Sección: La Historia Presente
Tema: La corrupción, manifiesta la decadencia de la aldea global en su forma actual de capitalismo. ¿Su correlato es la abstinencia y neutralidad de algunos psicoanalistas en sus organizaciones artificiales de masa?
Los finales de la década del 90 estuvieron signados por las maniobras de los dos partidos grandes para llevar al Senado, a dirigentes que sin fueros iban a juicio y probable prisión. Transformaron así a la llamada cámara alta, en un gran aguantadero nacional. La denuncia sobre coimas lanzada por Cafiero, que seguramente supo de muchas otras sin abrir la boca, alborotó el gallinero y le dio la oportunidad al vicepresidente para salir de las sombras en que se hallaba. Los cenadores se ofenden, el Presidente primero desmiente, luego se pone solemne y promete llegar hasta el hueso mientras protege a su Flamarique.
Pero si despejamos la charada imaginaria de chismes, rumores, cinismos y palabras altisonantes, nos encontramos con los siguientes detalles, y los psicoanalistas sabemos que es a través de los detalles que habla el Inconsciente. También en sociedad.
Del denunciante es público que en su momento aceptó sin chistar el apoyo político del salteño ahora denunciado y que ya había tenido entreveros por denuncias por corrupción. El periodista denunciante había salido junto con su jefe del gran diario argentino, según los que lo salieron, acusado por corrupción. El juez ante el que se elevó la denuncia, según dijo Radio Mitre en el día de la fecha (4-VIII-2000) había sido citado para dar cuenta de la proveniencia de los dineros con que se construyó una mansión. Los cenadores cerraron filas corporativas y decidieron autoinvestigarse, o sea, mandar al zorro a cuidar las gallinas.
Mientras el vicepresidente se transformó en el adalid de la denuncia obligando al banquero que jefaturea la SIDE, a jugar de arquero.
¿Para qué, semejante coreografía? Para velar, reprimir, hacer olvidar lo principal, la colusión de la mayoría de los partidos grandes para hacer pasar la ley de precarización laboral, que no había logrado hacer pasar el menemismo ocupado en su minué con los gordos de los sindicatos. Ley ariete del neoliberalismo global contra los derechos adquiridos por los trabajadores por más de un siglo de luchas para no ser tratados como animales, como decía una pancarta de aquella bella película llamada Los Compañeros. Y en esa operación actuaron juntos como un solo hombre el Presidente, su vice, Flamarique y ainda mais. O sea que el licenciado Álvarez, que aparece ahora como héroe de mani puliti, es el padre de la criatura precarizadora.
Los finales de la década del 90 estuvieron signados por las maniobras de los dos partidos grandes para llevar al Senado, a dirigentes que sin fueros iban a juicio y probable prisión. Transformaron así a la llamada cámara alta, en un gran aguantadero nacional. La denuncia sobre coimas lanzada por Cafiero, que seguramente supo de muchas otras sin abrir la boca, alborotó el gallinero y le dio la oportunidad al vicepresidente para salir de las sombras en que se hallaba. Los cenadores se ofenden, el Presidente primero desmiente, luego se pone solemne y promete llegar hasta el hueso mientras protege a su Flamarique.
Pero si despejamos la charada imaginaria de chismes, rumores, cinismos y palabras altisonantes, nos encontramos con los siguientes detalles, y los psicoanalistas sabemos que es a través de los detalles que habla el Inconsciente. También en sociedad.
Del denunciante es público que en su momento aceptó sin chistar el apoyo político del salteño ahora denunciado y que ya había tenido entreveros por denuncias por corrupción. El periodista denunciante había salido junto con su jefe del gran diario argentino, según los que lo salieron, acusado por corrupción. El juez ante el que se elevó la denuncia, según dijo Radio Mitre en el día de la fecha (4-VIII-2000) había sido citado para dar cuenta de la proveniencia de los dineros con que se construyó una mansión. Los cenadores cerraron filas corporativas y decidieron autoinvestigarse, o sea, mandar al zorro a cuidar las gallinas.
Mientras el vicepresidente se transformó en el adalid de la denuncia obligando al banquero que jefaturea la SIDE, a jugar de arquero.
¿Para qué, semejante coreografía? Para velar, reprimir, hacer olvidar lo principal, la colusión de la mayoría de los partidos grandes para hacer pasar la ley de precarización laboral, que no había logrado hacer pasar el menemismo ocupado en su minué con los gordos de los sindicatos. Ley ariete del neoliberalismo global contra los derechos adquiridos por los trabajadores por más de un siglo de luchas para no ser tratados como animales, como decía una pancarta de aquella bella película llamada Los Compañeros. Y en esa operación actuaron juntos como un solo hombre el Presidente, su vice, Flamarique y ainda mais. O sea que el licenciado Álvarez, que aparece ahora como héroe de mani puliti, es el padre de la criatura precarizadora.
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