jueves, 24 de abril de 2008

Módulo 1-Clase Nº 11

18 de junio de 2002

Una niñez difícil y una juventud equivocada

La próxima clase se las va a dar Laura, y va a trabajar “En transferencia y repetición: el analista en función de la producción y elaboración del analizante”. Ahí termina el primer módulo, el 25 de junio. El segundo módulo empieza el 6 de agosto con una clase que voy a dar yo. Entonces, al terminar el primer módulo, como habíamos quedado, a los que tienen la cantidad e presentes necesarios les vamos a dar un certificado de asistencia. Si alguien quiere presentar un trabajo, para que nosotros lo leamos y luego le demos un certificado de presentación de trabajo, también lo pueden hacer. Igual vamos a hacer a fin de año. Inclusive vamos a lanzar una inscripción, no para uds. que ya están inscriptos, pero sí por si hay gente que quiere hacer el segundo módulo y donde trabajaremos de modo parecido a la actual. Bueno, vamos a comenzar con la clase de hoy.

La clase de hoy se llama “una niñez difícil y una juventud equivocada”. La clase, se van a dar cuenta, va a ser casi un relato, casi no voy a meter (o voy a procurar no meter) demasiadas observaciones o conceptualizaciones. Esto tiene que ver con la metodología con que esta pensado el seminario. Esta pensado buscando que de por sí se transforme en un acto clínico. Por ejemplo, habrán visto que de la equivocación mía y de Laura hicimos luego, un trabajo clínico sobre eso. Mi objeto hoy, en transmitirles la clase de la manera que lo voy a hacer, es para darle tiempo a uds. a que tanto en lo que vayan siguiendo hoy, las intervenciones a posteriores con observaciones, comentarios, lo que fuera, como cuando uds. la lean en sus casas, puedan ir armándose uds. una lectura, antes de que yo vaya metiendo mi propia lectura del caso. Creo que esta modalidad de trabajar tiene una función muy importante para la trasmisión. Justamente para ese Congreso en Chile, una conferencia que tenía que dar, y que por una cuestión de tiempo de organización y tiempos del Congreso hubo que suspenderla, pero que ellos la van a publicar allá en su revista y nosotros la vamos a publicar acá en tres entregas, en Psyche-Navegante, trato el tema de la difusión del psicoanálisis. Difusión a la población, con una modalidad; a la gente que se esta formando con otra y con otra a los que ya llevan un largo tiempo en el oficio, y un análisis importantemente transcurrido. Son 3 variantes diferentes de difundir el psicoanálisis. Para los que están en una posición en la que la mayoría de uds. están, no todos, porque también está concurriendo gente jovencita que esta empezando, me parece que esta cuestión de ejercitar su saber hacer, quizás es mas importante que lo que nosotros podamos ir diciendo sobre eso.

Bueno, uds, recordarán que le puse de nombre Una niñez difícil y una juventud equivocada.
O sea que les voy a hablar hoy de lo que en términos psicoanalíticos llamaríamos la neurosis infantil, también de lo que en términos de Freud llamaríamos las series complementarias. Y luego, de lo que ya se empieza a desatar a partir del segundo despertar sexual de la pubertad. Algunas cosas les fui anticipando en otras clases. Hoy las van a encontrar mas subrayadas. Del padre que figura como tal en los documentos de esta señora, ella guarda dos recuerdos, de los cuales, recuerdo propio de ella van a ver que es uno. El otro tiene esa confusión, que proviene de esa serie de actos por la cual en función de una foto, a la criatura, luego a la adolescente, inclusive ya de más grande, se le va transmitiendo una historia, y se va instalando como un recuerdo, que en realidad no es un recuerdo recordado, lo que se recuerda son esas cosas que le han ido contando en la medida en que le fueron mostrando esas fotos. Suelen jugar una función importante. ...Estoy entrevistando a una persona hace poco, que además vino de una manera muy particular, particular para mí. Un hombre que tuvo ya 2 separaciones, que se siente muy bien en el matrimonio actual. Que el matrimonio actual lleva además, muchos años y 2 hijos, o como dijo él 3 criaturas, o sea incorporó a la criatura del segundo matrimonio como si fuera del 3º. Realmente por ese lado nada que llamara el atención, pero si se viene a quejar de una fuerte inhibición que tiene en un terreno artístico en el que se quiere expresar. Supónganse que es un cantante. Entonces me dejó un CD de él para que yo lo escuche. Lo pongo en la compactera para escucharlo y no hay nada grabado, o sea que me había traído en acto la inhibición. Bueno, pero me empieza a contar una serie de cosas... algunas me llaman el atención, es mas una me llama tanto el atención que se me produce una fuerte represión, un olvido absoluto de lo que me había contado. Cuando viene a la vez siguiente y me empieza a contar, recién ahí me acuerdo de lo que me había olvidado. Realmente son cosas impactantes. Hasta ahí esta bien, hasta me hacia acordar al relato de otro paciente. Pero después cuando empieza a relatar, ya se empiezan a cruzar una serie de historias muy gruesas, muy complejas, muy duras... donde me doy cuenta que las relata, digamos, sin tomar nota de lo que me estaba relatando, pero eso si, se había venido con un álbum de fotografías bajo el brazo. Me propone que me quiere mostrar una foto. Ya la primera vez había venido con una foto, que me había mostrado, me había hecho algunas observaciones de esa foto de él cuando era criaturita. Yo mirándola, le hago una observación que el no hacía. Le digo “que mirada triste”. El hombre se sacude, porque no lo había observado. Y a la entrevista siguiente se viene con un álbum de fotografías. Supuestamente para una foto. Donde otra vez aparecía el tema de la mirada. Pero, en la medida en que miramos esa foto y la trabajamos un poco, empezamos a trabajar todo el álbum. Todo el álbum llevaba hasta el segundo matrimonio de él, mas o menos. Y la verdad que resultó muy importante, porque fue como haciendo una reconstrucción de su historia, a través del trabajo con el álbum que no se si verbalmente la hubiera podido hacer, justamente por el aislamiento que tenía entre recuerdos, o sea por el corte de conexiones que tenía entre recuerdos. En cambio el trabajo con el álbum, le permitió relatar una historia. Les digo esto, de paso, porque hay algunos prejuicios entre los psicoanalistas. Por ejemplo: que cuando un paciente trae una foto, hay que devolvérsela y que hable de la foto. No, depende, hay que observar, hay que ver en que circunstancia la trae, por que la trae, que esta pasando con eso, etc.

