1) Frase común en los consultorios después de los 35/40. Alude a mayoría de mujeres solteras en el mercado del comercio sexual. También al desempeño de los hombres en las relaciones sociales y sexuales con las mujeres.
2) Los hombres grandes cada vez se quejan menos de reticencia sexual de las mujeres, se quejan en cambio de sus propias insuficiencias. No ocurre lo mismo con los jóvenes y las jóvenes.
3) No hacer de esto un universal, ni siquiera generalizarlo. Apunto un observable nuevo y nada más. Lo que no implica no buscarle razones y que las mismas no nos puedan deparar sorpresas de cierta importancia.
4) Me refiero particularmente a la caída del matrimonio “bendecido hasta que la muerte los separe” y la devaluación de la función del Nombre del Padre, acelerados con la asunción al cenit, en las décadas de los 80 y los 90, del discurso del capitalista[i].
$ S2
S1 a
La caída del matrimonio monogámico patriarcal, comienza con el ingreso masivo de las mujeres a la producción industrial, requerida para apurar el nacimiento del capitalismo. Ingreso que en El Capital escandalizaba a Carlos Marx, pues traía obligadamente, el descuido de la prole de los proletarios. Otros efectos, más que la caída de la “sacrosanta” institución matrimonial, fueron el alcoholismo y la posmodernamente rotulada violencia familiar. Son las décadas del 40 y del 50 (o sea de la inmediata pos segunda guerra mundial) las que, especialmente en los Estados Unidos y en otros países del centro capitalista, protagonizaron el nacimiento de un fenómeno que en estos finales de siglo se ha tornado masivo. Por ejemplo en Argentina, los raros del aula, en la escuela primaria y secundaria, cada vez más, son los niños cuyos padres no estén separados. Muchas familias están constituidas por la ocasional pareja y –“tus hijos, los míos y el, o los nuestros”-. Los jóvenes postergan cada vez más su casamiento, prefiriendo la vida en pareja sin certificación jurídica, que recién suelen formalizar –y no siempre- cuando aceptan algún embarazo o cuando nace el primer hijo. Ni que decir también, que se tiende al descenso de la natalidad. Con excepción de los segmentos más marginales y pobres.
Es lógico preguntarse que estimuló semejante splitting de la familia tradicional judeo cristiana y que efectos trajo. Seguramente las respuestas serán diversas y no simples. Tal vez no haya sido un punto menor, que el optimismo histórico (casi maníaco, parecido al que estimula hoy la globalización) generado entonces por el desarrollo de la ciencia, la industria, el capitalismo y las revoluciones socialistas, comenzaba a declinar y a engendrar cierto escepticismo que impactaba en los diversos sistemas sociales y con respecto a sus liderazgos. O sea, en Ideales del Yo de masas enormes. El capitalismo en su nacimiento y en buena parte de su desarrollo utilizó el paraguas de la fe religiosa de las clases dominantes y de las masas. Esa fe, en el fascismo y en el comunismo se desplazó a sus líderes en vida (Nikita Jruschov la llamaba “culto a la personalidad”[ii]). El debilitamiento de dichos ideales, probablemente influyó en el aflojamiento de la creencia en las instituciones que ellos sostenían, entre otras, la Función del padre y el matrimonio paternocéntrico.
