Sumario: Sobre el tirabuzón social se montan, hasta sus diseñadores. Los que continúan su política económica, no pueden argüir inocencia. Tampoco, los que sólo ladran. Pero hay también, quienes buscan efectividad para resistir a los dueños de la globalización.
Sección: La historia presente
Tema: Una lectura de las elecciones porteñas y de la relación de la sociedad con la protesta.
Escribí en el número de Psyche Navegante de Noviembre de 1999: Ahora, (recién habían terminado las elecciones presidenciales con el triunfo aliancista) se vivirá un tiempo probablemente corto, la euforia pos electoral. Luego, lo real de las consecuencias de exclusión y empobrecimiento, como efecto necesario del modelo social hegemónico actualmente y que De La Rúa dijo que iba a sostener, harán de los triunfadores de hoy verdugos y de los verdugos de hoy derrotados en las urnas, los tronantes opositores del mañana. La calesita reiniciará sus vueltas.
Cuatro meses alcanzaron, para que mi lamentable pronóstico se realizara. No hacía falta ser lince para vistearlo. Es la historia de las repeticiones argentinas desde el 1955 de la revolución "libertadora". Mejoradas, en tanto no hay uniformes de por medio, empeoradas, en cuanto, desnudamente, los dueños del poder son exclusivamente los inversores. Hecha crisis la estructura económica social, la inexistencia de alternativas sostenibles y en consecuencia creíbles, abisman al punto de real que nos vuelve siempre al mismo lugar.
La globalización introdujo nuevos condicionantes que agravaron las dificultades. Esta no es meramente, producto del capricho y la conspiración de las grandes corporaciones. La facilitan también, la revolución tecnológica (particularmente en informática y comunicaciones) que generó condiciones materiales para el desalojo masivo de mano de obra y para la circulación veloz y global de grandes masas de capital. A lo que hay que agregarle el desmoronamiento del comunismo y de los movimientos de liberación nacional que destruyó el ordenamiento bipolar. Son todas condiciones que facilitan la voracidad de los inversores. Básicamente forjaron un mapa caracterizado por la hegemonía absoluta del capitalismo corporativo (financiero, y de inversiones decididas solamente en función de la maximización de las ganancias). Hegemonía expresada en el poder militar de la OTAN y particularmente de los EE.UU. En este panorama, la caída de las ilusiones en la revolución social y/o nacional, dejaron sin objetivos trascendentes, a las reivindicaciones inmediatas de las luchas populares, quitándoles consistencia.
La política es absolutamente resistente a las buenas intenciones. Lo único efectivo en ella, depende de la resultante de un simple paralelogramo graficador, el de relaciones de fuerza. Cualquier otra cosa, no es más que lírica ilusión renegadora, o mala intención de demagogos. El Cha(n)chismo[1] metió a sus huestes en la alianza con el viejo tronco radical y su mayor exponente actual el Dr. De La Rúa, con la argumentación de que había que dejar de lado ideologismos[2] para incidir prácticamente en el poder. Impuestazo a las capas medias, ley de precarización laboral, recorte de salarios a los empleados del estado son en pocos meses, marcas claras de la incidencia del poder en los Cha(n)chistas. Lo que se le escapó al Cha(n)cho cuando impuso esa idea[3], fue que llegar al gobierno en las condiciones de debilidad de ser segundones de bordonistas o radicales, condenan a que el poder los marque en las grupas con el fierro de la política que decía combatir. ¿No se habrá dado cuenta? ¿Será uno de los sonsos, candidato al manual de don Arturo Jauretche? Más bien parece que no, que está haciendo la política que le gusta hacer. Pero como dice el refrán –la culpa no es del Cha(n)cho, sino de quien le da de comer. ¿Quién le da de comer? En primer lugar la posición renegadora de la mayoría de quienes los votaron. Se escuchaba decir a muchos, incluso a líderes de la protesta sindical, que el gobierno había traicionado lo prometido pre- electoralmente. Y eso no es así. Los principales dirigentes de la Alianza, con la excepción de Alfonsín[4], sostuvieron decididamente en la campaña electoral que iban a mantener la convertibilidad, hilo maestro del modelo neoliberal. No estaría mal que Lopérfido acuñe un spot publicitario que diga: De La Rua cumple, Cha(n)cho dignifica.
