El siglo alumbró algo nuevo: el discurso psicoanalítico. Es capaz de descifrar e inscribir lo que el Inconsciente trasmite vía "fallidos".Y no sólo eso, inventa artificios que generan mejores condiciones de posibilidad, para que lo inconsciente se devele en el hablar de las personas.
Mientras -atentados masivos, guerras, sacrificios de sectas, pestes, hambrunas, asesinos seriales, desocupación estructural, chicos de la calle, entregan carne humana tibia, recién sacrificada, al "Dios oscuro"(1). La ciencia y la técnica no han cambiado demasiado la existencia humana. Simplemente han potenciado lo que ya estaba.
La mayoría de la gente desconfía de aquel "invento del siglo".Será porque subvierte la creencia (liberal, marxista, o positivista -lo mismo da) de que la conciencia es "lo más" para el sujeto y la sociedad. En cambio Freud encontró, en lo que la humanidad deshechaba por inconciente -olvidos, equívocos, actos erróneos, sueños- mucha más sabiduría sobre lo conveniente al sujeto, que en mil reflexiones y confió en ello. De ello también hablan las fallas en los lazos sociales necesarios, que se establecen para producir.
Esos lazos requieren de dos posiciones asimétricas: la del que agencia directivamente el discurso que ordena la producción, y la de quienes efectivizan la directiva. Los que las ocupen pueden ser cambiables o incluso intercambiables. Pero lo que es imposible, es eliminar dichas posiciones. Hace a esa lógica que no se haya podido, ni se pueda funcionar en la igualdad, sin patrones. Ni haya habido sociedad en la que la relación con el patrón (amo, referente) no sea fuente de privatización de la plusvalía (plus de goce) del productor.
Al patrón, igual que a cualquiera, lo mueve su deseo. Pero este tiene un rasgo particular. En su escena, se le aparece como objeto a gozar, la plusvalía de sus productores. Y ella adquiere tal valor para él, que lo empuja hasta arriesgarse a "la lucha a muerte"(2).A esta se la anota hoy, como -inversiones de riesgo, contrarrevolución, revolución conservadora, etc. A veces, en dicha escena pierde jerarquía la plusvalía, y ocupa el centro el puro riesgo. Para los demás, el fantasma del riesgo y la apropiación puede hacerse presente, pero no carga el mismo valor libidinal.
El producto en plus siempre indujo a luchas que tomaron formas diversas -por territorios, por esclavos, por ofensas, por mujeres. Anarquistas, socialistas, populistas y comunistas quisieron que fueran por la liberación de los trabajadores y con ellos de toda la sociedad. El poder les serviría para cambiar de manos la propiedad de los medios de producción "devolviéndoselos" a la comunidad. Tomado el mismo, se reencontraron con lo imposible, a través del eterno retorno de la "razón de estado", como necesaria para gobernar. En consecuencia, resultaron tan corruptos y dictatoriales como los viejos amos. Se comprobó nuevamente lo dicho por Marx: el ser social condiciona. Con Freud y Lacan, no reivindicaré a la conciencia social. A cambio diré: el posicionamiento social condiciona las vicisitudes de goce del "ser parlante, erótico y laburante" y por esa vía de su hacer social.
Como no hay producción sin la mediación significante, patrones y trabajadores quedan encadenados en ella. Pero, con resultados diferentes. El patrón agencia desde su deseo y se apropia del plus producido por el trabajador. Paga un precio: riesgo, y marginación del goce de producir lo que el otro produce. Este (el trabajador) goza de la participación directa en la elaboración o comercialización del objeto y de los vínculos sociales que ella le da. Por no arriesgar, paga un enorme sobreprecio: la cesión de su plusproducto, y su alienación al deseo del amo.
El psicoanálisis sirve, no sólo para tratar neurosis, psicosis, o perversiones. El camino abierto por Freud y precisado por Lacan con su formalización y formulización de la teoría, posibilita extender lectura e intervención a otros discursos de la sociedad y la Cultura. El psicoanalítico es el único discurso que responde a la pregunta de: ¿como es tomado por sus vivencias el ser hablante, aprehende las mismas y opera sobre lo que le acontece? El psicoanálisis descubre que, causado por lo que le falta y a través de las palabras que lo representan y tejen -eso ocurre. Por eso el psicoanálisis al igual que el sujeto -está comandado por la estructura del lenguaje.