El fenómeno enunciado supra, abarca cifras importantes, muy notables en los relatos que escuchamos en las consultas, aunque no pueda aportar estadísticas. La queja de mujeres (especialmente) mayores de 35 de que ya no hay hombres, y la extensión en éstos de impotencias transitorias, en menor proporción –permanentes, y de eyaculación precoz. A la inversa, ellas, aparecen como grandes gozadoras, “multiorgásmicas”. Se proponen como frenteras[iii], según el decir de los hombres. Se hace difícil distinguir (según ellas mismas relatan) cuándo realmente llegan al orgasmo, de cuando lo fingen. Y por lo menos en apariencia, no es nada reticente de sus cuerpos. ¿Se proponen como objeto? Sólo a la mirada; en la acción se reivindican como sujetos. En lalengua porteña[iv] de estos tiempos, han aparecido en muchas mujeres, giros discursivos que así lo enuncian. Por ejemplo: “me cogí a un mino” o “me levanté un mino”[v]. También resulta no poco común, en las fiestas de la muchachada joven, que ellas sean la(o)s que saquen a bailar a ello(a)s. Se extiende, particularmente en hombres mayores, la llamada bisexualidad. Se ha hecho hábito, la moda unisex. Se torna muy común en las mujeres a las que me estoy refiriendo, lo que en otros tiempos hubiera sido llamado promiscuidad sexual. Acostadas [vi]con partenaires diferentes en un mismo período. Son argumentadas con razones diversas, pero que de una manera u otra, aluden a insatisfacción por impotencias de diferente índole, en los supuestos machos y a competencia y rivalidad con ellos. Aumenta la frecuencia de mujeres que habiendo llevado hasta la adultez avanzada, una decidida heterosexualidad, pasan a establecer parejas homosexuales, manteniendo o no las heterosexuales. Este mismo fenómeno no es absolutamente raro entre hombres grandes.
La crisis del discurso capitalista y de los machos que lo soportan
En el matema del discurso del capitalista, varían algunos de los vectores. El de la izquierda invierte su sentido y desaparece el que va del agente al otro. Dicha variante no viola el principio de que ninguno de los vértices resultará privilegiado. Sí, ocurren dos situaciones que exigen valorar si se presentan en la realidad que sostiene el mundo.
La inversión de letras ($ queda arriba y S1 abajo) creo que no es lo único que indica la inversión del vector. Al dejar en lugar del agente al sujeto deseante, por sobre la verdad del significante amo insensato, puro, (sin sentido) hace que el deseo de ese sujeto resulte también puro, sin límite. Ese tipo de deseo condiciona para empujar al sacrificio al Dios oscuro, según nos aclaraba Lacan en el final de Los cuatro conceptos.... Deseo puro e insensato, de dinero. ¡Más y más, puro dinero!.
Lacan, además de escribir este discurso como indicamos arriba, dijo de él lo siguiente: "...[vii] la crisis, no del discurso del amo, la del discurso capitalista que es el que lo sustituye, está abierta.
No les digo en absoluto que el discurso capitalista sea débil, tonto, al contrario es algo locamente astuto, ¿verdad?
Muy astuto pero destinado a reventar, en fin es el discurso más astuto que se haya jamás tenido. Pero destinado a reventar. Porque es insostenible... mediante un juego que podría explicarles... porque el discurso capitalista está allí, vean (indica las fórmulas en el pizarrón) una pequeña inversión simplemente entre el S1 y el $ que es el sujeto... es suficiente para que eso marche sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente eso marcha así velozmente a su consumación, eso se consume, hasta su consunción".
Prólogo de los momentos actuales, aquéllos se distinguían de los previos, por un capitalismo que inducía fuertemente a consumir. Lo rotulaban: Sociedad de consumo. Ahora resulta más evidente, con los desplomes de Bolsas y Economías emergentes, que fundamentalmente se autoconsume. Es la paradoja en que queda sumido el capitalismo actual, se centra en producir clientes para lo cual disputa ferozmente en el terreno de bajar costos, depreciando los salarios. Lo que afecta a los trabajadores, o sea a los clientes potenciales. Creyeron resolverlo con la sociedad dual, en las que unos trabajan 12, 14 horas y otros están desempleados. El efecto ha sido que se armen grandes masas migratorias de las periferias a los centros. Lacan, que raramente pretendía “anticipar”, era psicoanalista y su fuerte estaba en la retrosignificación, esta vez lo hizo y acertó. La modalidad hegemónica en la actualidad capitalista va a reventar. La inversión en el vector izquierdo y la desaparición del horizontal superior, muestra la astucia y la locura que lo torna insoportable. Lo que más tiene de locura, es su tendencia a extender el “único síntoma social, el individuo”[viii] al promover la destrucción de los vínculos sociales (o sea –de discurso). Lo preocupante, es que no se advierte aún, que pueda sustituirlo. Se proponen para esa misión, fundamentalismos diversos.
