20 de noviembre de 1993
La causa del psicoanálisis y el psicoanálisis como causa.
¿Cómo es posible que no piensen mas que en la foto de primera pagina? ¿Como es posible que no tengan un poco de respeto? ¿Con que dignidad están haciendo su trabajo?, les gritó Marcelo Mastroianni a los “paparazzi” que lo fusilaban con sus flashes en los funerales de Federico Fellini.
¿Cómo es posible que no piensen mas que en la foto de primera pagina? ¿Como es posible que no tengan un poco de respeto? ¿Con que dignidad están haciendo su trabajo?, les gritó Marcelo Mastroianni a los “paparazzi” que lo fusilaban con sus flashes en los funerales de Federico Fellini.
Esta sociedad se pierde muchos talentos sometiéndolos a una selección antropofagica […]. Somos una banda de la época en que los bombos llevaban los nombres de las bandas, no de los sponsors. (De las declaraciones del Indio Solari, cantante de los Redonditos de Ricota al suplemento Si de “Clarín”).
En diferentes contextos, tanto Freud como Lacan se refirieron al psicoanálisis como causa. Las primeras veces que me apercibí de ellos sentí irritación. La palabra causa convocaba antiguos fantasmas de militancia y sacrificio. La observación en el movimiento psicoanalítico de dos posicionamientos diferentes con respecto a la práctica y la teoría me llevo a tratar de conceptuar las razones de dichas referencias. Para resumir esas dos posiciones no me guío sólo por dichos, sino también por hechos, hay una gran masa de psicoanalistas que arguyendo las dificultades de la vida en sociedad, se marginan de las instituciones psicoanalíticas. No por eso muchos de ellos se excluyen de participar en agobiantes internas de diversas variantes de agrupamiento del movimiento psicoanalítico. Internas que en razón de la estructura de las mismas no tienen, por objeto los obstáculos que se le presentan a un la ética del psicoanálisis y que serían las que no puede ignorar toda institución que genuinamente se precie de psicoanalítica. El otro posicionamiento, del que formo parte, es el que no evita el malestar de encontrarse con lo real del lazo social entre analistas puesto en acto en sus instituciones. En ellas el psicoanálisis causa y encausa.
Desde siempre, a las fallas de goce (déficit o exceso), los seres parlantes respondieron con saberes sobrenaturales en sus diversas variantes, o filosóficos, hasta la aparición de las ciencias. Desde ese umbral, la teorizacion y la práctica de Marx y a posteriori las de Freud, proponen otra respuesta también de saber, pero con eficacia sobre lo real. Marx analizando la estructura económica de la sociedad capitalista y Freud psicoanalizando las neurosis, o sea la modalidad predominante de estructuración del ser parlante, descubren causas del malestar en la cultura. El enganche de Lacan en ese tren va a ser fundamental para la posibilidad de articular ambos caminos en el cruce clave en que se encuentran. En ese cruce aparece tempranamente lo designado por Freud (1895: Proyecto de psicología para neurólogos) como el lugar y la función de la perdida de objeto, confluyendo con la plusvalía de Marx y agregándose mas tarde el plus de gozar de Lacan, situando las cusas del movimiento del homo-eroticus-sapiens-faber. Apoyado en Marx, Lacan capta que no se goza (en Marx trabaja) sin perdida y que se desea donde no se goza, lo que formaliza en las diversas matematizaciones de los discursos amo. En ese viaje redescubre la causa del deseo (la perdida del goce) y al significante como causa del goce, ya que el goce no pude ocurrir sin un saber que lo haga posible y le ponga limite antes de que lo haga la muerte. Como podemos comprobar, la elaboración de Marx sobre la causa del capitalismo y la del psicoanálisis sobre lo que causa al movimiento en la estructura de los seres parlantes, desembocan en la función del a1 y del significante, como causa cada uno de los dos movimientos fundamentales, el del deseo y el del goce.
Si abandonamos las falsas modestias a que tratan de conducirnos las “almas bellas” de ciertos intelectuales, podremos hacernos cargo de que el discurso psicoanalítico (así como el de análisis económico de Marx) no es uno más entre los tantos que conforman el coro de los saberes, ya que descubrió y trabaja, apegado a la practica de la escucha y la lectura de la articulación borromeica de los que hablan, la castración como cruce de lo que causa al malestar y al movimiento de la Cultura.