El hombre, para su realización, funciona como objeto de intercambio en el mercado de la vida. Como todo objeto vale -si tiene valor de uso (distinto al de necesidad)(3).De tenerlo, su valor surgirá del de cambio. En ese mercado lo que se intercambia es goce erógeno: desplazado, transformado o sublimado. Representado en dinero, mujeres, hombres, vidas y muertes. Una de las razones de la caída del comunismo fue su creencia de que podía abolir la imprevisibilidad de los mercados estableciendo una economía totalmente planificada desde una cúspide que se creía centro. ¿El resultado? -abulia, pérdida de iniciativa de los sujetos, decadencia productiva.
Mientras el deseo desea, sin importarle nada del (O) otro, la demanda intenta vehiculizarlo en el mercado, sin poder no tener en cuenta al (O) otro. En el discurso del Patrón este ordena, el trabajador trabaja, el amo engorda y el Inconsciente se funda. En el de la histérica (el de los no amos) estos denuncian su condición de objetos y le demandan al amo. Con ello lo reconocen, lo soportan, lo empujan a la impotencia y a un horizonte de destitución. En medio de esa tensión, "los hombres" se matan, cantaba Carlos Gardel.
El psicoanálisis puede leer en la división de los sujetos, Maestros, líderes, o productores hablantes, la aparición de nuevos representantes de sus deseos. Es muy poco. No evita matanzas, ni desocupaciones masivas. Pero puede advertir los designios de los amos, los deseos de quienes trabajan, y las inhibiciones de ambos por apresamiento imaginario en su goce. Puede darle nombre, a lo no nombrado, generando mejores condiciones para el relanzamiento discursivo y analítico, para desarmar fascinaciones colectivas. No "transforma al mundo" (4) como deseaba Marx, pero tampoco se limita a describirlo, como le enrostraba a los filósofos. No puede hacer más allá de las coordenadas "pre-hechas" por el lenguaje. Pero dentro de ellas, amplía la eficacia de su uso, aliándose a la productividad del Inconsciente.
SERGIO RODRIGUEZ
(1)Lacan: final de "Los cuatro conceptos"
(2)Según el concepto hegeliano.
(3)Carlos Marx -El capital, tomo 1, sección primera, capítulo 1: "La utilidad de un objeto lo convierte en valor de uso. Lo que constituye un valor de uso o un bien es, por tanto, la materialidad de la mercancía misma.../La mercancía es en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa en lo más mínimo para estos efectos./.../Los valores de uso son, además, el soporte material de los valores de cambio".
(4)Mundo que no existe, ya que nada es universal.
Mientras -atentados masivos, guerras, sacrificios de sectas, pestes, hambrunas, asesinos seriales, desocupación estructural, chicos de la calle, entregan carne humana tibia, recién sacrificada, al "Dios oscuro"(1). La ciencia y la técnica no han cambiado demasiado la existencia humana. Simplemente han potenciado lo que ya estaba.
La mayoría de la gente desconfía de aquel "invento del siglo".Será porque subvierte la creencia (liberal, marxista, o positivista -lo mismo da) de que la conciencia es "lo más" para el sujeto y la sociedad. En cambio Freud encontró, en lo que la humanidad deshechaba por inconciente -olvidos, equívocos, actos erróneos, sueños- mucha más sabiduría sobre lo conveniente al sujeto, que en mil reflexiones y confió en ello. De ello también hablan las fallas en los lazos sociales necesarios, que se establecen para producir.
Esos lazos requieren de dos posiciones asimétricas: la del que agencia directivamente el discurso que ordena la producción, y la de quienes efectivizan la directiva. Los que las ocupen pueden ser cambiables o incluso intercambiables. Pero lo que es imposible, es eliminar dichas posiciones. Hace a esa lógica que no se haya podido, ni se pueda funcionar en la igualdad, sin patrones. Ni haya habido sociedad en la que la relación con el patrón (amo, referente) no sea fuente de privatización de la plusvalía (plus de goce) del productor.
Al patrón, igual que a cualquiera, lo mueve su deseo. Pero este tiene un rasgo particular. En su escena, se le aparece como objeto a gozar, la plusvalía de sus productores. Y ella adquiere tal valor para él, que lo empuja hasta arriesgarse a "la lucha a muerte"(2).A esta se la anota hoy, como -inversiones de riesgo, contrarrevolución, revolución conservadora, etc. A veces, en dicha escena pierde jerarquía la plusvalía, y ocupa el centro el puro riesgo. Para los demás, el fantasma del riesgo y la apropiación puede hacerse presente, pero no carga el mismo valor libidinal.