En este contexto se despliegan los observables que indiqué en los comienzos del artículo. Caída del matrimonio tradicional, de la función del nombre del padre y de la virilidad masculina (aunque suene redundante), aparición de un nuevo tipo entre las histéricas.
Un nuevo tipo de histéricas ofensivas -síntoma de impotencias capitalisculinas [ix]
Freud descubre que "los muchachos (púberes) se dicen [x]:.../con cínica corrección/... a pesar de todo no es tan grande la diferencia entre la madre y la prostituta, pues ambas en el fondo hacen lo mismo". Anotemos que dicho descubrimiento tiene un antecedente, el del cálculo por los infantes (principalmente femeninos) de la primera ecuación: heces = regalo = dinero = pene = niño.
Para cierto imaginario femenino, dichos púberes tienen razón. Pero no solamente en relación a madres y prostitutas, sino de una manera más generalizada a muchas esposas, novias y amantes. Lo que se debe no sólo a que desarrollan la misma actividad sexual, sino también a la función que juega el dinero en la relación entre dichas mujeres y ciertos hombres. Mi tesis consiste en que ello se articula así, por el lugar que ha ido tomando en la Cultura (tanto para ellas, como para ellos) el dinero como significante.
No olvidemos la relación que Freud establece entre el dinero y los complejos sexuales reprimidos, tanto en el artículo aludido [xi], como en Sobre la iniciación del tratamiento. En la afirmación de Lacan de que es: "...el significante más aniquilador que hay de toda significación, a saber, el dinero..."[xii] podemos observar que al usar para significante, el artículo definido -el-, nos indica al dinero como el único significante con ese grado de capacidad aniquiladora de significaciones. Al representar a todas las mercancías y funcionar como equivalente universal, las "mata" en su particularidad. Si desde que existe fue así, los cambios descriptos, lo han llevado hasta la exasperación de aparecer casi como la única mercancía valorable.
En la práctica clínica, lo que establezco como tesis, se me ha presentado de las siguientes maneras.
1) La más común. Las discusiones recurrentes en los matrimonios sobre la escasez de dinero. Suelen tomar la forma de acusaciones al marido porque trae poca plata a la casa, y a la esposa, porque gasta mucho. A veces con una variante, que instala la cuestión en el orden del ser: -sos muy gastadora.
2) Requerimientos de las amantes a sus hombres de ayuda económica. A veces abiertos, otras encubiertos. En ocasiones, no la requieren. Suele ocurrir entonces, que dichos hombres toman la iniciativa y hacen regalos económicamente importantes, o directamente dinero, lo que las llena de alegría y satisfacción.
3) Entre las prostitutas las variantes son diversas. Como dice Elena Reynaga presidenta de AMMAR[xiii] están las "de calle". Sienten que lo hacen por necesidad. Es la única manera que encuentran de hacerse de una suma de dinero considerable que les permita mantenerse y criar a sus hijos. Le cobran dinero a hombres más o menos anónimos, a cambio de hacerlos gozar eróticamente. A veces, simplemente por escucharles sus cuitas y mimarlos un poco. Las más caras, que la jerga popular suele llamar "gatos", más jóvenes y cuidadas corporalmente, prestan sus "servicios" a cambio de sumas considerablemente más altas. Sus pretensiones son mayores, pagarse el pisito, el auto, la telefonía móvil, y algunas, su carrera universitaria. Están también las que funcionan como señoras de su casa. Casadas, ejercen su actividad, a veces a espaldas del marido, otras con su anuencia. "No les alcanza con el dinero que él trae a la casa". A veces esto es más o menos cierto, otras, solamente fantaseado. Supe de una de ellas que tenía en su placard 60 pares de zapatos, además de innumerable vestuario.
Podría seguir desgranando ejemplos, pero no lo creo necesario. Las variantes son diversas y dan para un trabajo múltiple. Por ejemplo, caminos ya transitados por otros psicoanalistas (entre ellos Freud y Lacan), que captaron el efecto que les produce de sentirse reconocidas como falo imaginario, a través del valor de desprendimiento fálico que le otorgan al regalo.