Pero me metí en todo esto porque esta mujer, un supuesto recuerdo que tenía le había sido transmitida por una foto y por conversaciones sobre la misma. Recordarán, ella esta comiendo unos caramelos y balanceándose en una hamaca frente al padre. El otro recuerdo, era: el día de la muerte y velorio de ese padre, ella cerca de la casa, pero en el umbral de la casa de un vecino, sentada por lo tanto al margen del velorio. Si bien el padre murió cuando ella tenía 4 años, llama el atención que en realidad tenga sólo un recuerdo del padre, un solo recuerdo propio del padre, el de su muerte. El otro ya es una transmisión. En la que lo que aparece es por un lado lo que él le da...el padre dándole caramelos, introduciéndola en un goce placentero diríamos, y ella balanceándose. Son únicos.

Público: eso que hablas de los caramelos...¿eso es la foto?

Sergio: si, eso es la foto. El recuerdo propio de ella es sobre la muerte de ese padre. Con respecto a la madre, según cuenta la leyenda...La leyenda cuenta así: cuando la madre sufrió el embarazo del que luego nacería ella, se dispuso a abortar el producto. La abuela materna de rodillas, (o sea la madre de la madre) convenció a la madre a que no lo haga, que no aborte., de donde a la paciente le quedó la convicción de que ella le debía su vida a la abuela. Curioso, en una presentación de este caso, yo tuve una equivocación aquí, y en lugar de decir a la abuela, dije a la madre. Lo cual creo que tiene que ver con como ella pagó esa deuda. Se la pagaba a la madre. Dedicándole su vida, la vida de Lucía, hasta la muerte de la madre. La madre murió cuando ella ya se estaba analizando conmigo. Siendo la no esperada de los hijos, sin embargo fue la única que contó con un título universitario, que la madre consideraba un seguro para su vejez. Ubiquémonos en el tiempo. Esto es algo que como analista, me esta resultando muy útil en estos tiempos. Y me doy cuenta que en otras épocas no me pasaba. Cuando los pacientes me van contando sus cosas, especialmente cuando son historias viejas, digamos, me doy cuenta que se me va armando en la cabeza (claro que también me ayuda la edad) como una reconstrucción de época. En el cine, especialmente hay tipos que se dedican específicamente a eso: reconstrucción de época, atmósfera, etc. Cuando me di cuenta de que empezaba a pasarme esto, empecé a preguntarme que me pasaba, y me di cuenta que es muy importante, porque el mundo cambió de un modo tan radical, especialmente en la década del 80, del 90, y ni que decir en lo que esta pasando ahora, que si no se nos produce esa reconstrucción en la cabeza por ahí nos puede parecer que nos están hablando marcianos o podemos prejuzgar desde ideales actuales, a ideales de otras épocas, en fin, creo que tiene su importancia. Digo esto por la cuestión del seguro para su vejez (de esto también había hablado en otra clase). Era una idea bastante común, ahora no es común...va a volver a ser común. Entonces la pregunta es si ella (Lucía) se hacia cargo de una deuda que realmente era de ella. La pregunta no proviene de un mero trabajo intelectual del analista, sino que proviene de lo que ella relataba. Había una pregunta que hasta cierto punto la torturó durante un largo período del análisis, luego se fue deslibidinizando, se fue descargando, no desapareció, pero era evidente que ya era formulada de otra manera. La pregunta que ella se hacía era “por que no podía sentir ternura por la madre”, que ya no era la vieja mandona y metida de su infancia, (con lo cual les esta dando recuerdos sobre la madre de su infancia), ni tampoco la de su adolescencia, sino una viejecita semidestruida. Durante el análisis murió por una demencia artereoescrerótica. Ese era un tema que trabajamos bastante, porque a ella le dolía, la angustiaba darse cuenta que no sentía la mas mínima ternura por la madre. Entonces, yo le hacia notar que a la vez era evidente que no le era indiferente, porque si le hubiera sido indiferente no lo hubiera comentado en el análisis y mucho menos lo hubiera comentado como lo comentaba, como un síntoma. En definitiva ella lo tomaba como un síntoma. A la vez, puntillosamente, se hizo cargo de ella materialmente hasta el fin de su vida, inclusive se la llevó a vivir a su casa. Era una mujer, con una casa grande, linda, vivía bien, y le había dado allí un lugar a la madre. Esa mamá cuando ella era pequeña, trabajaba de mucama. Trabajaba de mucama, de un modo laborioso y hurtador. (Después vana ver porque) se recuerda a ella, acompañándola en un trabajo cama adentro, en una mansión de la aristocracia de mitad del siglo 20. Tanto como las que uds. pueden ver por Quintana al 50, por ahí, pero en otra ciudad. La madre, a ella, que en esa época era chiquitita, era después de la muerte del padre o sea que tendría alrededor de 5 años, la metía en la casa (la madre estaba toda la semana trabajando allí) la metía de contrabando, o sea que los patrones no sabían que esta mujer iba con su hija, y había toda una especie de complicidad, entre todo el personal de servicio. Pero eso hacia que ella, a esa edad, quedara largas horas sola, y con la obligación de hacer silencio, en el altillo que le habían dado como habitación de servicio a esa empleada doméstica. Eran épocas en que las casas, (no se si uds. conocen estas casas por dentro) las casas eran realmente grandes, había como dos niveles, el nivel de las grandes habitaciones, de la familia, etc., y había un nivel arriba donde eran todas pequeñas habitaciones, pero donde cada persona del personal de servicio solía tener su propia habitación. Inclusive no era fuera de lo común que tuvieran por ejemplo al chofer y la mucama que eran un matrimonio, y tenían su habitación como matrimonio. En la habitación de la madre, había lugar para una cama solamente que estaba pegada a una ventana con balcón francés digamos, y un ropero. Entonces ella se pasaba, todo ese tiempo que tenía que estar en silencio y sola, jugando a hacer equilibrio. Balanceándose en el borde de la cama y de la ventana, en la habitación en la que la madre transgresoramente “la guardaba” (uso la palabra porque realmente la guardaba, no lo hacia de mala, hacia lo que podía). ¿Por que les dije que era hurtadora, la madre? La madre robaba toallas y sabanas de la mansión para llevar a su casilla de la villa miseria.