En la serie de repeticiones, aparece una diferencia. Esbozada en las elecciones presidenciales, se ha hecho más patente en esta. Es legible en los siguientes indicios: 1) hubo un importante índice de abstenidos y votoblanquistas. 2) más del 60 % de las autoridades de mesa no concurrieron a la cita. 3) El voto, que se polarizó entre Ibarra y Cavallo, en legisladores se fragmentó en archipiélago, particularmente con referencia a las huestes aliancistas. Estos, son indicios indicadores de que aumenta la desconfianza en los procesos electorales como factor de cambios y de que se disgregan las corrientes de opinión. Lo que es bueno, en tanto muestra un electorado menos atado a parroquias, y malo, en tanto indica desilusión, desánimo, incredulidad. De aquí a descreer en la democracia no hay demasiado trecho. Esto es bueno, en tanto no ancla la opinión de la gente a un régimen político que tanto sirve para un fregado como para un resfriado, malo en tanto genera condiciones para autoritarismos que sólo sirven para resfriados y para explosividades sociales poco felices. Algo de eso se manifiesta en el aumento cuantitativo y agresivo de la delincuencia urbana. En otro orden, en la desesperación de los piqueteros, y en el caldo favorable que encuentran grupos de ultraizquierda nostálgicos de una revolución fracasada ayudados por riquistas[5], para arrastrar a los sectores más marginados a la acción directa. En esta escenografía adquirió existencia la protesta. En ella, usando de escudo a los obreros y empleados perjudicados por la política económica de la Alianza, al modo de un collage de hipocresía surrealista, enlazaron sus codos los introductores del modelo neoliberal: el menemismo, Aldo Rico, Patti, los monseñores Bergoglio y Primatestaoportunista, etc., reiniciando la calesita que aludí al comienzo de la nota. Los medios masivos de comunicación, como siempre, aprovecharon con sensacionalismo para hacer su agosto de ventas e impulsar campañas de solidaridad, re ediciones de viejas costumbres de damas de caridad, destinadas a aplacar el odio que desata la crueldad de los grandes capitalistas. No deben excluirse de la lectura, algunos dichos en relación al paro, escuchados masivamente. Por ejemplo, que los paros no sirven para nada. Idea original de los defensores de la hiper explotación capitalista, se ha extendido no sólo a las capas medias, sino a los propios trabajadores. El 90 % estaban contra las medidas económicas, pero más del 50 % hubieran ido a trabajar. Contribuyó a la masividad, el paro casi absoluto del transporte y el temor a represalias violentas. Empujaron a trabajar las represalias económicas (no sólo pérdida del jornal, sino también del presentismo y otros incentivos). Pero en el fondo late esa idea de que los paros no sirven para nada. El capitalismo pos industrial logró con la presencia de la desocupación y la partición de la sociedad entre ocupados y excluidos, aliar a los que disponen de un empleo, y transformar a los otros en deshechos tratables con caritas de limosnas, para, combinando con el látigo y si es necesario las balas, mantenerlos a raya.
De no aparecer alternativas, la sociedad marcha a la degradación y la desintegración. Se extiende el individualismo y el sálvese quien pueda. La protesta grandilocuente de por sí, no resuelve nada. Son caminos distintos los que promueve la CTA (Central de los Trabajadores Argentinos), que utilizando la legalidad constitucional propugna iniciativas como la del plebiscito para obtener un seguro mínimo de desempleo. Son caminos que no solamente propugnan respuestas civilizadoras, sino que brindan herramientas para promover confluencias y reagrupamientos sociales y políticos, capaces de reordenar el paralelogramo de fuerzas de la arena política argentina.
[1] Me parece una enunciación más adecuada que la de Chachismo, con la que se suele designar a los seguidores de Chacho Alvarez (Vicepresidente de la Nación)
[2] Argumento similar al que en su momento usó su archienemigo (?) Carlos Menem
[3] Idea que lanzó para justificarse como soporte de la candidatura a la presidencia del aparatoperonista fracasado –Bordón.
[4] A quien ya conocemos en lo que hace a la irresponsabilidad de sus enunciaciones: "la casa está en orden", "obediencia debida y punto final", "la capital a Viedma", etc.
[5] Partidarios del coronel intendente Aldo Rico.
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