Pero se hace evidente que en muchas mujeres, el deseo de recibir dinero de los hombres, esposos, novios, amantes, "clientes", resulta de atribuirle a la moneda esa representatividad. Pero además, del deseo de hacerse reconocer en su femineidad, que confunden con la castración imaginaria. Lo que asimismo indica su creencia de que el varón no estaría castrado. Recibir dinero de ellos, es vivido también, como ser valorizada por su femeneidad, por su ser de mujer, su ser carente.
Cierto feminismo trata de eludir estos dilemas renegando de las diferencias sexuales, lo que inevitablemente lo lleva a la disputa con los varones por una igualdad, que masculiniza a las mujeres que entran en ella. Una paciente de fuerte contextura física, se ufanaba de cargar bolsas mejor que sus peones. No considero al feminismo causa ni razón de estos observables. Es sólo una variante más de los mismos.
Finalmente entonces, al discurso del capitalista que levanta su altar al dinero, hay mujeres que le responden ofertándose como objetos a la supuesta función fálica del otro, buscando que dicho falo S1, reconozca su castración dándole eso que el otro tanto valora: dinero. Discurso oferta de la Histérica, del capitalista post industrial
= a S1 $ S2 Oferta que transporta una demanda, que como siempre no es lo que se cree. Como consecuencia, se encuentran con que ese otro produce un saber inservible y arrastra un órgano con dificultades para funcionar. Se ofertan como objeto a la mirada de él. Para, una vez atrapada esa mirada, pasar a ocupar, como reacción especular, la función sujeto en el lugar agente. Con lo que “él”, pasa a estar en objeto. Se apropia ella en su verdad, de un saber (S2) que la sostiene, y el objeto produce un S1 sin sentido, encarnado en su pene dificultado. Ese tipo de hombre, para el que la libido se ha concentrado en el dinero, en la expansión del capital, y desplazado de esa “miserable cosita” que pende entre sus piernas, se desconcierta completamente al encontrarse en posición de objeto, lo que agrava su inhibición sexual. Discurso de la Histérica a la ofensiva, sobre el capitalista post industrial = $ a
S2 S1
2) Los hombres grandes cada vez se quejan menos de reticencia sexual de las mujeres, se quejan en cambio de sus propias insuficiencias. No ocurre lo mismo con los jóvenes y las jóvenes.
3) No hacer de esto un universal, ni siquiera generalizarlo. Apunto un observable nuevo y nada más. Lo que no implica no buscarle razones y que las mismas no nos puedan deparar sorpresas de cierta importancia.
4) Me refiero particularmente a la caída del matrimonio “bendecido hasta que la muerte los separe” y la devaluación de la función del Nombre del Padre, acelerados con la asunción al cenit, en las décadas de los 80 y los 90, del discurso del capitalista[i].
$ S2
S1 a
La caída del matrimonio monogámico patriarcal, comienza con el ingreso masivo de las mujeres a la producción industrial, requerida para apurar el nacimiento del capitalismo. Ingreso que en El Capital escandalizaba a Carlos Marx, pues traía obligadamente, el descuido de la prole de los proletarios. Otros efectos, más que la caída de la “sacrosanta” institución matrimonial, fueron el alcoholismo y la posmodernamente rotulada violencia familiar. Son las décadas del 40 y del 50 (o sea de la inmediata pos segunda guerra mundial) las que, especialmente en los Estados Unidos y en otros países del centro capitalista, protagonizaron el nacimiento de un fenómeno que en estos finales de siglo se ha tornado masivo. Por ejemplo en Argentina, los raros del aula, en la escuela primaria y secundaria, cada vez más, son los niños cuyos padres no estén separados. Muchas familias están constituidas por la ocasional pareja y –“tus hijos, los míos y el, o los nuestros”-. Los jóvenes postergan cada vez más su casamiento, prefiriendo la vida en pareja sin certificación jurídica, que recién suelen formalizar –y no siempre- cuando aceptan algún embarazo o cuando nace el primer hijo. Ni que decir también, que se tiende al descenso de la natalidad. Con excepción de los segmentos más marginales y pobres.