El producto en plus siempre indujo a luchas que tomaron formas diversas -por territorios, por esclavos, por ofensas, por mujeres. Anarquistas, socialistas, populistas y comunistas quisieron que fueran por la liberación de los trabajadores y con ellos de toda la sociedad. El poder les serviría para cambiar de manos la propiedad de los medios de producción "devolviéndoselos" a la comunidad. Tomado el mismo, se reencontraron con lo imposible, a través del eterno retorno de la "razón de estado", como necesaria para gobernar. En consecuencia, resultaron tan corruptos y dictatoriales como los viejos amos. Se comprobó nuevamente lo dicho por Marx: el ser social condiciona. Con Freud y Lacan, no reivindicaré a la conciencia social. A cambio diré: el posicionamiento social condiciona las vicisitudes de goce del "ser parlante, erótico y laburante" y por esa vía de su hacer social.
Como no hay producción sin la mediación significante, patrones y trabajadores quedan encadenados en ella. Pero, con resultados diferentes. El patrón agencia desde su deseo y se apropia del plus producido por el trabajador. Paga un precio: riesgo, y marginación del goce de producir lo que el otro produce. Este (el trabajador) goza de la participación directa en la elaboración o comercialización del objeto y de los vínculos sociales que ella le da. Por no arriesgar, paga un enorme sobreprecio: la cesión de su plusproducto, y su alienación al deseo del amo.
El psicoanálisis sirve, no sólo para tratar neurosis, psicosis, o perversiones. El camino abierto por Freud y precisado por Lacan con su formalización y formulización de la teoría, posibilita extender lectura e intervención a otros discursos de la sociedad y la Cultura. El psicoanalítico es el único discurso que responde a la pregunta de: ¿como es tomado por sus vivencias el ser hablante, aprehende las mismas y opera sobre lo que le acontece? El psicoanálisis descubre que, causado por lo que le falta y a través de las palabras que lo representan y tejen -eso ocurre. Por eso el psicoanálisis al igual que el sujeto -está comandado por la estructura del lenguaje.
El hombre, para su realización, funciona como objeto de intercambio en el mercado de la vida. Como todo objeto vale -si tiene valor de uso (distinto al de necesidad)(3).De tenerlo, su valor surgirá del de cambio. En ese mercado lo que se intercambia es goce erógeno: desplazado, transformado o sublimado. Representado en dinero, mujeres, hombres, vidas y muertes. Una de las razones de la caída del comunismo fue su creencia de que podía abolir la imprevisibilidad de los mercados estableciendo una economía totalmente planificada desde una cúspide que se creía centro. ¿El resultado? -abulia, pérdida de iniciativa de los sujetos, decadencia productiva.
Mientras el deseo desea, sin importarle nada del (O) otro, la demanda intenta vehiculizarlo en el mercado, sin poder no tener en cuenta al (O) otro. En el discurso del Patrón este ordena, el trabajador trabaja, el amo engorda y el Inconsciente se funda. En el de la histérica (el de los no amos) estos denuncian su condición de objetos y le demandan al amo. Con ello lo reconocen, lo soportan, lo empujan a la impotencia y a un horizonte de destitución. En medio de esa tensión, "los hombres" se matan, cantaba Carlos Gardel.
El psicoanálisis puede leer en la división de los sujetos, Maestros, líderes, o productores hablantes, la aparición de nuevos representantes de sus deseos. Es muy poco. No evita matanzas, ni desocupaciones masivas. Pero puede advertir los designios de los amos, los deseos de quienes trabajan, y las inhibiciones de ambos por apresamiento imaginario en su goce. Puede darle nombre, a lo no nombrado, generando mejores condiciones para el relanzamiento discursivo y analítico, para desarmar fascinaciones colectivas. No "transforma al mundo" (4) como deseaba Marx, pero tampoco se limita a describirlo, como le enrostraba a los filósofos. No puede hacer más allá de las coordenadas "pre-hechas" por el lenguaje. Pero dentro de ellas, amplía la eficacia de su uso, aliándose a la productividad del Inconsciente.
SERGIO RODRIGUEZ
(1)Lacan: final de "Los cuatro conceptos"
(2)Según el concepto hegeliano.
(3)Carlos Marx -El capital, tomo 1, sección primera, capítulo 1: "La utilidad de un objeto lo convierte en valor de uso. Lo que constituye un valor de uso o un bien es, por tanto, la materialidad de la mercancía misma.../La mercancía es en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa en lo más mínimo para estos efectos./.../Los valores de uso son, además, el soporte material de los valores de cambio".
(4)Mundo que no existe, ya que nada es universal.
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