Público:...(algo sobre la baranda)

Sergio: no, no. Por eso aclaré que era un balcón tipo francés. Un balcón tipo francés es como el que esta en el consultorio de Laura, tiene una barandita.. Estaba la cama pegada, ella parada sobre la cama, pero al lado de la ventana y jugando. Con lo cual la verdad que estaba en una situación de peligro, sin llegar a ser una situación...no se cayó nunca, pero... Bueno, entonces la madre robaba toallas y sábanas para llevarse el fin de semana a su casa de la villa. Allí, la esperaban sus otros hijos, los hermanos de Lucía. También cuando los patrones se iban de vacaciones, la llevaba a Lucía a la piscina de la mansión para enseñarle a nadar. O sea, cuando la casa quedaba en manos del personal de servicio, la madre también transgredía, o sea hacia uso de un elemento que estaba vedado al personal de servicio. Y ahí aprendió a nadar Lucia. También recordaba con mucho gozo ella, los fines de semana en los que la fiesta en la casa de la villa consistía en comerse alguna gallina o pollo que la madre le robaba a algún vecino de miseria. Toda la diversión era porque la madre hacia un caminito con maíces desde el gallinero del vecino, hasta.... (esto yo lo he visto hacer también en el campo para cazar perdices. Lo conozco. En realidad es una trampa que también se hace con el pelo de la cola de caballo que es finito casi no se lo ve pero es duro, se arma un lacito y cuando el bípedo pasa por ahí ¡pac!! El lacito tira y ...). Mientras, los hermanos ya eran adolescentes, recuerden que le llevaban muchos años a Lucía, salían. El hermano a hacer changas y la hermana a trabajar en el servicio doméstico cama afuera. Poco después de la muerte de Luciano, (eso fue una cosa que me llamo el atención de entrada, a poco del tratamiento, que al padre del documento –digámosle así- lo llamaba por el apellido) poco después de la muerte de Luciano...(claro, Luciano también es un nombre propio, pero uds. recuerdan por ejemplo Lucky Luciano. Luciano es el padre de la foto). Poco después de la muerte de Luciano, frecuentó la casa un amigo de la madre que entró a ocuparse muy especialmente de ella. La llevaba de vacaciones con la esposa y la anotaba en los hoteles como hija. Le compraba la ropa y las cosas de la escuela. La llevaba también con él los fines de semana a una casucha que tenía en la costa. Hombre de trabajo, honesto como el que más, así lo describía. Inclusive describía el oficio de él. Sin embargo, cedía esa casucha como aguantadero a algunos amigos cuando andaban en las malas. Obviamente, cuando digo algunos amigos que andaban en las malas...aludo a que eran “chorros”. Ella siempre lo recordó con mucho cariño y mucho respeto y lo había tomado siempre “como un padre”. Como un padre. A contrario sensu se quejaba permanentemente a la renuncia que el padre de sus hijos hacía a sus deberes paternales, (recuerdan uds...por ejemplo no pasaba la cuota y todo ese tipo de cuestiones. Y principalmente de chicos los visitaba poco, una vez que se fueron haciendo grandes los veía mas) Entonces se quejaba mucho de ese hombre, de ese padre digamos, pero sin dar nunca los pasos necesarios para obligarlo a cumplirlos, para lo cual la ley le hubiera sido favorable. Recuerden que ella era abogada. Conocía perfectamente eso. También hubo un período fuerte de queja sobre el hijo menor, justamente cuando el padre empezó a relacionarse otra vez con los hijos, cuando los hijos ya fueron grandes; empezó todo un período de queja con el hijo menor, por su alianza con el padre. Hasta el extremo de no poder distinguirlo de él. Dicho de otra manera, desplazaba a ese chico, una serie de quejas que se originaban en el padre (en más de un sentido). Cuando ella fue adolescente, la madre, delante de ese amigo que la venía a visitar y se hacia cargo de ella, le había dicho a ella, que ese amigo era su verdadero padre. No obstante la duda sobre su progenitura se mantuvo hasta el final del análisis. Es interesante lo que me pasó a mi como analista, porque durante todo el análisis, era claramente sintomático en mi transferencia ahí, porque durante todo el análisis de esta paciente tuve un olvido sintomático, que era el nombre propio de este hombre, o sea el del amigo de la madre. Es el único nombre real que voy a dar, porque no me queda otro remedio. Se llamaba Santiago. Obviamente Santiago fue el nombre de Lacan, Jacques y también de mi primer maestro argentino de psicoanálisis, Santiago Dubcovsky. Era evidente que no los podía poner en serie a esos Santiagos. Para mi Santiagos eran nada mas que esos otros dos. El otro no entraba. O sea que sobre mi olvido, insistía algo referente a no ponerlo en serie con nombres del padre idealizado. En su adolescencia y juventud se fue volcando a la rebeldía contra un sistema político al que consideraba responsable de la miseria de las masas. En los turbulentos 70 desembarcó en el prometedor, para el peronismo rebelde, movimiento de Montoneros. Era “militante de superficie”, como se decía en esa época. Desde su profesión de abogada se dedicaba a defender a los detenidos por su militancia en dicha organización. Entre los detenidos (voy a hablar en una jerga mas policíaca) había desde “perejiles” hasta gente de la pesada. Estos (o sea los de la pesada) habían andado en “hechos pesados”, como se pueden imaginar. No se quienes de uds. recuerdan la década del 70, pero hubo unos cuantos hechos pesados. Pero la profesión y los ideales, le daban lugar desde el superyo a tomar dicha defensa sin demasiados problemas de conciencia. Bueno, por ahora dejo acá el relato sobre ella y tienen uds. la palabra.