Es lógico preguntarse que estimuló semejante splitting de la familia tradicional judeo cristiana y que efectos trajo. Seguramente las respuestas serán diversas y no simples. Tal vez no haya sido un punto menor, que el optimismo histórico (casi maníaco, parecido al que estimula hoy la globalización) generado entonces por el desarrollo de la ciencia, la industria, el capitalismo y las revoluciones socialistas, comenzaba a declinar y a engendrar cierto escepticismo que impactaba en los diversos sistemas sociales y con respecto a sus liderazgos. O sea, en Ideales del Yo de masas enormes. El capitalismo en su nacimiento y en buena parte de su desarrollo utilizó el paraguas de la fe religiosa de las clases dominantes y de las masas. Esa fe, en el fascismo y en el comunismo se desplazó a sus líderes en vida (Nikita Jruschov la llamaba “culto a la personalidad”[ii]). El debilitamiento de dichos ideales, probablemente influyó en el aflojamiento de la creencia en las instituciones que ellos sostenían, entre otras, la Función del padre y el matrimonio paternocéntrico.
El fenómeno enunciado supra, abarca cifras importantes, muy notables en los relatos que escuchamos en las consultas, aunque no pueda aportar estadísticas. La queja de mujeres (especialmente) mayores de 35 de que ya no hay hombres, y la extensión en éstos de impotencias transitorias, en menor proporción –permanentes, y de eyaculación precoz. A la inversa, ellas, aparecen como grandes gozadoras, “multiorgásmicas”. Se proponen como frenteras[iii], según el decir de los hombres. Se hace difícil distinguir (según ellas mismas relatan) cuándo realmente llegan al orgasmo, de cuando lo fingen. Y por lo menos en apariencia, no es nada reticente de sus cuerpos. ¿Se proponen como objeto? Sólo a la mirada; en la acción se reivindican como sujetos. En lalengua porteña[iv] de estos tiempos, han aparecido en muchas mujeres, giros discursivos que así lo enuncian. Por ejemplo: “me cogí a un mino” o “me levanté un mino”[v]. También resulta no poco común, en las fiestas de la muchachada joven, que ellas sean la(o)s que saquen a bailar a ello(a)s. Se extiende, particularmente en hombres mayores, la llamada bisexualidad. Se ha hecho hábito, la moda unisex. Se torna muy común en las mujeres a las que me estoy refiriendo, lo que en otros tiempos hubiera sido llamado promiscuidad sexual. Acostadas [vi]con partenaires diferentes en un mismo período. Son argumentadas con razones diversas, pero que de una manera u otra, aluden a insatisfacción por impotencias de diferente índole, en los supuestos machos y a competencia y rivalidad con ellos. Aumenta la frecuencia de mujeres que habiendo llevado hasta la adultez avanzada, una decidida heterosexualidad, pasan a establecer parejas homosexuales, manteniendo o no las heterosexuales. Este mismo fenómeno no es absolutamente raro entre hombres grandes.
La crisis del discurso capitalista y de los machos que lo soportan
En el matema del discurso del capitalista, varían algunos de los vectores. El de la izquierda invierte su sentido y desaparece el que va del agente al otro. Dicha variante no viola el principio de que ninguno de los vértices resultará privilegiado. Sí, ocurren dos situaciones que exigen valorar si se presentan en la realidad que sostiene el mundo.
La inversión de letras ($ queda arriba y S1 abajo) creo que no es lo único que indica la inversión del vector. Al dejar en lugar del agente al sujeto deseante, por sobre la verdad del significante amo insensato, puro, (sin sentido) hace que el deseo de ese sujeto resulte también puro, sin límite. Ese tipo de deseo condiciona para empujar al sacrificio al Dios oscuro, según nos aclaraba Lacan en el final de Los cuatro conceptos.... Deseo puro e insensato, de dinero. ¡Más y más, puro dinero!.
Lacan, además de escribir este discurso como indicamos arriba, dijo de él lo siguiente: "...[vii] la crisis, no del discurso del amo, la del discurso capitalista que es el que lo sustituye, está abierta.
