, el Toro, la Botella de Klein, el Cross Cap. Sintió que tocaba la meta con el nudo Borromeo, hasta que Joyce le mostró su encierro. Captó, no hay estructura sin falla. Falla que re-anudó frágilmente, con la nominación. El significante nominador, re-anuda al nudo, en y desde su inconsistencia. Entonces, cualquier cosa es cruzada por los tres registros y la nominación: Edipo, corporaciones, mercados comunes, segregaciones. El discurso del capitalista, en su perversión, no deja de caer bajo los golpes de lo real. Lo real es nuestro aliado para el futuro de nuestra práctica, más acá y más allá de deseos y goces que animen la relación de cada uno de nosotros con el oficio. Con lo real, no hay psicoterapia que lidie, en tanto sólo pretende restituir el estado anterior. Por definición, ninguna logrará más que un buen psicoanálisis, en las diferentes condiciones en que haya que trabajar. La ética del psicoanalista debe trabajar para que el paciente al terminar su paso por el análisis, quede con las mejores condiciones de posibilidad que permita su estructura, para que leyendo su inconsciente afronte las exigencias que lo real de su vida le plantee.

[1] Así lo planteaba en la; Proposición del 9 de octubre de 1967
[2] Publicado en el número 35 de Psyche Navegante
[3] A partir de este punto, nos falta el manuscrito. En consecuencia no hemos podido cotejar con él
[4] Wilkipedia

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