Público: qué recuerdos traía del padre.....

Sergio: el recuerdo, te imaginaras que es un recuerdo que a ella le proviene de los relatos que la abuela le hacia y la anuencia que la madre le daba a esos relatos, cuando ella ya era grandecita. Efectivamente de la palabra del padre, no hay ningún recuerdo. Y en la palabra de las mujeres tampoco aparecía la palabra del padre en relación a eso.

Público: después, tampoco aparece la palabra de Luciano.......

Sergio: me reservo una carta ahí. Pero podríamos decir que a grandes rasgos no. Justamente esa era una cuestión que a mi me llamaba muchísimo la atención. ¿Por qué, habiendo sido tan taxativa la madre en cuanto a que ella era hija de ese otro hombre, ella mantenía la duda todo el tiempo? Me resultaba llamativo. Y creo que tenía mucho que ver con eso, que no había registro de la palabra paterna. Esa, era una cosa entre mujeres.

Laura: A mi me llamo el atención el lenguaje de jerga delictiva que insiste en esta paciente. También hay un equivoco tuyo, cuando vos hablás de la ventana donde ella se asomaba y creo que es sobre eso que Alejandro te pide explicación. Vos sabes lo que es un balcón francés, más bien parece una reja que protege del vacío y sin embargo vos la describís como una ventana común. Yo creo que la madre la guardaba en la habitación. Al margen, me interesó el tema de las fotos. En una paciente que podría diagnosticar como una esquizofrenia, donde no había recuerdos infantiles me encontré con que tampoco tenía fotos de su infancia. En cierta ocasión, ve que en la casa de los padres había un álbum de fotos pero no lo registra, recién mucho tiempo después en el tratamiento toma nota de que esas fotos existen. Ella estaba muy convencida de que su papá no había participado en su crianza, que había sido ausente y distante. Pero no tenia recuerdos concretos, sólo la certeza no fundamentada de que esto era así. Así que decide buscar todas las fotos. Llamativamente es su papá quien rápidamente las busca, las ordena y se las hace llegar. Ella se sorprende – y yo también – cuando se encuentra con que había un montón de fotos, muchísimas fotos que los padres las habían guardado de su infancia. Y además en la mayoría de las fotos estaba su papá con ella y en las que no estaba era porque habían sido sacadas por él. Esto nos permitió hacer un trabajo interesante casi diría de rellenado de esos huecos constantes que había en su relato de la infancia al que ahora se le podían agregar algunas escenas. Había muchas fotos como de un parque, me acordé por esto de la hamaca. Eran fotos muy familiares, afectuosas, lúdicas. Realmente eso facilitó plantear las cosas en otros términos.

Sergio: Esto que Laura plantea a mi me acentúa algunas cosas. Cuando ella contaba esto de las fotos, me acordaba de lo que yo había contado del paciente que esta ahora en entrevistas y de la foto en esta mujer. Se me ocurrió que ese planteo que en alguna clase hice de que me parece importante concebir el análisis como un espacio potencial, al estilo Winnicott, y en ese sentido por lo tanto dejar entrar al análisis una cantidad de objetos que durante un tiempo podemos ni saber que quieren decir, pero pasan a tener algo de objetos transicionales, entre ellos las fotos. Esos objetos juegan una función que pueden resultar muy interesante. Porque el problema no es que nosotros tenemos que exigirle a los pacientes que sólo hablen, lo que si tenemos que exigirles es que hablen, después que hablen como puedan, y en ese sentido las fotos pueden jugar un papel muy importante. Después me acordé algo con respecto a la pregunta que me hiciste vos. Yo me quedé tildado cuando me hiciste la pregunta. La respondí a medias porque en realidad lo que me daba vueltas en la cabeza en ese momento era ¿porque esta mujer no podía imaginarse ser hija de otro padre? Digamos, en la cuestión de si el padre se opuso o no al aborto, esta la cuestión de la falta de palabra de él. Pero también esta la cuestión de que si un hombre se entera de que su esposa lleva en el vientre un hijo de otro hombre pueden pasar una cantidad de cosas ahí. Por lo menos entre mis pacientes he visto unas cuantas. Pero una de las cosas que pueden pasar, es justamente que el marido oficial, digamos, exija el aborto. Acá no aparecía nada. Silencio de radio.

Público: tiene algo que ver con el .....