No les digo en absoluto que el discurso capitalista sea débil, tonto, al contrario es algo locamente astuto, ¿verdad?
Muy astuto pero destinado a reventar, en fin es el discurso más astuto que se haya jamás tenido. Pero destinado a reventar. Porque es insostenible... mediante un juego que podría explicarles... porque el discurso capitalista está allí, vean (indica las fórmulas en el pizarrón) una pequeña inversión simplemente entre el S1 y el $ que es el sujeto... es suficiente para que eso marche sobre ruedas, eso no podría correr mejor, pero justamente eso marcha así velozmente a su consumación, eso se consume, hasta su consunción".
Prólogo de los momentos actuales, aquéllos se distinguían de los previos, por un capitalismo que inducía fuertemente a consumir. Lo rotulaban: Sociedad de consumo. Ahora resulta más evidente, con los desplomes de Bolsas y Economías emergentes, que fundamentalmente se autoconsume. Es la paradoja en que queda sumido el capitalismo actual, se centra en producir clientes para lo cual disputa ferozmente en el terreno de bajar costos, depreciando los salarios. Lo que afecta a los trabajadores, o sea a los clientes potenciales. Creyeron resolverlo con la sociedad dual, en las que unos trabajan 12, 14 horas y otros están desempleados. El efecto ha sido que se armen grandes masas migratorias de las periferias a los centros. Lacan, que raramente pretendía “anticipar”, era psicoanalista y su fuerte estaba en la retrosignificación, esta vez lo hizo y acertó. La modalidad hegemónica en la actualidad capitalista va a reventar. La inversión en el vector izquierdo y la desaparición del horizontal superior, muestra la astucia y la locura que lo torna insoportable. Lo que más tiene de locura, es su tendencia a extender el “único síntoma social, el individuo”[viii] al promover la destrucción de los vínculos sociales (o sea –de discurso). Lo preocupante, es que no se advierte aún, que pueda sustituirlo. Se proponen para esa misión, fundamentalismos diversos.
En este contexto se despliegan los observables que indiqué en los comienzos del artículo. Caída del matrimonio tradicional, de la función del nombre del padre y de la virilidad masculina (aunque suene redundante), aparición de un nuevo tipo entre las histéricas.
Un nuevo tipo de histéricas ofensivas -síntoma de impotencias capitalisculinas [ix]
Freud descubre que "los muchachos (púberes) se dicen [x]:.../con cínica corrección/... a pesar de todo no es tan grande la diferencia entre la madre y la prostituta, pues ambas en el fondo hacen lo mismo". Anotemos que dicho descubrimiento tiene un antecedente, el del cálculo por los infantes (principalmente femeninos) de la primera ecuación: heces = regalo = dinero = pene = niño.
Para cierto imaginario femenino, dichos púberes tienen razón. Pero no solamente en relación a madres y prostitutas, sino de una manera más generalizada a muchas esposas, novias y amantes. Lo que se debe no sólo a que desarrollan la misma actividad sexual, sino también a la función que juega el dinero en la relación entre dichas mujeres y ciertos hombres. Mi tesis consiste en que ello se articula así, por el lugar que ha ido tomando en la Cultura (tanto para ellas, como para ellos) el dinero como significante.
No olvidemos la relación que Freud establece entre el dinero y los complejos sexuales reprimidos, tanto en el artículo aludido [xi], como en Sobre la iniciación del tratamiento. En la afirmación de Lacan de que es: "...el significante más aniquilador que hay de toda significación, a saber, el dinero..."[xii] podemos observar que al usar para significante, el artículo definido -el-, nos indica al dinero como el único significante con ese grado de capacidad aniquiladora de significaciones. Al representar a todas las mercancías y funcionar como equivalente universal, las "mata" en su particularidad. Si desde que existe fue así, los cambios descriptos, lo han llevado hasta la exasperación de aparecer casi como la única mercancía valorable.
En la práctica clínica, lo que establezco como tesis, se me ha presentado de las siguientes maneras.