De su lugar entonces, deviene una ética. Ella no permite reducir al psicoanalista a su legítimo interés por el dinero y al ejercicio de una técnica.
Si encuentro un error clave en Marx, lo refiero a su creencia en que se puede arribar a una sociedad sin amos. Desde ella llego a decir que en la comuna de París “la clase obrera toco el cielo con las manos”. Por dicho error Lacan caracterizó al marxismo como un evangelio. La experiencia ratifico que los destacamentos que toman el poder tras cualquier ideal, no pueden escapar a la función que a partir de ese momento les determina su lugar en la estructura, y pasan a ser los nuevos amos. Freud con su Malestar en la cultura y Lacan con su Envés del psicoanálisis no suscribieron aquella ilusión por lo que tampoco intentaron generar movimientos revolucionarios. ¿Entonces el psicoanálisis es causa de que? Laborando en intención o en extensión, de la subversión del sujeto. A través de acompañarlo en su trayecto discursivo con el acto analítico que lo libera hasta los limites que la estructura impone, del efecto alienante del significante. En consecuencia, a identificarse a su significante unario y a su poca, pero no despreciable libertad de sujeto, con mayor facilidad para elegir como, donde y cuando goza y se da a ser gozado como objeto.
Entonces: 1) el psicoanálisis es causa eficiente del pasaje de la alienación del propio deseo y de acceso al goce por las vías mas cortas y según las vicisitudes con que la castración nos marcó. Facilitada por ello la sublimación, el trabajo tendrá menos de condena y más de realización subjetiva.
2) Causa material de que el Inconsciente se realice.
3) Causa formal, en tanto su teoría del anudamiento de los tres registros, del efecto sujeto y de producción del a, es el andamiaje formal que sostiene a su practica.
4) Causa final del atravesamiento del fantasma fundamental y del recorrido por las diversas escalas del itinerario fantasmatico.
Finalmente: ¿Qué causa al movimiento del psicoanálisis? Que el psicoanálisis se pierde. Lo que es imposible que no ocurra en razón de la función de anudamiento que juega lo imaginario, o sea la represión. Tanto como en 1905, resulta difícil hacerse cargo de los efectos de la represión sobre la sexualidad infantil y adulta que se manifiestan en los síntomas, las inhibiciones y la angustia, en la obstaculización a la sublimación, a la creatividad, a la sociabilidad, etc. Cuesta reconocer la extimidad del sujeto y su objetalización en razón de la existencia del inconsciente. Cuesta, soportar la acción de lo real sobre lo imaginario y ejercer la operatividad de lo simbólico en el agujeramiento de lo real.
Por repetidamente perdido, funciona como causa del deseo del analista de reencontrar en la singularidad de cada análisis los actos que lleven a la resolución de la transferencia, separándola de la demanda para articular a esta a su fuente pulsional, promoviendo en ese movimiento la esquizia entre el Ideal del (Yo/del Otro) y el objeto a.
Causando por esto, un verdadero analista no se apasiona por ser líder político, pues su deseo, si atravesó un análisis eficaz, reconocerá como escena fantasmatica la inversa de la del político. En ese analista, junto al imaginario de la militancia habrá caído la disposición al sacrificio, pudiendo la libido libre investir lo que en la causa del psicoanálisis no se abandona, la pasión por el deseo. El error suele ocurrir en este punto, por confundir deseo con hedonismo. Mauricio Abadie ¡dixit!
El deseo inconsciente nos conduce a despertar a lo real. El, no es fuente de equilibrio, de bienestar. Todo lo contrario, es combustible para la vorágine, con su multiplicidad de sensaciones y sentimientos encontrados de bien y malestar. ¿Significa esto hacer la apología de un nuevo ideal sacrificial? Nada de eso. Simplemente registrar la complejidad del ser parlante, de la que el psicoanálisis no puede quedar ausente sin traicionar a su causa, a su ética.
1 a: objeto a del álgebra lacaniana, representante del goce en tanto gozado -lo real del cuerpo y sus objetos parciales.
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