Sergio: Claro es que ese es el punto. A mi lo que me llamo mucho la atención, ni bien ella me empezó a contar toda su historia, y apareció esta cuestión del padre y del otro hombre, que (como se pueden imaginar cambie los nombres, pero no el juego de nombres) cuando yo pongo Lucia – Luciano, es porque ella tenía un nombre que quedaba negado en el apellido del padre de los documentos, o sea, por eso decía que me guardaba una carta (en realidad guardo otras más). Pero obviamente no sé si este hombre habrá sospechado concientemente o no, no sé si le habrá dicho a la esposa que aborte o no, no sé si por ahí la intención de la esposa de abortar era para evitar el lío con el marido, no sé. La verdad, es que si a mi me preguntan, la idea de abortar se debía a que esta mujer no quería tener una criatura 12 años después de haber tenido la última, y siendo una mujer grande obviamente. Pero eso es un “me parece”, no lo puedo afirmar para nada.

Público: de todas maneras sigue quedando del lado de ella.

Sergio: sigue quedando del lado de ella, pero lo que me parece que aparece del lado de él, es que le pongan un nombre que queda negado en el apellido de él. me acuerdo que cuando yo puse en juego esa baraja en el análisis, quiero decir una interpretación, en determinado momento, la conmoción de ella fue grande. O sea que habiendo transcurrido todo un análisis previo, bueno, exitoso, sin embargo parece que esa carta no había entrado aún en juego. Cuando entra al juego produce una conmoción muy fuerte. Yo les diría que a partir de ahí, el análisis se balanceó hasta el final alrededor de si era hija o no era hija del padre, o si era hija o no era hija del amigo de la madre.

Público: no se si esto de, según vos: Santiago, como un padre si era anterior al momento.

Sergio: ¿anterior a cual momento?

Público: anterior al momento donde vos jugás con su nombre y el del apellido que esta negado en el padre de los documentos. Porque pensaba que a pesar que su nombre se negaba en el apellido del padre, me parece que para ella era ese su padre. El otro era bondadoso, la llevaba, etc., pero era como “un” padre. No se que habrá pasado a partir de que vos intervenís allí.

Sergio: para mi seria lindo hacerles creer que fue una intervención milagrosa, pero no. Fue una intervención hecha en los comienzos. Bueno realmente no recuerdo exactamente, porque fue un análisis de hace mucho tiempo, debe haber terminado hace unos 11 años por lo menos. Por lo tanto no les puedo decir con exactitud, pero me acuerdo que la hice bastante tempranamente. Ahora, la hice tempranamente en el momento en que apareció en el relato la existencia del segundo, pero que apareció como duda. No como duda, en realidad para ella su papa era el segundo, pero es como vos lo decís, era su papá porque había funcionado con ella como un papá. Ella hablaba de ese hombre como un hijo adoptivo puede hablar de sus padres adoptivos sabiendo que son padres adoptivos, donde les van a decir con toda firmeza que para ellos son sus padres, pero que sabe que no son sus padres. Dando cuenta de esa compleja situación en la que quedan. Cuando empieza a aparecer esa cuestión le hago observar lo que yo de entrada había observado, (no había que ser ningún lince digamos, simplemente tener cierta ligazón a la lectura de la letra y del significante en ese sentido) le dije: “se da cuenta que quién aparece como su papá en los documentos, sin embargo la anota con un nombre a ud. que queda negado en su apellido”, y me acuerdo que la movió, la sacudió. Pero, no varió el balanceo, yo no diría el análisis empezó a terminar. Adelanto acá una carta del final, pero yo les diría que el análisis empezó a terminar y terminó rápidamente a partir de allí, en el momento en que ella asumió pero asumió de corazón: “no, claro, ese es mi padre”. Diría, cuando cesó el balanceo ahí empezó a terminar el análisis. Pero eso fueron 10 años de trabajo.

Público: (no se escucha: algo sobre el robo de su futuro)

Sergio: Bueno, yo la empujaba a que se hiciera esa pregunta. Y apareció una respuesta que es la que metí en el relato, y que es interesante en relación a esta mujer pero también mas allá de esta mujer, que es ese punto de la vida donde los hijos empiezan a sentirse en la obligación de pasar a funcionar como padres de sus padres. Obviamente es absolutamente neurótico eso, es algo que nos pasa y nos pasó en mayor o menor medida ¿verdad? Nosotros sabemos desde la teoría que la deuda con los padres, si se transforma en deuda simbólica, se paga con los hijos. Esto en la teoría. En la práctica de nuestras vidas, es algo que lo sentimos también en el sentido de la ternura, y el deseo de arreglarles la vida (lo digo a propósito así) que nos agarra por nuestros hijos, pero en la medida en que se va produciendo el envejecimiento de los padres es muy frecuente ver aparecer especialmente en las hijas, pero también en los hijos, corrientes de ternura importante hacia los padres. Recuerden uds. el planteo de Freud, que a mi me parece un buen planteo, si bien Lacan lo trabaja poco y lo trabaja por otro lado, y Winnicott lo trabaja también por otro lado, pero el tema de la ternura, cómo la sublimación de lo que fueron las pulsiones eróticas iniciales. Freud lo plantea así al tema. Y fíjense que la pregunta que ella me plantea, y que la plantea dolidamente ¿por qué ella no podía ser tierna hacia esa mujer que ya no era la vieja mandona bla bla bla, sino que era una viejecita bla bla? En el cambio de relato hay un cambio de objeto. Deja de ser aquella madre y pasa a ser una criatura. Pero lo que a ella la conflictuaba era que a pesar de que era esa criatura, no había caso, no se la perdonaba. El problema de fondo era ese, no solo no le perdonaba lo que ella creía que no le perdonaba, que era la cuestión de que haya pensado en abortarla, lo que no le podía perdonar evidentemente era la cuestión del padre.

Roberto: (no se escucha, algo del padre de la foto y padre del documento)

Sergio: creo que era el padre de la foto.......