1) La más común. Las discusiones recurrentes en los matrimonios sobre la escasez de dinero. Suelen tomar la forma de acusaciones al marido porque trae poca plata a la casa, y a la esposa, porque gasta mucho. A veces con una variante, que instala la cuestión en el orden del ser: -sos muy gastadora.
2) Requerimientos de las amantes a sus hombres de ayuda económica. A veces abiertos, otras encubiertos. En ocasiones, no la requieren. Suele ocurrir entonces, que dichos hombres toman la iniciativa y hacen regalos económicamente importantes, o directamente dinero, lo que las llena de alegría y satisfacción.
3) Entre las prostitutas las variantes son diversas. Como dice Elena Reynaga presidenta de AMMAR[xiii] están las "de calle". Sienten que lo hacen por necesidad. Es la única manera que encuentran de hacerse de una suma de dinero considerable que les permita mantenerse y criar a sus hijos. Le cobran dinero a hombres más o menos anónimos, a cambio de hacerlos gozar eróticamente. A veces, simplemente por escucharles sus cuitas y mimarlos un poco. Las más caras, que la jerga popular suele llamar "gatos", más jóvenes y cuidadas corporalmente, prestan sus "servicios" a cambio de sumas considerablemente más altas. Sus pretensiones son mayores, pagarse el pisito, el auto, la telefonía móvil, y algunas, su carrera universitaria. Están también las que funcionan como señoras de su casa. Casadas, ejercen su actividad, a veces a espaldas del marido, otras con su anuencia. "No les alcanza con el dinero que él trae a la casa". A veces esto es más o menos cierto, otras, solamente fantaseado. Supe de una de ellas que tenía en su placard 60 pares de zapatos, además de innumerable vestuario.
Podría seguir desgranando ejemplos, pero no lo creo necesario. Las variantes son diversas y dan para un trabajo múltiple. Por ejemplo, caminos ya transitados por otros psicoanalistas (entre ellos Freud y Lacan), que captaron el efecto que les produce de sentirse reconocidas como falo imaginario, a través del valor de desprendimiento fálico que le otorgan al regalo.
Pero se hace evidente que en muchas mujeres, el deseo de recibir dinero de los hombres, esposos, novios, amantes, "clientes", resulta de atribuirle a la moneda esa representatividad. Pero además, del deseo de hacerse reconocer en su femineidad, que confunden con la castración imaginaria. Lo que asimismo indica su creencia de que el varón no estaría castrado. Recibir dinero de ellos, es vivido también, como ser valorizada por su femeneidad, por su ser de mujer, su ser carente.
Cierto feminismo trata de eludir estos dilemas renegando de las diferencias sexuales, lo que inevitablemente lo lleva a la disputa con los varones por una igualdad, que masculiniza a las mujeres que entran en ella. Una paciente de fuerte contextura física, se ufanaba de cargar bolsas mejor que sus peones. No considero al feminismo causa ni razón de estos observables. Es sólo una variante más de los mismos.
Finalmente entonces, al discurso del capitalista que levanta su altar al dinero, hay mujeres que le responden ofertándose como objetos a la supuesta función fálica del otro, buscando que dicho falo S1, reconozca su castración dándole eso que el otro tanto valora: dinero. Discurso oferta de la Histérica, del capitalista post industrial
= a S1 $ S2 Oferta que transporta una demanda, que como siempre no es lo que se cree. Como consecuencia, se encuentran con que ese otro produce un saber inservible y arrastra un órgano con dificultades para funcionar. Se ofertan como objeto a la mirada de él. Para, una vez atrapada esa mirada, pasar a ocupar, como reacción especular, la función sujeto en el lugar agente. Con lo que “él”, pasa a estar en objeto. Se apropia ella en su verdad, de un saber (S2) que la sostiene, y el objeto produce un S1 sin sentido, encarnado en su pene dificultado. Ese tipo de hombre, para el que la libido se ha concentrado en el dinero, en la expansión del capital, y desplazado de esa “miserable cosita” que pende entre sus piernas, se desconcierta completamente al encontrarse en posición de objeto, lo que agrava su inhibición sexual. Discurso de la Histérica a la ofensiva, sobre el capitalista post industrial = $ a
S2 S1
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