(Fin cassette)

(Referido al paciente que en los momentos de la clase está en entrevistas) ...que aparezcan cosas nuevas que no ellos no hayan visto en la foto. Él me traía esta foto para que vea como él miraba embelesado a la mamá. Cuando miro la foto, veo que efectivamente miraba embelesado a la mamá, pero que además tiene una mirada triste que voltea. Cuando le hago observar eso, se sacude y me comienza a traer las otras fotos donde la mirada triste aparecía. Y tenía razón para tener la mirada triste. No es el caso de hoy, no lo voy a relatar, además esta muy cercano, pero es así. La cuestión de las fotos tiene importancia en ese sentido y es una interpretación que yo nunca la hice pero se la podría haber hecho. Su papá era el padre de la foto. Pero ¿cuál era su papá?

Roberto V.: me acordé el tema de las fotos, porque tengo un paciente que es italiano y cuenta que ....(no se escucha)....y paso desapercibido porque parece que era de los chiquitos a los que les ponían una especie de vestiditos que se estilaba en una época.... ...él lo presentificó.... pero después en la trayectoria........ ...él progreso bastante......

Alejandro del Carril: yo quería preguntarte por lo que dijiste en algún momento en relación a tu transferencia. Como se articularía eso, si es que tiene algo que ver con lo que señalaba Laura del fallido del balcón francés.... ...

Sergio: Vamos por partes dijo Jack (alusión a Jack el destripador).

Alejandro: Jack. Santiago.

Sergio: (risas) Bueno, en relación a lo de la foto, no nos hagamos esquemas. Porque si bien es cierto que en comienzos de siglo había “moda” de vestir a algunos pibes de nena, pero siempre había algo de deseo de hija en la madre. Pero también es cierto que luego, el destino de todos los que fueron vestidos así no son todos iguales como nos podemos imaginar, no son todos “travas”, ni son todos homosexuales. Yo me acuerdo de un amigo mío del barrio, con el que jugábamos a la pelota en la calle, la madre le dejaba los bucles. No lo vestía de nena, pero si lo vestía anenadamente, trajecito de marinero, esas cosas que se estilaban. Y después, cuando fue grande, fue cafishio, vivía de las minas.

Público: vivía de los bucles.

Sergio: Si, vivía de los bucles de las otras! Con respecto a lo del balcón francés, ahí hay una discusión arquitectónica. Para mi ese sigue siendo un balcón francés. Bueno creo que hay dos tipos de balcón francés. Son las ventanas grandes que tienen como un balconcito simulante como hasta la mitad. Pero son ventanas, no llegan hasta el suelo, no son como este. Pero independientemente de eso, sí está lo del lenguaje policíaco, la guardaba; porque podría haber dicho la dejaba ahí, la llevaba. Y en lo que vos preguntás, la idea que me hice después de mucho tiempo donde me preguntaba que me pasa... porque era olvido, quería nombrarle a ese hombre y no había caso. Metonimia pura. El que trabajaba en un garage, cualquier cosa que diera indicio, pero no podía el nombre. Recién creo que pude retrosignificarlo al final del análisis y ahí ...tampoco les quiero adelantar sobre que me pasaba con ese nombre, pero para decirlo muy sencillamente, me doy cuenta que lo que me funcionaba (sin darme cuenta, obviamente, de una manera totalmente inconsciente, me doy cuenta después) era un nombre que no estaba a la altura de nombres del padre, como si para mí había estado el de Santiago Dubcovsky o el de Jaques Lacan. Y en ese sentido no podía entrar en la serie. En mi cabeza. No era problema de ella, era problema mío. Pero era un problema mío que al mismo tiempo informaba sobre un punto fuerte. Si bien esta mujer, no me cabe la menor duda, de que no fue mas allá de una neurosis grave, pero no olviden uds. que algo del orden de la forclusión había funcionado hasta el análisis anterior, porque si ella dialogaba con un hombrecito que tenía en la oreja.... no era una fantasía, era algo que le volvía desde lo real. Lo que no había habido era ni disociación, ni disgregación, ni tampoco una certeza delirante, ella contaba el síntoma riéndose. Aunque de un modo renegatorio. Nunca me puse a pensar profundamente en el síntoma...porque era como una mezcla de forclusión y renegación. Les diría así: renegaba de su alucinación, o sea relataba la alucinación, pero al mismo tiempo recortándola como tal y riéndose de ella. No es como les va a relatar a uds. la alucinación un sicótico, que se las va a relatar hecho un puré de angustia.

Público: ¿por qué llamas tu transferencia?

Sergio: Mi transferencia, porque ahí lo que estaba operando, de mi lado, era algo en relación a la suposición del saber a un sujeto que estaba en juego ahí. Si del lado de ella se jugaba el balanceo entre que era el padre o no era el padre, de mi lado lo que se jugaba inconscientemente era lo de no otorgarle al segundo, el lugar del padre. No era algo que se jugaba al modo del analista que entiende e interpreta, sino que me venía por el lado del olvido. Y me venía por el lado del olvido, de un modo, que no me lo podía interpretar a mi mismo. Yo no podía entender por qué se producía ese olvido. Lo cual probablemente tuvo que ver con una época de mi formación, de mi análisis, y de problemas familiares míos, pero creo también que tuvo que ver estructuralmente con el caso. Eso lo vamos a ver más sobre el final. Pero ¿por qué transferencia?, bueno, porque era como yo me relacionaba con el discurso de ella. Lacan discute el tema de la contratransferencia, no esta de acuerdo, etc., pero si uds. leen “intervención sobre la transferencia” que es donde él trabaja el caso Dora, ahí plantea la transferencia recíproca. No es el único lugar donde lo plantea. Lo que pasa es que justamente no lo plantea al estilo inglés. No plantea guiarse con lo que a uno le pasa en el terreno de los sentimientos con el paciente para interpretar, sino más bien todo lo contrario.

Alejandro: hay un significante en común.

Sergio: Claro, ahí hay un significante en tensión, diría. Es en común, vos tenés razón, porque es en común entre ese que esta en dilucidación entre si era padre o no era padre y esos dos protopadres para mi, llamémoslo así. Como significante era común, pero lo que estaba en tensión era el sentido allí. Era un significante plurisémico en ese momento. Y creo que la no resolución en mí de esa cuestión, favorecía el olvido permanentemente.

Público: a mí me llamó la atención.... se balanceó entre esto...

Alicia S: porque vos hablás del balanceo en todo el análisis en relación al padre y .. es un padre de la foto que en realidad era un padre para la foto, pero la cuestión es con esto que vos planteás con respecto a este fenómeno de la alucinación, si hay algo del orden de lo forclusivo, como que habría un límite en ese balanceo donde el padre no esta demasiado instalado, no uno u otro, no había un punto, un borde de donde ese balanceo va al vacío... digo porque por ahí va para el mismo lado (risas).

Silvia S: mientras escuchaba pensaba esto del lenguaje delictivo y de que la madre la guardaba, y lo que se me armó fue algo así como que la madre la guardaba porque la había robado. La había robado de un hombre, no de un padre, para su usufructo, .....

Alicia: digo, si había existido un robo.

Sergio: bueno, lo del balanceo, lo traen ustedes de entrada. Desde el primer relato que hice. Y efectivamente va a marcar todo el análisis en un montón de territorios del análisis. Uno es el del padre, pero no va a ser el único, inclusive ese balanceo (y ahí volvemos al tema de la transferencia del analista, pero lo desplegaré en el segundo módulo) hay momentos donde a mi como analista me sometió a tensiones muy grandes, inclusive a interrogantes éticos muy fuertes, hacia mi mismo y hacia la conducción de ese análisis. (Hay algo que a los analistas, ni que decir al publico común, nos cuesta mucho habituarnos pero ..., después vuelvo sobre eso.) En cuanto a lo que traían Alicia y Silvia, de maneras diferentes, creo que esta mujer no le robó el hijo a un hombre como planteaba Silvia porque sino no hubiera habido de parte de ella el intento de abortarlo. Creo más bien que se introdujo la tyche ahí, se introdujo el azar. Se introdujo algo de lo real. Y ahí empiezo a hablar y a juntar los dos cuestiones. Especialmente los occidentales, creo que no sólo, pero por algunas cosas que conozco de otras culturas, entre nosotros los occidentales es mucho mas claro y preciso. Estamos muy habituados a un pensamiento en proyección hacia delante y en términos de continuo. Nosotros no nos damos cuenta, pero esa es la creencia en que nos sostenemos permanentemente cuando estamos hablando. Nosotros creemos que estamos hablando sobre lo que vendrá, y además como si supiéramos hacia donde vamos con lo que estamos hablando. Me parece que este tipo de situaciones justamente nos pone muy de manifiesto, y muy en evidencia, como en realidad no podemos hacer otra cosa que para pensar lo que vendrá, que hablar sobre lo que pasó. Y que eso hace también que nuestro hablar se estructure, no como creemos nosotros por palabras que elegimos para decir, sino por palabras que nos eligen para decir. ¿Qué quiero decir con esto? Por ejemplo lo del balanceo. Lo del balanceo, a cuantos de nosotros...bueno, me acuerdo de pacientes, y me acuerdo de mi mismo también. Una vez mi vieja sale al patio del departamento, a mi se me había caído la pelota para el patio de al lado y yo estaba caminando por todo el bordecito de una pared haciendo todo el recorrido para ir a buscar la pelota al otro lugar. Estaba en una situación parecida a la de esta mujer, digamos. Y me acuerdo que mi vieja cuyo primer impulso fue gritar, se tragó lo que iba a decir y dijo: “Sergito que estas haciendo ...no te parece....” para que baje ...después como yo era mas rápido lo agarró a escobazos a mi hermano que estaba conmigo ...(risas) pero eso es otra cosa aparte.

Bueno, me acuerdo de un paciente que uds. lo ven ahora y es un serio ejecutivo, de una gran empresa hablando de negocios y bla bla bla y el juego de él consistía en ir por el borde de la pared de la casa de los abuelos, y después mas adelante (vivía al lado de un gran teatro nacional) era saltar del balcón de él al balcón del teatro, para colarse y ver espectáculos que ahí se daban. Quiero decir esto del balanceo, del riesgo, en los chicos es una cosa bastante común. En algunos entra luego en discurso y en otros no. En esta mujer entró en discurso. Entró en discurso sin que ella lo advierta, además. Yo le hago advertir, en todo caso, la insistencia significante. El que entre o no en discurso depende de la relación entre los 3 registros. Porque cuando algo entra en discurso es porque se produjo algo en la relación entre los 3 registros que le dio una especial pregnancia a esa palabra. Eso es lo que pesca el psicoanálisis y eso es lo que permite captar que a diferencia de lo que creemos, en realidad pensamos siempre por retrosignificacion de lo que pasó para tratar de imaginarnos lo que va a pasar y tratar encontrarnos con otra cosa, por supuesto.

Irene: yo pensaba en esto del movimiento entre el borde de la ventana y el borde de la cama, en este continuo... y cuando decían lo de guardar. A mi no se me aparece mas que guardar por ... Después aparece esta exposición en la .... digamos. Siempre estaba en un borde, esta criatura, a ser descubierta como si ella estuviera cometiendo algo delictivo, como si fuera ella la que se negara... estar escondida, pero en realidad la que escondía era la madre, después la ponía en la..., que en realidad era un lugar que no estaba en ningún lado. Después salta a salir a defender aquellos que eran realmente.... como que ella toma esa bandera... ...eso es lo que a mi se me va armando.

Sergio: Aquí hay una cuestión interesante en lo que vos plantes. Una cuestión interesante para nosotros los analistas, y no lo digo como una cuestión peyorativa respecto de otras disciplinas, sino porque otras disciplinas no se encuentran con los problemas que nosotros nos encontramos y que nos obligan a interrogarnos también a nosotros en el entrecruzamiento entre esos tres registros. Lo de guardar por ejemplo, es un significante mío, yo no me acuerdo si ella me lo planteo así o no. Pero estuvo bien Laura en tomarlo y decir lo que dijo. Porque ahí yo estoy transmitiendo algo, que en la transferencia del analista ocurrió en relación a ese caso y que induce al inconsciente del analista a utilizar ese significante y no otro. Podría haber utilizado cualquiera. La otra cuestión es la de la transgresión. Efectivamente la criatura tenía noción que había transgresión y que por lo tanto podía haber castigo. A la vez la transgresión la estaba comandando la madre, pero a la vez (le podemos o no poner comillas, como uds. quieran) “por el bien de ella”, porque le enseñó a nadar, por ejemplo, porque entonces tenían sábanas en sus camas, tenían toallas en su baño, tenían gallinas en su plato, gallinas y pollos en sus platos.

Público: ....no se escucha

Sergio: no había ideal. Habría que preguntarse, porque por ahí el ideal de esa madre era que a toda costa ella tenía que darle de comer a los hijos. Ella tenía que darles algún gusto. Hoy escuchaba, no me acuerdo donde, ...fue con un paciente... hablando que venía muy impresionada por la presencia de los cartoneros por el centro de la ciudad a la noche, ella vive por ahí. Y yo le contaba cosas que me enteré por casualidad, que esas familias que salen a cartonear se ponen muy contentas cuando logran juntar suficiente producto como para ganarse 4 pesos en el día. 4 pesos para una familia de 5 personas. Entonces ¿qué le pueden dar de comer a sus chicos? Le darán de comer polenta, supongo, o no sé que cosa. Hace poco vi en televisión, una señora que después de los saqueos, contaba... primero contaba el medico y luego contaba la señora, que los chicos habían terminado en el Hospital porque los chicos se habían dado un atracón feroz con lo que se habían “choreado” en el supermercado. Y la madre dice, “y bueno, ¿sabe cuanto tiempo hace que ellos no veían salchichas?” Yo creo que las leyes deben existir, la justicia debe existir, hay que producir sanciones disciplinarias cuando el delito lo requiere, pero esa es la posición del juez, y del ciudadano. La posición del analista... gracias a que los jueces existen, no es la de ponernos a juzgar esas cuestiones , sino tratar de entender que es lo que llevó a que se produzcan esas cuestiones, porque es justamente lo que le permitirá a la gente desde su pasado, ir entendiendo su presente y pasar al acto en su futuro. Esta señora (la madre), evidentemente era transgresora de alma. Porque al enchufarle al marido un hijo de otro, ahí no se está jugando ningún hambre, ni necesidad primaria. En ese caldo se fue cocinando esa abogada.

Público: estaba marcado el destino, ¿qué otra cosa?

Sergio: no, estaba marcado el destino, ¿qué otra cosa? No, podría haber tomado para otros lados (después vamos a ver que otros caminos podría haber tomado) Hay gente que toma para otros lados. Por ahí podría haberse hecho monja, para decirte algo. Porque ahí esta no sólo lo que reciben...Allí soy super freudiano, “series complementarias” para mí son una maravilla. Filogenia: tercera generación para arriba. En discusión sobre si hay transmisión vía genética o no. Yo creo que hay algo de transmisión vía genética. Lo que es evidente es que el trabajo con lo simbólico muchas veces produce variaciones en lo que se recibió vía genética, pero además hay transmisión simbólica. Esas cuestiones muy impresionantes que uno encuentra cuando en la primera generación paso algo, que supuestamente en la segunda no se habló, y en la tercera aparece en el cuerpo. Me estoy acordando de un artículo que publicamos alguna vez en el viejo Psyche gráfico, donde una analista húngara contaba de un chiquito que llevaban a analizar a un hospital con una anorexia, y ya no sabían que hacer con el pibe, completamente catéctico, y entrevistan por enésima vez a los padres y entonces los padres por ahí al pasar dicen: “ya está igual al abuelo”... pregunta la analista: ¿cómo al abuelo? Y le responden: “ha sí, porque mi padre estuvo en el campo de concentración de Manthausen, o alguno de esos, y cuando lo rescataron los soldados aliados, estaba escuálido como él”. Bueno, en esa familia nunca se había hablado de ese abuelo, no había fotos ni nada. Sin embargo en el nieto apareció. Nunca se había hablado, esto entre comillas, en realidad de algún modo hablaron ¿verdad?. Pero está como reacción del sujeto ante eso. Ese pibe reaccionó identificándose a aquel abuelo. Otro pibe por ahí, hubiera resultado un gordo escandaloso que no dejaba pasar nada sin comer... por si acaso, ... no vaya a ser que lo llevaran al campo de concentración. Pero les digo, hay algo de la reacción del sujeto, siempre, que es importante también.

Roberto V: ...la eficacia de la palabra que falta. Vos hablabas de .... ......nunca se habló, me parece que por eso justamente no pierde eficacia.... (no se alcanza a escuchar)

Sergio: claro, ahí Vecchiarelli esta planteando el valor de lo simbólico justamente. O vamos a decirlo mejor: el valor de la realidad pero conformada como articulación entre lo simbólico y lo imaginario. En el sentido de que un silencio efectivamente puede hacerse notar cuando en lo simbólico que constituye a eso, ese silencio señala una falta. En términos mas lacaneses sería una privación. Efectivamente cuando en una familia no se habla de un abuelo, despierta por lo menos una intriga inconsciente enorme en los nietos. ¿Que pasaba?, ¿por qué no se habla?
Bueno mi superyo, me hace señal que cortemos. Nos vemos la próxima, después de las vacaciones.

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